Old/New Testament
Israel, el pueblo de Dios
(Éx 34:11-17)
7 Cuando el SEÑOR tu Dios te haga entrar a la tierra que estás a punto de ocupar, expulsará a muchas naciones delante de ti: a los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos; siete naciones que eran más grandes y poderosas que tú. 2 Cuando el SEÑOR tu Dios los ponga en tus manos y tú los venzas, entonces tienes que destruirlos completamente. No harás acuerdos de paz con ellos ni les tendrás piedad. 3 No te relaciones con ellos. No les des tus hijas a sus hijos ni tomes sus hijas como esposas para tus hijos, 4 porque harán que tus hijos dejen de seguirme; los harán servir a otros dioses y el SEÑOR se enojará contigo y te destruirá rápidamente.
Destruyan los dioses falsos
5 Esto harás con esas naciones: Destruye sus altares, despedaza sus piedras memoriales[a], corta los postes de Aserá y quema sus ídolos en el fuego. 6 Porque tú eres un pueblo santo, que pertenece al SEÑOR tu Dios. Te ha elegido el SEÑOR tu Dios para ser su tesoro entre todos los pueblos de la tierra. 7 El SEÑOR no te ama ni te eligió por ser la nación más grande de todas, pues eras la más pequeña. 8 Lo hizo porque el SEÑOR te ama y quiere cumplir la promesa que les hizo a tus antepasados, que el SEÑOR te sacaría de Egipto por su gran poder y te liberaría de la esclavitud y del poder del faraón, rey de Egipto.
9 Entonces reconoce ahora que el SEÑOR tu Dios es el único Dios. Es un Dios fiel que mantiene por mil generaciones su pacto y fiel amor hacia todos aquellos que lo aman y obedecen sus mandamientos, 10 pero castiga a los que lo rechazan y no demora en destruirlos. 11 Así que tú debes obedecer los mandamientos, las normas y las leyes que hoy te mando.
12 Si obedeces estas leyes y te aseguras de cumplirlas, el SEÑOR tu Dios mantendrá su pacto y el fiel amor que les prometió a tus antepasados. 13 Él te amará, bendecirá e incrementará tu número. Te bendecirá con muchos hijos, y bendecirá tus campos con buenas cosechas. Te dará granos, vino nuevo y aceite. Bendecirá a tu ganado con crías y a tus ovejas con corderos, en la tierra que les prometió a tus antepasados.
14 Tú serás bendecido más que todas las naciones y no habrá hombre ni mujer estéril entre los tuyos o entre tus animales. 15 El SEÑOR no permitirá que te enfermes. Tú sabes lo que sucedió en Egipto, pero él no dejará que ninguna de las terribles enfermedades que tuvieron los egipcios te llegue a ti, sino hará que las sufran aquellos que te odien. 16 Destruye a todas las naciones que el SEÑOR tu Dios está dejando en tu poder. No tengas compasión de ellos ni adores a sus dioses, porque eso será una trampa para ti.
El Señor ayudará a su pueblo
17 Si te preguntas: «Estas naciones son más fuertes que yo, ¿cómo podré expulsarlas?» 18 No les temas, y recuerda lo que el SEÑOR tu Dios les hizo al faraón y a toda la gente de Egipto. 19 Recuerda las maravillas que vieron tus ojos, las señales y los milagros que hizo el SEÑOR. Recuerda el gran poder y la fuerza con la que el SEÑOR tu Dios te sacó de Egipto. Les hará lo mismo que le hizo a Egipto a todas las naciones a las que tú les temes ahora.
20 Además el SEÑOR tu Dios enviará avispas[b] en contra de ellos hasta que sean destruidos los que sobrevivan y se escondan de ti. 21 No les temas, porque el SEÑOR tu Dios está contigo, y él es un Dios grande y poderoso. 22 El SEÑOR tu Dios echará estas naciones poco a poco. No serás capaz de destruirlas a todas de una sola vez, si lo hicieras, los animales salvajes se multiplicarían en tu contra. 23 El SEÑOR tu Dios pondrá a todas esas naciones en tus manos y las confundirá hasta que sean destruidas. 24 Él te entregará a sus reyes, tú acabarás con ellos y nadie los recordará. Nadie podrá detenerte hasta que no hayas acabado con ellos.
25 Quema a sus ídolos en el fuego. No desees la plata ni el oro que está en ellos ni te quedes con ellos para no resultar atrapado por ellos, porque el SEÑOR tu Dios odia los ídolos. 26 No lleves ninguno de esos ídolos a tu casa y así evitarás que Dios te odie también a ti, pues Dios los odia a ellos.
No te olvides del Señor
8 Sé cuidadoso y obedece toda la instrucción que hoy te mando, para que vivas, te multipliques y entres a ocupar la tierra que el SEÑOR les prometió a tus antepasados. 2 Recuerda el camino por el que el SEÑOR tu Dios te guió durante todos estos 40 años en el desierto, para enseñarte a ser humilde, ponerte a prueba y saber lo que tú pensabas: para saber si ibas a obedecer sus mandamientos o no. 3 Él te humilló y te hizo pasar hambre. Luego te dio a comer maná, que ni tú ni tus antepasados conocían, para enseñarte que el ser humano no sólo vive de pan, sino de todo lo que el SEÑOR ordena. 4 Tu ropa no se desgastó y tus pies no se hincharon durante estos 40 años. 5 Por eso recuerda que el SEÑOR tu Dios te está educando y corrigiendo como un padre a su hijo.
6 Así que obedece los mandamientos del SEÑOR tu Dios, síguelo y respétalo a él 7 porque el SEÑOR tu Dios te lleva a una tierra buena; una tierra de arroyos y fuentes, y ríos subterráneos que surgen en los valles y las colinas. 8 Una tierra con trigo y cebada, vinos de uva, higueras y granados; una tierra de olivos y miel; 9 una tierra donde tú no vivirás en la pobreza y donde tendrás todo lo que necesites; una tierra donde las piedras son hierro y de donde sacarás cobre de las montañas. 10 Comerás todo lo que quieras y estarás satisfecho, y entonces bendecirás al SEÑOR tu Dios por la tierra buena que te ha dado.
11 Asegúrate de no olvidar al SEÑOR tu Dios, para que no falles en obedecer sus mandamientos, normas y leyes que te doy hoy. 12 Podrás comer todo lo que quieras y construirás buenas casas y vivirás en ellas. 13 Tu ganado y rebaños se multiplicarán, tu oro y plata aumentarán, y todo lo que tienes se multiplicará. 14 Cuando eso ocurra, ten cuidado de no volverte orgulloso y olvidar al SEÑOR tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto, un lugar de esclavitud. 15 Él es quien te guió en este desierto grande y terrible, lleno de serpientes y escorpiones venenosos; una tierra seca donde no había agua. Él es quien hizo salir agua de la roca sólida para ti. 16 Él es quien te alimentó con maná en el desierto, maná que tus antepasados no conocieron. Lo hizo para humillarte y ponerte a prueba, y al final prosperarte. 17 Ten cuidado de no decirte a ti mismo: «Mi fuerza y mi propio poder han obtenido esta riqueza para mí». 18 Más bien recuerda al SEÑOR tu Dios, porque él es quien te da el poder para obtener riqueza, cumpliendo así como lo está haciendo hoy, el pacto que les prometió a tus antepasados.
19 Si olvidas al SEÑOR tu Dios, buscas ayuda de otros dioses, los sirves y los adoras, yo te advierto hoy que con toda seguridad serás destruido. 20 Como las naciones que el SEÑOR está por destruir ante ti, también te destruirá a ti porque no obedeciste al SEÑOR tu Dios.
El Señor ayudará a Israel
9 Escucha, Israel, hoy cruzarás el río Jordán para entrar y expulsar a naciones que son más grandes y fuertes que tú y que tienen grandes ciudades con murallas hasta el cielo. 2 Los anaquitas son altos y fuertes. Tú sabes quiénes son y has escuchado el dicho acerca de ellos: «¿Quién puede detener a los anaquitas?» 3 Reconoce entonces que el SEÑOR tu Dios es quien está cruzando el río Jordán delante de ti como un fuego que todo lo consume, y que los destruirá y los vencerá mientras avanzas. Tú los expulsarás y destruirás rápidamente, tal como el SEÑOR te prometió.
4 Cuando el SEÑOR tu Dios los haya expulsado de delante de ti, no te digas a ti mismo: «El SEÑOR nos trajo a tomar posesión de esta tierra porque nosotros somos muy buenos». El SEÑOR está expulsando a estas naciones porque son perversas. 5 Tú vas a ocupar su tierra, no porque seas muy bueno y honesto, sino porque estas naciones son perversas. El SEÑOR tu Dios está por quitarles la tierra a ellos y dársela a ustedes para cumplir la promesa que el SEÑOR les hizo a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. 6 Debes saber que el SEÑOR tu Dios no te da esta tierra buena para que la poseas porque eres muy bueno, pues tu gente es muy terca.
Recuerda la ira del Señor
(Éx 31:18-32:35)
7 Recuerda bien y no olvides nunca que hiciste enojar al SEÑOR tu Dios en el desierto. Has sido rebelde contra el SEÑOR desde el día que saliste de Egipto hasta que llegaste a este lugar. 8 Ustedes hicieron enojar al SEÑOR en el monte Horeb y el SEÑOR se enojó tanto que estuvo a punto de destruirlos. 9 Cuando subí al monte a recibir las tablas del pacto que el SEÑOR hizo contigo, me quedé en el monte durante 40 días y 40 noches, sin comer ni beber nada. 10 El SEÑOR me dio dos tablas de piedra en la que Dios había escrito con su dedo. Tenían las palabras exactas que el SEÑOR te había dicho en el monte desde el fuego, el día de la reunión.
11 Al final de los 40 días y 40 noches, el SEÑOR me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto. 12 El SEÑOR me dijo: «Levántate y baja rápidamente de aquí, porque tu gente, a la que guiaste para que salieran de Egipto, se ha corrompido. Ellos se han apartado bien pronto de lo que les ordené hacer y han hecho un ídolo de metal para sí mismos».
13 Luego el SEÑOR me dijo: «He observado a esta gente, y efectivamente, son tercos. 14 Hazte a un lado, que voy a exterminarlos, nadie se acordará de ellos y haré de ti una nación más fuerte y más numerosa que la de ellos».
El becerro de oro
15 Entonces volví y bajé del monte que estaba ardiendo en fuego. Las dos tablas del pacto estaban en mis manos. 16 Luego miré y vi que ustedes habían pecado contra el SEÑOR su Dios. Se habían hecho un ídolo de metal en forma de becerro; se habían apartado rápidamente de lo que el SEÑOR les había mandado. 17 Entonces tomé las tablas y con mis propias manos las arrojé y las despedacé, como ustedes vieron. 18 Luego, como hice antes, me arrodillé delante del SEÑOR por 40 días y 40 noches, durante los cuales no comí ni bebí nada. Hice esto debido a todo el pecado que ustedes habían cometido al hacer lo que le disgusta al SEÑOR y de esa forma provocaron su enojo. 19 Yo tenía miedo de la ira y enojo del SEÑOR, él estaba tan enojado que iba a destruirlos, pero el SEÑOR también me escuchó esta vez. 20 El SEÑOR estaba tan enojado con Aarón como para acabar con él, pero esa vez también oré por Aarón. 21 Luego tomé ese objeto horrible que ustedes habían hecho, el becerro, y lo quemé en el fuego, lo rompí en pedazos y lo molí hasta que quedó hecho polvo. Luego tiré ese polvo al arroyo que bajaba del monte.
22 También ustedes hicieron enojar al SEÑOR en Taberá, Masá y Quibrot Hatavá. 23 Cuando el SEÑOR los envió desde Cades Barnea y les dijo: «Suban y ocupen la tierra que les estoy dando», ustedes se rebelaron en contra del mandato del SEÑOR su Dios. No creyeron en él y no le obedecieron. 24 Ustedes han sido rebeldes contra el SEÑOR desde el primer día que los conocí.
25 Cuando me arrodillé delante del SEÑOR durante esos 40 días y 40 noches, porque el SEÑOR había dicho que los iba a destruir, 26 oré al SEÑOR y le dije: «Oh Señor DIOS, no destruyas a tu pueblo que liberaste gracias a tu gran poder y sacaste de Egipto gracias a tu fuerza. 27 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob. No pongas atención a la terquedad, la maldad y el pecado de esta gente. 28 Si los destruyes, los egipcios dirán: Puesto que el SEÑOR no tenía poder para llevarlos a la tierra que les había prometido, y como los ha rechazado, los llevó para matarlos en el desierto. 29 Es que ellos son tu pueblo, al que liberaste por tu gran fuerza y poder».
19 Esa noche Jesús y sus seguidores se fueron de la ciudad.
Jesús muestra el poder de la fe
(Mt 21:20-22)
20 En la mañana, cuando iban caminando, Jesús y sus seguidores vieron que la higuera se había secado de raíz. 21 Pedro recordó lo que había dicho Jesús antes y dijo:
—¡Mira maestro! Se secó la higuera que maldijiste ayer.
22 Y Jesús contestó:
—Tengan fe en Dios. 23 Les digo la verdad: Cualquiera que le diga a esta montaña: “Levántate y lánzate al mar” y no dude en su interior sino que crea que sucederá lo que dice, así se hará. 24 Por eso les digo que cuando pidan algo en sus oraciones, pídanlo convencidos de que ya lo han recibido y entonces todo lo que pidan será suyo. 25 Y cuando estén orando, perdonen lo que tengan contra alguien para que su Padre que está en el cielo también les perdone sus pecados a ustedes. 26 [a]
Discusión sobre la autoridad de Jesús
(Mt 21:23-27; Lc 20:1-8)
27 Regresaron a Jerusalén. Cuando Jesús caminaba por el área del templo, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley se le acercaron. 28 Le dijeron a Jesús:
—¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te la dio?
29 Jesús dijo:
—Yo también les haré una pregunta. Respóndanme y les diré con qué autoridad hago estas cosas: 30 ¿El bautismo de Juan era de Dios o de los hombres?, respóndanme.
31 Ellos discutían entre sí y decían: «Si respondemos que venía de Dios, él preguntará: “¿Por qué entonces no le creyeron?” 32 Pero no podemos decir que venía de los hombres». Ellos le tenían miedo al pueblo porque todos creían que Juan era un profeta. 33 Entonces le respondieron a Jesús:
—No sabemos.
Jesús entonces les dijo:
—Pues yo tampoco les voy a decir con qué autoridad hago estas cosas.
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