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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Biblia del Jubileo (JBS)
Version
Deuteronomio 32

32 ¶ Escuchad, cielos, y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca.

Goteará como la lluvia mi doctrina; destilará como el rocío mi dicho; como la llovizna sobre la grama, y como las gotas sobre la hierba.

Porque el Nombre del SEÑOR invocaré; engrandeced a nuestro Dios.

Del Fuerte, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y ninguna iniquidad en él; es justo y recto.

Se corrompieron; su mancha es que no son hijos suyos, son generación torcida y perversa.

¿Así pagáis al SEÑOR, pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre que te poseyó? El te hizo y te compuso.

¶ Acuérdate de los tiempos antiguos; considerad los años de generación y generación; pregunta a tu padre, que él te declarará; a tus viejos, y ellos te dirán;

cuando el Altísimo hizo heredar a los gentiles, cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, cuando estableció los términos de los pueblos según el número de los hijos de Israel.

Porque la parte del SEÑOR es su pueblo; Jacob el cordel de su heredad.

10 Le halló en tierra de desierto, y en un desierto horrible y yermo; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como la niña de su ojo.

11 Como el águila que despierta su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus espaldas;

12 el SEÑOR solo le guió, que no hubo con él dios ajeno.

13 Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra, y comió los frutos del campo, e hizo que chupara miel de la peña, y aceite del pedernal fuerte;

14 manteca de vacas y leche de ovejas, con grosura de corderos, y carneros de los hijos de Basán (fructificación); también machos cabríos, con grosura de riñones de trigo; y sangre de la uva bebiste, vino puro.

15 ¶ Y engrosó Jesurún (el recto), y tiró coces; (te engordaste, te engrosaste, te cubriste;) y dejó al Dios que le hizo, y menospreció al Fuerte de su salud.

16 Le despertaron a celos con los dioses ajenos; le ensañaron con abominaciones.

17 Sacrificaron a los diablos, no a Dios; a los dioses que no conocieron; nuevos dioses, venidos de cerca, que no habían temido vuestros padres.

18 Del Fuerte que te engendró, te has olvidado; te has olvidado del Dios que te dio a luz con dolor.

19 ¶ Y lo vio el SEÑOR, y se encendió con ira, a causa de sus hijos y de sus hijas.

20 Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro, veré cuál será su postrimería; que son generación de perversidades, hijos sin fe.

21 Ellos me despertaron a celos con lo que no es Dios; me hicieron ensañar con sus vanidades; y yo también los despertaré a celos con un pueblo que no es pueblo, con gente loca los haré ensañar.

22 Porque fuego se encenderá en mi furor, y arderá hasta lo más profundo del Seol; y devorará la tierra y sus frutos, y abrasará los fundamentos de los montes.

23 Yo agotaré males sobre ellos; emplearé en ellos mis saetas.

24 Consumidos serán de hambre, y comidos de fiebre ardiente y de talamiento amargo; diente de bestias enviaré también sobre ellos, con veneno de serpientes de la tierra.

25 Por fuera desolará la espada, y dentro de las cámaras el espanto; así al joven como a la doncella, al que mama como al hombre cano.

26 ¶ Dije: Los quebrantará en pedazos, haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos,

27 si no temiera la ira del enemigo, no sea que se envanezcan sus adversarios, no sea que digan: Nuestra mano alta ha hecho todo esto, no el SEÑOR.

28 Porque son nación gentil privada de consejos, y no hay en ellos inteligencia.

29 ¡Deseo que fueran sabios, si fueran prudentes entenderían su postrimería!

30 ¿Cómo podría perseguir uno a mil, y dos harían huir a diez millares, si su Fuerte no los hubiera vendido, y el SEÑOR no los hubiera entregado?

31 Que el fuerte de ellos no es como nuestro Fuerte; y aun nuestros enemigos son de ello jueces.

32 Por tanto de la vid de Sodoma es la vid de ellos, y de los campos de Gomorra; las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, racimos muy amargos tienen.

33 Veneno de dragones es su vino, y ponzoña cruel de áspides.

34 ¿No tengo yo esto guardado, sellado en mis tesoros?

35 Mía es la venganza y el pago, al tiempo que su pie vacilará; porque el día de su aflicción está cercano, y lo que les está determinado se apresura.

36 Porque el SEÑOR juzgará a su pueblo, y se arrepentirá él mismo por sus esclavos, cuando viere que su fuerza pereció sin quedar nadie guardado ni quedado.

37 Y dirá: ¿Dónde están sus dioses, el fuerte de quien se ampararon;

38 que comían el sebo de sus sacrificios, bebían el vino de sus libaciones? Levántense, que os ayuden y os amparen.

39 ¶ Ved ahora que yo, yo soy él, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo curo; y no hay quien pueda librar de mi mano.

40 Cuando yo alzaré a los cielos mi mano, y diré: Vivo yo para siempre,

41 si amolare el resplandor de mi espada, y mi mano arrebatare el juicio, yo volveré la venganza a mis enemigos, y daré el pago a los que me aborrecen.

42 Embriagaré de sangre mis saetas, y mi espada devorará carne; en la sangre de los muertos y de los cautivos de los reyes y las cabezas, con venganzas de enemigo.

43 Alabad, gentiles, con su pueblo, porque él vengará la sangre de sus esclavos, y volverá la venganza a sus enemigos, y reconciliará su tierra, a su pueblo.

44 ¶ Y vino Moisés, y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él, y Oseas hijo de Nun.

45 Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras a todo Israel;

46 y les dijo: Poned vuestro corazón a todas las palabras que yo protesto hoy contra vosotros, para que las mandéis a vuestros hijos, y guarden y cumplan todas las palabras de esta ley.

47 Porque no os es cosa vana, mas es vuestra vida; y por este negocio haréis prolongar los días sobre la tierra, para heredar la cual pasáis el Jordán.

48 Y habló el SEÑOR a Moisés aquel mismo día, diciendo:

49 Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, que está en la tierra de Moab, que está frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel;

50 y muere en el monte al cual subes, y sé reunido a tu pueblo; de la manera que murió Aarón tu hermano en el monte de Hor, y fue reunido a su pueblo;

51 por cuanto prevaricasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel.

52 Verás, por tanto, delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.

Salmos 119:121-144

121 ¶ AYIN Juicio y justicia he hecho; no me dejes a mis opresores.

122 Responde por tu esclavo para bien; no me hagan violencia los soberbios.

123 Mis ojos desfallecieron por tu salud, y por el dicho de tu justicia.

124 Haz con tu esclavo según tu misericordia, y enséñame tus estatutos.

125 Tu esclavo soy yo, dame entendimiento; para que sepa tus testimonios.

126 Tiempo es de actuar, oh SEÑOR; han disipado tu ley.

127 Por eso he amado tus mandamientos más que el oro, y más que oro muy puro.

128 Por eso todos los mandamientos de todas las cosas estimé rectos; aborrecí todo camino de mentira.

129 ¶ PE Maravillosos son tus testimonios; por tanto los ha guardado mi alma.

130 La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples.

131 Mi boca abrí y suspiré; porque deseaba tus mandamientos.

132 Mírame, y ten misericordia de mí, como acostumbras con los que aman tu Nombre.

133 Ordena mis pasos con tu palabra; y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.

134 Redímeme de la violencia de los hombres; y guardaré tus mandamientos.

135 Haz que tu rostro resplandezca sobre tu esclavo; y enséñame tus estatutos.

136 Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley.

137 ¶ TSADE Justo eres tú, oh SEÑOR, y rectos tus juicios.

138 Encargaste la justicia es a saber tus testimonios, y tu verdad.

139 Mi celo me ha consumido; porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.

140 Sumamente pura es tu palabra; y tu esclavo la ama.

141 Pequeño soy yo y desechado; mas no me he olvidado de tus mandamientos.

142 Tu justicia es justicia eterna, y tu ley la misma verdad.

143 Aflicción y angustia me hallaron; mas tus mandamientos fueron mis deleites.

144 Justicia eterna son tus testimonios; dame entendimiento, y viviré.

Isaías 59

59 He aquí que no es acortada la mano del SEÑOR para salvar, ni es agravado su oído para oír;

pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho cubrir su rostro de vosotros, para no oíros.

Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos, de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, y vuestra lengua habla maldad.

No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían en vanidad, y hablan vanidades; conciben trabajo, y dan a luz iniquidad.

Ponen huevos de áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos, morirá; y si lo apretaren, saldrá un basilisco.

Sus telas no servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de violencia, y obra de iniquidad está en sus manos.

Sus pies corren al mal, y se apresuran para derramar sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento son sus caminos.

No conocieron camino de paz; ni hay derecho en sus caminos; sus veredas torcieron a sabiendas, cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz.

Por esto se alejó de nosotros el juicio, y justicia nunca nos alcanzó, esperamos luz, y he aquí tinieblas, resplandores y andamos en oscuridad.

10 Tentamos como ciegos la pared, y como sin ojos andamos a tiento; tropezamos en el mediodía como de noche; en sepulcros como muertos.

11 Aullamos, como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos juicio, y no lo hay; salud, y se alejó de nosotros.

12 Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque nuestras iniquidades están con nosotros, y conocemos nuestras iniquidades:

13 Rebelar, y mentir contra el SEÑOR, y tornar de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia, y rebelión, concebir, y hablar de corazón palabras de mentira.

14 Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir.

15 Y la verdad fue detenida; y el que se apartó del mal, fue puesto en presa. Y lo vio el SEÑOR, y desagradó en sus ojos, porque pereció el derecho.

16 Y vio que no había hombre, y abominó que no hubiera quien se interpusiera; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia.

17 Y se vistió de justicia, como de cota, con capacete de salud en su cabeza; y se vistió de vestido de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto,

18 como para dar pagos, como para tornar venganza de sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; a las islas dará el pago.

19 Y temerán desde el occidente el nombre del SEÑOR; y desde el nacimiento del sol, su gloria; porque vendrá como río violento impelido por el aliento del SEÑOR.

20 Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la rebelión en Jacob, dijo el SEÑOR.

21 Y éste será mi Pacto con ellos, dijo el SEÑOR: el Espíritu mío que está sobre ti; y mis palabras, que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, y de la boca de tu simiente, y de la boca de la simiente de tu simiente, dijo el SEÑOR, desde ahora y para siempre.

Mateo 7

¶ No juzguéis, para que no seáis juzgados.

Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os volverán a medir.

Y ¿por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu ojo?

O ¿cómo dirás a tu hermano: Espera, echaré de tu ojo la mota, y he aquí hay una viga en tu ojo?

¡Hipócrita! Echa primero la viga de tu ojo, y entonces mirarás en echar la mota del ojo de tu hermano.

No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos; no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.

¶ Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; tocad, y se os abrirá.

Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que toca, se le abre.

¿Qué hombre hay de vosotros, a quien si su hijo pidiere pan, le dará una piedra?

10 ¿Y si le pidiere un pez, le dará una serpiente?

11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le piden?

12 ¶ Así que, todas las cosas que quisiereis que los hombres hicieren con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esta es la ley y los profetas.

13 Entrad por la puerta estrecha: porque el camino que lleva a perdición es ancho y espacioso; y los que van por él, son muchos.

14 Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida; y pocos son los que lo hallan.

15 ¶ También guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, mas de dentro son lobos robadores.

16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Se cogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?

17 De esta manera, todo buen árbol lleva buenos frutos; mas el árbol podrido lleva malos frutos.

18 No puede el buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol podrido llevar frutos buenos.

19 Todo árbol que no lleva buen fruto, se corta y se echa en el fuego.

20 Así que, por sus frutos los conoceréis.

21 ¶ No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre sacamos demonios, y en tu nombre hicimos muchas grandezas?

23 Y entonces les confesaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.

24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé al varón prudente, que edificó su casa sobre la peña;

25 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y combatieron aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la peña.

26 Y cualquiera que me oye estas palabras, y no las hace, le compararé al varón loco, que edificó su casa sobre la arena;

27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, e hicieron ímpetu en aquella casa; y cayó; y fue grande su ruina.

28 Y cuando Jesús acabó estas palabras, la multitud se admiraba de su doctrina;

29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

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