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Read the Gospels in 40 Days

Read through the four Gospels--Matthew, Mark, Luke, and John--in 40 days.
Duration: 40 days
Biblia del Jubileo (JBS)
Version
Mateo 10-12

10 ¶ Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio potestad contra los espíritus inmundos, para que los echaran fuera, y sanaran toda enfermedad y toda flaqueza.

Y los nombres de los doce apóstoles son éstos: el primero, Simón, que es llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano;

Felipe, y Bartolomé; Tomás, y Mateo el publicano; Jacobo hijo de Alfeo, y Lebeo, por sobrenombre Tadeo;

Simón el cananeo y Judas Iscariote, que también le entregó.

¶ A estos doce envió Jesús, a los cuales dio mandamiento, diciendo: Por el camino de los gentiles no iréis, y en ciudad de samaritanos no entréis;

mas id antes a las ovejas perdidas de la Casa de Israel.

Y yendo, predicad, diciendo: El Reino de los cielos ha llegado.

Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

No proveáis oro, ni plata, ni dinero en vuestros cintos;

10 ni alforja para el camino; ni dos ropas de vestir, ni zapatos, ni bordón; porque el obrero digno es de su alimento.

11 Mas en cualquier ciudad, o aldea donde entréis, buscad con diligencia quién sea en ella digno, y reposad allí hasta que salgáis.

12 Y entrando en la casa, saludadla.

13 Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros.

14 Y cualquiera que no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.

15 De cierto os digo, que el castigo será más tolerable a la tierra de los de Sodoma y de los de Gomorra en el día del juicio, que a aquella ciudad.

16 ¶ He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed pues prudentes como serpientes, e inocentes como palomas.

17 Y guardaos de los hombres, porque os entregarán en concilios, y en sus sinagogas os azotarán;

18 Y aun a príncipes y a reyes seréis llevados por causa de mí, por testimonio a ellos y a los gentiles.

19 Mas cuando os entregaren, no os apuréis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado qué habéis de hablar.

20 Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.

21 Y hermano entregará a hermano a la muerte, y padre a hijo; y los hijos se levantarán contra sus padres, y los harán morir.

22 Y seréis aborrecidos de todos por mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

23 Mas cuando os persiguieren en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de andar todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del hombre.

24 El discípulo no es más que su maestro, ni el esclavo más que su señor.

25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al esclavo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa?

26 Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.

27 Lo que os digo en tinieblas, decidlo en luz; y lo que oís al oído, predicadlo desde los terrados.

28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar; temed antes a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

29 ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.

30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados.

31 Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.

32 Cualquiera pues que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos.

33 Y cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos.

34 No penséis que he venido para meter paz en la tierra; no he venido para meter paz, sino espada.

35 Porque he venido para hacer disensión del hombre contra su padre, y de la hija contra su madre, y de la nuera contra su suegra.

36 Y los enemigos del hombre serán los de su casa.

37 El que ama padre o madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.

38 Y el que no toma su madero, y sigue en pos de mí, no es digno de mí.

39 El que hallare su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.

40 El que os recibe a vosotros, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.

41 El que recibe profeta en nombre de profeta, salario de profeta recibirá; y el que recibe justo en nombre de justo, salario de justo recibirá.

42 Y cualquiera que diere a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su salario.

11 ¶ Y fue, que acabando Jesús de dar mandamientos a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.

Y oyendo Juan en la prisión los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos,

diciendo: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?

Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis:

Los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos son limpiados, y los sordos oyen; los muertos son resucitados, y el evangelio es predicado a los pobres.

Y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí.

¶ E idos ellos, comenzó Jesús a decir de Juan a la multitud: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña que es meneada del viento?

Mas ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre cubierto de delicados vestidos? He aquí, los que traen vestidos delicados, en las casas de los reyes están.

Mas ¿qué salisteis a ver? ¿Profeta? También os digo, y más que profeta.

10 Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, Que aparejará tu camino delante de ti.

11 De cierto os digo, que no se levantó entre los que nacen de mujer otro mayor que Juan el Bautista; mas el que es más pequeño en el Reino de los cielos, mayor es que él.

12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, al Reino de los cielos se da vida; y los valientes lo arrebatan.

13 Porque todos los profetas y la ley hasta Juan profetizaron.

14 Y si queréis recibir, él es aquel Elías que había de venir.

15 El que tiene oídos para oír, oiga.

16 ¶ Mas ¿a quién compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros,

17 Y dicen: Os tañimos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis.

18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene.

19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Mas la sabiduría es aprobada por sus hijos.

20 Entonces comenzó a reconvenir el beneficio a las ciudades en las cuales habían sido hechas muchas de sus maravillas, porque no se habían enmendado, diciendo:

21 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón fueran hechas las maravillas que han sido hechas en vosotras, en otro tiempo se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.

22 Por tanto yo os digo, que a Tiro y a Sidón será más tolerable el castigo en el día del juicio, que a vosotras.

23 Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en los de Sodoma fueran hechas las maravillas que han sido hechas en ti, hubiera quedado hasta el día de hoy.

24 Por tanto yo os digo, que a la tierra de los de Sodoma será más tolerable el castigo en el día del juicio, que a ti.

25 ¶ En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, que hayas escondido esto de los sabios y de los entendidos, y lo hayas revelado a los niños.

26 Sí, Padre, porque así agradó en tus ojos.

27 Todas las cosas me son entregadas de mi Padre; y nadie conoció al Hijo, sino el Padre; ni al Padre conoció alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.

29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.

30 Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

12 ¶ En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en día de sábado; y sus discípulos tenían hambre, y comenzaron a coger espigas, y a comer.

Y viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado.

Y él les dijo: ¿No habéis leído qué hizo David, teniendo él hambre y los que con él estaban;

cómo entró en la Casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no le era lícito comer, ni a los que estaban con él, sino sólo a los sacerdotes?

O ¿no habéis leído en la ley, que los sábados en el Templo los sacerdotes profanan el sábado, y son sin culpa?

Pues os digo que uno mayor que el Templo está aquí.

Mas si supieras qué es: Misericordia quiero y no sacrificio, no condenarías a los inocentes:

Porque Señor aún del sábado, es el Hijo del hombre.

Y partiendo de allí, vino a la sinagoga de ellos.

10 Y he aquí había allí un hombre que tenía una mano seca; y le preguntaron, diciendo: ¿Es lícito curar en sábado?, por acusarle.

11 Y él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si cayere ésta en una fosa en sábado, no le echa mano, y la levanta?

12 Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Así que, lícito es en los sábados hacer bien.

13 Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y fue restituida sana como la otra.

14 ¶ Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra él para destruirle.

15 Mas sabiéndolo Jesús, se apartó de allí; y le siguieron grandes multitudes, y sanaba a todos.

16 Y él les encargaba rigurosamente que no le descubrieran;

17 para que se cumpliera lo que estaba dicho por el profeta Isaías, que dijo:

18 He aquí mi siervo, al cual he escogido; mi Amado, en el cual se agrada mi alma; pondré mi Espíritu sobre él y a los gentiles anunciará juicio.

19 No contenderá, ni voceará; ni nadie oirá en las calles su voz.

20 La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará, hasta que saque a victoria el juicio.

21 Y en su Nombre esperarán los gentiles.

22 ¶ Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo, y le sanó; de tal manera, que el ciego y mudo hablaba y veía.

23 Y las multitudes estaban fuera de sí, y decían: ¿Es éste aquel Hijo de David?

24 Mas los fariseos, oyéndolo, decían: Este no echa fuera los demonios, sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.

25 Y Jesús, como sabía los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es desolado; y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.

26 Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino?

27 Y si yo por Beelzebú echo fuera los demonios, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.

28 Y si por el Espíritu de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el Reino de Dios.

29 Porque, ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus alhajas, si primero no prendiere al hombre fuerte; y entonces saqueará su casa?

30 El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no coge, derrama.

31 Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no le será perdonada a los hombres.

32 Y cualquiera que hablare contra el Hijo del hombre, le será perdonado; mas cualquiera que hablare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo, ni en el venidero.

33 O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol podrido, y su fruto podrido; porque por el fruto es conocido el árbol.

34 Generación de víboras, ¿cómo podéis hablar bien, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

35 El hombre bueno del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo del mal tesoro saca malas cosas.

36 Mas yo os digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio;

37 porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.

38 ¶ Entonces respondiendo algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal.

39 Y él respondió, y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; mas señal no le será dada, sino la señal de Jonás profeta.

40 Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.

41 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás; y he aquí más que Jonás en este lugar.

42 La reina del austro se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y he aquí más que Salomón en este lugar.

43 Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla.

44 Entonces dice: Me volveré a mi casa de donde salí; y cuando viene, la halla desocupada, barrida y adornada.

45 Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y son peores las postrimerías del tal hombre que las primeras. Así también acontecerá a esta generación mala.

46 ¶ Y estando él aún hablando a la multitud, he aquí su madre y sus hermanos estaban fuera, que le querían hablar.

47 Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están fuera, y te quieren hablar.

48 Y respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?

49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.

50 Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.

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