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Mensaje para Moab(A)
48 Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel, acerca de Moab:
«¡Ay de Nebo, porque será devastada!
¡Quiriatayin será capturada y puesta en vergüenza!
¡Su fortaleza[a] será humillada y destruida!
2 La gloria de Moab ha desaparecido;
en Hesbón[b] maquinan el mal contra ella:
“¡Vengan, hagamos desaparecer a esta nación!”.
También tú, Madmén,[c] serás silenciada,
y la espada te perseguirá.
3 Se oye el clamor desde Joronayin:
¡devastación y gran destrucción!
4 Moab será quebrantada;
ya se oyen los gritos de sus pequeños.
5 Por la cuesta de Luhit
suben llorando sin cesar;
por la bajada de Joronayin
se oyen gritos de dolor, por causa de la destrucción.
6 ¡Huyan! ¡Sálvese quien pueda!
¡Sean como las zarzas[d] del desierto!
7 Por cuanto confías en tus obras y en tus riquezas,
también tú serás capturada.
Quemós, tu dios, irá al exilio,
junto con sus sacerdotes y oficiales.
8 El destructor vendrá contra toda ciudad
y ni una sola de ellas escapará.
El valle quedará en ruinas,
y la meseta quedará destruida,
tal como lo ha dicho el Señor.
9 Coloquen sal[e] sobre Moab,
pues será dejada en ruinas;
sus ciudades están desoladas
y sin habitante alguno.
10 »¡Maldito el que sea negligente para realizar el trabajo del Señor!
¡Maldito el que de la sangre retraiga su espada!
11 »Moab ha vivido en paz desde su juventud;
ha reposado como el vino.
No ha pasado de vasija en vasija
ni ha ido jamás al exilio.
Por eso conserva su sabor
y no pierde su aroma.
12 Pero vienen días», afirma el Señor,
«en que enviaré gente que moverá a Moab;
vaciará sus vasijas y romperá sus cántaros.
13 Entonces Moab se avergonzará de Quemós,
como Israel se avergonzó de Betel en quien confiaba.
14 »¿Cómo se atreven a decir:
“Somos guerreros,
hombres valientes para la guerra”?
15 Moab será devastada
y sus ciudades, invadidas»,
afirma el Rey,
cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos.
«Lo mejor de su juventud
descenderá al matadero.
16 La ruina de Moab se acerca;
su calamidad es inminente.
17 Lloren por él todos sus vecinos,
los que saben de su fama.
Digan: “¡Cómo se ha quebrado la vara de mando
tan poderosa e imponente!”.
18 »Tú, que habitas en Dibón:
desciende de tu lugar de honor
y siéntate en el sequedal,
porque el destructor de Moab te ataca
y destruye tus fortificaciones.
19 Tú, que habitas en Aroer,
párate a la vera del camino y observa;
pregunta a los que huyen, hombres y mujeres:
“¿Qué es lo que ha sucedido?”.
20 Moab está humillado;
ha sido destrozado.
¡Giman y clamen!
¡Anuncien por el río Arnón
que Moab ha sido devastado!
21 El juicio ha llegado hasta la meseta
contra Holón, Yahaza y Mefat;
22 contra Dibón, Nebo y Bet Diblatayin;
23 contra Quiriatayin, Bet Gamul y Bet Megón,
24 contra Queriot, Bosra,
y contra todas las ciudades de Moab, cercanas y lejanas.
25 El poder[f] de Moab ha desaparecido;
¡su fuerza está abatida!»,
afirma el Señor.
26 «¡Emborrachen a Moab,
porque ha desafiado al Señor!
¡Que se revuelque en su vómito,
y se convierta en objeto de burla!
27 ¿Acaso no te burlabas de Israel,
y con tus palabras lo despreciabas,
como si hubiera sido sorprendido entre ladrones?
28 Habitantes de Moab,
¡abandonen las ciudades
y vivan entre las rocas!
Sean como las palomas
que anidan al borde de los precipicios.
29 »Conocemos bien el orgullo de Moab,
ese orgullo exagerado.
¡Tanta soberbia y tanto orgullo!
¡Tanta arrogancia y altivez!
30 Yo conozco su arrogancia,
pero sus jactancias no logran nada»,
afirma el Señor.
31 «Por eso lloro por Moab;
gimo por toda su gente,
sollozo por el pueblo de Quir Jeres.
32 Lloro por ti, viña de Sibmá,
más que por Jazer;
tus ramas sobrepasan el mar
y llegan hasta Jazer,
pero caerá el destructor
sobre tu cosecha y sobre tu vendimia.
33 De los fértiles campos de Moab
han desaparecido el gozo y la alegría.
Acabé con el vino de tus lagares;
ya nadie pisa las uvas entre gritos de alborozo;
los gritos ya no son de regocijo.
34 »El clamor de Hesbón llega hasta Elalé y Yahaza,
su voz se alza desde Zoar hasta Joronayin y Eglat Selisiyá.
Porque hasta las aguas de Nimrín
se han secado.
35 Acabaré con la gente de Moab
que ofrece sacrificios en altares paganos
y quema incienso a sus dioses»,
afirma el Señor.
36 «Por eso, con sonido de flautas gime por Moab mi corazón;
con sonido de flautas gime mi corazón por Quir Jeres,
porque han desaparecido las riquezas que acumularon.
37 Toda cabeza está rapada
y toda barba rasurada;
en todas las manos hay incisiones,
y todos están vestidos de luto.
38 Sobre todos los techos de Moab,
y por todas sus plazas,
solo se escuchan lamentos;
porque rompí en pedazos a Moab
como a una vasija desechada»,
afirma el Señor.
39 «¡Cómo quedó hecha pedazos!
¡Cómo gimen!
Moab ha vuelto la espalda del todo avergonzada.
Es para todos sus vecinos objeto de burla y de terror».
40 Así dice el Señor:
«¡Miren! Vuela el enemigo como águila;
sobre Moab despliega sus alas.
41 Sus ciudades serán capturadas
y conquistadas sus fortalezas.
En aquel día, el corazón de los guerreros de Moab
será como el de una parturienta.
42 Moab será destruida como nación,
porque ha desafiado al Señor.
43 El terror, la fosa y la trampa
aguardan al habitante de Moab»,
afirma el Señor.
44 «El que huya del terror caerá en la fosa;
el que salga de la fosa caerá en la trampa;
porque yo hago venir sobre Moab
el tiempo de su castigo»,
afirma el Señor.
45 «A la sombra de Hesbón
se detienen exhaustos los fugitivos.
De Hesbón sale un fuego;
de la ciudad de Sijón, una llama
que consume las sienes de Moab
y el cráneo de los arrogantes y revoltosos.
46 ¡Ay de ti, Moab!
El pueblo de Quemós está destruido;
tus hijos son llevados al exilio;
tus hijas, al cautiverio.
47 »Pero en los días venideros
yo restauraré la fortuna de Moab»,
afirma el Señor.
Aquí concluye el juicio contra Moab.
Mensaje para Amón
49 Así dice el Señor acerca de los amonitas:
«¿Acaso Israel no tiene hijos?
¿Acaso no tiene herederos?
¿Por qué Moloc[g] ha heredado Gad
y su pueblo vive en sus ciudades?
2 Vienen días», afirma el Señor,
«en que yo haré resonar el grito de guerra
contra Rabá de los amonitas
y se convertirá en un montón de ruinas;
sus villas serán incendiadas.
Entonces Israel despojará de todo
a los que de todo la despojaron»,
afirma el Señor.
3 «¡Gime, Hesbón, porque Hai ha sido destruida!
¡Griten, hijas de Rabá!
¡Vístanse de luto y hagan lamentación;
corran de un lado a otro, dentro de los muros!,
porque Moloc marcha al destierro,
junto con sus sacerdotes y oficiales.
4 ¿Por qué te jactas de tus valles,
de tus fértiles valles?
Hija rebelde, tú confías en tus tesoros
y dices: “¿Quién me atacará?”.
5 Voy a hacer que te acose
el terror por todas partes»,
afirma el Señor de los Ejércitos.
«Todos serán expulsados, cada uno por su lado,
y nadie reunirá a los fugitivos.
6 »Pero después de esto, restauraré la fortuna de los amonitas»,
afirma el Señor.
Mensaje para Edom(B)(C)
7 Así dice el Señor de los Ejércitos acerca de Edom:
«¿Ya no hay sabiduría en Temán?
¿Se acabó el consejo de los inteligentes?
¿Acaso se ha echado a perder su sabiduría?
8 Habitantes de Dedán:
¡Huyan, vuélvanse atrás!
¡Escóndanse en lo más profundo de la tierra!
Yo provocaré un desastre sobre Esaú,
pues le llegó la hora del castigo.
9 Si los que cosechan las uvas vinieran a ti,
¿no te dejarían algunas uvas?
Si de noche te llegaran ladrones,
¿no se llevarían solo lo que desean?
10 Pero yo despojaré por completo a Esaú;
pondré a descubierto sus escondites,
y no podrá ocultarse.
Sus hijos, parientes y vecinos,
serán destruidos y dejarán de existir.
11 ¡Abandona a tus huérfanos,
que yo les protegeré la vida!
¡Tus viudas pueden confiar en mí!».
12 Así dice el Señor: «Los que no estaban condenados a beber la copa de castigo la bebieron. ¿Y acaso tú vas a quedarte sin castigo? ¡De ninguna manera quedarás impune, sino que también beberás de esa copa! 13 Tan cierto como que yo vivo —afirma el Señor—, Bosra se convertirá en objeto de maldición, en horror, deshonra y ruina. Para siempre quedarán en ruinas todas sus ciudades».
14 He oído un mensaje de parte del Señor.
Un heraldo ha sido enviado a las naciones, diciendo:
«¡Reúnanse, ataquen a la ciudad!
¡Prepárense para la guerra!
15 »Te haré pequeño entre las naciones,
menospreciado por la humanidad.
16 Tú, que habitas en las hendiduras de las rocas;
tú, que ocupas las alturas de los montes:
fuiste engañado por el terror que infundías
y por el orgullo de tu corazón.
Aunque pongas tu nido tan alto como el del águila,
desde allí te haré caer»,
afirma el Señor.
17 «Tan espantosa será la caída de Edom
que todo el que pase por él
quedará atónito y se burlará de todas sus heridas.
18 Será como en la destrucción de Sodoma y Gomorra
y de sus ciudades vecinas;
nadie volverá a habitar allí,
ningún ser humano vivirá en ella»,
afirma el Señor.
19 «Como león que sale de la espesura del Jordán
hacia praderas de verdes pastos,
en un instante espantaré de su tierra a los de Edom.
¿Quién es el elegido que nombraré para esto?
Porque, ¿quién como yo?
¿Quién me puede desafiar?
¿Qué pastor se me puede oponer?».
20 Por eso, escuchen el plan que el Señor ha diseñado contra Edom;
escuchen lo que tiene planeado contra los habitantes de Temán:
Serán arrastrados los más pequeños del rebaño;
por causa de ellos sus praderas quedarán asoladas.
21 Tiembla la tierra por el estruendo de su caída;
hasta en el mar Rojo[h] resuenan sus gritos.
22 Remonta vuelo el enemigo,
se desliza como un águila,
extiende sus alas sobre Bosra.
En aquel día se angustiarán los valientes de Edom,
como se angustia una mujer de parto.
4 En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir en su reino y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solemne encargo: 2 Predica la palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar. 3 Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las fantasías que quieren oír. 4 Dejarán de escuchar la verdad y se volverán a los mitos. 5 Tú, por el contrario, sé prudente en todas las circunstancias, soporta los sufrimientos, dedícate a la evangelización, cumple con los deberes de tu ministerio.
6 Yo, por mi parte, ya estoy a punto de ser ofrecido como un sacrificio, y el tiempo de mi partida ha llegado. 7 He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. 8 Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me otorgará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida.
Instrucciones personales
9 Haz todo lo posible por venir a verme cuanto antes, 10 pues Demas, por amor a este mundo, me ha abandonado y se ha ido a Tesalónica. Crescente se ha ido a Galacia y Tito a Dalmacia. 11 Solo Lucas está conmigo. Recoge a Marcos y tráelo contigo, porque me es de ayuda en mi ministerio. 12 A Tíquico lo mandé a Éfeso. 13 Cuando vengas, trae la capa que dejé en Troas, en casa de Carpo; trae también los libros, especialmente los pergaminos.
14 Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho daño. El Señor le dará su merecido. 15 Tú también cuídate de él, porque se opuso tenazmente a nuestro mensaje.
16 En mi primera defensa, nadie me respaldó, sino que todos me abandonaron. Que no les sea tomado en cuenta. 17 Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que por medio de mí se llevara a cabo la predicación del mensaje y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de la boca del león. 18 El Señor me librará de todo mal y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Saludos finales
19 Saludos a Priscila y a Aquila, y a la familia de Onesíforo.
20 Erasto se quedó en Corinto; a Trófimo lo dejé enfermo en Mileto. 21 Haz todo lo posible por venir antes del invierno.
Te mandan saludos Eubulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos.
22 El Señor esté con tu espíritu. Que la gracia sea con ustedes.
95 ¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor;
aclamemos alegres a la Roca de nuestra salvación!
2 Lleguemos ante él con acción de gracias;
aclamémoslo con cánticos.
3 Porque el Señor es el gran Dios,
el gran Rey sobre todos los dioses.
4 En sus manos están los abismos de la tierra;
suyas son las cumbres de los montes.
5 Suyo es el mar, porque él lo hizo;
con sus manos formó la tierra seca.
6 ¡Vengan, postrémonos reverentes!
Doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor!
7 Porque él es nuestro Dios
y nosotros somos el pueblo de su prado;
somos un rebaño bajo su cuidado.
Si ustedes oyen hoy su voz,
8 no endurezcan sus corazones,[a] como en Meribá,[b]
como aquel día en Masá,[c] en el desierto,
9 cuando sus antepasados me tentaron,
cuando me pusieron a prueba, a pesar de haber visto mis obras.
10 Cuarenta años estuve enojado con aquella generación
y dije: «Son un pueblo que siempre se aleja de mí,
que no reconoce mis caminos».
11 Así que, en mi enojo, hice este juramento:
«Jamás entrarán en mi reposo».
96 (A)¡Canten al Señor un cántico nuevo!
¡Canten al Señor, habitantes de toda la tierra!
2 ¡Canten al Señor, alaben su nombre!
¡Proclamen día tras día su salvación!
3 Anuncien su gloria entre las naciones,
sus maravillas a todos los pueblos.
4 ¡Grande es el Señor y digno de alabanza,
más temible que todos los dioses!
5 Todos los dioses de las naciones son ídolos,
pero el Señor ha hecho los cielos.
6 El esplendor y la majestad son sus heraldos;
hay poder y belleza en su santuario.
7 ¡Tributen al Señor, pueblos todos!
¡Tributen al Señor la gloria y el poder!
8 ¡Tributen al Señor la gloria que merece su nombre!
¡Traigan sus ofrendas y entren en sus atrios!
9 ¡Póstrense ante el Señor en la hermosura de su santidad!
¡Tiemble delante de él toda la tierra!
10 Digan las naciones:
«¡El Señor reina!».
Ha establecido el mundo con firmeza;
jamás será removido.
Él juzga a los pueblos con equidad.
11 ¡Alégrense los cielos, regocíjese la tierra!
¡Brame el mar y todo lo que él contiene!
12 ¡Canten alegres los campos y todo lo que hay en ellos!
¡Que canten alegres todos los árboles del bosque!
13 ¡Canten delante del Señor porque ya viene!
¡Ya viene a juzgar la tierra!
Y juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con fidelidad.
9 El proverbio en la boca del necio
es como espina en la mano del borracho.
10 Como arquero que hiere al azar
es quien contrata a un necio o a cualquiera que pasa.
11 Como el perro vuelve a su vómito,
así el necio insiste en su necedad.
12 ¿Te has fijado en quien se cree muy sabio?
Más se puede esperar de un necio que de gente así.
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