Cuando lo levantaron, se echó a los pies de Judit en señal de reverencia y dijo: —¡Bendita seas tú en todos los campamentos de Judá y en todas las naciones! Todos los que escuchen tu nombre temblarán de miedo.
Cuando volvió en sí, se arrodilló delante de Judit en señal de respeto, y le dijo: «¡Que en todos los hogares de Judá y en todas las naciones se hable bien de ti! ¡Que todos tiemblen de miedo al escuchar tu nombre!