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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Nueva Versión Internacional (NVI)
Version
Génesis 37-38

Los sueños de José

37 Jacob se estableció en la tierra de Canaán, donde su padre había residido como extranjero.

Esta es la historia de Jacob y su familia.

Cuando José tenía diecisiete años, apacentaba el rebaño junto a sus hermanos, los hijos de Bilhá y de Zilpá, que eran mujeres de su padre. El joven José solía informar a su padre de la mala fama que tenían estos hermanos suyos.

Israel amaba a José más que a sus otros hijos porque lo había tenido en su vejez. Por eso mandó que le confeccionaran una túnica muy elegante.[a] Viendo sus hermanos que su padre amaba más a José que a ellos, comenzaron a odiarlo y ni siquiera lo saludaban.

Cierto día José tuvo un sueño y cuando se lo contó a sus hermanos, estos le tuvieron más odio todavía, pues dijo:

—Préstenme atención que les voy a contar lo que he soñado. Resulta que estábamos todos nosotros en el campo atando gavillas. De pronto, mi gavilla se levantó y quedó erguida, mientras que las de ustedes se juntaron alrededor de la mía y se inclinaron ante ella.

Sus hermanos replicaron:

—¿De veras crees que vas a reinar sobre nosotros y que nos vas a gobernar?

Y lo odiaron aún más por los sueños que él contaba.

Después José tuvo otro sueño y se lo contó a sus hermanos. Les dijo:

—Tuve otro sueño en el que veía que el sol, la luna y once estrellas se inclinaban ante mí.

10 Cuando se lo contó a su padre y a sus hermanos, su padre lo reprendió:

—¿Qué quieres decirnos con este sueño que has tenido? —le preguntó—. ¿Acaso tu madre, tus hermanos y yo vendremos a postrarnos en tierra ante ti?

11 Sus hermanos le tenían envidia, pero su padre meditaba en todo esto.

José es vendido por sus hermanos

12 En cierta ocasión, los hermanos de José se fueron a Siquén para apacentar las ovejas de su padre. 13 Israel dijo a José:

—Tus hermanos están en Siquén apacentando las ovejas. Quiero que vayas a verlos.

—Está bien —contestó José.

14 Israel continuó:

—Vete a ver si tus hermanos y el rebaño están bien y tráeme noticias frescas.

Y lo envió desde el valle de Hebrón. Cuando José llegó a Siquén, 15 un hombre lo encontró caminando por el campo y le preguntó:

—¿Qué andas buscando?

16 —Estoy buscando a mis hermanos —contestó José—. ¿Podría usted indicarme dónde están apacentando el rebaño?

17 —Ya se han marchado de aquí —le informó el hombre—. Los oí decir que se dirigían a Dotán.

José siguió buscando a sus hermanos y los encontró cerca de Dotán. 18 Como ellos alcanzaron a verlo desde lejos, antes de que se acercara tramaron un plan para matarlo.

19 Se dijeron unos a otros:

—Ahí viene ese soñador. 20 Ahora sí que le llegó la hora. Vamos a matarlo y echarlo en una de estas cisternas, y diremos que lo devoró un animal salvaje. ¡Y a ver en qué terminan sus sueños!

21 Cuando Rubén escuchó esto, intentó librarlo de las garras de sus hermanos, así que propuso:

—No lo matemos. 22 No derramen sangre. Arrójenlo en esta cisterna en el desierto, pero no le pongan la mano encima.

Rubén dijo esto porque su intención era rescatar a José y devolverlo a su padre.

23 Cuando José llegó adonde estaban sus hermanos, le arrancaron la túnica muy elegante, 24 lo agarraron y lo echaron en una cisterna que estaba vacía y seca.

25 Luego se sentaron a comer. En eso, al levantar la vista, divisaron una caravana de ismaelitas que venía de Galaad. Sus camellos estaban cargados de perfumes, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto.

26 Entonces Judá propuso a sus hermanos:

—¿Qué ganamos con matar a nuestro hermano y ocultar su muerte? 27 En vez de eliminarlo, vendámoslo a los ismaelitas; a fin de cuentas, es nuestro propio hermano.

Sus hermanos estuvieron de acuerdo con él, 28 así que cuando los mercaderes madianitas se acercaron, sacaron a José de la cisterna y se lo vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Fue así como se llevaron a José a Egipto.

29 Cuando Rubén volvió a la cisterna y José ya no estaba allí, se rasgó las vestiduras en señal de duelo. 30 Regresó entonces adonde estaban sus hermanos y les reclamó:

—¡Ya no está ese muchacho! Y ahora, ¿qué hago?

31 Enseguida los hermanos tomaron la túnica especial de José, degollaron un cabrito y con la sangre empaparon la túnica. 32 Luego la mandaron a su padre con el siguiente mensaje: «Encontramos esto. Fíjate bien si es o no la túnica de tu hijo».

33 En cuanto Jacob la reconoció, exclamó: «¡Sí, es la túnica de mi hijo! ¡Seguro que un animal salvaje lo devoró y lo hizo pedazos!».

34 Y Jacob se rasgó las vestiduras, se vistió de luto y por mucho tiempo hizo duelo por su hijo. 35 Todos sus hijos y sus hijas intentaban calmarlo, pero él no se dejaba consolar, sino que decía: «No. Guardaré luto hasta que muera[b] y me reúna con mi hijo». Así Jacob siguió llorando la muerte de José.

36 En Egipto, los madianitas[c] lo vendieron a un tal Potifar, oficial del faraón y capitán de la guardia.

Judá y Tamar

38 Por esos días, Judá se apartó de sus hermanos y se fue a vivir a la casa de un hombre llamado Hirá, residente del pueblo de Adulán. Allí Judá conoció a una mujer, hija de un cananeo llamado Súa, y se casó con ella. Luego de tener relaciones con él, ella concibió y dio a luz un hijo, al que llamó Er. Tiempo después, volvió a concebir y dio a luz otro hijo, al que llamó Onán. Pasado el tiempo tuvo otro hijo, al que llamó Selá, el cual nació en Quezib.

Judá consiguió para Er, su hijo mayor, una esposa que se llamaba Tamar. Pero al Señor no le agradó la mala conducta del primogénito de Judá y le quitó la vida.

Entonces Judá dijo a Onán: «Cásate con la viuda de tu hermano y cumple con tu deber de cuñado; así le darás descendencia a tu hermano». Pero Onán sabía que el hijo que naciera no sería reconocido como suyo. Por eso, cada vez que tenía relaciones con ella, derramaba el semen en el suelo y así evitaba que su hermano tuviera descendencia. 10 Esta conducta ofendió mucho al Señor, así que también a él le quitó la vida.

11 Entonces Judá dijo a su nuera Tamar: «Quédate como viuda en la casa de tu padre, hasta que mi hijo Selá tenga edad de casarse». Pero en realidad Judá pensaba que Selá podría morirse, lo mismo que sus hermanos. Así que Tamar se fue a vivir a la casa de su padre.

12 Después de mucho tiempo, murió la esposa de Judá, la hija de Súa. Al concluir el tiempo de duelo, Judá fue al pueblo de Timná para esquilar sus ovejas. Lo acompañó su amigo Hirá, el adulamita.

13 Cuando Tamar se enteró de que su suegro se dirigía hacia Timná para esquilar sus ovejas, 14 se quitó el vestido de viuda, se cubrió con un velo para que nadie la reconociera y se sentó a la entrada del pueblo de Enayin, que está en el camino a Timná. Esto lo hizo porque se dio cuenta de que Selá ya tenía edad de casarse y aún no se lo daban a ella por esposo.

15 Cuando Judá la vio con el rostro cubierto, la tomó por una prostituta. 16 No sabiendo que era su nuera, se acercó a la orilla del camino y dijo:

—Deja que me acueste contigo.

—¿Qué me das si te digo que sí? —preguntó ella.

17 —Te mandaré uno de los cabritos de mi rebaño —respondió Judá.

—Está bien —respondió ella—, pero déjame algo en garantía hasta que me lo mandes.

18 —¿Qué prenda quieres que te deje? —preguntó Judá.

—Dame tu sello, su cordón y el bastón que llevas en la mano —respondió Tamar.

Judá se los entregó, se acostó con ella y la dejó embarazada. 19 Cuando ella se levantó, se fue inmediatamente de allí, se quitó el velo y volvió a ponerse la ropa de viuda.

20 Más tarde, Judá envió el cabrito por medio de su amigo adulamita para recuperar las prendas que había dejado con la mujer; pero su amigo no dio con ella. 21 Entonces preguntó a la gente del lugar:

—¿Dónde está la prostituta[d] del santuario de Enayin, la que se sentaba junto al camino?

—Aquí nunca ha habido una prostituta así —le contestaron.

22 El amigo regresó adonde estaba Judá y le dijo:

—No la pude encontrar. Además, la gente del lugar me informó que allí nunca había estado una prostituta como esa.

23 —Que se quede con las prendas —respondió Judá—; no es cuestión de que hagamos el ridículo. Pero que quede claro: yo le envié el cabrito y tú no la encontraste.

24 Como tres meses después, informaron a Judá lo siguiente:

—Tu nuera Tamar se ha prostituido y, como resultado de sus andanzas, ha quedado embarazada.

—¡Sáquenla y quémenla! —exclamó Judá.

25 Pero cuando la estaban sacando, ella mandó este mensaje a su suegro: «El dueño de estas prendas fue quien me embarazó. A ver si reconoce usted de quién son este sello, el cordón del sello y este bastón».

26 Judá los reconoció y declaró: «Su conducta es más justa que la mía, pues yo no la di por esposa a mi hijo Selá». Y no volvió a acostarse con ella.

27 Cuando llegó el tiempo de que Tamar diera a luz, resultó que tenía mellizos en su seno. 28 En el momento de nacer, uno de los mellizos sacó la mano; la partera le ató un hilo rojo en la mano y dijo: «Este salió primero». 29 Pero en ese momento el niño metió la mano y salió primero el otro. Entonces la partera dijo: «¡Cómo te abriste paso!». Por eso al niño lo llamaron Fares.[e] 30 Luego salió su hermano, con el hilo rojo atado en la mano, y lo llamaron Zera.[f]

Mateo 12:22-45

Jesús y Beelzebú(A)

22 Después de eso llevaron ante Jesús un endemoniado que estaba ciego y mudo, entonces él lo sanó y pudo ver y hablar. 23 Toda la gente quedó asombrada y decía: «¿No será este el Hijo de David?».

24 Pero al oírlo los fariseos, dijeron: «Este no expulsa a los demonios sino por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios».

25 Jesús conocía sus pensamientos y les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado; toda ciudad o familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie. 26 Y si Satanás expulsa a Satanás, está dividido contra sí mismo. ¿Cómo puede, entonces, mantenerse en pie su reino? 27 Ahora bien, si yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú, ¿los seguidores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 28 Pero si expulso a los demonios por medio del Espíritu de Dios, eso significa que el reino de Dios ha llegado a ustedes.

29 »¿O cómo puede entrar alguien en la casa de un hombre fuerte y arrebatarle sus bienes a menos que primero lo ate? Solo entonces podrá robar su casa.

30 »El que no está de mi parte está contra mí; y el que conmigo no recoge esparce. 31 Por eso digo que a todos se les podrá perdonar todo pecado y toda blasfemia, pero la blasfemia contra el Espíritu no se le perdonará a nadie. 32 A cualquiera que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará, pero el que hable contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero.

33 »Si tienen un buen árbol, su fruto es bueno; si tienen un mal árbol, su fruto es malo. Al árbol se le reconoce por su fruto. 34 Camada de víboras, ¿cómo pueden ustedes que son malos decir algo bueno? De la abundancia del corazón habla la boca. 35 El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal. 36 Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado. 37 Porque por tus palabras se te declarará inocente y por tus palabras se te condenará».

La señal de Jonás(B)(C)

38 Algunos de los fariseos y de los maestros de la Ley dijeron a Jesús:

—Maestro, queremos ver alguna señal milagrosa de parte tuya.

39 Jesús contestó:

—¡Esta generación malvada y adúltera pide una señal milagrosa! Pero no se le dará más señal que la del profeta Jonás. 40 Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de un enorme pez, también tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra. 41 Los habitantes de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás y aquí tienen ustedes a uno más importante que Jonás. 42 La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condenará a esta generación; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí tienen ustedes a uno más importante que Salomón.

43 »Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando descanso sin encontrarlo. 44 Entonces dice: “Volveré a mi casa, de donde salí”. Cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. 45 Luego va y trae a otros siete espíritus más malvados que él y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial. Así le pasará también a esta generación malvada».

Salmos 16

Mictamde David.

16 Protégeme, oh Dios,
    porque en ti busco refugio.

Yo le he dicho al Señor: «Mi Señor eres tú.
    Fuera de ti, no poseo bien alguno».
En cuanto a los santos que están en la tierra,
    son los nobles en quienes está toda mi delicia.
Aumentarán los dolores
    de los que corren tras otros dioses.
¡Jamás derramaré sus ofrendas de sangre
    ni con mis labios pronunciaré sus nombres!

Tú, Señor, eres mi herencia y mi copa;
    eres tú quien ha afirmado mi porción.
Bellos lugares me han tocado;
    ¡preciosa herencia me ha correspondido!
Bendeciré al Señor, quien me aconseja;
    aun de noche mi corazón se instruye.
Siempre tengo presente al Señor;
    con él a mi derecha, nada me hará caer.

Por eso mi corazón se alegra
    y se regocijan mis entrañas;[a]
    mi cuerpo también vivirá confiado.
10 No me abandonarás en los dominios de la muerte;[b]
    no permitirás que sufra corrupción tu siervo fiel.
11 Me has dado a conocer el camino de la vida;
    me llenarás de alegría en tu presencia
    y de dicha eterna a tu derecha.

Proverbios 3:27-32

27 No niegues el bien a quienes lo necesitan,
    si en tu mano está hacerlo.
28 Nunca digas a tu prójimo:
    «Vuelve más tarde; te ayudaré mañana»,
    si hoy tienes con qué ayudarlo.
29 No planees el mal contra tu prójimo,
    el que ha puesto en ti su confianza.
30 No tengas pleito con nadie sin motivo,
    si no te ha hecho ningún daño.

31 No envidies a los violentos
    ni optes por andar en sus caminos.

32 Porque el Señor aborrece al perverso,
    pero al íntegro le brinda su amistad.

Nueva Versión Internacional (NVI)

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