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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
1 Samuel 28:20 - 2 Samuel 12:10

20 Entonces Saúl cayó en tierra, tan largo como era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel. No le quedaban fuerzas, pues no había comido nada en todo el día ni en toda la noche. 21 Luego la mujer vino a Saúl; y al verlo tan aterrorizado, le dijo:

—He aquí que tu sierva ha obedecido tu voz. He arriesgado mi vida y he escuchado las palabras que me has hablado. 22 Ahora pues, te ruego que tú también escuches la voz de tu sierva: Permíteme poner delante de ti un pedazo de pan, a fin de que comas y recuperes fuerzas para seguir tu camino.

23 Él rehusó diciendo:

—No comeré.

Pero sus servidores, junto con la mujer, le insistieron[a]; y él los escuchó. Luego se levantó del suelo y se sentó sobre la cama.

24 La mujer tenía en la casa un ternero engordado, y se apresuró a matarlo. Luego tomó harina, la amasó y coció con ella panes sin levadura. 25 Los puso delante de Saúl y de sus servidores. Después que comieron, se levantaron y partieron aquella misma noche.

David es excluido de ir contra Israel

29 Los filisteos reunieron todas sus tropas en Afec, e Israel acampó junto al manantial que está en Jezreel.

Cuando los gobernantes de los filisteos pasaron revista a sus batallones de cien y de mil hombres, se halló que David y sus hombres iban en la retaguardia, con Aquis. Entonces los jefes de los filisteos preguntaron:

—¿Qué hacen aquí estos hebreos?

Aquis respondió a los jefes de los filisteos:

—¿No es este David, siervo de Saúl rey de Israel, que ha estado conmigo por días y por años, y en quien no he hallado nada malo desde el día en que se pasó a mí, hasta el día de hoy?

Pero los jefes de los filisteos se enojaron contra él y le dijeron:

—Haz volver a ese hombre. Que se vuelva al lugar que le señalaste y que no venga con nosotros a la batalla, no sea que en la batalla se vuelva nuestro enemigo. Porque, ¿con qué cosa ganaría mejor el favor de su señor que con las cabezas de estos hombres? ¿No es este David, de quien cantaban con danzas diciendo: “Saúl derrotó a sus miles, y David a sus diez miles”?

Entonces Aquis llamó a David y le dijo:

—¡Vive el SEÑOR, que tú has sido recto! Me ha parecido bien tu salir y tu entrar en el ejército conmigo, pues ninguna cosa mala he hallado en ti desde el día que viniste a mí, hasta el día de hoy. Pero a los ojos de los gobernantes tú no eres grato. Ahora pues, vuelve y vete en paz, para no desagradar a los gobernantes de los filisteos.

David preguntó a Aquis:

—Pero, ¿qué he hecho? ¿Qué has hallado en tu siervo, desde el día que vine a estar contigo hasta el día de hoy, para que yo no vaya y luche contra los enemigos de mi señor el rey?

Aquis respondió y dijo a David:

—Yo sé que tú eres grato a mis ojos, como un ángel de Dios. Pero los jefes de los filisteos han dicho: “Que él no vaya a la batalla con nosotros”. 10 Levántate, pues, muy de mañana, tú y los siervos de tu señor que han venido contigo. Y levantándose muy de mañana, partan al amanecer.

11 Entonces David y sus hombres se levantaron muy de mañana para irse y regresar a la tierra de los filisteos, y los filisteos subieron a Jezreel.

David se venga de los amalequitas

30 Cuando David y sus hombres llegaron a Siclag al tercer día, los amalequitas habían hecho una incursión en el Néguev y en Siclag. Habían atacado Siclag y la habían incendiado. También se habían llevado cautivas a las mujeres y a todosa los que estaban en ella, desde el menor hasta el mayor. Pero no mataron a nadie, sino que los tomaron cautivos y siguieron su camino.

David y sus hombres llegaron a la ciudad, y he aquí que estaba incendiada y que sus mujeres, sus hijos y sus hijas habían sido llevados cautivos. Entonces David y la gente que estaba con él alzaron su voz y lloraron hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. También habían sido tomadas cautivas las dos mujeres de David, Ajinoam, de Jezreel, y Abigaíl, que fuera mujer de Nabal, de Carmel.

David estaba muy angustiado, porque el pueblo hablaba de apedrearlo. Todo el pueblo estaba con ánimo amargado, cada uno por causa de sus hijos y de sus hijas. Pero David se fortaleció en el SEÑOR su Dios. Entonces David dijo al sacerdote Abiatar hijo de Ajimelec:

—Tráeme, por favor, el efod.

Abiatar trajo el efod a David, y David consultó al SEÑOR diciendo:

—¿He de perseguir a esa banda? ¿La podré alcanzar?

Y el SEÑOR le respondió:

—Persíguela, porque de cierto la alcanzarás y librarás a los cautivos.

Entonces David partió con los seiscientos hombres que estaban con él, y llegaron hasta el arroyo de Besor, donde se quedaron algunos de ellos. 10 Pero David continuó persiguiendo, él con cuatrocientos hombres, porque doscientos se quedaron atrás, los cuales estaban muy agotados para pasar el arroyo de Besor.

11 Hallaron en el campo a un hombre egipcio y lo llevaron a David. Le dieron pan para comer y agua para beber. 12 También le dieron un pedazo de torta de higos secos y dos tortas de pasas. Después que comió, recobró sus fuerzas, pues no había comido pan ni había bebido agua durante tres días y tres noches. 13 Entonces David le preguntó:

—¿De quién eres tú? ¿De dónde eres tú?

Y respondió:

—Yo soy un joven egipcio, siervo de un amalequita. Mi amo me abandonó hace tres días, porque yo estaba enfermo. 14 Nosotros hicimos una incursión en la región del Néguev de los quereteos, en el de Judá, y en el Néguev de Caleb. También incendiamos Siclag.

15 David le preguntó:

—¿Podrás llevarme tú a esa banda?

Él respondió:

—Júrame por Dios que no me matarás ni me entregarás en mano de mi amo, y yo te llevaré a esa banda.

16 Entonces los llevó, y he aquí que estaban desparramados sobre la superficie de toda la tierra, comiendo, bebiendo y haciendo fiesta por todo aquel gran botín que habían tomado de la tierra de los filisteos y de la tierra de Judá. 17 David los atacó desde antes del amanecer hasta la tarde del día siguiente. Ninguno de ellos escapó, excepto unos cuatrocientos jóvenes que montaron en los camellos y huyeron. 18 Así libró David todo lo que habían tomado los amalequitas. Asimismo, David libró a sus dos mujeres. 19 No les faltó cosa alguna, ni pequeña ni grande, ni de los hijos, ni de las hijas, ni de las cosas robadas, ni nada de cuanto habían tomado para sí. Todo lo recuperó David.

David reparte el botín

20 David tomó también todas las ovejas y las vacas. Y llevándolas delante del otro ganado, decían:

—¡Este es el botín de David!

21 Entonces David vino a los doscientos hombres que habían quedado muy agotados para seguirlo a los cuales habían hecho quedar en el arroyo de Besor. Ellos salieron a recibir a David y a la gente que venía con él. Y cuando David se acercó a aquella gente, los saludó deseándoles paz. 22 Entonces intervinieron todos los malos y perversos que había entre los hombres que habían ido con David, y dijeron:

—Puesto que no fueron con nosotros, no les daremos del botín que hemos salvado, excepto a cada uno su mujer y sus hijos; que los tomen y que se vayan.

23 Pero David respondió:

—No hagan eso, hermanos míos, con lo que nos ha dado el SEÑOR, quien nos ha protegido y ha entregado en nuestra mano la banda que vino contra nosotros. 24 ¿Quién los escuchará en este asunto? Igual parte han de tener los que descienden a la batalla y los que se quedan con el equipaje. ¡Que se lo repartan por igual!

25 Y sucedió que desde aquel día en adelante él hizo que esto fuera ley y decreto en Israel, hasta el día de hoy.

26 Cuando David llegó a Siclag, envió parte del botín a sus amigos, los ancianos de Judá, diciendo: “He aquí un regalo para ustedes del botín de los enemigos del SEÑOR”. 27 Lo envió a los que estaban en Betel, a los de Ramot en el Néguev, a los de Jatir, 28 a los de Aroer, a los de Sifmot, a los de Estemoa, 29 a los de Racal, a los que estaban en las ciudades de los de Jerameel, a los que estaban en las ciudades de los queneos, 30 a los de Horma, a los de Corasán, a los de Atac, 31 a los de Hebrón y a los de todos los lugares donde David había andado con sus hombres.

Muerte de Saúl y de sus hijos

31 Los filisteos combatieron contra Israel, y los hombres de Israel huyeron delante de los filisteos y cayeron muertos en el monte Gilboa. Los filisteos siguieron de cerca a Saúl y a sus hijos; y mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl.

La batalla arreció contra Saúl, y los hombres que tiran con el arco lo encontraron; y fue herido gravemente por los arqueros. Entonces Saúl dijo a su escudero: “Saca tu espada y atraviésame con ella, no sea que vengan esos incircuncisos y me atraviesen, y hagan mofa de mí”. Pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada y se dejó caer sobre ella. Al ver su escudero que Saúl estaba muerto, él también se dejó caer sobre su espada y murió junto con él. Así murieron aquel día Saúl, sus tres hijos, su escudero y también todos sus hombres junto con él. Y al ver los hombres de Israel que estaban al otro lado del valle, y los del otro lado del Jordán, que los de Israel habían huido, y que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron las ciudades y huyeron. Entonces los filisteos fueron y habitaron en ellas.

Aconteció que al día siguiente, cuando los filisteos fueron para despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus tres hijos caídos en el monte Gilboa. Ellos le cortaron la cabeza y lo despojaron de sus armas, y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos para dar la buena noticia en el templo de sus ídolos y al pueblo. 10 Después pusieron sus armas en el templo de Astarte, y clavaron su cadáver contra el muro de Bet-seán.

11 Cuando todos[b] los habitantes de Jabes, en Galaad, oyeron lo que los filisteos habían hecho con Saúl, 12 todos los hombres valientes se levantaron, caminaron toda aquella noche y tomaron del muro de Bet-seán el cadáver de Saúl y los cadáveres de sus hijos. Cuando llegaron a Jabes, los incineraron allí. 13 Luego tomaron sus restos y los sepultaron debajo del tamarisco en Jabes, y ayunaron siete días.

David se entera del final de Saúl

Aconteció que después de la muerte de Saúl, cuando David había vuelto de la derrota de los amalequitas, David se quedó dos días en Siclag. Y al tercer día, he aquí que un hombre vino del campamento de Saúl, con su ropa rasgada y tierra sobre su cabeza. Al llegar a David, se postró en tierra e hizo reverencia. Y David le preguntó:

—¿De dónde vienes?

Él le respondió:

—Me he escapado del campamento de Israel.

David le preguntó:

—¿Qué ha acontecido? Dímelo, por favor.

Él respondió:

—El pueblo ha huido de la batalla. Muchos del pueblo también han caído y han muerto. Saúl y su hijo Jonatán también han muerto.

David dijo al joven que le informaba:

—¿Cómo sabes que Saúl y su hijo Jonatán han muerto?

Y el joven que le informaba respondió:

—Me encontré por casualidad en el monte Gilboa, y he aquí que Saúl estaba apoyado sobre su lanza y que los carros y los jinetes lo alcanzaban. Entonces Saúl miró hacia atrás y me vio, y me llamó. Yo dije: “Heme aquí”. Me preguntó: “¿Quién eres tú?”. Le respondí: “Soy un amalequita”. Y me dijo: “Por favor, ponte a mi lado y mátame; porque la agonía se ha apoderado de mí, pero mi vida está todavía en mí”. 10 Entonces me puse a su lado y lo maté, porque sabía que él no podría vivir después de su caída. Luego tomé la diadema que tenía en su cabeza y el brazalete que llevaba en su brazo, y los he traído aquí a mi señor.

11 Entonces David agarrando sus vestiduras las rasgó. Lo mismo hicieron todos los hombres que estaban con él. 12 E hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el anochecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del SEÑOR y por la casa de Israel; porque habían caído a espada. 13 Después David preguntó al joven que le informaba:

—¿De dónde eres tú?

Él respondió:

—Soy hijo de un extranjero, un amalequita.

14 Le dijo David:

—¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para destruir al ungido del SEÑOR?

15 Entonces David llamó a uno de los jóvenes y le dijo:

—¡Acércate y mátalo!

Él lo hirió, y murió. 16 Y David le dijo:

—Tu sangre caiga sobre tu cabeza, porque tu propia boca ha atestiguado contra ti al decir: “Yo maté al ungido del SEÑOR”.

Lamento de David por Saúl y Jonatán

17 David entonó este lamento por Saúl y por su hijo Jonatán, 18 y mandó que enseñaran a los hijos de Judá el Canto del Arco. He aquí que está escrito en el libro de Jaser.

19 “¡El esplendor, oh Israel,

ha perecido sobre tus montes! ¡Cómo han caído los valientes!

20 No lo anuncien en Gat

ni den las nuevas por

las calles de Ascalón.

No sea que se alegren las hijas de los filisteos;

no sea que se regocijen las hijas de los incircuncisos.

21 “Oh montes de Gilboa:

Ni rocío ni lluvia haya sobre ustedes

ni sean campos de ofrendas;

porque allí fue profanado

el escudo de los valientes,

el escudo de Saúl,

como si no hubiera sido ungido con aceite.

22 El arco de Jonatán jamás volvía sin la sangre de los muertos

y sin la grasa de los valientes; tampoco volvía vacía la espada de Saúl.

23 “Saúl y Jonatán, amados y amables en su vida,

tampoco en su muerte

fueron separados.

Eran más veloces que las águilas; eran más fuertes que los leones.

24 ¡Oh hijas de Israel, lloren por Saúl, quien las vestía de escarlata

y cosas refinadas,

y ponía adornos de oro en sus vestidos!

25 ¡Cómo han caído los valientes

en medio de la batalla!

¡Jonatán ha perecido sobre tus montes!

26 “Angustia tengo por ti, hermano mío, Jonatán, que me fuiste muy querido. Más maravilloso fue para mí tu amor que el amor de las mujeres.

27 “¡Cómo han caído los valientes,

y se han perdido las armas de guerra!”.

David es proclamado rey de Judá

Después de esto aconteció que David consultó al SEÑOR diciendo:

—¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá?

El SEÑOR le respondió:

—Sube.

David volvió a preguntar:

—¿A dónde subiré?

El SEÑOR le respondió:

—A Hebrón.

Entonces David subió allá con sus dos mujeres: Ajinoam, de Jezreel, y Abigaíl, que fuera mujer de Nabal, de Carmel. David hizo subir también a sus hombres que estaban con él, cada uno con su familia; y habitaron en las aldeas de Hebrón.

Entonces vinieron los hombres de Judá y ungieron allí a David como rey sobre la casa de Judá.

David bendice a la gente de Jabes

Informaron a David diciendo: “Los hombres de Jabes, en Galaad, son los que sepultaron a Saúl”. Entonces David envió mensajeros a los hombres de Jabes, en Galaad, y les dijo: “Benditos sean del SEÑOR, porque han hecho esta bondad a[c] Saúl su señor, y le han dado sepultura. Ahora pues, que el SEÑOR les muestre misericordia y verdad. Y yo también les haré bien por esto que han hecho. Y ahora, fortalezcan sus manos y sean hombres valientes; porque ha muerto Saúl su señor, y la casa de Judá me ha ungido rey sobre ellos”.

Reinado rival de Isboset

Pero Abner hijo de Ner, jefe del ejército de Saúl, tomó a Isboset hijo de Saúl y lo trasladó a Majanaim. Entonces lo proclamó rey sobre Galaad, sobre Gesur[d], sobre Jezreel, sobre Efraín, sobre Benjamín y sobre todo Israel. 10 Isboset hijo de Saúl tenía cuarenta años cuando comenzó a reinar sobre Israel y reinó dos años. Sin embargo, la casa de Judá seguía a David. 11 El tiempo que David fue rey en Hebrón sobre la casa de Judá fue de siete años y seis meses.

El duelo en el estanque de Gabaón

12 Abner hijo de Ner y los siervos de Isboset hijo de Saúl fueron de Majanaim a Gabaón. 13 También salieron Joab, hijo de Sarvia[e], y los servidores de David; y los encontraron junto al estanque de Gabaón. Entonces se sentaron los unos a un lado del estanque, y los otros al otro lado. 14 Luego Abner dijo a Joab:

—¡Levántense los jóvenes y compitan delante de nosotros!

Joab respondió:

—¡Que se levanten!

15 Entonces se levantaron y pasaron en número igual, doce de parte de los hijos[f] de Benjamín y de Isboset hijo de Saúl, y doce de los servidores de David. 16 Cada uno agarró a su adversario por la cabeza y colocó su espada en el costado de su adversario, y cayeron juntos. Por esto se llamó el nombre de aquel lugar Helcat-hazurim[g], el cual está en Gabaón.

17 Aquel día la batalla fue muy dura. Abner y los hombres de Israel fueron derrotados por los servidores de David.

Abner mata a Asael, hermano de Joab

18 Estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, Abisai y Asael. Asael era ligero de pies como un venado en el campo. 19 Y Asael persiguió a Abner, yendo tras él sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. 20 Abner se volvió hacia atrás y preguntó:

—¿Eres tú Asael?

Él respondió:

—Sí, yo soy.

21 Entonces Abner le dijo:

—Apártate a la derecha o a la izquierda. Atrapa a alguno de los jóvenes y toma para ti sus despojos.

Pero Asael no quiso dejar de seguirlo. 22 Y Abner volvió a decir a Asael:

—¡Deja de seguirme! ¿Por qué te he de herir, derribándote a tierra? ¿Cómo podría después levantar mi cara ante tu hermano Joab?

23 Como él rehusó apartarse, Abner lo hirió en el vientre con el extremo trasero de la lanza, y la lanza le salió por detrás. Así cayó allí y murió en el mismo sitio.

Joab persigue a Abner

Sucedió que todos los que pasaban por el lugar donde Asael había caído y había muerto, se detenían. 24 Pero Joab y Abisai persiguieron a Abner. El sol se puso cuando llegaron a la colina de Amá, frente a Guíaj, en el camino del desierto de Gabaón. 25 Luego se agruparon los hijos de Benjamín tras Abner formando un solo escuadrón, y se detuvieron en la cumbre de cierta colina. 26 Entonces Abner dio voces a Joab diciendo:

—¿Ha de consumir la espada para siempre? ¿No sabes tú que al final solo habrá amargura? ¿Hasta cuándo esperas para decir al pueblo que se vuelva de perseguir a sus hermanos?

27 Joab respondió:

—¡Vive Dios, que si tú no hubieras hablado, el pueblo habría dejado de perseguir a sus hermanos desde la mañana!

28 Entonces Joab tocó la corneta, y todo el pueblo se detuvo. Y no persiguieron más a Israel, ni continuaron luchando más.

29 Abner y sus hombres caminaron por el Arabá toda aquella noche, cruzaron el Jordán, y atravesando todo el Bitrón llegaron a Majanaim. 30 Joab también volvió de perseguir a Abner y reunió a toda la gente. Y faltaban de los servidores de David diecinueve hombres, además de Asael. 31 Pero los servidores de David hirieron a trescientos sesenta de Benjamín, de los hombres de Abner, los cuales murieron. 32 Luego se llevaron a Asael y lo sepultaron en la tumba de su padre, que está en Belén. Joab y sus hombres caminaron toda aquella noche, y les amaneció en Hebrón.

Fue larga la guerra entre la casa de Saúl y la casa de David. Pero David se iba fortaleciendo, y la casa de Saúl se iba debilitando.

Hijos de David nacidos en Hebrón

A David le nacieron hijos en Hebrón. Su primogénito fue Amnón, de Ajinoam, de Jezreel. El segundo fue Quileab, de Abigaíl, que fuera mujer de Nabal, de Carmel. El tercero fue Absalón, hijo de Maaca hija de Talmai, rey de Gesur. El cuarto fue Adonías, hijo de Haguit. El quinto fue Sefatías, hijo de Abital. El sexto fue Itream, de Egla, mujer de David. Estos le nacieron a David en Hebrón.

Abner se adhiere a la causa de David

Aconteció que mientras había guerra entre la casa de Saúl y la casa de David, Abner se hacía más fuerte en la casa de Saúl.

Saúl había tenido una concubina que se llamaba Rizpa hija de Ayías. Entonces Isboset preguntó a Abner:

—¿Por qué te has unido a la concubina de mi padre?

Abner se enfureció muchísimo por las palabras de Isboset y le dijo:

—¿Acaso soy yo una cabeza de perro que pertenece a Judá? Hoy estoy mostrando lealtad a la casa de tu padre Saúl, a sus hermanos y a sus amigos, y no te he entregado en mano de David. ¿Y hoy me llamas a cuentas por una falta con esta mujer? Así haga Dios a Abner y aun le añada, si yo no hago con David lo que el SEÑOR le ha jurado: 10 transferir el reino de la casa de Saúl y confirmar el trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Beerseba.

11 Isboset no pudo responder palabra a Abner, porque le tenía miedo. 12 Entonces Abner envió mensajeros a David para decirle de parte suya: “¿De quién es la tierra? ¡Haz alianza conmigo, y he aquí que mi mano estará contigo para hacer volver a ti a todo Israel!”.

13 David respondió: “Bien. Yo haré alianza contigo, pero te pido una cosa: No vengas a verme sin que primero me traigas a Mical hija de Saúl, cuando vengas a verme”.

Mical es restituida a David

14 Entonces David envió mensajeros a Isboset hijo de Saúl, diciendo: “Restitúyeme a mi mujer Mical, a la cual yo desposé conmigo por cien prepucios de filisteos”.

15 Isboset envió a quitársela a su marido, Paltiel hijo de Lais. 16 Su marido fue con ella, siguiéndola y llorando tras ella, hasta Bajurim. Y Abner le dijo:

—¡Anda, vuélvete!

Entonces él se volvió.

Abner inicia la unificación del reino

17 Abner habló con los ancianos de Israel, diciendo:

—Hace tiempo que procuraban que David fuera rey sobre ustedes. 18 Ahora pues, háganlo, porque el SEÑOR ha hablado a David diciendo: “Por mano de mi siervo David libraré a mi pueblo Israel de mano de los filisteos y de mano de todos sus enemigos”.

19 Abner habló también a los de Benjamín, y Abner mismo fue a Hebrón para decir a David todo lo que parecía bien a los de Israel y a toda la casa de Benjamín. 20 Abner fue a David en Hebrón junto con veinte hombres, y David hizo banquete para él y para los hombres que habían venido con él. 21 Entonces Abner dijo a David:

—Yo me levantaré e iré a reunir a todo Israel junto a mi señor el rey, para que hagan una alianza contigo, de modo que tú reines sobre todo lo que deseas.

Luego David despidió a Abner, y él se fue en paz.

Joab asesina a Abner

22 He aquí que los servidores de David llegaron con Joab de una incursión, trayendo consigo mucho botín. Pero Abner ya no estaba en Hebrón con David, pues este lo había despedido, y él se había ido en paz.

23 Cuando llegaron Joab y todo el ejército que estaba con él, le informaron a Joab diciendo:

—Abner hijo de Ner vino al rey. Él lo ha dejado ir, y Abner se ha ido en paz.

24 Entonces Joab fue al rey y le dijo:

—¿Qué has hecho? He aquí que Abner vino a ti; ¿por qué, pues, lo dejaste ir? ¡Ahora se ha ido![h]. 25 Tú conoces a Abner hijo de Ner, que vino para engañarte, para conocer tu entrada y tu salida, y para saber todo lo que haces.

26 Cuando Joab salió de la presencia de David, envió mensajeros tras Abner, los cuales lo hicieron regresar desde el pozo de Sira, sin que David lo supiera. 27 Entonces Abner volvió a Hebrón, y Joab lo apartó a la entrada de la ciudad como para hablar en privado con él. Allí lo hirió en el vientre, a causa de la sangre de Asael su hermano; y así murió. 28 Después de esto, David lo oyó y dijo:

—¡Inocente soy yo, y también mi reino, ante el SEÑOR para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner! 29 ¡Que recaiga su sangre sobre la cabeza de Joab y sobre toda su casa paterna! ¡Nunca falte en la casa de Joab quien padezca flujo, o quien sea leproso, o quien ande con bastón, o quien muera a espada, o quien carezca de pan!

Los funerales de Abner

30 Joab y su hermano Abisai mataron a Abner, porque este había dado muerte a Asael, hermano de ellos, en la batalla de Gabaón. 31 Entonces dijo David a Joab y a todo el pueblo que estaba con él:

—¡Rasguen su ropa! Cíñanse de cilicio y hagan duelo delante de Abner.

El rey David iba detrás del féretro, 32 y sepultaron a Abner en Hebrón. El rey alzó su voz y lloró junto al sepulcro de Abner, y también lloró todo el pueblo. 33 El rey entonó este lamento por Abner, diciendo:

“¿Había de morir Abner

como muere un insensato?

34 Tus manos no estaban atadas;

tus pies no estaban sujetos con grillos. Caíste como los que caen

ante los malvados”.

Todo el pueblo volvió a llorar por él.

35 Entonces todo el pueblo fue para persuadir a David a que tomara alimento, mientras aún era de día. Pero David juró diciendo:

—¡Así me haga Dios y aun me añada, si antes que se ponga el sol yo pruebo pan o cualquier cosa!

36 Todo el pueblo llegó a saber esto y le pareció bien, porque todo lo que el rey hacía parecía bien a todo el pueblo. 37 Aquel día, todo el pueblo y todo Israel entendieron que no había procedido del rey el asesinar a Abner hijo de Ner. 38 Entonces el rey dijo a sus servidores:

—¿No saben que hoy ha caído en Israel un príncipe y un gran hombre? 39 Ahora yo soy débil, aunque soy un rey ungido; y estos hombres, los hijos de Sarvia, son más duros que yo. ¡El SEÑOR retribuya al que hace mal, conforme a su maldad!

Isboset es asesinado

Cuando Isboset[i] hijo de Saúl oyó que Abner había muerto en Hebrón, sus manos se debilitaron; y todo Israel fue atemorizado.

El hijo de Saúl tenía dos hombres, los cuales eran jefes de tropa: El nombre de uno era Baaná, y el nombre del otro Recab. Eran hijos de Rimón, de Beerot, de los hijos de Benjamín. (Beerot era considerada como de Benjamín; los berotitas huyeron a Gitaim, donde habitan como forasteros hasta el día de hoy).

Jonatán hijo de Saúl tenía un hijo lisiado de los pies. Tenía cinco años cuando la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán llegó de Jezreel, y su nodriza lo tomó y huyó. Y sucedió que cuando huía apresuradamente, el niño se cayó y quedó cojo. Él se llamaba Mefiboset.

Recab y Baaná, hijos de Rimón de Beerot, fueron y en pleno calor del día llegaron a la casa de Isboset, quien se hallaba durmiendo la siesta. Y he aquí, entraron en el interior de la casa como para llevar trigo, y lo hirieron en el vientre. Después Recab y su hermano Baaná se escaparon[j].

Así que entraron en la casa mientras él estaba acostado en su cama, en su dormitorio, y lo hirieron y mataron. Luego le cortaron la cabeza, la tomaron y anduvieron toda la noche por el camino del Arabá. Llevaron la cabeza de Isboset a David, en Hebrón, y dijeron al rey:

—¡He aquí la cabeza de Isboset hijo de Saúl, tu enemigo que atentó contra tu vida! El SEÑOR ha vengado hoy a mi señor el rey, de Saúl y de su descendencia.

Pero David respondió a Recab y a Baaná, su hermano, hijos de Rimón de Beerot, y les dijo:

—¡Vive el SEÑOR, que ha rescatado mi vida de toda adversidad! 10 Si cuando uno, imaginándose que me traía buenas noticias, me informó diciendo: “Saúl ha muerto”, yo lo prendí y lo maté en Siclag, en pago de sus buenas noticias, 11 ¡cuánto más a unos hombres malvados que mataron a un hombre justo en su casa y sobre su cama! Ahora pues, ¿no demandaré su sangre de sus manos, eliminándolos de la tierra?

12 Entonces David dio orden a los jóvenes, y ellos los mataron. Luego les cortaron las manos y los pies, y los colgaron junto al estanque de Hebrón. Pero tomaron la cabeza de Isboset y la enterraron en el sepulcro de Abner, en Hebrón.

David es proclamado rey de Israel

Entonces vinieron todas las tribus de Israel a David, en Hebrón, y le hablaron diciendo: “He aquí nosotros somos hueso tuyo y carne tuya. En tiempos pasados, cuando Saúl aún reinaba sobre nosotros, tú eras quien sacaba y hacía volver a Israel. Y el SEÑOR te dijo: ‘Tú pastorearás a mi pueblo Israel, y tú serás el soberano de Israel’ ”.

Fueron, pues, todos los ancianos de Israel al rey, en Hebrón. Y el rey David hizo un pacto con ellos en Hebrón, delante del SEÑOR. Entonces ungieron a David como rey sobre Israel. David tenía treinta años cuando comenzó a reinar y reinó cuarenta años. En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá.

David toma la fortaleza de Sion

Entonces el rey, con sus hombres, fue a Jerusalén, contra los jebuseos que habitaban en aquella tierra. Y ellos hablaron a David diciendo: “Tú no entrarás acá; pues incluso los ciegos y los cojos te rechazarán, diciendo: ‘David no podrá entrar acá’”. Sin embargo, David tomó la fortaleza de Sion, que es la Ciudad de David. Aquel día dijo David: “Todo el que ataque a los jebuseos, use el conducto para alcanzar a los cojos y a los ciegos, a los cuales aborrece el alma de David”. Por eso se dice: “Ni el ciego ni el cojo entrará en la casa”.

David habitó en la fortaleza, y la llamó Ciudad de David. Luego David la edificó alrededor, desde Milo hacia adentro[k].

10 David iba engrandeciéndose más y más, y el SEÑOR Dios de los Ejércitos estaba con él.

David edifica su casa

11 Entonces Hiram, rey de Tiro, envió mensajeros a David; también madera de cedro, carpinteros y canteros para los muros; y edificaron una casa para David. 12 Entonces David comprendió que el SEÑOR lo había confirmado como rey sobre Israel y que había enaltecido su reino por amor a su pueblo Israel.

Hijos de David nacidos en

Jerusalén

13 Después que vino de Hebrón, David tomó más concubinas y mujeres de Jerusalén; y le nacieron a David más hijos e hijas. 14 Estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, 15 Ibjar, Elisúa, Néfeg, Jafía, 16 Elisama, Eliada y Elifelet.

David derrota a los filisteos

17 Cuando los filisteos oyeron que habían ungido a David rey sobre Israel, subieron todos los filisteos en busca de David. Cuando David oyó esto, descendió a la fortaleza.

18 Los filisteos llegaron y se extendieron por el valle de Refaím. 19 Entonces David consultó al SEÑOR diciendo:

—¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano?

Y el SEÑOR respondió a David:

—Sube, porque ciertamente entregaré a los filisteos en tu mano.

20 David llegó a[l] Baal-perazim, y allí los derrotó David. Entonces dijo:

—¡El SEÑOR ha irrumpido contra mis enemigos delante de mí, como irrumpen las aguas!

Por eso llamó el nombre de aquel lugar Baal-perazim[m]. 21 Los filisteos abandonaron allí sus ídolos, y David y sus hombres se los llevaron.

22 Los filisteos volvieron a subir y se extendieron por el valle de Refaím. 23 David consultó al SEÑOR, y él le respondió:

—No subas, sino rodéalos por detrás, y alcánzalos frente a los árboles de bálsamo. 24 Y sucederá que cuando escuches el sonido de una marcha en las copas de los árboles, entonces actuarás con decisión, porque entonces el SEÑOR saldrá delante de ti para derrotar al ejército de los filisteos.

25 David lo hizo conforme el SEÑOR le había mandado y derrotó a los filisteos desde Geba hasta la entrada de Gezer.

Intento de llevar el arca a Jerusalén

David volvió a reunir a todos los escogidos de Israel, treinta mil en total. Entonces David se levantó, y con todo el pueblo que estaba con él, partió de Baala de Judá para subir desde allí el arca de Dios, sobre la cual es invocado el nombre[n] del SEÑOR de los Ejércitos, que tiene su trono entre los querubines. Luego colocaron el arca de Dios sobre una carreta nueva y se la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en la colina. Uza y Ajío, hijos de Abinadab, guiaban la carreta nueva con el arca de Dios, y se la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en la colina. Ajío iba delante del arca. David y toda la casa de Israel se regocijaban delante del SEÑOR, con toda clase de instrumentos de madera de ciprés: arpas, liras, panderetas, sistros y címbalos.

Cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano[o] al arca de Dios y la sujetó, porque los bueyes tropezaron. Entonces el furor del SEÑOR se encendió contra Uza, y Dios lo hirió allí por el atrevimiento[p]. Y murió allí, junto al arca de Dios.

David se disgustó porque el SEÑOR había irrumpido contra Uza, y llamó aquel lugar Perez-uza[q], hasta el día de hoy. Aquel día David tuvo miedo del SEÑOR y dijo: “¿Cómo ha de venir a mí el arca del SEÑOR?”.

10 David ya no quiso llevar consigo el arca del SEÑOR, a la Ciudad de David. Más bien, David la desvió a la casa de Obed-edom el geteo. 11 El arca del SEÑOR se quedó en casa de Obed-edom el geteo durante tres meses. Y el SEÑOR bendijo a Obed-edom y a toda su familia.

David traslada el arca a Jerusalén

12 Se le informó al rey David diciendo: “El SEÑOR ha bendecido la familia de Obed-edom y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios”. Entonces David fue e hizo subir con regocijo el arca de Dios de la casa de Obed-edom a la Ciudad de David. 13 Y sucedió que cuando los que llevaban el arca de Dios habían dado seis pasos, David sacrificó un toro y un carnero engordado. 14 David danzaba con toda su fuerza delante del SEÑOR, y David estaba vestido con un efod de lino. 15 David y toda la casa de Israel subían el arca del SEÑOR, con gritos de júbilo y sonido de corneta.

16 Sucedió que cuando el arca del SEÑOR llegó a la Ciudad de David, Mical hija de Saúl miró por la ventana; y al ver al rey David saltando y danzando delante del SEÑOR, lo menospreció en su corazón.

17 Así trajeron el arca del SEÑOR y la colocaron en su lugar, en medio de la tienda que David había erigido para ella. Luego David ofreció holocaustos y sacrificios de paz delante del SEÑOR.

18 Cuando David acabó de ofrecer los holocaustos y los sacrificios de paz, bendijo al pueblo en el nombre del SEÑOR de los Ejércitos. 19 Entonces repartió a todo el pueblo, a toda la multitud de Israel, tanto a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, una de dátiles[r] y una de pasas. Y todo el pueblo se fue, cada uno a su casa.

Mical menosprecia a David

20 Luego volvió David para bendecir a su familia. Pero Mical hija de Saúl, saliendo para encontrar a David, le dijo:

—¡Cómo se ha cubierto de honra hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy ante los ojos de las criadas de sus servidores, como se descubriría sin decoro un cualquiera!

21 David respondió a Mical:

—Fue delante del SEÑOR, que me eligió en lugar de tu padre y de toda su casa, para constituirme como el soberano del pueblo del SEÑOR, de Israel. Por tanto, me regocijaré delante del SEÑOR. 22 Y aún me haré más vil que esta vez y me rebajaré ante mis[s] propios ojos. Pero con las criadas que has mencionado, ¡junto con ellas seré honrado!

23 Y Mical hija de Saúl no tuvo hijos hasta el día de su muerte.

Dios promete a David una casa estable

Aconteció que cuando el rey habitaba ya en su casa, y el SEÑOR le había dado descanso de todos sus enemigos en derredor, el rey dijo al profeta Natán:

—Mira; yo habito en una casa de cedro, mientras que el arca de Dios habita en una tienda.

Y Natán dijo al rey:

—Anda, haz todo lo que está en tu corazón, porque el SEÑOR está contigo.

Pero aconteció que aquella noche vino la palabra del SEÑOR a Natán, diciendo: “Ve y di a mi siervo David que así ha dicho el SEÑOR: ‘¿Me edificarás tú una casa en la que yo habite?’. Ciertamente yo no he habitado en una casa desde el día en que hice subir a los hijos de Israel de Egipto, hasta el día de hoy. Más bien, he estado peregrinando en una tienda y en un tabernáculo. Dondequiera que he peregrinado con todos los hijos de Israel, ¿acaso he dicho una palabra a alguna de las tribus[t] de Israel a la que yo comisioné para apacentar a mi pueblo Israel, preguntando: ‘¿Por qué no me han edificado una casa de cedro?’.

“Ahora pues, dirás a mi siervo David que así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Yo te tomé del prado, de detrás del rebaño, para que fueras el soberano de mi pueblo Israel. He estado contigo por dondequiera que has andado. He eliminado a todos tus enemigos de tu presencia, y haré que tu nombre sea grande, como el nombre de los grandes de la tierra. 10 Asimismo, dispondré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que habite en su lugar sin que sea molestado más, ni los inicuos vuelvan a afligirlo como al comienzo, 11 desde el día en que constituí jueces sobre mi pueblo Israel. Y yo te daré descanso de todos tus enemigos.

“‘Además, el SEÑOR te declara que el SEÑOR te hará casa a ti. 12 Cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo levantaré después de ti a un descendiente tuyo, el cual procederá de tus entrañas y afirmaré su reino. 13 Él edificará una casa a mi nombre, y yo estableceré el trono de su reino para siempre. 14 Yo seré para él padre; y él será para mí hijo. Cuando haga mal, yo lo corregiré con vara de hombres y con azotes de hijos de hombre. 15 Pero no quitaré[u] de él mi misericordia, como la quité de Saúl, al cual quité de tu presencia. 16 Tu casa y tu reino serán firmes para siempre delante de mí[v], y tu trono será estable para siempre’ ”.

17 Natán habló a David conforme a todas estas palabras y conforme a toda esta visión.

David alaba a Dios por su promesa

18 Entonces entró el rey David, se sentó delante del SEÑOR y dijo: “Oh SEÑOR Dios[w], ¿quién soy yo, y qué es mi casa para que me hayas traído hasta aquí? 19 Y aun esto te ha parecido poco, oh SEÑOR Dios[x], pues también has hablado del futuro de la casa de tu siervo. ¿Se comporta de esta manera el hombre, oh SEÑOR Dios[y]? 20 ¿Qué más puede añadir David al hablar contigo? Pues tú conoces a tu siervo, oh SEÑOR Dios[z]. 21 Por causa de tu palabra y conforme a tu corazón, has realizado toda esta gran cosa para darla a conocer a tu siervo. 22 Por tanto, tú eres grande, oh SEÑOR Dios; porque no hay nadie como tú ni hay Dios aparte de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.

23 “¿Y qué otra[aa] nación hay en la tierra como tu pueblo Israel, al cual Dios fue para rescatarlo como pueblo para sí, a fin de darse renombre y hacer a favor de él hechos grandes y temibles, al expulsar[ab] las naciones y sus dioses ante tu pueblo que rescataste para ti de Egipto? 24 Has establecido para ti a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre; y tú, oh SEÑOR, has llegado a ser su Dios.

25 “Ahora pues, oh SEÑOR Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, y haz tal como has dicho. 26 Sea engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: ‘El SEÑOR de los Ejércitos es Dios de Israel’. Que la casa de tu siervo David sea estable delante de ti; 27 porque tú, oh SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel, lo has revelado al oído de tu siervo, diciendo: ‘Yo te edificaré casa a ti’. Por esto, tu siervo ha hallado valor en su corazón para dirigirte esta oración. 28 Ahora pues, oh SEÑOR Dios[ac], tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y has prometido este bien a tu siervo. 29 Y ahora, ten a bien bendecir la casa de tu siervo, a fin de que permanezca para siempre delante de ti. Porque tú lo has prometido, oh SEÑOR Dios[ad], y con tu bendición la casa de tu siervo será bendita para siempre”.

Victorias militares de David

Aconteció después de esto que David derrotó a los filisteos y los sometió. Entonces David tomó Meteg-haamá de mano de los filisteos.

También derrotó a los moabitas y los midió con cordel. Los hizo tenderse en el suelo y midió dos cordeles para que murieran y un cordel entero para que vivieran. Los moabitas fueron hechos siervos de David y le llevaban tributo.

También derrotó David a Hadad-ezer hijo de Rejob, rey de Soba, cuando este iba a establecer su dominio hasta el río Éufrates[ae]. David le capturó mil setecientos jinetes y veinte mil hombres de infantería. Y desjarretó David todos los caballos de los carros, pero dejó de ellos los de cien carros. Los sirios de Damasco fueron para ayudar a Hadad-ezer, rey de Soba; y David hirió a veintidós mil hombres de los sirios. Después David instaló puestos militares entre los sirios de Damasco. Así llegaron los sirios a ser siervos de David y le llevaban tributo.

Y el SEÑOR daba la victoria a David por dondequiera que iba.

David tomó los escudos de oro que llevaban los servidores de Hadad-ezer y los trajo a Jerusalén. Asimismo, el rey David tomó gran cantidad de bronce de Beta y de Berotai, ciudades de Hadad-ezer.

Cuando Toi, rey de Hamat, oyó que David había derrotado a todo el ejército de Hadad-ezer, 10 Toi envió a su hijo Joram al rey David para saludarlo y felicitarlo por haber combatido contra Hadad-ezer y por haberlo derrotado, porque Toi estaba en guerra con Hadad-ezer. Joram llevó consigo objetos de plata, de oro y de bronce, 11 que el rey David también consagró al SEÑOR, junto con la plata y el oro que había consagrado de todas las naciones que había conquistado: 12 de Edom[af], de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos, de Amalec y del botín de Hadad-ezer hijo de Rejob, rey de Soba.

13 David adquirió renombre cuando regresó de derrotar a dieciocho mil hombres de Edom[ag] en el valle de la Sal. 14 Él instaló puestos militares en Edom; por toda Edom instaló puestos militares, y todos los edomitas llegaron a ser siervos de David.

Y el SEÑOR daba la victoria a David por dondequiera que iba.

Oficiales de David

15 David reinaba sobre todo Israel, y practicaba David el derecho y la justicia con todo su pueblo. 16 Joab, hijo de Sarvia, estaba al mando del ejército. Josafat hijo de Ajilud era el cronista. 17 Sadoc hijo de Ajitob y Ajimelec hijo de Abiatar eran los sacerdotes. Seraías era el escriba. 18 Benaías hijo de Joyada estaba al mando[ah] de los quereteos y de los peleteos. Y los hijos de David eran príncipes.

David muestra bondad a Mefiboset

Entonces David preguntó:

—¿Hay todavía alguno que haya quedado de la casa de Saúl, a quien yo muestre bondad por amor a Jonatán?

Había un siervo de la casa de Saúl que se llamaba Siba, al cual llamaron a la presencia de David. Y el rey le preguntó:

—¿Eres tú Siba?

Él respondió:

—Tu siervo soy.

El rey le preguntó:

—¿No queda nadie de la casa de Saúl a quien yo pueda mostrar la bondad de Dios?

Siba respondió al rey:

—Aún queda un hijo de Jonatán, lisiado de ambos pies.

Entonces le preguntó el rey:

—¿Dónde está?

Siba respondió al rey:

—He aquí que está en la casa de Maquir hijo de Amiel, en Lo-debar.

El rey David envió a traerlo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lo-debar. Entonces Mefiboset hijo de Jonatán, hijo de Saúl, vino a David, y cayendo sobre su rostro se postró. David le dijo:

—¿Mefiboset?

Y él respondió:

—He aquí tu siervo.

David le dijo:

—No tengas temor, porque ciertamente yo te mostraré bondad por amor a tu padre Jonatán. Te devolveré todas las tierras de tu padre Saúl, y tú comerás siempre a mi mesa.

Él se postró y preguntó:

—¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?

Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo:

—Yo he dado al hijo de tu señor todo lo que pertenecía a Saúl y a toda su casa. 10 Labrarás para él la tierra, tú, tus hijos y tus siervos, y almacenarás los productos para que el hijo de tu señor tenga provisiones. Pero Mefiboset, el hijo de tu señor, comerá siempre a mi mesa.

Siba tenía quince hijos y veinte siervos. 11 Y Siba respondió al rey:

—Tu siervo hará conforme a todo lo que mande mi señor el rey a su siervo.

Y Mefiboset comía a la mesa de David[ai] como uno de los hijos del rey.

12 Mefiboset tenía un hijo pequeño que se llamaba Micaías. Todos los que habitaban en la casa de Siba eran siervos de Mefiboset. 13 Pero Mefiboset habitaba en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey. Él era cojo de ambos pies.

El rey de Amón afrenta a David

10 Después de esto aconteció que murió el rey de los hijos de Amón, y su hijo Hanún reinó en su lugar. Entonces David pensó: “Mostraré bondad a Hanún hijo de Najas, como su padre mostró bondad conmigo”.

David envió a sus servidores para consolarlo por la muerte de su padre. Pero cuando los servidores de David llegaron a la tierra de los hijos de Amón, los jefes de los hijos de Amón dijeron a Hanún, su señor: “¿Te parece que David está honrando a tu padre, porque te ha enviado personas que te consuelen? ¿No te habrá enviado David a sus servidores para reconocer y espiar la ciudad a fin de destruirla?”.

Entonces Hanún tomó a los servidores de David, les rapó la mitad de su barba, cortó sus vestidos por la mitad, hasta sus nalgas, y los despidió.

Le informaron a David, y él envió a encontrarlos, porque los hombres estaban sumamente avergonzados. El rey mandó que les dijeran: “Permanezcan en Jericó hasta que les crezca la barba, y entonces vuelvan”.

Derrota de la coalición siroamonita

Al ver los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, los hijos de Amón enviaron a tomar a sueldo a los sirios de Bet-rejob y a los sirios de Soba, veinte mil hombres de infantería; del rey de Maaca, mil hombres; y de Istob, doce mil hombres. Cuando David oyó esto, envió a Joab con todo el ejército de los valientes.

Los hijos de Amón salieron y dispusieron la batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los sirios de Soba, de Rejob, de Istob y de Maaca estaban aparte, en el campo.

Al ver Joab que el frente de batalla estaba delante y detrás de él, eligió a algunos de entre todos los escogidos de Israel y dispuso sus escuadrones para enfrentar a los sirios. 10 Puso al resto de la gente bajo el mando de su hermano Abisai, quien dispuso sus escuadrones para enfrentar a los hijos de Amón. 11 Y Joab dijo: “Si los sirios son más fuertes que yo, tú me darás auxilio; pero si los hijos de Amón son más fuertes que tú, yo iré a auxiliarte. 12 Esfuérzate, y luchemos valientemente por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios; y que el SEÑOR haga lo que le parezca bien”.

13 Entonces se acercó Joab, con la gente que estaba con él, para combatir contra los sirios; pero estos huyeron ante él. 14 Al ver que los sirios habían huido, los hijos de Amón también huyeron ante Abisai y entraron en la ciudad. Entonces Joab dejó de atacar a los hijos de Amón y volvió a Jerusalén.

15 Los sirios, al verse derrotados por Israel, se volvieron a reunir. 16 Hadad-ezer envió a traer a los sirios que estaban al otro lado del Río. Estos llegaron a Helam teniendo al frente de ellos a Sobac, jefe del ejército de Hadad-ezer.

17 Cuando se le informó a David, este reunió a todo Israel; y cruzando el Jordán, llegó a Helam. Los sirios dispusieron sus escuadrones para enfrentarse con David, y combatieron contra él. 18 Pero los sirios huyeron ante Israel, y David mató de los sirios a setecientos hombres de los carros y a cuarenta mil jinetes. También hirió a Sobac, jefe del ejército sirio, quien murió allí mismo.

19 Al ver todos los reyes vasallos de Hadad-ezer que habían sido derrotados por Israel, hicieron la paz con Israel y le sirvieron. Y los sirios tuvieron miedo de volver a socorrer a los hijos de Amón.

Crimen de David contra Urías el heteo

11 Aconteció al año siguiente, en el tiempo en que los reyes[aj] suelen salir a la guerra, que David envió a Joab junto con sus servidores y con todo Israel. Ellos destruyeron a los hijos de Amón y pusieron sitio a Rabá. Pero David se había quedado en Jerusalén.

Y sucedió que al atardecer David se levantó de su cama y se paseaba por la azotea del palacio, cuando vio desde la azotea a una mujer que se estaba bañando. Y la mujer era muy bella. David mandó preguntar por la mujer, y alguien le dijo:

—¿No es esta Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías el heteo?

David envió mensajeros y la tomó. Cuando ella vino a él, él se acostó con ella, que estaba purificándose de su impureza. Entonces ella regresó a su casa.

La mujer concibió y mandó que lo hicieran saber a David, diciendo: “Yo estoy encinta”. Entonces David mandó a decir a Joab: “Envíame a Urías el heteo”. Y Joab envió a Urías a David. Cuando Urías vino a él, David le preguntó cómo estaban Joab y el pueblo, y cómo iba la guerra. Después David dijo a Urías:

—Desciende a tu casa y lava tus pies.

Cuando Urías salió del palacio, fue enviado tras él un obsequio de parte del rey.

Pero Urías durmió a la puerta del palacio junto con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa. 10 E informaron de esto a David diciendo: “Urías no descendió a su casa”. Entonces David preguntó a Urías:

—¿No has llegado de viaje? ¿Por qué no descendiste a tu casa?

11 Urías respondió a David:

—El arca, Israel y Judá están en cabañas, y mi señor Joab y los servidores de mi señor están acampados al aire libre. ¿Y había yo de entrar en mi casa para comer y beber y dormir con mi mujer? ¡Por tu vida y por la vida de tu alma, que no haré semejante cosa!

12 David dijo a Urías:

—Quédate hoy también aquí, y mañana te dejaré ir.

Entonces Urías se quedó en Jerusalén aquel día y el día siguiente. 13 David lo invitó, y Urías comió y bebió con él; y lo emborrachó. Pero al anochecer él salió a dormir en su cama con los siervos de su señor, y no descendió a su casa.

14 Y sucedió que por la mañana David escribió una carta a Joab, y la envió por medio de Urías. 15 Y en la carta escribió lo siguiente: “Pongan a Urías en el frente más peligroso de la batalla; luego retírense de él, para que sea herido y muera”.

16 Y aconteció que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes. 17 Los hombres de la ciudad salieron y combatieron contra Joab, y murieron algunos del ejército de los servidores de David. Y murió también Urías el heteo.

18 Joab mandó a informar a David de todos los detalles de la batalla. 19 E instruyó al mensajero diciendo:

—Cuando acabes de exponer al rey todos los detalles de la batalla, 20 si sucede que se enciende la ira del rey, y te dice: “¿Por qué se acercaron a la ciudad para combatir? ¿No sabían que ellos tirarían desde arriba del muro? 21 ¿Quién mató a Abimelec hijo de Jerobaal[ak]? ¿No fue una mujer quien arrojó sobre él desde arriba del muro una piedra de molino, y él murió en Tebes? ¿Por qué se acercaron al muro?”. Entonces le dirás: “También tu servidor Urías el heteo ha muerto”.

22 Fue el mensajero, y al llegar contó a David todas las cosas que le había mandado Joab. 23 Dijo el mensajero a David:

—Los hombres prevalecieron contra nosotros, y salieron al campo contra nosotros; pero los hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta de la ciudad. 24 Entonces los arqueros tiraron contra tus servidores desde arriba del muro y murieron algunos de los servidores del rey. También tu servidor Urías el heteo ha muerto.

25 Entonces David dijo al mensajero:

—Así dirás a Joab: “Que esto no parezca malo a tus ojos, pues la espada devora unas veces a uno y otras veces a otro. Refuerza tu ataque contra la ciudad y destrúyela”. Y tú aliéntalo.

26 Al oír la mujer de Urías que su marido, Urías, había muerto, hizo duelo por su marido. 27 Pasado el luto, David envió a traerla a su palacio. Ella vino a ser su mujer y le dio a luz un hijo.

Pero esto que David había hecho pareció malo a los ojos del SEÑOR.

Natán amonesta a David

12 El SEÑOR envió a Natán a David, y al venir a él le dijo:

—Había dos hombres en una ciudad: el uno rico y el otro pobre. El rico tenía numerosas ovejas y vacas; pero el pobre no tenía más que una sola corderita que él había comprado y criado, que había crecido junto con él y sus hijos. Comía de su pan, bebía de su vaso y dormía en su seno. La tenía como a una hija. Pero un viajero vino al hombre rico, y este no quiso tomar una de sus ovejas o de sus vacas para guisarla para el viajero que le había llegado, sino que tomó la corderita de aquel hombre pobre, y la guisó para el hombre que había venido a él.

Entonces se encendió en gran manera la ira de David contra aquel hombre y dijo a Natán:

—¡Vive el SEÑOR, que el que hizo semejante cosa es digno de muerte! Él debe pagar cuatro veces el valor de la corderita, porque hizo semejante cosa y no tuvo compasión.

Entonces Natán dijo a David:

—Tú eres ese hombre. Así ha dicho el SEÑOR Dios de Israel: “Yo te ungí como rey sobre Israel y te libré de la mano de Saúl. Te di la casa de tu señor y puse las mujeres de tu señor en tu seno. Te di la casa de Israel y de Judá; y por si esto fuera poco, yo te habría añadido muchas otras cosas. ¿Por qué, pues, menospreciaste la palabra del SEÑOR e hiciste lo malo ante sus ojos? Has matado a espada a Urías el heteo; has tomado a su mujer por mujer tuya, y a él lo has matado con la espada de los hijos de Amón. 10 Ahora pues, porque me has menospreciado y has tomado la mujer de Urías el heteo para que sea tu mujer, jamás se apartará la espada de tu casa.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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