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Read the Gospels in 40 Days

Read through the four Gospels--Matthew, Mark, Luke, and John--in 40 days.
Duration: 40 days
Nueva Biblia de las Américas (NBLA)
Version
Marcos 4-6

Parábola del sembrador

(A)Comenzó Jesús a enseñar de nuevo junto al mar; y se llegó[a] a Él una multitud tan grande(B) que tuvo que subirse a una barca(C) que estaba en el mar, y se sentó; y toda la multitud estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas en parábolas(D), y les decía en Su enseñanza:

«Escuchen: El sembrador salió a sembrar; y al sembrar, una parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en un pedregal donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó por no tener profundidad de tierra. Pero cuando salió el sol, se quemó, y por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. Y otras semillas cayeron en buena tierra, y creciendo y desarrollándose, dieron fruto, y produjeron unas a treinta, otras a sesenta y otras a ciento por uno». Y añadió: «El que tiene oídos para oír, que oiga(E)».

Explicación de la parábola

10 Cuando Jesús se quedó solo, Sus seguidores[b] junto con los doce le preguntaban sobre las parábolas. 11 «A ustedes les ha sido dado el misterio del reino de Dios», les decía, «pero los que están afuera(F) reciben todo en parábolas(G); 12 para que viendo, vean pero no perciban, y oyendo, oigan pero no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados(H)».

13 (I)También les dijo*: «¿No entienden esta parábola? ¿Cómo, pues, comprenderán todas las otras parábolas? 14 El sembrador siembra la palabra. 15 Estos que están junto al camino donde se siembra la palabra, son aquellos que en cuanto la oyen, al instante viene Satanás(J) y se lleva la palabra que se ha sembrado en ellos. 16 Y de igual manera, estos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra enseguida la reciben con gozo; 17 pero no tienen raíz profunda en sí mismos, sino que solo son temporales. Entonces, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida se apartan de ella[c]. 18 Otros son aquellos en los que se sembró la semilla entre los espinos; estos son los que han oído la palabra, 19 pero las preocupaciones del mundo[d], y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril(K). 20 Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno(L)».

21 También Jesús les decía: «¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de una vasija o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero(M)? 22 Porque nada hay oculto, si no es para que sea manifestado; ni nada ha estado en secreto, sino para que salga a la luz(N). 23 Si alguno tiene oídos para oír, que oiga(O)».

24 Además les decía: «Cuídense de lo que oigan. Con la medida con que ustedes midan, se les medirá(P), y aun más se les dará. 25 Porque al que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará(Q)».

Parábola del crecimiento de la semilla

26 Jesús decía también: «El reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra(R), 27 y se acuesta[e] de noche y se levanta de día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe. 28 La tierra produce fruto por sí misma; primero la hoja, luego la espiga, y después el grano maduro[f] en la espiga. 29 Y cuando el fruto lo permite, él enseguida mete[g] la hoz(S), porque ha llegado el tiempo de la siega».

Parábola del grano de mostaza

30 (T)También Jesús decía: «¿A qué compararemos el reino de Dios(U), o con qué parábola lo describiremos? 31 Es como un grano de mostaza, el cual, cuando se siembra en la tierra, aunque es más pequeño que todas las semillas que hay en la tierra, 32 sin embargo, después de sembrado, crece y llega a ser más grande que todas las hortalizas y echa grandes ramas, tanto que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra(V)».

33 Con muchas parábolas como estas Jesús les hablaba la palabra, según podían oírla; 34 y sin parábolas[h](W) no les hablaba, pero lo explicaba(X) todo en privado a Sus propios discípulos.

Jesús calma la tempestad

35 (Y)Ese mismo día, caída ya la tarde, Jesús les dijo*: «Pasemos al otro lado». 36 Despidiendo[i] a la multitud, lo llevaron* con ellos en la barca(Z), como estaba; y había otras barcas con Él. 37 Pero se levantó* una violenta tempestad[j], y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya la barca se llenaba de agua. 38 Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre una almohadilla; entonces lo despertaron* y le dijeron*: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».

39 Jesús se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: «¡Cálmate[k], sosiégate[l]!». Y el viento cesó, y sobrevino una gran calma(AA). 40 Entonces les dijo: «¿Por qué están atemorizados? ¿Cómo no tienen fe(AB)?».

41 Y se llenaron de gran temor, y se decían unos a otros: «¿Quién, pues, es Este que aun el viento y el mar le obedecen?».

El endemoniado gadareno

(AC)Llegaron al otro lado del mar, a la tierra de los gadarenos[m]. Cuando Jesús salió de la barca(AD), enseguida se acercó a Él, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo(AE), que tenía su morada entre los sepulcros; y nadie podía ya atarlo ni aun con cadenas; porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie era tan fuerte como para dominarlo. Siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y en los montes dando gritos e hiriéndose con piedras.

Cuando vio a Jesús de lejos, corrió y se postró delante de Él; y gritando a gran voz, dijo*: «¿Qué tengo yo que ver contigo[n], Jesús, Hijo del Dios(AF) Altísimo(AG)? Te imploro por Dios que no me atormentes(AH)». Porque Jesús le decía: «Sal del hombre, espíritu inmundo». «¿Cómo te llamas?», le preguntó Jesús. «Me llamo Legión(AI)», respondió*, «porque somos muchos». 10 Le rogaba entonces con insistencia que no los enviara fuera de la tierra.

11 Había allí una gran manada de cerdos paciendo junto al monte. 12 Y los demonios le rogaron, diciendo: «Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos». 13 Jesús les dio permiso. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y la manada, unos 2,000, se precipitó por un despeñadero al mar, y en el mar se ahogaron[o].

14 Los que cuidaban los cerdos[p] huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. Y la gente vino a ver qué era lo que había sucedido. 15 Vinieron* a Jesús, y vieron* al que había estado endemoniado(AJ), sentado, vestido(AK) y en su cabal juicio, el mismo que había tenido la legión(AL); y tuvieron miedo(AM). 16 Los que lo habían visto les describieron cómo le había sucedido esto al endemoniado(AN), y lo de los cerdos. 17 Y comenzaron a rogar a Jesús que se fuera de su región(AO).

18 (AP)Al entrar Él en la barca, el que había estado endemoniado(AQ) le rogaba que lo dejara ir con Él[q]. 19 Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo*: «Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas[r] el Señor ha hecho por ti, y cómo tuvo misericordia de ti(AR)».

20 Y él se fue, y empezó a proclamar en Decápolis(AS) cuán grandes cosas[s] Jesús había hecho por él; y todos se quedaban maravillados.

Jairo ruega por su hija

21 Cuando Jesús pasó otra vez(AT) en la barca(AU) al otro lado, se reunió una gran multitud alrededor de Él; así que Él se quedó[t] junto al mar(AV).

22 (AW)Y vino uno de los oficiales[u] de la sinagoga(AX), llamado Jairo, y al ver a Jesús, se postró* a Sus pies, 23 y le rogaba* con insistencia: «Mi hijita está al borde de la muerte; te ruego que vengas y pongas las manos sobre ella(AY) para que sane[v] y viva». 24 Jesús fue con él; y una gran multitud lo seguía y oprimía.

Jesús sana a una mujer

25 Había una mujer que padecía de flujo de sangre por doce años. 26 Había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que al contrario, había empeorado.

27 Cuando ella oyó hablar de Jesús, se llegó a Él por detrás entre la multitud y tocó Su manto. 28 Porque decía[w]: «Si tan solo toco Sus ropas, sanaré[x]». 29 Al instante la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su aflicción(AZ). 30 Enseguida Jesús, dándose cuenta de que había salido poder de Él(BA), volviéndose entre la gente, dijo: «¿Quién ha tocado Mi ropa?». 31 Y Sus discípulos le dijeron: «Ves que la multitud te oprime, y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”». 32 Pero Él miraba a su alrededor para ver a la mujer que lo había tocado[y].

33 Entonces la mujer, temerosa y temblando, dándose cuenta de lo que le había sucedido, vino y se postró delante de Él y le dijo toda la verdad. 34 «Hija, tu fe te ha sanado[z](BB)», le dijo Jesús; «vete en paz(BC) y queda sana de tu aflicción(BD)».

Jesús resucita a la hija de Jairo

35 Mientras Él estaba todavía hablando, vinieron* unos enviados de la casa del oficial de la sinagoga(BE), diciendo: «Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas aún al Maestro?». 36 Pero Jesús, oyendo lo que se hablaba, dijo* al oficial de la sinagoga(BF): «No temas, cree solamente[aa](BG)».

37 Y no permitió que nadie fuera con Él sino solo Pedro, Jacobo[ab] y Juan, hermano de Jacobo(BH). 38 Fueron* a la casa del oficial de la sinagoga(BI), y Jesús vio* el alboroto, y a los que lloraban y se lamentaban mucho. 39 Cuando entró les dijo*: «¿Por qué hacen alboroto y lloran? La niña no ha muerto, sino que está dormida».

40 Y se burlaban de Él. Pero echando fuera a todos, Jesús tomó* consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con Él, y entró* donde estaba la niña. 41 Tomando a la niña por la mano, le dijo*: «Talita cum», que traducido significa: «Niña, a ti te digo, ¡levántate(BJ)!».

42 Al instante la niña se levantó y comenzó a caminar, pues tenía doce años. Y al momento todos se quedaron completamente atónitos. 43 Entonces les dio órdenes estrictas de que nadie se enterara de esto(BK); y dijo que le dieran de comer a la niña[ac].

Jesús enseña en Nazaret

(BL)Jesús se marchó de allí y llegó* a Su pueblo(BM), y Sus discípulos lo siguieron*. Cuando llegó el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga(BN); y muchos que escuchaban se asombraban(BO), diciendo: «¿Dónde obtuvo Este tales[ad] cosas, y cuál es esta sabiduría que le ha sido dada, y estos milagros[ae] que hace con Sus manos? ¿No es Este el carpintero, el hijo de María, y hermano(BP) de Jacobo[af], José, Judas y Simón(BQ)? ¿No están Sus hermanas(BR) aquí con nosotros?». Y se escandalizaban a causa de Él(BS). Y Jesús les dijo: «No hay profeta sin honra sino en su propia tierra(BT), y entre sus parientes y en su casa(BU)».

Y no pudo hacer allí ningún milagro[ag]; solo sanó a unos pocos enfermos sobre los cuales puso Sus manos(BV). Estaba maravillado de la incredulidad de ellos.

Y recorría las aldeas de alrededor enseñando(BW).

Jesús envía a los doce

(BX)Entonces Jesús llamó* a los doce(BY) y comenzó a enviarlos de dos en dos(BZ), dándoles autoridad[ah] sobre los espíritus inmundos; y les ordenó que no llevaran nada para el camino(CA), sino solo un bordón; ni pan, ni alforja[ai], ni dinero en el cinto; sino calzados con sandalias. «No lleven dos túnicas[aj]», les dijo. 10 Y añadió: «Dondequiera que entren en una casa, quédense en ella hasta que salgan de la población[ak]. 11 En cualquier lugar que no los reciban ni los escuchen, al salir de allí, sacúdanse el polvo de la planta[al] de los pies(CB) en testimonio contra ellos».

12 Saliendo los doce, predicaban[am](CC) que todos se arrepintieran. 13 También echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban(CD).

Muerte de Juan el Bautista

14 (CE)El rey Herodes se enteró[an] de esto, pues el nombre de Jesús[ao] se había hecho célebre, y la gente decía: «Juan el Bautista(CF) ha resucitado de entre los muertos, por eso es que estos poderes milagrosos actúan en él». 15 Pero otros decían: «Es Elías». Y decían otros: «Es un profeta, como uno de los profetas antiguos(CG)». 16 Al oír esto, Herodes decía: «Juan, a quien yo decapité, ha resucitado». 17 Porque Herodes mismo había enviado a prender a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe(CH), pues Herodes se había casado con ella. 18 Y Juan le decía a Herodes: «No te es lícito tener la mujer de tu hermano(CI)».

19 Herodías(CJ) le tenía rencor y deseaba matarlo, pero no podía, 20 porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo(CK), y lo mantenía protegido. Cuando le oía se quedaba muy perplejo, pero le gustaba escucharlo[ap].

21 Llegó un día oportuno, cuando Herodes, siendo su cumpleaños, ofreció un banquete(CL) a sus nobles y comandantes[aq] y a los principales de Galilea(CM); 22 y cuando la hija de Herodías[ar](CN) entró y danzó, agradó a Herodes y a los que se sentaban[as] a la mesa con él; y el rey dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré».

23 Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino(CO)». 24 Ella salió y dijo a su madre: «¿Qué pediré?». «La cabeza de Juan el Bautista», le respondió ella. 25 Enseguida ella se presentó apresuradamente ante el rey con su petición[at], diciendo: «Quiero que me des ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja».

26 Aunque el rey se puso muy triste, sin embargo a causa de sus juramentos y de los que se sentaban[au] con él a la mesa, no quiso contradecirla. 27 Al instante el rey envió a un verdugo y le ordenó que trajera la cabeza de Juan[av]. Y él fue y lo decapitó en la cárcel, 28 y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. 29 Cuando los discípulos de Juan oyeron esto, fueron y se llevaron el cuerpo y le dieron sepultura[aw].

Alimentación de los cinco mil

30 Los apóstoles(CP) se reunieron* con Jesús, y le informaron sobre todo lo que habían hecho y enseñado(CQ). 31 Y Él les dijo*: «Vengan, apártense de los demás a un lugar solitario y descansen un poco». Porque había muchos que iban y venían, y ellos no tenían tiempo ni siquiera para comer(CR). 32 (CS)Y se fueron en la barca a un lugar solitario, apartado(CT). 33 Pero la gente los vio salir, y muchos los reconocieron y juntos corrieron allá a pie de todas las ciudades, y llegaron antes que ellos.

34 Al desembarcar[ax], Jesús vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor(CU); y comenzó a enseñarles muchas cosas. 35 Y cuando ya era muy tarde, Sus discípulos se acercaron a Él, diciendo: «El lugar está desierto y ya es muy tarde; 36 despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y se compren algo de comer[ay]».

37 «Denles ustedes de comer», les contestó Jesús. Y ellos le dijeron*: «¿Quieres que vayamos y compremos 200 denarios[az](CV) de pan y les demos de comer(CW)?». 38 Jesús les dijo*: «¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan y vean». Y cuando se cercioraron le dijeron*: «Cinco panes y dos peces».

39 Y les mandó que todos se recostaran por grupos sobre la hierba verde. 40 Y se recostaron por grupos de cien y de cincuenta. 41 Entonces Él tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, los bendijo; partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran[ba](CX); también repartió los dos peces entre todos.

42 Todos comieron y se saciaron. 43 Recogieron doce cestas llenas de los pedazos(CY), y también de los peces. 44 Los que comieron los panes eran 5,000 hombres(CZ).

Jesús anda sobre el mar

45 (DA)Enseguida Jesús hizo que Sus discípulos subieran a la barca(DB) y fueran delante de Él al otro lado, a Betsaida(DC), mientras Él despedía a la multitud. 46 Después de despedirse de ellos(DD), se fue al monte a orar(DE). 47 Al anochecer, la barca estaba en medio del mar, y Él estaba solo en tierra. 48 Y al verlos remar fatigados, porque el viento les era contrario, como a la cuarta vigilia de la noche(DF)[bb], fue* hacia ellos andando sobre el mar, y quería pasarlos de largo.

49 Pero cuando ellos lo vieron andando sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar; 50 porque todos lo vieron y se turbaron. Pero enseguida Él habló con ellos y les dijo*: «¡Tengan ánimo(DG); soy Yo, no teman(DH)!». 51 Subió con ellos a la barca(DI), y el viento se calmó; y ellos estaban asombrados en gran manera, 52 porque no habían entendido lo de[bc] los panes, sino que su mente estaba embotada[bd](DJ).

Jesús en Genesaret

53 (DK)Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret, y atracaron en la orilla. 54 Cuando salieron de la barca, la gente enseguida reconoció a Jesús, 55 y recorrieron apresuradamente toda aquella región, y comenzaron a traer a los enfermos en sus camillas adonde oían decir que Él estaba. 56 Dondequiera que Él entraba en aldeas, ciudades o campos, ponían a los enfermos en las plazas, y le rogaban que les permitiera tocar(DL) siquiera el borde de Su manto(DM); y todos los que lo tocaban quedaban curados[be].

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