M’Cheyne Bible Reading Plan
6 Y llamando Josué hijo de Nun á los sacerdotes, les dijo: Llevad el arca del pacto, y siete sacerdotes lleven bocinas de cuernos de carneros delante del arca de Jehová.
7 Y dijo al pueblo: Pasad, y rodead la ciudad; y los que están armados pasarán delante del arca de Jehová.
8 Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuernos de carneros, pasaron delante del arca de Jehová, y tocaron las bocinas: y el arca del pacto de Jehová los seguía.
9 Y los armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la gente reunida iba detrás del arca, andando y tocando bocinas.
10 Y Josué mandó al pueblo, diciendo: Vosotros no daréis grita, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad: entonces daréis grita.
11 El arca pues de Jehová dió una vuelta alrededor de la ciudad, y viniéronse al real, en el cual tuvieron la noche.
12 Y Josué se levantó de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Jehová.
13 Y los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuernos de carneros, fueron delante del arca de Jehová, andando siempre y tocando las bocinas; y los armados iban delante de ellos, y la gente reunida iba detrás del arca de Jehová, andando y tocando las bocinas.
14 Así dieron otra vuelta á la ciudad el segundo día, y volviéronse al real: de esta manera hicieron por seis días.
15 Y al séptimo día levantáronse cuando subía el alba, y dieron vuelta á la ciudad de la misma manera siete veces: solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces.
16 Y como los sacerdotes hubieron tocado las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Dad grita, porque Jehová os ha entregado la ciudad.
17 Mas la ciudad será anatema á Jehová, ella con todas las cosas que están en ella: solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estuvieren en casa con ella, por cuanto escondió los mensajeros que enviamos.
18 Empero guardaos vosotros del anatema, que ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, porque no hagáis anatema el campo de Israel, y lo turbéis.
19 Mas toda la plata, y el oro, y vasos de metal y de hierro, sea consagrado á Jehová, y venga al tesoro de Jehová.
20 Entonces el pueblo dió grita, y los sacerdotes tocaron las bocinas: y aconteció que como el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, dió el pueblo grita con gran vocerío, y el muro cayó á plomo. El pueblo subió luego á la ciudad, cada uno en derecho de sí, y tomáronla.
21 Y destruyeron todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, mozos y viejos, hasta los bueyes, y ovejas, y asnos, á filo de espada.
22 Mas Josué dijo á los dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en casa de la mujer ramera, y haced salir de allá á la mujer, y á todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis.
23 Y los mancebos espías entraron, y sacaron á Rahab, y á su padre, y á su madre, y á sus hermanos, y todo lo que era suyo; y también sacaron á toda su parentela, y pusiéronlos fuera del campo de Israel.
24 Y consumieron con fuego la ciudad, y todo lo que en ella había: solamente pusieron en el tesoro de la casa de Jehová la plata, y el oro, y los vasos de metal y de hierro.
25 Mas Josué salvó la vida á Rahab la ramera, y á la casa de su padre, y á todo lo que ella tenía: y habitó ella entre los Israelitas hasta hoy; por cuanto escondió los mensajeros que Josué envió á reconocer á Jericó.
26 Y en aquel tiempo Josué les juramentó diciendo: Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. En su primogénito eche sus cimientos, y en su menor asiente sus puertas.
27 Fué pues Jehová con Josué, y su nombre se divulgó por toda la tierra.
135 Aleluya. ALABAD el nombre de Jehová; Alabad le, siervos de Jehová;
2 Los que estáis en la casa de Jehová, En los atrios de la casa de nuestro Dios.
3 Alabad á JAH, porque es bueno Jehová: Cantad salmos á su nombre, porque es suave.
4 Porque JAH ha escogido á Jacob para sí, A Israel por posesión suya.
5 Porque yo se que Jehová es grande, Y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.
6 Todo lo que quiso Jehová, ha hecho En los cielos y en la tierra, en las mares y en todos los abismos.
7 El hace subir las nubes del cabo de la tierra; El hizo los relámpagos para la lluvia; El saca los vientos de sus tesoros.
8 El es el que hirió los primogénitos de Egipto, Desde el hombre hasta la bestia.
9 Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto, Sobre Faraón, y sobre todos sus siervos.
10 El que hirió muchas gentes, Y mató reyes poderosos:
11 A Sehón rey Amorrheo, Y á Og rey de Basán, Y á todos los reinos de Canaán.
12 Y dió la tierra de ellos en heredad, En heredad á Israel su pueblo.
13 Oh Jehová, eterno es tu nombre; Tu memoria, oh Jehová para generación y generación.
14 Porque juzgará Jehová su pueblo, Y arrepentiráse sobre sus siervos.
15 Los ídolos de las gentes son plata y oro, Obra de manos de hombres.
16 Tienen boca, y no hablan; Tienen ojos, y no ven;
17 Tienen orejas, y no oyen; Tampoco hay espíritu en sus bocas.
18 Como ellos son los que los hacen; Todos los que en ellos confían.
19 Casa de Israel, bendecid á Jehová: Casa de Aarón, bendecid á Jehová:
20 Casa de Leví, bendecid á Jehová: Los que teméis á Jehová, bendecid á Jehová:
21 Bendito de Sión Jehová, Que mora en Jerusalem. Aleluya.
136 ALABAD á Jehová, porque es bueno; Porque para siempre es su misericordia.
2 Alabad al Dios de los dioses, Porque para siempre es su misericordia.
3 Alabad al Señor de los señores, Porque para siempre es su misericordia.
4 Al solo que hace grandes maravillas, Porque para siempre es su misericordia.
5 Al que hizo los cielos con entendimiento, Porque para siempre es su misericordia.
6 Al que tendió la tierra sobre las aguas, Porque para siempre es su misericordia;
7 Al que hizo las grandes luminarias, Porque para siempre es su misericordia;
8 El sol para que dominase en el día, Porque para siempre es su misericordia;
9 La luna y las estrellas para que dominasen en la noche, Porque para siempre es su misericordia.
10 Al que hirió á Egipto en sus primogénitos, Porque para siempre es su misericordia.
11 Al que sacó á Israel de en medio de ellos, Porque para siempre es su misericordia;
12 Con mano fuerte, y brazo extendido, Porque para siempre es su misericordia.
13 Al que dividió el mar Bermejo en partes, Porque para siempre es su misericordia;
14 E hizo pasar á Israel por medio de él, Porque para siempre es su misericordia;
15 Y arrojó á Faraón y á su ejército en el mar Bermejo, Porque para siempre es su misericordia.
16 Al que pastoreó á su pueblo por el desierto, Porque para siempre es su misericordia.
17 Al que hirió grandes reyes, Porque para siempre es su misericordia;
18 Y mató reyes poderosos, Porque para siempre es su misericordia;
19 A Sehón rey Amorrheo, Porque para siempre es su misericordia,
20 Y á Og rey de Basán, Porque para siempre es su misericordia;
21 Y dió la tierra de ellos en heredad, Porque para siempre es su misericordia;
22 En heredad á Israel su siervo, Porque para siempre es su misericordia.
23 El es el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros, Porque para siempre es su misericordia;
24 Y nos rescató de nuestros enemigos, Porque para siempre es su misericordia.
25 El da mantenimiento á toda carne, Porque para siempre es su misericordia.
26 Alabad al Dios de los cielos: Porque para siempre es su misericordia.
66 JEHOVA dijo así: El cielo es mi solio, y la tierra estrado de mis pies: ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde este lugar de mi reposo?
2 Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová: mas á aquél miraré que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla á mi palabra.
3 El que sacrifica buey, como si matase un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que ofrece presente, como si ofreciese sangre de puerco; el que ofrece perfume, como si bendijese á un ídolo. Y pues escogieron sus caminos, y su alma amó sus abominaciones.
4 También yo escogeré sus escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron; antes hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que á mí desagrada.
5 Oid palabra de Jehová, vosotros los que tembláis á su palabra: Vuestros hermanos los que os aborrecen, y os niegan por causa de mi nombre, dijeron: Glorifíquese Jehová. Mas él se mostrará con alegría vuestra, y ellos serán confundidos.
6 Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago á sus enemigos.
7 Antes que estuviese de parto, parió; antes que le viniesen dolores parió hijo.
8 ¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vió cosa tal? ¿parirá la tierra en un día? ¿nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sión estuvo de parto, parió sus hijos.
9 ¿Yo que hago parir, no pariré? dijo Jehová. ¿Yo que hago engendrar, seré detenido? dice el Dios tuyo.
10 Alegraos con Jerusalem, y gozaos con ella, todos los que la amáis: llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella:
11 Para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que ordeñéis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria.
12 Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las gentes como un arroyo que sale de madre; y mamaréis, y sobre el lado seréis traídos, y sobre las rodillas seréis regalados.
13 Como aquel á quien consuela su madre, así os consolaré yo á vosotros, y en Jerusalem tomaréis consuelo.
14 Y veréis, y alegraráse vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba: y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se airará contra sus enemigos.
15 Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para tornar su ira en furor, y su reprensión en llama de fuego.
16 Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada á toda carne: y los muertos de Jehová serán multiplicados.
17 Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen carne de puerco, y abominación, y ratón; juntamente serán talados, dice Jehová.
18 Porque yo entiendo sus obras y sus pensamientos: tiempo vendrá para juntar todas las gentes y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria.
19 Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos á las gentes, á Tarsis, á Pul y Lud, que disparan arco, á Tubal y á Javán, á las islas apartadas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las gentes.
20 Y traerán á todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por presente á Jehová, en caballos, en carros, en literas, y en mulos, y en camellos, á mi santo monte de Jerusalem, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen el presente en vasos limpios á la casa de Jehová.
21 Y tomaré también de ellos para sacerdotes y Levitas, dice Jehová.
22 Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra, que yo hago, permanecen delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra simiente y vuestro nombre.
23 Y será que de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda carne á adorar delante de mí, dijo Jehová.
24 Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí: porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará; y serán abominables á toda carne.
14 EN aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús,
2 Y dijo á sus criados: Este es Juan el Bautista: él ha resucitado de los muertos, y por eso virtudes obran en él.
3 Porque Herodes había prendido á Juan, y le había aprisionado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano;
4 Porque Juan le decía: No te es lícito tenerla.
5 Y quería matarle, mas temía al pueblo; porque le tenían como á profeta.
6 Mas celebrándose el día del nacimiento de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, y agradó á Herodes.
7 Y prometió él con juramento de darle todo lo que pidiese.
8 Y ella, instruída primero de su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
9 Entonces el rey se entristeció; mas por el juramento, y por los que estaban juntamente á la mesa, mandó que se le diese.
10 Y enviando, degolló á Juan en la cárcel.
11 Y fué traída su cabeza en un plato y dada á la muchacha; y ella la presentó á su madre.
12 Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo, y lo enterraron; y fueron, y dieron las nuevas á Jesús.
13 Y oyéndo lo Jesús, se apartó de allí en un barco á un lugar descierto, apartado: y cuando las gentes lo oyeron, le siguieron á pie de las ciudades.
14 Y saliendo Jesús, vió un gran gentío, y tuvo compasión de ellos, y sanó á los que de ellos había enfermos.
15 Y cuando fué la tarde del día, se llegaron á él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y el tiempo es ya pasado: despide las gentes, para que se vayan por las aldeas, y compren para sí de comer.
16 Y Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse: dadles vosotros de comer.
17 Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
18 Y él les dijo: Traédmelos acá.
19 Y mandando á las gentes recostarse sobre la hierba, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dió los panes á los discípulos, y los discípulos á las gentes.
20 Y comieron todos, y se hartaron; y alzaron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.
21 Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin las mujeres y los niños.
22 Y luego Jesús hizo á sus discípulos entrar en el barco, é ir delante de él á la otra parte del lago, entre tanto que él despedía á las gentes.
23 Y despedidas las gentes, subió al monte, apartado, á orar: y como fué la tarde del día, estaba allí solo.
24 Y ya el barco estaba en medio de la mar, atormentado de las ondas; porque el viento era contrario.
25 Mas á la cuarta vela de la noche, Jesús fué á ellos andando sobre la mar.
26 Y los discípulos, viéndole andar sobre la mar, se turbaron, diciendo: Fantasma es. Y dieron voces de miedo.
27 Mas luego Jesús les habló, diciendo: Confiad, yo soy; no tengáis miedo.
28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si tú eres, manda que yo vaya á ti sobre las aguas.
29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro del barco, andaba sobre las aguas para ir á Jesús.
30 Mas viendo el viento fuerte, tuvo miedo; y comenzándose á hundir, dió voces, diciendo: Señor, sálvame.
31 Y luego Jesús, extendiendo la mano, trabó de él, y le dice: Oh hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?
32 Y como ellos entraron en el barco, sosegóse el viento.
33 Entonces los que estaban en el barco, vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
34 Y llegando á la otra parte, vinieron á la tierra de Genezaret.
35 Y como le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron por toda aquella tierra alrededor, y trajeron á él todos los enfermos;
36 Y le rogaban que solamente tocasen el borde de su manto; y todos los que tocaron, quedaron sanos.