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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Biblia de las Américas (LBLA)
Version
2 Crónicas 22-23

Reinado de Ocozías

22 (A)Entonces los habitantes de Jerusalén hicieron rey en su lugar a Ocozías[a], su hijo menor, porque la banda de hombres que vinieron con los árabes(B) al campamento había matado a todos los hijos mayores. Por lo cual Ocozías, hijo de Joram[b], rey de Judá, comenzó a reinar. Ocozías tenía veintidós[c] años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía, nieta[d] de Omri. Él también anduvo en los caminos de la casa de Acab, porque su madre fue su consejera para que hiciera lo malo. E hizo lo malo ante los ojos del Señor, como había hecho la casa de Acab, porque después de la muerte de su padre ellos fueron sus consejeros para perdición suya(C). Anduvo también conforme al consejo de ellos, y fue con Joram[e], hijo de Acab, rey de Israel, a hacer guerra contra Hazael, rey de Aram, en Ramot de Galaad. Los arameos[f] hirieron a Joram(D), y este volvió a Jezreel para ser curado de las heridas que le habían hecho[g] en Ramot, cuando peleó contra Hazael, rey de Aram. Entonces Ocozías[h], hijo de Joram, rey de Judá, descendió a visitar a Joram, hijo de Acab, en Jezreel, porque estaba enfermo.

La destrucción de Ocozías vino de Dios(E), por ir a visitar a Joram. Pues cuando llegó, salió con Joram contra Jehú(F), hijo de Nimsi, a quien el Señor había ungido para exterminar la casa de Acab(G). Y sucedió que cuando Jehú estaba ejecutando justicia contra la casa de Acab, encontró a los príncipes de Judá y a los hijos de los hermanos de Ocozías sirviendo a Ocozías, y los mató(H). También buscó a Ocozías, y lo prendieron cuando estaba escondido en Samaria; lo llevaron a Jehú y lo mataron(I), pero le dieron sepultura(J), pues decían: Es hijo de Josafat, que buscó al Señor(K) con todo su corazón. Y no quedó nadie de la casa de Ocozías para retener el poder del reino.

Atalía usurpa el trono

10 (L)Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y exterminó toda la descendencia[i] real de la casa de Judá. 11 Pero Josabet[j], hija del rey, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo sacó furtivamente de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y lo puso a él y a su nodriza en la alcoba. Así Josabet, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joiada (pues era hermana de Ocozías), lo escondió de Atalía para que no le diera muerte. 12 Y estuvo escondido con ellos en la casa de Dios seis años, mientras Atalía reinaba en el país.

Coronación de Joás

23 (M)En el séptimo año, Joiada cobró ánimo, y tomó a capitanes de centenas: Azarías, hijo de Jeroham, Ismael, hijo de Johanán, Azarías, hijo de Obed, Maasías, hijo de Adaía, y Elisafat, hijo de Zicri, los cuales hicieron pacto con él. Y recorrieron Judá y reunieron a los levitas de todas las ciudades de Judá y a los jefes de las casas paternas de Israel, y vinieron a Jerusalén(N). Entonces toda la asamblea hizo pacto con el rey en la casa de Dios. Y Joiada les dijo: He aquí, el hijo del rey reinará, como el Señor ha hablado respecto a los hijos de David(O). Esto es lo que haréis: una tercera parte de vosotros, de los sacerdotes y los levitas que entran en el día de reposo(P) estaréis de porteros; otra tercera parte estará en la casa del rey, y otra tercera parte en la puerta del Cimiento; y todo el pueblo estará en los atrios de la casa del Señor. Pero que nadie entre en la casa del Señor sino los sacerdotes y los levitas que ministran; estos pueden entrar porque son santos. Y que todo el pueblo guarde el precepto del Señor(Q). Los levitas rodearán al rey, cada uno con sus armas en la mano; y cualquiera que entre en la casa será muerto. Estaréis con el rey cuando entre y cuando salga. Y los levitas y todo Judá hicieron conforme a todo lo que había ordenado el sacerdote Joiada. Cada uno de ellos tomó sus hombres, los que habían de entrar en el día de reposo, junto con los que habían de salir el día de reposo, porque el sacerdote Joiada no despidió a ninguno de los grupos(R). Entonces el sacerdote Joiada dio a los capitanes de cientos las lanzas y los escudos grandes y pequeños que habían sido del rey David, que estaban en la casa de Dios. 10 Y colocó a todo el pueblo, cada hombre con su arma en la mano, desde el lado[k] derecho de la casa hasta el lado[l] izquierdo de la misma[m], junto al altar y junto a la casa, alrededor del rey. 11 Entonces sacaron al hijo del rey y le pusieron la corona, le dieron el libro del testimonio(S) y lo proclamaron rey. Y Joiada y sus hijos lo ungieron, y gritaron[n]: ¡Viva el rey(T)!

Muerte de Atalía

12 Al oír Atalía el estruendo del pueblo que corría y alababa al rey, se llegó al pueblo en la casa del Señor, 13 y miró, y he aquí, el rey estaba de pie junto a su columna a la entrada, y los capitanes y los trompetas[o] estaban junto al rey. Y todo el pueblo del país se regocijaba y tocaba trompetas, y los cantores con sus instrumentos de música dirigían la alabanza[p]. Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y gritó[q]: ¡Traición! ¡Traición! 14 Pero el sacerdote Joiada sacó a los capitanes de centenas que estaban al mando del ejército, y les dijo: Sacadla de entre[r] las filas; y al que la siga, matadlo a espada. Porque el sacerdote había dicho: No la matéis en la casa del Señor. 15 Y le echaron[s] mano, y cuando ella llegó a la entrada de la puerta de los Caballos(U) de la casa del rey, allí la mataron(V).

16 Entonces Joiada hizo un pacto entre[t] todo el pueblo y el rey, de que ellos serían el pueblo del Señor(W). 17 Y todo el pueblo fue a la casa de Baal y la derribaron, hicieron pedazos sus altares y sus imágenes y mataron delante de los altares a Matán, sacerdote de Baal(X). 18 Además Joiada puso los oficios de la casa del Señor bajo la autoridad[u] de los sacerdotes levitas(Y), a quienes David había designado sobre la casa del Señor para ofrecer los holocaustos del Señor(Z), como está escrito en la ley de Moisés, con alegría y con cánticos conforme a la disposición[v] de David(AA). 19 Colocó porteros junto a las puertas de la casa del Señor(AB), de modo que no entrara ninguno que por alguna causa estuviera inmundo. 20 Tomó a los capitanes de cientos, a los nobles, a los gobernantes del pueblo y a todo el pueblo del país, e hizo descender al rey de la casa del Señor, y entraron por la puerta superior a la casa del rey. Y sentaron al rey sobre el trono real(AC). 21 Y todo el pueblo del país se regocijó, y la ciudad quedó tranquila, porque Atalía había sido muerta a espada(AD).

Apocalipsis 10

El ángel y el librito

10 Y vi a otro ángel poderoso[a](A) que descendía del cielo(B), envuelto en una nube; y el arco iris estaba sobre su cabeza(C), y su rostro era como el sol(D), y sus pies como columnas de fuego(E); y tenía en su mano un librito(F) abierto. Y puso el pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra(G); y gritó a gran voz, como ruge un león(H); y cuando gritó, los siete truenos emitieron[b] sus voces(I). Después que los siete truenos hablaron, iba yo a escribir(J), cuando[c] oí una voz del cielo(K) que decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho y no las escribas(L). Entonces el ángel que yo había visto de pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano derecha al cielo(M), y juró por el que vive por los siglos de los siglos(N), quien creó el cielo y las cosas que en Él hay, y la tierra y las cosas que en ella hay, y el mar y las cosas que en Él hay(O), que ya no habrá dilación[d](P), sino que en los días de la voz del séptimo ángel(Q), cuando esté para tocar la trompeta, entonces el misterio de Dios será[e] consumado(R), como Él lo anunció[f] a sus siervos los profetas. Y la voz que yo había oído del cielo(S), la de nuevo hablando conmigo, y diciendo: Ve, toma el libro[g] que está abierto en la mano del ángel que está de pie sobre el mar y sobre la tierra(T). Entonces fui al ángel y le dije que me diera el librito. Y él me dijo*: Tómalo y devóralo(U); te amargará las entrañas, pero en tu boca será dulce como la miel. 10 Tomé el librito de la mano del ángel y lo devoré, y fue en mi boca dulce como la miel; y cuando lo comí, me amargó las entrañas. 11 Y me dijeron*[h](V): Debes profetizar otra vez(W) acerca de muchos pueblos, naciones, lenguas(X) y reyes(Y).

Zacarías 6

Visión de los cuatro carros

Alcé de nuevo mis ojos y miré, y he aquí cuatro(A) carros que salían de entre dos montes; y los montes eran montes de bronce. Del primer carro tiraban caballos(B) rojos, del segundo carro caballos negros(C), del tercer carro caballos blancos(D) y del cuarto carro fuertes caballos(E) tordos. Entonces hablé, y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué son estos, señor mío(F)? Y el ángel contestó, y me dijo: Estos son los cuatro vientos[a] del cielo que salen después de presentarse ante el Señor de toda la tierra(G). Con uno de ellos salen los caballos negros hacia la tierra del norte(H), y los blancos salen tras ellos, mientras los tordos salen hacia la tierra del sur(I). Briosos[b] salían, impacientes por[c] ir a recorrer la tierra. Y Él dijo: Id, recorred la tierra. Y recorrieron la tierra(J). Entonces me llamó y me habló, diciendo: Mira, los que salen hacia la tierra del norte aplacan mi espíritu[d](K) en la tierra del norte.

La corona simbólica

Y vino la palabra del Señor a mí, diciendo(L): 10 Toma ofrendas de los desterrados, de Heldai, de Tobías y de Jedaías; y el mismo día ve y entra en la casa de Josías, hijo de Sofonías, adonde ellos han llegado de Babilonia(M). 11 Toma plata y oro, haz una corona[e] y ponla en la cabeza(N) del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac(O). 12 Y háblale, diciendo: «Así dice el Señor de los ejércitos[f]: “He aquí un hombre cuyo nombre es Renuevo(P), porque Él brotará del lugar donde está y reedificará el templo del Señor(Q). 13 Sí, Él reedificará el templo del Señor, y Él llevará gloria(R) y se sentará y gobernará en su trono(S). Será sacerdote(T) sobre su trono y habrá consejo de paz entre los dos oficios[g]”». 14 La corona[h](U) será para Helem, Tobías, Jedaías[i] y Hen, hijo de Sofonías, como recuerdo en el templo del Señor. 15 Y los que están lejos vendrán y reedificarán el[j] templo del Señor(V). Entonces sabréis que el Señor de los ejércitos me ha enviado a vosotros(W). Esto sucederá si escucháis obedientes la voz del Señor vuestro Dios(X).

Juan 9

Curación de un ciego

Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: Rabí[a](A), ¿quién pecó, este(B) o sus padres(C), para que naciera ciego? Jesús respondió: Ni este pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios(D) se manifiesten en él. Nosotros debemos[b] hacer las obras del que me envió mientras es de día(E); la noche viene cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo(F). Habiendo dicho esto, escupió en tierra(G), e hizo barro con la saliva y le untó el barro en los ojos, y le dijo: Ve y lávate en el estanque de Siloé(H) (que quiere decir, Enviado). Él fue, pues, y se lavó(I) y regresó viendo(J). Entonces los vecinos y los que antes le habían visto que era mendigo, decían: ¿No es este el que se sentaba y mendigaba(K)? Unos decían: Él es; y otros decían: No, pero se parece a él. Él decía: Yo soy. 10 Entonces le decían: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? 11 Él respondió: El hombre que se llama Jesús hizo barro, lo untó sobre mis ojos y me dijo: «Ve al Siloé y lávate». Así que fui, me lavé y recibí la vista(L). 12 Y le dijeron: ¿Dónde está Él? Él dijo*: No sé.

13 Llevaron* ante los fariseos al que antes había sido ciego. 14 Y era día de reposo el día en que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos(M). 15 Entonces los fariseos volvieron también a preguntarle cómo había recibido la vista(N). Y él les dijo: Me puso barro sobre los ojos, y me lavé y veo. 16 Por eso algunos de los fariseos decían: Este hombre no viene[c] de Dios, porque no guarda el día de reposo(O). Pero otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer tales señales[d](P)? Y había división entre ellos(Q). 17 Entonces dijeron* otra vez al ciego(R): ¿Qué dices tú de Él, ya que te abrió los ojos? Y él dijo: Es un profeta(S). 18 Entonces los judíos(T) no le creyeron que había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista, 19 y les preguntaron, diciendo: ¿Es este vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve? 20 Sus padres entonces les respondieron, y dijeron: Sabemos que este es nuestro hijo, y que nació ciego; 21 pero cómo es que ahora ve, no lo sabemos; o quién le abrió los ojos, nosotros no lo sabemos. Preguntadle a él; edad tiene, él hablará por sí mismo. 22 Sus padres dijeron esto porque tenían miedo a los judíos(U); porque los judíos ya se habían puesto de acuerdo(V) en que si alguno confesaba que Jesús[e] era el Cristo[f], fuera expulsado de la sinagoga(W). 23 Por eso sus padres dijeron: Edad tiene; preguntadle a él(X).

24 Por segunda vez llamaron al hombre que había sido ciego y le dijeron: Da gloria a Dios[g](Y); nosotros sabemos que este hombre es un pecador(Z). 25 Entonces él les contestó: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé: que yo era ciego y ahora veo. 26 Le dijeron entonces: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? 27 Él les contestó: Ya os lo dije(AA) y no escuchasteis(AB); ¿por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es que también vosotros queréis haceros discípulos suyos? 28 Entonces lo insultaron, y le dijeron: Tú eres discípulo de ese hombre; pero nosotros somos discípulos de Moisés(AC). 29 Nosotros sabemos que Dios habló a Moisés, pero en cuanto a este, no sabemos de dónde es(AD). 30 Respondió el hombre y les dijo: Pues en esto hay algo asombroso, que vosotros no sepáis de dónde es, y sin embargo, a mí me abrió los ojos. 31 Sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguien teme a Dios y hace su voluntad, a este oye(AE). 32 Desde el principio jamás se ha oído decir que alguien abriera los ojos a un ciego de nacimiento. 33 Si este no viniera[h] de Dios, no podría hacer nada(AF). 34 Respondieron ellos y le dijeron: Tú naciste enteramente en pecados(AG), ¿y tú nos enseñas a nosotros? Y lo echaron fuera(AH).

35 Jesús oyó decir que lo habían echado fuera(AI), y hallándolo, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo del Hombre[i](AJ)? 36 Él respondió y dijo: ¿Y quién es, Señor, para que yo crea en Él(AK)? 37 Jesús le dijo: Pues[j] tú le has visto, y el que está hablando contigo(AL), ese es. 38 Él entonces dijo: Creo, Señor. Y le adoró(AM). 39 Y Jesús dijo: Yo vine a este mundo para juicio(AN); para que los que no ven, vean(AO), y para que los que ven se vuelvan ciegos(AP). 40 Algunos de los fariseos que estaban con Él oyeron esto y le dijeron: ¿Acaso nosotros también somos ciegos(AQ)? 41 Jesús les dijo: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado(AR); pero ahora, porque decís: «Vemos», vuestro pecado permanece(AS).

La Biblia de las Américas (LBLA)

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