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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Palabra (España) (BLP)
Version
Deuteronomio 5

Los diez mandamientos (Ex 20,1-17)

Moisés convocó a todo Israel y les dijo:

— Escucha, Israel, las normas y preceptos que yo os promulgo hoy. Aprendedlos y poned atención en cumplirlos.

El Señor nuestro Dios hizo con nosotros una alianza en Horeb. No la hizo solamente con nuestros antepasados, sino también con todos nosotros que hoy estamos vivos. Allí, en el monte, el Señor os habló cara a cara, desde el fuego. Y yo hice de intermediario entre vosotros y el Señor para trasmitiros sus palabras, porque vosotros, aterrorizados por aquel fuego, no subisteis al monte. Fue entonces cuando dijo el Señor:

— Yo soy el Señor, tu Dios, el que te libró de la esclavitud de Egipto.

No tendrás otros dioses aparte de mí.

No te harás escultura alguna o imagen de nada de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto porque yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres que me aborrecen, en sus hijos, nietos y biznietos; 10 pero con los que me aman y cumplen mis mandamientos, soy misericordioso por mil generaciones.

11 No pronunciarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque el Señor no dejará sin castigo al que tal haga.

12 Observa el sábado, para consagrarlo como el Señor tu Dios te ha mandado. 13 Durante seis días trabajarás y harás en ellos todas tus tareas, 14 pero el séptimo es día de descanso consagrado al Señor tu Dios. En ese día no realizarás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguno de tus animales, ni el inmigrante que viva en tus ciudades, para que tu esclavo y tu esclava descansen igual que tú. 15 Recuerda que tú también fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de allí con gran poder y destreza sin igual. Por eso tu Dios te ordena observar el sábado.

16 Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor tu Dios te lo ha mandado, para que vivas muchos años y seas dichoso en la tierra que el Señor tu Dios te da.

17 No matarás.

18 No cometerás adulterio.

19 No robarás.

20 No darás testimonio falso en perjuicio de tu prójimo.

21 No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada de lo suyo.

22 Estos son los mandamientos que el Señor promulgó con potente voz, desde el fuego y la densa oscuridad, ante toda vuestra asamblea, en la montaña. No añadió nada más. Los escribió en dos losas de piedra y me las entregó.

23 Al oír la voz que salía de las tinieblas, mientras la montaña ardía envuelta en llamas, todos vosotros, jefes de tribu y ancianos, vinisteis a hablar conmigo, 24 para decirme: “El Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz que salía del fuego. Hoy hemos visto que un simple mortal puede hablar con Dios y continuar con vida. 25 Pero ¿por qué tenemos que arriesgarnos de nuevo a morir devorados por este terrible fuego? Si seguimos oyendo la voz del Señor nuestro Dios, moriremos. 26 Pues ¿qué mortal existe, que habiendo oído la voz del Dios vivo hablándole desde el fuego, como la hemos oído nosotros, haya vivido para contarlo? 27 Por eso, acércate tú al Señor nuestro Dios, escucha todo lo que él te diga, y luego tú nos lo transmites. Nosotros lo escucharemos y lo obedeceremos”.

28 El Señor os escuchó cuando me hablabais, y me dijo: He oído lo que te decía este pueblo, y me parece muy bien todo lo que han dicho. 29 ¡Ojalá conserven siempre esa actitud, respetándome y cumpliendo mis mandamientos todos los días, para que tanto ellos como sus hijos tengan siempre una vida dichosa! 30 Ahora ve a decirles que regresen a sus tiendas. 31 Pero tú quédate aquí conmigo, y te daré a conocer todos los estatutos, normas y decretos que deberás enseñarles, para que los observen en la tierra que les voy a dar en herencia.

32 Tened, pues, cuidado de hacer lo que el Señor vuestro Dios os ha mandado, sin desviaros a derecha ni a izquierda. 33 Id por el camino que el Señor vuestro Dios os ha trazado: así seréis dichosos y tendréis larga vida en la tierra de la que vais a tomar posesión.

Salmos 88

Salmo 88 (87)

Estoy harto de males

88 Canto. Salmo de los hijos de Coré. Al maestro del coro. Para la enfermedad. Para responder. Poema de Hemán el Ezraíta.

Señor, Dios salvador mío,
día y noche ante ti grito.
Que mi súplica llegue a ti,
que escuche tu oído mi clamor;
porque estoy harto de males
y roza mi vida el reino de los muertos.
Me ven ya entre los difuntos,
parezco un ser acabado.
Entre los muertos me encuentro,
estoy como los que yacen en su tumba
sin que tú ya los recuerdes,
pues están alejados de ti.
En una fosa profunda me has dejado,
en las tinieblas, en las sombras;
sobre mí ha caído tu ira,
con tus olas me golpeas. [ Pausa]
Has alejado de mí a mis amigos,
me has hecho odioso para ellos;
estoy encerrado y no puedo salir;
10 mis ojos se consumen de pena.
Señor, a ti clamo sin cesar,
hacia ti elevo mis manos.
11 ¿Harás un milagro por los muertos?
¿Se alzarán para alabarte las sombras?
12 ¿Se proclama tu amor en la tumba,
tu fidelidad en el mundo de los muertos?
13 ¿Se conocen tus prodigios en la fosa,
tu justicia en la tierra del olvido?
14 Pero yo, Señor, te imploro,
de mañana mi ruego a ti llega.
15 Señor, ¿por qué me rechazas
y me ocultas tu rostro?
16 Débil, agonizante desde mi juventud,
aguanto tus horrores y estoy desconcertado.
17 Tu ira ha pasado sobre mí,
tus terrores me han destruido.
18 Como agua me rodean todo el día
y me cercan todos juntos.
19 Alejaste de mí al amigo, al compañero,
¡las tinieblas me hacen compañía!

Isaías 33

Súplica de restauración

33 ¡Ay de ti, devastador no devastado,
traidor que no ha sido traicionado!
Cuando hayas devastado te devastarán,
después de traicionar serás traicionado.
Piedad, Señor, que esperamos en ti;
sé nuestra fuerza cada mañana,
nuestra victoria en tiempo de aprieto.
Tu voz atronadora ahuyenta a los pueblos,
al levantarte se dispersan las naciones.
Se acumulaba botín lo mismo que langosta,
se lanzaban sobre él lo mismo que saltamontes.
Excelso es el Señor, que habita en lo alto,
colma a Sión de justicia y derecho;
tus días transcurrirán en la estabilidad,
sabiduría y conocimiento te darán seguridad,
honrar al Señor será tu tesoro.

Lamentación e intervención del Señor

Oíd cómo gritan los guerreros por las calles,
lloran con amargura los mensajeros de paz;
los caminos aparecen desiertos,
han dejado de pasar caminantes.
Ha roto la alianza, desprecia a los testigos,
no siente respeto por nadie.
El país se marchita y agosta,
se amustia reseco el Líbano,
el Sarón parece una estepa,
desmochados Basán y el Carmelo.
10 Ahora me levanto, dice el Señor,
ahora me alzo, ahora me yergo:
11 concebisteis paja, tamo pariréis,
mi aliento como fuego os consumirá;
12 los pueblos quedarán calcinados,
quemados como cardos segados.
13 Los de lejos escuchad lo que he hecho,
los de cerca enteraos de mi valor.
14 Temen los pecadores de Sión,
un temblor paraliza a los impíos:
“¿Quién de nosotros habitará un fuego devorador?
¿Quién de nosotros habitará unas brasas eternas?”.
15 El que se conduzca y hable con justicia,
el que rehúse aprovecharse de la opresión;
el que sacuda su mano rechazando el soborno,
el que tape su oído a propuestas criminales,
el que cierre sus ojos al mal.
16 Ese habitará en la altura,
refugiado en un baluarte rocoso,
recibirá sin falta pan y agua.

Jerusalén restaurada

17 Tus ojos verán a un rey espléndido,
podrán contemplar un país ilimitado.
18 Pensarás en el terror pasado:
“¿Dónde están contable y cobrador?
¿Dónde el que contaba las fortificaciones?”.
19 Ya no verás al pueblo insolente,
al pueblo de lenguaje oscuro y raro,
de una lengua extraña, incomprensible.
20 Mira a Sión, ciudad de nuestras fiestas;
tus ojos contemplarán Jerusalén,
morada tranquila, tienda inamovible:
sus estacas no serán arrancadas,
sus cuerdas no serán aflojadas.
21 Pues allí estará el Señor,
que es todo poder, con nosotros,
en un lugar de ríos anchísimos;
no navegarán barcas de remos,
no los cruzarán naves de guerra.
22 Pues el Señor nos gobierna y da leyes,
el Señor es nuestro rey victorioso.
23 Tus maromas están tan flojas
que ya no aguantan el mástil,
ya no están tensas las velas.
Entonces se repartirá cuantioso botín,
hasta los cojos se lanzarán al saqueo.
24 Ningún habitante dirá que está enfermo
pues habrán sido perdonados
los residentes en Jerusalén.

Apocalipsis 3

A la Iglesia de Sardes: ¡Cambia de conducta!

Escribe al ángel de la iglesia de Sardes: Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas:

— Conozco tu comportamiento y, aunque alardeas de estar vivo, sé que estás muerto. Despierta, pues, y reaviva lo que aún no ha muerto del todo, porque ante los ojos de mi Dios, tu comportamiento está lejos de ser irreprochable. ¿No recuerdas aquella tu disposición para escuchar y recibir? Pues mantenla y, si es preciso, cambia de conducta. Porque, si no estás en vela, vendré a ti como un ladrón, sin que puedas saber a qué hora llegaré contra ti. Bien es verdad que ahí, en Sardes, viven contigo unos cuantos de conducta irreprochable; un día me acompañarán vestidos de blanco, porque así lo han merecido. El vencedor, pues, vestirá de blanco, y no borraré su nombre del libro de la vida, sino que responderé por él ante mi Padre y ante sus ángeles.

Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias.

A la iglesia de Filadelfia: ¡Conserva lo que tienes!

Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: Esto dice el Santo, el Veraz, el que tiene la llave de David, el que, cuando abre, nadie puede cerrar y, cuando cierra, nadie puede abrir:

— Conozco tu comportamiento y te he abierto una puerta que nadie podrá cerrar, porque, aunque eres débil, te has mantenido fiel tanto a mi mensaje como a mi persona. Por ello, voy a poner en tus manos a los de la sinagoga de Satanás, a esos que se precian de judíos, pero mienten, porque no lo son. Voy a hacer que se postren a tus pies, para que sepan que he puesto en ti mi amor. 10 Y ya que has sido fiel a mi consigna de aguantar con paciencia el sufrimiento, yo lo seré contigo en esta difícil hora que se avecina sobre el mundo entero, en la que serán puestos a prueba los habitantes de la tierra. 11 Estoy a punto de llegar. Conserva, pues, lo que tienes, para que nadie te arrebate la corona.

12 Al vencedor lo pondré de columna en el Templo de mi Dios, para que ya nunca salga de allí. Y grabaré sobre él el nombre de mi Dios, y grabaré también, junto a mi nombre nuevo, el nombre de la ciudad de mi Dios, la Jerusalén nueva, que desciende del trono celeste de mi Dios.

13 Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias.

A la iglesia de Laodicea: ¡Estoy llamando a la puerta!

14 Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el que está en el origen de la obra creadora de Dios:

15 — Conozco tu comportamiento; no eres ni frío ni caliente, y más te valiera ser una cosa o la otra. 16 ¡Pero sólo eres tibio! No eres ni frío ni caliente, y por eso voy a vomitarte de mi boca. 17 Sé también que vas pregonando: “Soy rico, estoy forrado de dinero y nada necesito”. ¡Pobre infeliz! ¿No sabes que eres miserable y pordiosero y ciego y que estás desnudo? 18 Si de veras quieres enriquecerte, harías bien en comprarme oro pasado por el crisol, vestidos blancos con que cubrir tu vergonzosa desnudez y colirio con que ungir tus ojos para que puedas ver.

19 Yo reprendo y castigo a los que amo. Esfuérzate, pues, y cambia de conducta. 20 ¿No ves que estoy llamando a la puerta? Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré en su compañía. 21 Al vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí, así como yo he vencido y me he sentado junto a mi Padre en su trono.

22 Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias.

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España