Bible in 90 Days
20 Y Moisés les respondió:
—Pues si cumplen su palabra y se arman para combatir a las órdenes del Señor, 21 si todos ustedes cruzan armados el río Jordán bajo las órdenes del Señor, y se quedan allí hasta que el Señor expulse a todos sus enemigos 22 y haya conquistado el país, entonces podrán volver, pues quedarán libres de su obligación para con el Señor y para con Israel. Esta tierra será propiedad de ustedes con la aprobación del Señor. 23 Pero si no lo hacen así, sepan que cometen un pecado contra el Señor y que algún día les llegará el castigo por ese pecado. 24 Construyan, pues, ciudades para sus familias y corrales para sus ovejas, pero cumplan su palabra.
25 Los descendientes de Gad y de Rubén le contestaron:
—Estos servidores tuyos harán lo que les has mandado. 26 Nuestras mujeres y nuestros hijos pequeños, con el ganado y todos nuestros animales, se quedarán aquí, en las ciudades de Galaad, 27 y nosotros, tus servidores, nos armaremos e iremos a la guerra bajo las órdenes del Señor, tal como tú nos lo has mandado.
28 Entonces Moisés dio las siguientes instrucciones al sacerdote Eleazar, a Josué y a los jefes de familia de las diversas tribus de Israel:
29 —Si todos los hombres de las tribus de Gad y de Rubén cruzan con ustedes el Jordán armados para pelear bajo las órdenes del Señor hasta que ustedes conquisten el país, entonces ustedes les darán a ellos el país de Galaad como territorio propio. 30 Pero si no pasan armados, entonces les tocará un territorio entre ustedes en el país de Canaán.
31 Los descendientes de Gad y Rubén respondieron:
—Haremos lo que el Señor ha ordenado a estos servidores tuyos. 32 Pasaremos armados al país de Canaán obedeciendo al Señor, pero nos quedaremos con el territorio al oriente del Jordán como nuestra propiedad.
33 Y así, a las tribus de Gad y Rubén, y a la media tribu de Manasés, Moisés les dio los territorios de Sihón, rey amorreo, y de Og, rey de Basán, con las ciudades que les pertenecían y los campos que las rodeaban. 34 Los de la tribu de Gad reconstruyeron las ciudades de Dibón, Atarot, Aroer, 35 Atarot-sofán, Jazer, Jogbehá, 36 Bet-nimrá y Bet-arán, y las fortificaron e hicieron corrales para sus ovejas. 37 Los de la tribu de Rubén reconstruyeron las ciudades de Hesbón, Elalé, Quiriataim, 38 Nebo, Baal-meón y Sibmá, cambiando el nombre a algunas de ellas y poniendo su propio nombre a las que reconstruyeron.
39 Los descendientes de Maquir, hijo de Manasés, invadieron la región de Galaad y se apoderaron de ella, expulsando a los amorreos que había allí. 40 Entonces Moisés asignó a los descendientes de Maquir la región de Galaad, y ellos se establecieron allí. 41 Jaír, descendiente de Manasés, se apoderó de unos campamentos de los amorreos y les puso el nombre de Havot-jaír. 42 El grupo de Nóbah se apoderó de Quenat y de los pueblos que dependían de ella, y le puso su propio nombre, Nóbah.
Ruta de los israelitas
33 Éstas son las etapas del viaje que hicieron los israelitas cuando salieron de Egipto en formación militar, guiados por Moisés y Aarón. 2 Moisés iba anotando los nombres de los lugares de donde salían, etapa por etapa, según se lo ordenaba el Señor. Éstas son las etapas con sus puntos de partida.
3 Los israelitas salieron de Ramsés el día quince del primer mes del año, al día siguiente de la celebración de la Pascua. Salieron con gran poder y a la vista de todos los egipcios, 4 mientras los egipcios estaban enterrando a todos sus hijos mayores, pues el Señor los había hecho morir, con lo cual había dictado sentencia contra sus dioses.
5 Los israelitas salieron de Ramsés y acamparon en Sucot.
6 Salieron de Sucot y acamparon en Etam, en los límites del desierto.
7 Salieron de Etam, dieron la vuelta hacia Pi-hahirot, que está al oriente de Baal-sefón, y acamparon frente a Migdol.
8 Salieron de Pi-hahirot, cruzaron el mar y llegaron al desierto. Caminaron tres días por el desierto de Etam y acamparon en Mará.
9 Salieron de Mará y llegaron a Elim, donde había doce manantiales y setenta palmeras, y acamparon allí.
10 Salieron de Elim y acamparon junto al Mar Rojo.
11 Salieron del Mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin.
12 Salieron del desierto de Sin y acamparon en Dofcá.
13 Salieron de Dofcá y acamparon en Alús.
14 Salieron de Alús y acamparon en Refidim, donde la gente no tenía agua para beber.
15 Salieron de Refidim y acamparon en el desierto de Sinaí.
16 Salieron del desierto de Sinaí y acamparon en Quibrot-hataavá.
17 Salieron de Quibrot-hataavá y acamparon en Haserot.
18 Salieron de Haserot y acamparon en Ritmá.
19 Salieron de Ritmá y acamparon en Rimón-peres.
20 Salieron de Rimón-peres y acamparon en Libná.
21 Salieron de Libná y acamparon en Risá.
22 Salieron de Risá y acamparon en Quehelata.
23 Salieron de Quehelata y acamparon en el monte Séfer.
24 Salieron del monte Séfer y acamparon en Haradá.
25 Salieron de Haradá y acamparon en Maquelot.
26 Salieron de Maquelot y acamparon en Táhat.
27 Salieron de Táhat y acamparon en Térah.
28 Salieron de Térah y acamparon en Mitcá.
29 Salieron de Mitcá y acamparon en Hasmoná.
30 Salieron de Hasmoná y acamparon en Moserot.
31 Salieron de Moserot y acamparon en Bené-jaacán.
32 Salieron de Bené-jaacán y acamparon en Hor de Guidgad.
33 Salieron de Hor de Guidgad y acamparon en Jotbata.
34 Salieron de Jotbata y acamparon en Abroná.
35 Salieron de Abroná y acamparon en Esión-guéber.
36 Salieron de Esión-guéber y acamparon en el desierto de Sin, es decir, en Cadés.
37 Salieron de Cadés y acamparon en el monte Hor, en la frontera con Edom. 38 Por orden del Señor, el sacerdote Aarón subió al monte Hor, y allí murió el día primero del mes quinto del año cuarenta, contando a partir de la fecha en que los israelitas salieron de Egipto. 39 Cuando Aarón murió, en el monte Hor, tenía ciento veintitrés años.
40 El rey cananeo de Arad, que vivía en el Négueb de Canaán, se enteró de la llegada de los israelitas.
41 Salieron del monte Hor y acamparon en Salmoná.
42 Salieron de Salmoná y acamparon en Punón.
43 Salieron de Punón y acamparon en Obot.
44 Salieron de Obot y acamparon en Iié-abarim, en la frontera con Moab.
45 Salieron de Iié-abarim y acamparon en Dibón-gad.
46 Salieron de Dibón-gad y acamparon en Almón-diblataim.
47 Salieron de Almón-diblataim y acamparon en los montes de Abarim, al oriente del Nebo.
48 Salieron de los montes de Abarim y acamparon en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. 49 El campamento junto al Jordán se extendía desde Bet-jesimot hasta Abel-sitim, en las llanuras de Moab.
Normas para la ocupación y repartición de Canaán
50 En las llanuras de Moab, junto al río Jordán, frente a Jericó, el Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
51 «Di a los israelitas lo siguiente: Cuando ustedes crucen el Jordán y entren en el país de Canaán, 52 expulsen a todos los habitantes del país, destruyan todas sus estatuas de piedra y de metal fundido, y echen abajo todos los lugares de culto que tienen en las colinas. 53 Conquisten el país y establézcanse en él, porque yo se lo entrego a ustedes para que lo ocupen. 54 Pero deberán repartirlo por suertes entre los clanes de todas las tribus; a los clanes numerosos se les dará un territorio grande, y a los pequeños, un territorio pequeño; cada clan recibirá lo que la suerte le señale. 55 Y si ustedes no expulsan a los habitantes del país, los que se queden allí les molestarán como una astilla en el ojo o como espinas en el cuerpo, cuando ustedes se instalen en el país; 56 entonces yo haré con ustedes lo que pensaba hacer con ellos.»
Límites del país
34 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
2 «Da las siguientes instrucciones a los israelitas: Pronto van a entrar ustedes en el país de Canaán. Éste es el país que será propiedad de ustedes, y éstos serán sus límites:
3 »La frontera sur limitará con el desierto de Sin y el territorio de Edom. Partiendo del este, la frontera comenzará en el extremo sur del Mar Muerto, 4 seguirá hacia el sur hasta la cuesta de Acrabim, pasará por Sin y llegará hasta Cadés-barnea. Luego seguirá por Hasar-adar hasta Asmón, 5 y de Asmón seguirá hasta el arroyo que limita con Egipto, y terminará en el mar Mediterráneo.
6 »La frontera oeste limitará con la costa del mar Mediterráneo.
7 »Para la frontera norte, tracen una línea desde el mar Mediterráneo hasta el monte Hor, 8 y desde el monte Hor hasta la entrada de Hamat, y luego hasta Sedad. 9 Desde Sedad, esta frontera norte seguirá hasta Zifrón y terminará en Hasar-enán.
10 »Para la frontera oriental, tracen una línea desde Hasar-enán hasta Sefam, 11 y de Sefam a Riblá, al oriente de Ain; de allí la frontera bajará por el lado oriental del lago Quinéret, 12 y seguirá por el río Jordán hasta terminar en el Mar Muerto.
»Estas fronteras serán los límites del país de ustedes.»
Repartición de la tierra
13 Moisés dio las siguientes instrucciones a los israelitas:
«Éste es el país que ustedes se van a repartir por suertes; es el país que el Señor ha ordenado que se dé a las nueve tribus y media que quedan, 14-15 puesto que dos tribus y media, es decir, las tribus de Rubén y de Gad y la media tribu de Manasés, ya recibieron por familias el territorio que les pertenecía, al oriente del Jordán, frente a Jericó.»
16 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
17 «Los que van a repartir la tierra entre ustedes son el sacerdote Eleazar y Josué, hijo de Nun. 18 Pero llamen además a un jefe por cada tribu, para repartir la tierra. 19 Los hombres a quienes deben llamar son los siguientes:
»Por la tribu de Judá: Caleb, hijo de Jefuné.
20 »Por la de Simeón: Samuel, hijo de Amihud.
21 »Por la de Benjamín: Elidad, hijo de Quislón.
22 »Por la de Dan: el jefe Buquí, hijo de Joglí.
23 »Por las tribus de los hijos de José: el jefe Haniel, hijo de Efod, por la de Manasés; 24 y el jefe Quemuel, hijo de Siftán, por la de Efraín.
25 »Por la tribu de Zabulón: el jefe Elisafán, hijo de Parnac.
26 »Por la de Isacar: el jefe Paltiel, hijo de Azán.
27 »Por la de Aser: el jefe Ahihud, hijo de Selomí.
28 »Por la de Neftalí: el jefe Pedahel, hijo de Amihud.»
29 A éstos encargó el Señor repartir el país de Canaán entre los israelitas.
Herencia de los levitas
35 El Señor se dirigió a Moisés en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, y le dijo:
2 «Ordena a los israelitas que, del territorio que les corresponde, den a los levitas ciudades para que vivan, y que les den también los campos de pastoreo que rodean las ciudades. 3 Los levitas vivirán en esas ciudades, y en los campos tendrán su ganado y demás animales. 4 Los campos de pastoreo que deben darles se extenderán alrededor de la ciudad, cuatrocientos cincuenta metros hacia afuera de la muralla. 5 Todo el terreno formará un cuadrado de novecientos metros por lado, es decir, que medirá lo mismo por el este y por el oeste, por el norte y por el sur. La ciudad quedará en medio, con los campos de pastoreo alrededor.
6 »De las ciudades que les den a los levitas, seis serán ciudades de refugio, donde pueda buscar protección la persona que haya matado a alguien. Aparte de estas seis ciudades, les darán ustedes otras cuarenta y dos; 7 en total, deben dar a los levitas cuarenta y ocho ciudades con sus campos de pastoreo. 8 Cuando del territorio propio de los israelitas den las ciudades para los levitas, cada tribu deberá dar en proporción a lo que le haya tocado: de los territorios más grandes se tomarán más ciudades, y de los más pequeños, menos ciudades.»
Ciudades de refugio(A)
9 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
10 «Di a los israelitas lo siguiente: Cuando ustedes crucen el río Jordán para entrar en Canaán, 11 deberán escoger algunas ciudades como ciudades de refugio, donde pueda buscar refugio la persona que sin intención haya matado a otra. 12 Allí quedará a salvo del pariente del muerto que quiera vengarlo, y no morirá hasta que se haya presentado ante el pueblo para ser juzgado. 13 De las ciudades dadas, seis serán para refugio: 14 tres al oriente del Jordán y tres en Canaán. 15 Estas seis ciudades serán ciudades de refugio, tanto para los israelitas como para los extranjeros que vivan o estén de paso entre ustedes. Allí podrá refugiarse todo el que sin intención haya matado a otra persona.
16 »Si alguien hiere a otro con un objeto de hierro, y el herido muere, se trata de un asesinato, y el asesino será condenado a muerte.
17 »Si alguien golpea a otro con una piedra que pueda causar la muerte, y el golpeado muere, se trata de un asesinato, y el asesino será condenado a muerte.
18 »Si alguien golpea a otro con un palo que pueda causar la muerte, y el golpeado muere, se trata de un asesinato, y el asesino será condenado a muerte. 19 El pariente más cercano del muerto se encargará de dar muerte al asesino cuando lo encuentre.
20 »Si alguien empuja a otro por odio, o si le lanza alguna cosa con malas intenciones, 21 o si por enemistad lo golpea con las manos, y el otro muere, el culpable será condenado a muerte porque es un asesino. El pariente más cercano del muerto se encargará de dar muerte al asesino cuando lo encuentre.
22 »Pero si alguien empuja a otro accidentalmente, no por enemistad, o si le lanza alguna cosa sin mala intención, 23 o sin fijarse lanza una piedra que pueda causar la muerte, y la piedra le cae encima y lo mata no siendo ellos enemigos ni queriendo él hacerle daño, 24 entonces el pueblo actuará como juez entre el que causó la muerte y el pariente que quiera vengar a la víctima, según estas reglas. 25 El pueblo deberá proteger de la venganza del pariente al que causó la muerte, y deberá hacer que vuelva a la ciudad de refugio donde había buscado refugio. El que mató deberá quedarse allí hasta que muera el sumo sacerdote debidamente consagrado. 26 Pero si sale del territorio de la ciudad de refugio, 27 el pariente de la víctima no cometerá ningún crimen si lo encuentra fuera y lo mata. 28 El que mató deberá quedarse en la ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote. Después podrá volver a su tierra.
29 »Estas disposiciones serán para ustedes una ley que pasará de padres a hijos, dondequiera que ustedes vivan.
Leyes sobre testimonios y rescates
30 »Sólo por el testimonio de varios testigos podrá ser condenado a muerte un asesino. Un solo testigo no basta para condenar a muerte a nadie.
31 »No se podrá aceptar dinero como rescate por la vida de un asesino condenado a muerte; ese hombre deberá morir.
32 »No se podrá aceptar dinero por permitir que un asesino que ha buscado refugio en una de las ciudades señaladas pueda regresar a su tierra antes de la muerte del sumo sacerdote.
33 »No profanen con asesinatos el país en que van a vivir, pues el asesinato profana el país, y no hay más rescate por un asesinato que la muerte del que lo cometió.
34 »No profanen la tierra en que van a vivir y en la que yo también viviré, pues yo, el Señor, vivo entre los israelitas.»
Herencia de las mujeres
36 Los jefes de familia de los clanes de Galaad, descendiente directo de Maquir, Manasés y José, fueron a ver a Moisés y a los jefes de familia israelitas, y les dijeron:
2 —El Señor ordenó que tú, Moisés, repartieras por suertes entre los israelitas el territorio que le ha de tocar a cada uno, y también te ordenó que la parte que correspondía a Selofhad, que era de nuestra familia, se la dieras a sus hijas. 3 Pero si ellas se casan con hombres de otra tribu israelita, la tierra que les tocó a ellas dejará de pertenecer a nuestra tribu y pasará a ser de la tribu de aquellos con quienes ellas se casen. Así se nos irá quitando parte de lo que nos tocó en suerte. 4 Luego, cuando llegue el año de liberación en Israel, la tierra de ellas pasará a ser definitivamente de aquella otra tribu y dejará de pertenecer a la nuestra.
5 Entonces Moisés, según las instrucciones que le dio el Señor, ordenó lo siguiente a los israelitas:
—Los hombres de la tribu de José tienen razón. 6 El Señor permitirá que las hijas de Selofhad se casen con quien quieran, con tal de que sea alguien de un clan de la tribu a la que ellas pertenecen por parte de padre. 7 La tierra que a cada uno en Israel le ha tocado no debe pasar de una tribu a otra; todo israelita debe conservar su herencia en su propia tribu. 8 Si una mujer de cualquier tribu hereda tierras, deberá casarse con un hombre de un clan de su misma tribu. Así cada israelita conservará la herencia recibida de sus padres. 9 Ninguna herencia debe pasar de una tribu a otra. Cada tribu de Israel debe conservar el territorio que le tocó.
10-11 Entonces Mahlá, Tirsá, Hoglá, Milcá y Noá, hijas de Selofhad, hicieron lo que el Señor le había ordenado a Moisés, y se casaron con hijos de sus tíos paternos, 12 que eran descendientes de Manasés, hijo de José. Así su herencia quedó dentro de la tribu a la que pertenecía su padre.
13 Éstas fueron las órdenes y normas que el Señor dio a los israelitas por medio de Moisés en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.
Introducción
1 Éstas son las palabras que Moisés dirigió a todo Israel cuando estaban en el desierto, al este del río Jordán, es decir, en el Arabá, frente a Suf y entre las regiones de Parán, Tófel, Labán, Haserot y Dizahab. 2 Desde el monte Horeb hasta Cadés-barnea hay once días de camino, siguiendo la ruta del monte de Seír. 3-4 El día primero del mes undécimo, en el año cuarenta, después de haber derrotado Moisés a Sihón, rey de los amorreos, que vivía en Hesbón, y a Og, rey de Basán, que vivía en Astarot, en la región de Edrei, Moisés comunicó a los israelitas todas las cosas que el Señor le había ordenado que ellos cumplieran. 5 Cuando estaban al este del río Jordán, en el país de Moab, Moisés comenzó a dar las siguientes instrucciones:
6 «El Señor nuestro Dios nos dijo esto en Horeb: “Ustedes han estado ya mucho tiempo en este monte. 7 Recojan sus cosas y vayan a las montañas de los amorreos y a todas sus regiones vecinas: el Arabá, la región montañosa, la llanura, el Négueb, la costa, el país de los cananeos y el Líbano, hasta el gran río Éufrates. 8 Yo les he entregado el país; vayan y tomen posesión de la tierra que yo, el Señor, juré dar a los antepasados de ustedes, es decir, a Abraham, Isaac y Jacob, y a sus descendientes.”
Nombramiento de jueces(B)
9 »En aquella misma ocasión yo les dije a ustedes: “Yo solo no puedo hacerme cargo de todos ustedes. 10 Tantos hijos les ha dado el Señor su Dios, que ahora son ustedes un pueblo tan numeroso como las estrellas del cielo. 11 ¡Que el Señor y Dios de sus antepasados los haga mil veces más numerosos de lo que ahora son, y los bendiga conforme a la promesa que les hizo! 12 Yo solo, sin embargo, no puedo llevar la pesada carga de atender todos sus problemas y pleitos. 13 Por lo tanto, escojan de cada tribu hombres sabios, inteligentes y experimentados, para que yo los ponga como jefes de ustedes.”
14 »Y ustedes me respondieron: “Nos parece muy bien lo que propones.”
15 »Entonces tomé de cada tribu de ustedes los hombres más sabios y experimentados, y les di autoridad sobre ustedes; a unos los puse a cargo de mil hombres, a otros a cargo de cien, a otros de cincuenta, a otros de diez, y a otros los puse a cargo de cada tribu. 16 Al mismo tiempo les di a sus jueces las siguientes instrucciones: “Atiendan a todos y háganles justicia, tanto a sus compatriotas como a los extranjeros; 17 y al dictar sentencia, no hagan ninguna distinción de personas: atiendan tanto a los humildes como a los poderosos, sin tenerle miedo a nadie, porque el juicio es de Dios. Y si se les presenta algún caso difícil, pásenmelo para que yo lo atienda.”
18 »En aquella ocasión les di amplias instrucciones acerca de todo lo que debían hacer.
Misión de los doce espías(C)
19 »Cuando salimos de Horeb, nos dirigimos a los montes de los amorreos, obedeciendo así las órdenes del Señor nuestro Dios. Recorrimos todo aquel grande y terrible desierto que ustedes vieron, hasta que llegamos a Cadés-barnea. 20 Allí les dije: “Ya hemos llegado a los montes de los amorreos, que el Señor nuestro Dios nos da. 21 El Señor, el Dios de ustedes, les entrega esta tierra. Adelante, pues, y ocúpenla tal como lo ha dicho el Señor, el Dios de sus antepasados. No tengan miedo ni se desanimen.” 22 Pero ustedes vinieron a decirme: “Será mejor que algunos de nosotros se adelanten y exploren este país, y que luego regresen a decirnos qué camino debemos seguir y en qué ciudades podemos entrar.”
23 »Lo que ustedes propusieron me pareció bien, y entonces escogí a doce de ustedes, uno de cada tribu, 24 los cuales se encaminaron hacia la región montañosa y llegaron al valle de Escol y recorrieron toda la región. 25 Después tomaron frutos de aquella tierra y nos los trajeron, con este informe: “La tierra que el Señor nuestro Dios nos da es magnífica.” 26 Pero ustedes no quisieron ir, sino que desobedecieron la orden que el Señor nuestro Dios les había dado, 27 y en sus casas se pusieron a murmurar y a decir: “El Señor no nos quiere; nos sacó de Egipto tan sólo para ponernos en manos de los amorreos y acabar con nosotros. 28 Y ahora, ¿a dónde vamos a ir? Nuestros compatriotas dicen que allí hay gente más poderosa y alta que nosotros, y grandes ciudades rodeadas de altísimas murallas, y que hasta vieron descendientes del gigante Anac. Todo eso nos ha desanimado por completo.”
29 »Entonces yo les respondí: “No se alarmen. No les tengan miedo. 30 El Señor su Dios marcha al frente de ustedes y combatirá por ustedes, tal como vieron que lo hizo en Egipto 31 y en el desierto. El Señor su Dios los ha tomado en sus brazos durante todo el camino que han recorrido hasta llegar a este lugar, como un padre que toma en brazos a su hijo.” 32 Sin embargo, ustedes no confiaron en el Señor su Dios, 33 el cual iba delante de ustedes para escoger el lugar donde debían acampar. De noche les señalaba con fuego el camino que tenían que seguir, y de día se lo señalaba con una nube.
El Señor se enoja contra los israelitas(D)
34 »Cuando el Señor oyó las murmuraciones de ustedes, se enojó mucho e hizo este juramento: 35 “Ni una sola persona de esta mala generación verá la buena tierra que prometí dar a sus antepasados. 36 Haré una excepción con Caleb, hijo de Jefuné; él sí la verá, y a él y a sus descendientes les daré la tierra donde pongan el pie, por haber seguido con toda fidelidad al Señor.”
37 »Y por culpa de ustedes, el Señor se enojó conmigo y me dijo: “Tampoco tú entrarás en esa tierra. 38 En tu lugar entrará tu ayudante Josué, hijo de Nun. Anímalo, pues él será quien entregue el país a Israel. 39 Y aunque ustedes creyeron que el enemigo les arrebataría a sus mujeres y niños, serán esos niños, que todavía no tienen uso de razón, los que entrarán en el país; yo se lo daré a ellos en propiedad. 40 En cuanto a ustedes, ¡vuelvan al desierto!, ¡vayan de nuevo al Mar Rojo!”
Necedad y derrota de los israelitas(E)
41 »Entonces ustedes me contestaron: “Hemos pecado contra el Señor, pero ahora iremos y lucharemos tal como el Señor nuestro Dios nos lo ha ordenado.” Y tomaron ustedes sus armas, creyendo que era muy fácil subir al monte. 42 Pero el Señor me dijo que les advirtiera: “No vayan a pelear; no se expongan a que sus enemigos los derroten, pues yo no estoy con ustedes.”
43 »Yo les hice esa advertencia, pero ustedes no me hicieron caso, sino que se rebelaron contra la orden del Señor, y con aires de grandeza subieron a la región montañosa. 44 Entonces los amorreos, que vivían en aquellos montes, salieron al encuentro de ustedes y, como avispas, los persiguieron y los derrotaron en Seír y hasta Hormá. 45 Cuando ustedes regresaron, lloraron ante el Señor, pero él no escuchó sus lamentos. 46 Por eso tuvieron ustedes que quedarse a vivir tanto tiempo en la región de Cadés.
Los años en el desierto
2 »Después nos fuimos al desierto por el camino del Mar Rojo, tal como el Señor me lo había ordenado, y pasamos mucho tiempo caminando alrededor de las montañas de Seír. 2 Entonces el Señor me dijo: 3 “Ya llevan demasiado tiempo rodeando estas montañas; váyanse ahora hacia el norte. 4 Dale esta orden al pueblo: Ustedes van a pasar por el territorio de los descendientes de Esaú, que viven en Seír y son parientes de ustedes. Ellos tienen miedo de ustedes; sin embargo, tengan mucho cuidado 5 y no los ataquen, pues yo no les daré a ustedes ni una sola parte de ese país, porque las montañas de Seír son propiedad de los descendientes de Esaú. Yo se las di a ellos. 6 Ustedes les pedirán que les vendan los alimentos que necesiten, y pagarán por ellos y aun por el agua que beban.” 7 El Señor y Dios de ustedes los ha bendecido en todo lo que han hecho; durante estos cuarenta años ha estado con ustedes y los ha cuidado en su marcha por este inmenso desierto, sin que nada les haya faltado.
8 »Después nos alejamos camino del Arabá, de Elat y Esión-guéber, y pasamos por las tierras de nuestros parientes, los descendientes de Esaú que viven en Seír, y allí hicimos un rodeo para tomar el camino del desierto de Moab. 9 Entonces el Señor me dijo: “No molestes ni ataques a los moabitas, pues son descendientes de Lot, y no te daré ni la más pequeña parte de su país. Yo les he dado en propiedad la región de Ar.” 10 (Este país fue habitado en tiempos antiguos por los emitas, que eran gente grande y numerosa, y alta como los descendientes del gigante Anac. 11 En realidad, la gente creía que eran refaítas, aunque los moabitas los llamaban emitas. 12 Esta región de Seír fue habitada antes por los horeos, pero los descendientes de Esaú exterminaron a sus habitantes y ocuparon el país, quedándose a vivir allí tal como lo ha hecho Israel con el país que el Señor le ha dado.) 13 “Y ahora —dijo el Señor—, pónganse en marcha y crucen el arroyo Zéred.” Y entonces cruzamos el arroyo.
14 »Desde que salimos de Cadés-barnea hasta el día en que cruzamos el arroyo Zéred, pasaron treinta y ocho años. Para entonces ya había muerto toda la generación de hombres de guerra que había en el campamento, tal como el Señor se lo había jurado. 15 El poder del Señor cayó sobre ellos, hasta que todos murieron.
16 »Cuando ya no quedaba vivo ninguno de aquellos hombres de guerra, 17 el Señor me habló y me dijo: 18 “Hoy mismo pasarás la frontera de Moab y te dirigirás a Ar, 19 pero cuando te encuentres con los amonitas, que son también descendientes de Lot, no los molestes ni los ataques, pues no voy a darte ninguna parte de su territorio, ya que se lo he dado a ellos en propiedad.” 20 (También este país era tenido por tierra de refaítas, porque antiguamente habían vivido allí los refaítas, a quienes los amonitas llamaban zamzumitas; 21 se trataba de un pueblo grande y numeroso, y de gente alta como los descendientes del gigante Anac, pero el Señor los destruyó por medio de los amonitas, los cuales se quedaron a vivir para siempre en el país. 22 El caso era semejante al de los descendientes de Esaú, que habitaban en Seír y que exterminaron a los horeos para quedarse a vivir allí. 23 Lo mismo les pasó a los heveos, que vivían en aldeas cerca de Gaza y que fueron exterminados por los filisteos, los cuales vinieron de Creta y se quedaron a vivir allí.) 24 “¡Vamos —dijo el Señor—, pónganse en marcha y crucen el río Arnón! Yo haré caer en manos de ustedes al amorreo Sihón, que es rey de Hesbón, y a su país. ¡Entren en su territorio y declárenle la guerra! 25 A partir de hoy haré que ante ustedes todos los pueblos de la tierra se llenen de espanto. Cuando oigan hablar de ustedes, se pondrán a temblar y la angustia se adueñará de ellos.”
Israel derrota al rey Sihón(F)
26 »Desde el desierto de Cademot envié unos mensajeros a Sihón, rey de Hesbón, para proponerle de manera amistosa lo siguiente: 27 “Pienso pasar por tu territorio, siguiendo siempre el camino principal y sin tocar ningún otro punto de tu país. 28 Te pagaremos con dinero los alimentos que necesitemos y el agua que bebamos. Solamente te pido que nos dejes pasar, 29 como nos lo han permitido los descendientes de Esaú que viven en Seír y los moabitas que viven en Ar, hasta que crucemos el río Jordán y lleguemos al país que el Señor nuestro Dios nos va a dar.”
30 »Pero el rey Sihón no quiso dejarnos pasar por su tierra, porque el Señor, el Dios de ustedes, hizo que se negara rotundamente a ello, con el fin de ponerlo en manos de ustedes, como todavía lo está hoy.
31 »Entonces el Señor me dijo: “A partir de este momento te entrego a Sihón y a todo su país; entra ya en su territorio y apodérate de él.”
32 »Sihón nos salió al encuentro con todo su ejército, para presentarnos batalla en Jahas; 33 pero el Señor nuestro Dios lo hizo caer en nuestras manos y lo derrotamos a él, a sus hijos y a todo su ejército. 34 Todas sus ciudades cayeron en nuestro poder y las destinamos a la destrucción; matamos hombres, mujeres y niños; no dejamos a nadie con vida. 35 Lo único que tomamos para nosotros fue el ganado y las cosas de valor que hallamos en las ciudades conquistadas. 36 Desde la ciudad de Aroer, que está junto al río Arnón, y la ciudad que está en el valle, hasta Galaad, no hubo ciudad que resistiera nuestro ataque; el Señor nuestro Dios hizo que todas cayeran en nuestro poder. 37 Los únicos territorios que no atacamos fueron los siguientes: el de los amonitas, toda la región del río Jaboc, las ciudades de la montaña, y todos los demás lugares que el Señor nuestro Dios nos había ordenado no atacar.
Israel derrota a Og, rey de Basán(G)
3 »Después tomamos otro camino, y nos dirigimos a Basán. Pero Og, el rey de este país, salió con todo su ejército para pelear contra nosotros en Edrei.
2 »Entonces el Señor me dijo: “No le tengas miedo, pues a él, con su ejército y todo su país, lo he puesto en tus manos, para que hagas con él lo mismo que hiciste con Sihón, rey de los amorreos, que vivía en Hesbón.”
3 »Así fue como el Señor nuestro Dios hizo caer en nuestro poder al rey Og y a todo su ejército, y los matamos a todos, sin dejar a nadie con vida. 4 También conquistamos todas sus ciudades; no hubo ni una sola que no tomáramos. Fueron en total sesenta ciudades, es decir, todas las de la región de Argob, del reino de Og, en Basán. 5 Todas ellas estaban fortificadas con altos muros, puertas y barras, sin contar muchas otras ciudades que no tenían murallas. 6 Las destinamos a la destrucción, tal como lo habíamos hecho con Sihón, rey de Hesbón, y acabamos con hombres, mujeres y niños, 7 quedándonos sólo con los animales y las cosas de valor de nuestros enemigos.
8 »Así pues, en aquel tiempo cayeron en nuestro poder los territorios de los dos reyes amorreos que vivían al este del río Jordán, desde el río Arnón hasta el monte Hermón. 9 (A este monte los sidonios lo llaman Sirión, y los amorreos Senir.) 10 Todas las ciudades de la meseta, todo Galaad y Basán, hasta Salcá y Edrei, ciudades que pertenecían al reino de Og, en Basán, cayeron en nuestras manos. 11 (El rey Og era el único que quedaba de los refaítas; su cama era de hierro y medía cuatro metros de largo por casi dos de ancho, como puede verse todavía en la ciudad amonita de Rabá.)
Rubén, Gad y la media tribu de Manasés se establecen al oriente del Jordán(H)
12 »Del territorio que ocupamos, en aquella ocasión entregué a las tribus de Rubén y de Gad el territorio que va desde Aroer, a orillas del río Arnón, hasta la mitad de los montes de Galaad, con sus ciudades. 13 La parte restante de Galaad, toda la región de Basán que había pertenecido al reino de Og, y toda la región de Argob, conocida como la tierra de los refaítas, se las di a la media tribu de Manasés. 14 (Jaír, descendiente de Manasés, se apoderó de la región de Argob hasta el límite de los territorios de Guesur y Maacá, y puso su propio nombre a Basán, llamándole Havot-jaír, que es el nombre que todavía tiene.) 15 A Maquir le di la región de Galaad, 16 y a las tribus de Rubén y de Gad les di la región comprendida entre Galaad y el río Arnón, teniendo por límite el centro del valle, y hasta el río Jaboc, que es la frontera de los amonitas. 17 Hacia el oriente les di el Arabá, en la falda oriental del monte Pisgá, región que tiene como límite el río Jordán, y que va del lago Quinéret hasta el mar de Arabá, que es el Mar Muerto.
18 »En aquella ocasión les di a ustedes esta orden: “El Señor su Dios les entrega este país en propiedad. Que todos los que sepan pelear, tomen las armas y marchen al frente de sus compatriotas israelitas. 19 Sólo se quedarán, en las ciudades que les he dado, las mujeres, los niños y el mucho ganado que yo sé que ustedes tienen. 20 Y mientras yo, el Señor, no haya dado a los hermanos de ustedes la misma tranquilidad que a ustedes les he dado, ni ellos hayan tomado posesión del país que les voy a dar al otro lado del río Jordán, tampoco ustedes podrán volver al territorio que les he dado.”
21 »A Josué le di esta orden: “Con tus propios ojos has visto todo lo que el Señor tu Dios ha hecho con esos dos reyes; y lo mismo hará con todos los reinos por los que vas a pasar. 22 No les tengas miedo, porque el Señor tu Dios peleará en favor de ustedes.”
El Señor no permite a Moisés entrar en Canaán
23 »En esta misma ocasión le supliqué al Señor: 24 “Señor, tú has comenzado a mostrar a este siervo tuyo tu grandeza y tu poder. No hay otro Dios en el cielo ni en la tierra que pueda hacer las cosas tan maravillosas que tú haces. 25 Te ruego que me permitas pasar al otro lado del río Jordán, pues quiero ver aquella buena tierra, esa hermosa región montañosa y el Líbano.” 26 Pero el Señor se enojó conmigo por culpa de ustedes, y no me concedió lo que le pedí, sino que me dijo: “¡Basta! No me hables más de este asunto. 27 Sube a lo alto del monte Pisgá, y desde allí mira al norte y al sur, al este y al oeste, pero el Jordán no lo cruzarás. 28 Da instrucciones a Josué; anímalo y dale valor, porque él será quien vaya al frente del pueblo y le haga tomar posesión del país que ahora vas a ver.”
29 »Y nos quedamos en el valle, enfrente de Bet-peor.
Moisés aconseja obediencia a los israelitas
4 »Ahora pues, israelitas, escuchen las leyes y decretos que les he enseñado, y pónganlos en práctica, para que vivan y ocupen el país que el Señor y Dios de sus antepasados les va a dar. 2 No añadan ni quiten nada a lo que yo les ordeno; cumplan los mandamientos del Señor su Dios, que yo les ordeno. 3 Ustedes mismos han visto lo que el Señor hizo en Baal-peor, y cómo exterminó de entre ustedes a todos los que adoraron al dios de aquel lugar; 4 pero todos ustedes, los que se mantuvieron fieles al Señor su Dios, todavía están vivos. 5 Yo les he enseñado las leyes y los decretos que el Señor mi Dios me ordenó, para que los pongan en práctica en el país que van a ocupar. 6 Cúmplanlos y practíquenlos, porque de esta manera los pueblos reconocerán que en ustedes hay sabiduría y entendimiento, ya que cuando conozcan estas leyes no podrán menos que decir: “¡Qué sabia y entendida es esta gran nación!” 7 Porque, ¿qué nación hay tan grande que tenga los dioses tan cerca de ella, como tenemos nosotros al Señor nuestro Dios cada vez que lo invocamos? 8 ¿Y qué nación hay tan grande que tenga leyes y decretos tan justos como toda esta enseñanza que yo les presento hoy? 9 Así pues, tengan mucho cuidado de no olvidar las cosas que han visto, ni de apartarlas jamás de su pensamiento; por el contrario, explíquenlas a sus hijos y a sus nietos.
Dios habla en el monte Horeb
10 »El día que ustedes estuvieron ante el Señor su Dios en el monte Horeb, el Señor me dijo: “Reúne al pueblo para que escuchen mis palabras y aprendan a honrarme todos los días de su vida, y enseñen a sus hijos a hacer lo mismo.” 11 Ustedes se acercaron al pie del monte, del cual salían llamas de fuego que subían a gran altura y formaban una nube espesa y negra; 12 entonces el Señor les habló de en medio del fuego. Ustedes oyeron sus palabras, pero, aparte de oír su voz, no vieron ninguna figura. 13 El Señor les dio a conocer su alianza, que eran diez mandamientos que escribió en dos tablas de piedra y que les ordenó poner en práctica. 14 A mí me ordenó que les enseñara las leyes y decretos que han de cumplir en la tierra que van a ocupar.
Advertencia contra la idolatría
15 »El día en que el Señor habló con ustedes de en medio del fuego, en el monte Horeb, no vieron ninguna figura. Tengan, pues, mucho cuidado 16 de no caer en la perversión de hacer figuras que tengan forma de hombre o de mujer, 17 ni figuras de animales, aves, 18 reptiles o peces. 19 Y cuando miren al cielo y vean el sol, la luna, las estrellas y todos los astros, no caigan en la tentación de adorarlos, porque el Señor su Dios creó los astros para todos los pueblos del mundo. 20 En cuanto a ustedes, el Señor los tomó y los sacó de aquel horno para fundir hierro, que es Egipto, y los hizo lo que ahora son: el pueblo de su propiedad. 21 Sin embargo, el Señor se enojó conmigo por culpa de ustedes, y juró que yo no pasaría el río Jordán ni entraría en la buena tierra que él les va a dar en propiedad. 22 Así que, aunque yo voy a morir en este país y no cruzaré el Jordán, ustedes sí lo cruzarán, y tomarán posesión de esa buena tierra. 23 Pero tengan cuidado de no olvidarse de la alianza que el Señor su Dios ha hecho con ustedes. No se hagan ningún ídolo ni figura de las que el Señor su Dios les ha prohibido hacer, 24 porque el Señor su Dios es un Dios celoso, ¡un fuego que todo lo consume!
25 »Cuando ustedes tengan hijos y nietos, y se hayan hecho viejos en este país, si llegan a rebajarse haciendo imágenes o figuras que representen cualquier cosa, cometiendo así una maldad delante del Señor su Dios y provocando su enojo, 26 yo pongo hoy al cielo y a la tierra por testigos de que pronto desaparecerán ustedes del país que van a ocupar al otro lado del Jordán. No vivirán mucho tiempo en esa tierra, sino que serán exterminados por completo. 27 El Señor los dispersará por todas las naciones, y sólo un pequeño número de ustedes sobrevivirá en ellas. 28 Allí servirán a dioses hechos por el hombre, ídolos de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni respiran. 29 Pero si allí buscan al Señor su Dios con todo su corazón y con toda su alma, lo encontrarán. 30 Cuando finalmente pasen ustedes por todos estos sufrimientos y angustias, si se vuelven al Señor y le obedecen, 31 él, que es bondadoso, no los abandonará ni los destruirá, ni se olvidará de la alianza que hizo con los antepasados de ustedes y que juró cumplir.
32 »Busquen en los tiempos anteriores a ustedes, y desde los tiempos antiguos, cuando Dios creó al hombre en el mundo; vayan por toda la tierra y pregunten si alguna vez ha sucedido o se ha sabido de algo tan grande como esto. 33 ¿Existe algún pueblo que haya oído, como ustedes, la voz de Dios hablándole de en medio del fuego, y que no haya perdido la vida? 34 ¿Ha habido algún dios que haya escogido a un pueblo de entre los demás pueblos, con tantas pruebas, señales, milagros y guerras, desplegando tan gran poder y llevando a cabo tales hechos aterradores, como los que realizó ante ustedes y por ustedes el Señor su Dios en Egipto? 35 Esto les ha sido mostrado para que sepan que el Señor es el verdadero Dios, y que fuera de él no hay otro. 36 Él les habló desde el cielo para corregirlos, y en la tierra les mostró su gran fuego, y oyeron sus palabras de en medio del fuego. 37 Él amó a los antepasados de ustedes y escogió a sus descendientes, liberándolos de Egipto por medio de su gran poder. 38 Arrojó de la presencia de ustedes a naciones más numerosas y poderosas que ustedes, con el fin de que ustedes ocuparan sus países y los recibieran en propiedad, como ahora está sucediendo.
39 »Por lo tanto, grábense bien en la mente que el Señor es Dios, tanto en el cielo como en la tierra, y que no hay otro más que él. 40 Cumplan sus leyes y mandamientos que yo les doy en este día, y les irá bien a ustedes y a sus descendientes, y vivirán muchos años en el país que el Señor su Dios les va a dar para siempre.»
Ciudades de refugio al este del río Jordán
41 Entonces Moisés escogió tres ciudades al este del río Jordán, 42 para que el que matara sin querer a otra persona con la cual nunca antes hubiera peleado, pudiera refugiarse en una de ellas y ponerse a salvo. 43 Estas ciudades fueron: Béser, en la meseta del desierto, para la tribu de Rubén; Ramot, en Galaad, para la tribu de Gad; y Golán, en Basán, para la media tribu de Manasés.
Introducción a la entrega de los Diez Mandamientos
44 Ésta es la enseñanza que Moisés entregó a los israelitas, 45 y los mandatos, leyes y decretos que les comunicó cuando salieron de Egipto, 46 cuando estaban todavía al este del Jordán, en el valle que está frente a Bet-peor, en la tierra de Sihón, rey de los amorreos. Sihón vivía en Hesbón, y fue derrotado por Moisés y los israelitas cuando éstos salieron de Egipto. 47 Los israelitas ocuparon su territorio y el del rey Og de Basán, dos reyes amorreos que vivían al este del Jordán. 48 Su territorio se extendía desde Aroer, a orillas del río Arnón, hasta el monte Sirión, también llamado Hermón, 49 y por todo el Arabá, al este del Jordán, hasta el Mar Muerto, al pie del monte Pisgá.
Los Diez Mandamientos(I)
5 Moisés reunió a todo el pueblo de Israel y les dijo:
«Escuchen, israelitas, las leyes y decretos que hoy voy a comunicarles. Apréndanlos bien, y pónganlos en práctica.
2 »El Señor nuestro Dios hizo una alianza con nosotros en el monte Horeb. 3 No la hizo solamente con nuestros antepasados, sino también con todos nosotros, los que hoy estamos aquí reunidos. 4 El Señor habló con ustedes en el monte, cara a cara, de en medio del fuego. 5 Yo estaba entonces entre el Señor y ustedes, para comunicarles la palabra del Señor, ya que ustedes tenían miedo del fuego y no subieron al monte. Y el Señor dijo:
6 »“Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, donde eras esclavo.
7 »”No tengas otros dioses aparte de mí.
8 »”No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. 9 No te inclines delante de ellos ni les rindas culto, porque yo soy el Señor tu Dios, Dios celoso que castiga la maldad de los padres que me odian, en sus hijos, nietos y bisnietos, 10 pero que trato con amor por mil generaciones a los que me aman y cumplen mis mandamientos.
11 »”No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios, pues él no dejará sin castigo al que use mal su nombre.
12 »”Ten en cuenta el sábado para consagrarlo al Señor, tal como el Señor tu Dios te lo ha ordenado. 13 Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, 14 pero el séptimo día es día de reposo consagrado al Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en ese día, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguno de tus animales, ni el extranjero que vive en tus ciudades, para que tu esclavo y tu esclava descansen igual que tú. 15 Recuerda que también tú fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de allí desplegando gran poder. Por eso el Señor tu Dios te ordena respetar el día sábado.
16 »”Honra a tu padre y a tu madre, tal como el Señor tu Dios te lo ha ordenado, para que vivas una larga vida y te vaya bien en la tierra que te da el Señor tu Dios.
17 »”No mates.
18 »”No cometas adulterio.
19 »”No robes.
20 »”No digas mentiras en perjuicio de tu prójimo.
21 »”No codicies la mujer de tu prójimo. No ambiciones la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca.”
El temor del pueblo(J)
22 »Éstas son las palabras que el Señor pronunció en voz alta, de en medio del fuego y de una nube espesa, cuando todos estaban reunidos al pie del monte. Después ya no dijo más, y escribió estas palabras en dos tablas de piedra, y me las entregó. 23 Pero cuando ustedes oyeron aquella voz que salía de entre las tinieblas, y vieron el monte en llamas, todos ustedes, los jefes de las tribus y los ancianos, vinieron a hablar conmigo 24 y me dijeron: “Verdaderamente el Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su poder, y hemos oído su voz, que salía de en medio del fuego. Hoy hemos comprobado que Dios puede hablar con los hombres sin que éstos mueran. 25 Sin embargo, ¿para qué exponernos a morir consumidos por este terrible fuego? Si volvemos a escuchar la voz del Señor nuestro Dios, moriremos; 26 pues, ¿qué hombre hay que pueda escuchar la voz del Dios viviente hablando de en medio del fuego, como la hemos oído nosotros, sin que le cueste la vida? 27 Mejor acércate tú, y escucha todo lo que el Señor nuestro Dios te diga, y ya luego nos dirás lo que te haya comunicado, y nosotros cumpliremos lo que se nos diga.”
28 »Mientras ustedes me hablaban, el Señor estaba escuchando lo que decían, y entonces me dijo: “He oído todo lo que ha dicho este pueblo, y me ha parecido muy bien. 29 ¡Ojalá piensen siempre de la misma manera, y me honren y cumplan mis mandamientos todos los días, para que tanto ellos como sus hijos tengan siempre una vida dichosa! 30 Ve y diles que regresen a sus tiendas de campaña; 31 pero tú quédate aquí conmigo, porque te voy a decir todos los mandamientos, leyes y decretos que les has de enseñar, para que los pongan en práctica en el país que les voy a dar en propiedad.” 32 Así que pongan en práctica todo lo que el Señor su Dios les ha ordenado, sin desviarse de ello para nada. 33 Sigan el camino que el Señor su Dios les ha señalado, para que les vaya bien y vivan muchos años en la tierra que él les va a dar en propiedad.
El gran mandamiento
6 »Éstos son los mandamientos, leyes y decretos que el Señor su Dios me ha ordenado enseñarles, para que los pongan en práctica en el país del cual van a tomar posesión. 2 De esta manera honrarán al Señor su Dios, y cumplirán durante toda su vida las leyes y los mandamientos que yo les mando a ustedes, a sus hijos y a sus nietos; y así vivirán muchos años. 3 Por lo tanto, israelitas, pónganlos en práctica. Así les irá bien y llegarán a ser un pueblo numeroso en esta tierra donde la leche y la miel corren como el agua, tal como el Señor y Dios de sus antepasados se lo ha prometido.
4 »Oye, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor.
5 »Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
6 »Grábate en la mente todas las cosas que hoy te he dicho, 7 y enséñaselas continuamente a tus hijos; háblales de ellas, tanto en tu casa como en el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes. 8 Lleva estos mandamientos atados en tu mano y en tu frente como señales, 9 y escríbelos también en los postes y en las puertas de tu casa.
Moisés recomienda obediencia a los israelitas
10 »El Señor y Dios de ustedes los va a hacer entrar en el país que a sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob juró que les daría. Es un país con grandes y hermosas ciudades que ustedes no construyeron; 11 con casas llenas de todo lo mejor, que ustedes no llenaron; con pozos que ustedes no cavaron, y viñedos y olivos que ustedes no plantaron, pero de los cuales comerán hasta quedar satisfechos. 12 Cuando eso suceda, procuren no olvidarse del Señor, que los sacó de Egipto, donde eran esclavos. 13 Adoren al Señor su Dios y sírvanle sólo a él, y cuando tengan que hacer un juramento, háganlo sólo en el nombre del Señor. 14 No vayan tras los dioses que adoran los pueblos vecinos, 15 porque el Señor su Dios, que está con ustedes, es un Dios celoso y puede enojarse contra ustedes y destruirlos totalmente.
16 »No pongan a prueba al Señor su Dios, como lo hicieron en Masá. 17 Cumplan fielmente los mandamientos del Señor su Dios, y los mandatos y leyes que les ha ordenado. 18 Hagan lo que es recto y agradable a los ojos del Señor, para que les vaya bien y tomen posesión de la buena tierra que el Señor juró dar a los antepasados de ustedes, 19 y para que el Señor haga huir a todos los enemigos que se enfrenten con ustedes, tal como lo ha prometido.
20 »Cuando algún día sus hijos les pregunten: “¿Qué significan estos mandatos, leyes y decretos que nos ha ordenado el Señor nuestro Dios?”, 21 ustedes les responderán: “Nosotros éramos esclavos del faraón, en Egipto, y el Señor nos sacó de allí con gran poder. 22 Nosotros vimos los grandes y terribles prodigios y las señales que el Señor realizó en Egipto contra el faraón y toda la casa real; 23 pero a nosotros nos sacó de allí, y nos llevó al país que había prometido a nuestros antepasados, y nos lo dio. 24 Después el Señor nuestro Dios nos mandó poner en práctica todos estos mandamientos y tenerle reverencia, para que nos vaya bien y para que él nos conserve la vida como hasta ahora. 25 Y tendremos justicia cuando cumplamos cuidadosamente estos mandamientos ante el Señor nuestro Dios, tal como nos lo ha ordenado.”
Advertencias contra la idolatría(K)
7 »El Señor, el Dios de ustedes, los va a hacer entrar en el país del cual han de tomar posesión, y echará de la presencia de ustedes a siete naciones más grandes y poderosas que ustedes: los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. 2 Cuando el Señor su Dios haya hecho caer a estas naciones en poder de ustedes, y ustedes las hayan derrotado, deberán destinarlas a la destrucción y no hacer con ellas ningún pacto ni tenerles compasión. 3 Tampoco deberán ustedes emparentar con ellas, ni casar a sus hijos e hijas con las jóvenes y los muchachos de esa gente, 4 porque ellos harán que los hijos de ustedes se aparten del Señor y adoren a otros dioses; entonces la ira del Señor se encenderá contra ustedes y los destruirá en un abrir y cerrar de ojos. 5 Lo que tienen que hacer es derribar los altares paganos de ellos, destruir por completo las piedras y los troncos a los que ellos rinden culto, y quemar sus ídolos. 6 Porque ustedes son un pueblo apartado especialmente para el Señor su Dios; el Señor los ha elegido de entre todos los pueblos de la tierra, para que ustedes le sean un pueblo especial.
Privilegios y obligaciones de Israel
7 »Si el Señor los ha preferido y elegido a ustedes, no es porque ustedes sean la más grande de las naciones, ya que en realidad son la más pequeña de todas ellas. 8 El Señor los sacó de Egipto, donde ustedes eran esclavos, y con gran poder los libró del dominio del faraón, porque los ama y quiso cumplir la promesa que había hecho a los antepasados de ustedes. 9 Reconozcan, pues, que el Señor su Dios es el Dios verdadero, que cumple fielmente su alianza generación tras generación, para con los que le aman y cumplen sus mandamientos; 10 pero que destruye a aquellos que le odian, dándoles su merecido. ¡Sin tardanza da su merecido a los que le odian! 11 Cumplan, pues, los mandamientos, leyes y decretos que en este día les ordeno que pongan en práctica.
Bendiciones de la obediencia(L)
12 »Si después de haber escuchado ustedes estos decretos, los cumplen y los ponen en práctica, entonces el Señor su Dios cumplirá fielmente su alianza y la promesa que hizo a los antepasados de ustedes. 13 Los amará a ustedes, los bendecirá y los hará crecer en número; bendecirá a sus hijos, sus cosechas, su trigo, su vino y su aceite, y las crías de sus vacas y ovejas, en el país que a sus antepasados juró que les daría. 14 Ustedes serán bendecidos más que todos los pueblos; no habrá entre ustedes mujer que no pueda concebir hijos ni hombre que no pueda engendrarlos, ni tampoco entre sus ganados habrá machos ni hembras estériles. 15 El Señor alejará de ustedes toda enfermedad y todas las terribles plagas que, como bien saben, envió sobre Egipto; en cambio, hará sufrir con ellas a todos sus enemigos. 16 Pero ustedes deben exterminar a todos los pueblos que el Señor su Dios ponga en sus manos; no les tengan compasión ni adoren a sus dioses, porque eso será la perdición de ustedes.
17 »Tal vez ustedes lleguen a pensar: “Estas naciones son más numerosas que nosotros; ¿cómo podremos desalojarlas?” 18 ¡Pues no les tengan miedo! Acuérdense de lo que hizo el Señor su Dios con el faraón y con todos los egipcios; 19 piensen en las grandes pruebas de las que ustedes fueron testigos, y en las señales y prodigios y en el gran poder que desplegó el Señor su Dios cuando los sacó de Egipto. Eso mismo hará el Señor con todos los pueblos a quienes ustedes temen. 20 Además, el Señor enviará un tremendo pánico entre ellos, que acabará con los que hayan quedado con vida o se hayan escondido. 21 Así que no tiemblen ante ellos, porque el Señor su Dios, el Dios grande y terrible, está con ustedes. 22 Poco a poco el Señor irá expulsando a estas naciones; ustedes no podrán acabar con ellas de una sola vez, porque el número de bestias salvajes aumentaría a su alrededor y los atacaría. 23 Pero el Señor su Dios pondrá estas naciones en sus manos e irá acabando con ellas hasta que sean destruidas. 24 A sus reyes los someterá al poder de ustedes, y ustedes harán que nadie en el mundo vuelva a acordarse de ellos. Ninguno de ellos podrá resistir el ataque de ustedes, así que ustedes los exterminarán a todos. 25 Quemarán ustedes las imágenes de sus dioses, pero no intenten quedarse con el oro y la plata que las recubren; no caigan en esa tentación, pues cometerían una acción despreciable ante el Señor. 26 Por lo tanto, no lleven a su casa nada que sea despreciable, para que ustedes no sean también destruidos. Eso está destinado a la destrucción, así que deben considerarlo como algo despreciable.
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