M’Cheyne Bible Reading Plan
Llevan el cofre de Dios a Jerusalén
(1 Cr 13:5-14; 15:25-16:3, 34)
6 De nuevo, David reunió a 30 000 de los mejores soldados de Israel, 2 y partió con todos ellos a Balá de Judá[a] para llevar allá el cofre de Dios sobre el cual se invoca el nombre del SEÑOR Todopoderoso quien está sentado en su trono sobre los querubines. 3 Los hombres de David sacaron el cofre de la casa de Abinadab, que estaba situada en una colina. En una carreta nueva guiada por Uza y Ajío, hijos de Abinadab, 4 pusieron el Cofre Sagrado y Ajío iba delante del cofre.[b] 5 Mientras tanto David y todo el pueblo de Israel danzaban ante el SEÑOR al compás de instrumentos musicales. Cantaban[c] al son de liras, arpas, tambores, panderetas, címbalos.
6 Cuando llegaron al lugar donde se trilla el trigo, propiedad de Nacón, los bueyes tropezaron, haciendo caer el cofre de Dios, pero Uza alcanzó a sostenerlo antes de que se cayera. 7 Sin embargo, la ira del SEÑOR se volvió contra Uza y lo mató por atrevido.[d] Uza murió allí mismo junto al cofre. 8 David se enojó porque el SEÑOR había atacado a Uza con tanta violencia, así que llamó a aquel lugar «Peres Uza»[e], y hasta el día de hoy ese es su nombre. 9 Ese día David sintió miedo del SEÑOR y pensó: «Es mejor que no me lleve el cofre del SEÑOR». 10 Así que no llevó el cofre del SEÑOR a la Ciudad de David, sino que lo llevó a la casa de Obed Edom de Gat[f]. 11 Allí permaneció el cofre del SEÑOR durante tres meses, y el SEÑOR bendijo a Obed Edom y a toda su familia.
12 Después, el pueblo le dijo a David:
—El SEÑOR ha bendecido a Obed Edom y a toda su familia porque el cofre está en su casa.
David se dijo a sí mismo:
—Voy a hacer volver la bendición a mi familia.[g]
Así que David fue con mucha alegría y emoción, y llevó el cofre de la casa de Obed Edom a la ciudad de David. 13 Apenas habían avanzado seis pasos los hombres que llevaban el cofre del SEÑOR, cuando David sacrificó un toro y un ternero engordado. 14 Vestido con un efod de lino, David empezó a danzar con toda energía[h] ante el SEÑOR. 15 David y el pueblo israelita llenos de alegría gritaban y tocaban la trompeta mientras llevaban el cofre del SEÑOR a la ciudad. 16 Cuando el cofre del SEÑOR entró en la ciudad, Mical hija de Saúl se asomó por la ventana y al ver a David saltando y danzando[i] ante el SEÑOR, sintió desprecio por él.
17 Los israelitas pusieron el cofre del SEÑOR en una carpa que David había preparado para el cofre, y después David ofreció sacrificios que deben quemarse completamente y ofrendas para festejar delante del SEÑOR. 18 Después de que David había ofrecido los sacrificios, bendijo al pueblo en el nombre del SEÑOR Todopoderoso. 19 También les repartió pan, una torta de uvas pasas y una torta de dátiles a todos los israelitas, hombres y mujeres. Después de eso, el pueblo se fue a su casa.
20 Cuando David volvió para bendecir a su familia, Mical salió a recibirlo, y le dijo:
—¡El rey de Israel no se vio nada bien hoy, desnudándose como un tonto y un cualquiera frente a las esclavas[j] de sus oficiales!
21 Entonces David respondió:
—El SEÑOR me eligió a mí para ser líder de Israel, el pueblo del SEÑOR. No eligió a tu papá ni a nadie de su familia. Así que seguiré bailando y celebrando delante del SEÑOR, 22 y a lo mejor hasta haga cosas más humillantes. Tal vez tú no me respetes, pero las esclavas de las que hablas sí estarán orgullosas de mí.
23 Y Mical hija de Saúl murió sin haber tenido hijos.
La colecta para los creyentes de Judea
16 Con relación a la colecta para el pueblo de Dios, quiero que hagan lo mismo que les pedí a los hermanos de las iglesias de Galacia: 2 Los domingos, cada uno de ustedes debe separar y guardar algo de lo que haya ganado en la semana. Así, no tendrán que hacer colectas cuando yo llegue. 3 Cuando vaya a visitarlos, enviaré a los que ustedes elijan para recoger la colecta que quieran enviar a Jerusalén. Los enviaré con cartas de presentación. 4 Si es conveniente que yo vaya, entonces pueden ir conmigo.
Planes de Pablo
5 Tengo pensado ir a Macedonia, así que después de pasar por allá, iré a visitarlos. 6 Puede ser que me quede con ustedes unos días, o tal vez todo el invierno. Así ustedes podrán ayudarme para los viajes que tenga que hacer. 7 No quisiera ir ahora porque tendría que salir muy rápido a otros lugares. Espero poder estar con ustedes más tiempo, si el Señor me lo permite. 8 Me quedaré aquí en Éfeso hasta la fiesta de Pentecostés, 9 porque se me han abierto las puertas de par en par para hacer un trabajo muy productivo, aunque muchos se oponen.
10 Cuando llegue Timoteo, procuren que no se sienta incómodo mientras esté con ustedes, porque él trabaja como yo para el Señor Dios. 11 Que ninguno rechace a Timoteo. Ayúdenlo a continuar su viaje en paz y a poder llegar hasta donde estoy yo. Aquí estoy esperándolo junto con los otros hermanos.
12 Con respecto a nuestro hermano Apolos, le rogué mucho que fuera a visitarlos con los otros hermanos. No quiso ir ahora pero irá a visitarlos cuando tenga una oportunidad.
Encargos personales y saludos
13 Manténganse alerta y sigan firmes en la fe. Sean valientes y fuertes. 14 Y todo lo que hagan, háganlo con amor.
15 Ustedes conocen a la familia de Estéfanas y saben que ellos fueron los primeros creyentes de la región de Acaya. Ellos se han comprometido a servir al pueblo de Dios. Por eso hermanos, 16 les pido que obedezcan a los que son como ellos y a todos los demás que trabajan duro para el Señor.
17 Me alegro por la presencia de Estéfanas, Fortunato y Acaico. Ellos han llenado el vacío que sentía desde que los dejé. 18 Me han dado ánimo y a ustedes también, por eso aprecien a las personas que son como ellos.
19 Las iglesias de la provincia de Asia los saludan. Aquila, Priscila y la iglesia que se reúne en su casa, les mandan muchos saludos en el nombre del Señor. 20 Todos los hermanos les mandan saludos. Salúdense unos a otros con un beso santo.
21 Yo, Pablo, les escribo estos saludos de mi puño y letra.
22 Si alguien no ama al Señor, entonces que sea condenado. «¡Ven, Señor nuestro!»[a]
23 Que el Señor Jesucristo los bendiga en abundancia.
24 Mi amor está con todos ustedes que pertenecen a Jesucristo.
Condena a la idolatría
14 Vinieron a mí unos líderes de Israel y se sentaron frente a mí. 2 El SEÑOR me dijo: 3 «Hijo de hombre, estos hombres todavía piensan en sus repugnantes ídolos. ¡Tienen entre ceja y ceja esos obstáculos que los hacen tropezar! ¿Por qué ahora debo permitirles que acudan a pedirme ayuda? 4 Por lo tanto, háblales y diles que esto es lo que dice el Señor DIOS: “Algunos israelitas, por las dudas, todavía rinden culto a sus repugnantes ídolos y se colocan el pecado propio como una piedra de tropiezo para sí mismos, ¡y a la vez acuden a los profetas por ayuda! Pues a ellos yo, el SEÑOR, les diré que vayan entonces a pedir ayuda a sus ídolos. 5 Lo haré porque quiero ganar de nuevo la confianza y lealtad del pueblo de Israel, que me ha abandonado para servir a sus ídolos repugnantes”.
6 »Por lo tanto, dile al pueblo de Israel que el Señor DIOS dice: “Apártate de todos tus repugnantes ídolos, deja de hacer cosas horribles”. 7 Porque si algún israelita o algún extranjero que viva en Israel se aparta de mí para ir a adorar ídolos repugnantes o pone piedras de tropiezo delante suyo y luego viene a pedir ayuda a uno de los profetas, entonces yo, el SEÑOR, le responderé con el juramento: 8 de enfrentarme a él y de que sirva de escarmiento a los demás, quienes hablarán de él. Ya no será parte de mi pueblo. ¡Así aprenderán que yo soy el SEÑOR!
9 »Y si algún profeta es tan insensato como para darle un mensaje profético a alguien así, entonces yo, el SEÑOR, me encargaré de mostrarle al profeta su insensatez. Levantaré mi mano contra él, lo destruiré y lo echaré de mi pueblo. 10 O sea que el profeta será tan culpable como el idólatra que buscaba ayuda. 11 Para que no puedan llevar al pueblo de Israel a cometer más errores y se aparten de mí, y para que los profetas no sean profanados por la culpa de todo el pueblo. Entonces ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Es la decisión del Señor DIOS».
Jerusalén merece castigo
12 Entonces el SEÑOR me dijo: 13 «Hijo de hombre, si alguna nación peca contra mí y enemista a su pueblo contra mí, yo la castigaré con escasez de alimentos y hambre, destruyendo así tanto a los seres humanos como a los animales. 14 Aun si Noé, Daniel y Job[a] vivieran entre ustedes, su rectitud sólo los salvaría a ellos mismos. Este mensaje viene de parte del Señor DIOS.
15 »Se puede dar el caso de que yo envíe animales salvajes a la tierra para desolarla y arruinarla a tal punto que nadie se atreva a pasar por temor a los animales peligrosos. 16 Yo, el Señor DIOS, prometo por mí mismo que aun si esos tres hombres vivieran allí, no podrían salvar ni siquiera a sus hijos. Sólo ellos se salvarían mientras el resto del país quedaría convertido en un desierto.
17 »Puedo también decidir enviar a un enemigo para que destruya el país, tanto a los seres humanos como a las bestias. 18 Yo, el Señor DIOS, prometo por mí mismo que aun si esos tres hombres vivieran allí, no salvarían ni a sus hijos, sino que sólo ellos se salvarían.
19 »Puede darse el caso también de que envíe una plaga contra esa nación o la golpee con el furor de mi ira, arrasando tanto con seres humanos como con bestias. 20 Yo, el Señor DIOS, prometo por mí mismo que aun si Noé, Daniel y Job vivieran en esa nación, no salvarían ni a sus hijos. Sólo ellos se salvarían por su rectitud.
21 »Porque el Señor DIOS dice: Aunque envíe los cuatro peores castigos: ejército enemigo, hambre, animales salvajes y plagas contra Jerusalén para destruir tanto a seres humanos como a bestias, habrá sobrevivientes que saquen adelante a sus hijos e hijas. 22 Cuando lleguen con ustedes, vean el tipo de vida que vivieron y la maldad que cometieron. Entonces tendrán consuelo sobre la calamidad que envié contra Jerusalén y todo lo que hice contra ella. 23 Les dará consuelo ver el tipo de vida que llevaban y la maldad que cometieron. ¡Entonces sabrán que Jerusalén se merecía todo el castigo que le envié! El Señor DIOS lo ha dicho».
Una amarga traición
Al director. Poema de David.
1 Dios mío, escucha mi oración,
no pases por alto mi ruego.
2 Préstame atención, respóndeme;
estoy muy intranquilo y perturbado
3 por las amenazas del enemigo
y la opresión del perverso.
Ellos echan sobre mí dificultades
y me persiguen furiosamente.
4 Me salta el corazón dentro del pecho;
estoy terriblemente asustado.
5 Me invadió un pánico terrible;
el terror no me deja ni pensar.
6 Si tuviera alas, volaría muy lejos
y buscaría un lugar donde descansar.
7 Me iría lejos, muy lejos de aquí,
me quedaría a vivir en el desierto. Selah
8 Escaparía rápidamente para protegerme
de la borrasca y de la tempestad.
9 Acaba con sus planes, Señor,
y confunde su lenguaje,
porque sólo veo violencia
y peleas en la ciudad.
10 La maldad y las intrigas rondan
por sus muros a toda hora.
11 Hay demasiado crimen e injusticia en las calles;
la gente miente y engaña en todos lados.
12 No es un enemigo el que me insulta,
eso lo soportaría;
ni alguien que me odie,
pues me escondería de él.
13 Eres tú, mi igual,
mi compañero y mi mejor amigo.
14 Nos unía una gran amistad
y compartíamos en el templo de Dios;
caminábamos juntos entre la multitud.
15 Que la muerte tome por sorpresa a mis enemigos;
que se abra la tierra y se los trague vivos,
porque por dentro están llenos de maldad.
16 Pero yo rogaré a gritos la ayuda de Dios,
y el SEÑOR me salvará.
17 Rogaré y suplicaré a Dios mañana, tarde y noche,
y él me escuchará.
18 Él me rescatará sano y salvo
de la batalla que muchos libran en mi contra.
19 Oirá Dios, el Rey eterno,
y les dará su respuesta,
pues ellos no cambian de conducta
ni le tienen ningún respeto a Dios. Selah
20 Quien antes era amigo, ataca ahora
y no cumple sus promesas.
21 Recurren a palabras tan blandas como la mantequilla,
pero en realidad en su mente están planeando la guerra.
Emplean palabras suaves como el aceite,
pero en realidad son espadas desenvainadas.
22 Confía al SEÑOR todas tus preocupaciones,
porque él cuidará de ti;
él nunca permitirá que el justo quede derribado para siempre.
23 Dios mío, tú destruirás a los asesinos,
y los mentirosos no llegarán ni a la mitad de su vida.
Yo por mi parte, pondré toda mi confianza en ti.
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