Bible in 90 Days
Advertencia contra la mujer adúltera
7 Hijo mío, guarda mis palabras
y atesora mis mandamientos.
2 Cumple con mis mandamientos, y vivirás;
cuida mis enseñanzas como a la niña de tus ojos.
3 Llévalos atados en los dedos;
anótalos en la tabla de tu corazón.
4 Di a la sabiduría: «Tú eres mi hermana»,
y a la inteligencia: «Eres de mi sangre».
5 Ellas te librarán de la mujer ajena,
de la adúltera y de sus palabras seductoras.
6 Desde la ventana de mi casa
miré a través de la celosía.
7 Vi a los inexpertos,
y, entre los jóvenes, observé
a uno de ellos falto de juicio.[a]
8 Cruzó la calle, llegó a la esquina
y se encaminó hacia la casa de esa mujer.
9 Caía la tarde. Llegaba el día a su fin.
Avanzaban las sombras de la noche.
10 De pronto la mujer salió a su encuentro,
con toda la apariencia de una prostituta
y con solapadas intenciones.
11 Ella es escandalosa y descarada;
sus pies nunca hallan reposo en su casa.
12 Unas veces por las calles, otras veces por las plazas,
siempre está al acecho en cada esquina.
13 Se prendió de su cuello, lo besó
y, con todo descaro, dijo:
14 «Tengo en mi casa sacrificios de comunión,
pues hoy he cumplido mis promesas.
15 Por eso he venido a tu encuentro;
te buscaba, ¡y ya te he encontrado!
16 Sobre la cama he tendido
linos egipcios multicolores.
17 He perfumado mi lecho
con aroma de mirra, áloe y canela.
18 Ven, bebamos hasta el fondo la copa del amor;
¡disfrutemos del amor hasta el amanecer!
19 Mi esposo no está en casa,
pues ha emprendido un largo viaje.
20 Se ha llevado consigo la bolsa del dinero
y no regresará hasta el día de luna llena».
21 Con palabras persuasivas lo convenció;
con halagos de sus labios lo sedujo.
22 Y él enseguida fue tras ella,
como el buey que va camino al matadero;
como el ciervo[b] que cae en la trampa,[c]
23 hasta que una flecha le abre las entrañas;
como el ave que se lanza contra la red,
sin saber que en ello le va la vida.
24 Así que, hijo mío, escúchame;
presta[d] atención a mis palabras.
25 No desvíes tu corazón hacia sus sendas
ni te extravíes por sus caminos,
26 pues muchos han muerto por su causa;
sus víctimas han sido innumerables.
27 Su casa lleva derecho al sepulcro;[e]
conduce a las habitaciones de la muerte.
Llamado de la sabiduría
8 ¿Acaso no está llamando la sabiduría?
¿No está elevando su voz la inteligencia?
2 Toma su puesto en las alturas,
a la vera del camino y en las encrucijadas.
3 Junto a las puertas que dan a la ciudad,
a la entrada misma, grita con fuerza:
4 «A ustedes los hombres, los estoy llamando;
dirijo mi voz a toda la humanidad.
5 Ustedes los inexpertos, ¡adquieran prudencia!
Ustedes los necios, ¡obtengan discernimiento!
6 Escúchenme, que diré cosas importantes;
mis labios hablarán lo correcto.
7 Mi boca expresará la verdad,
pues mis labios detestan la maldad.
8 Las palabras de mi boca son todas justas;
no hay en ellas maldad ni perversidad.
9 Son claras para los entendidos
e irreprochables para los sabios.
10 Opten por mi instrucción, no por la plata;
por el conocimiento, no por el oro refinado.
11 Vale más la sabiduría que las piedras preciosas
y ni lo más deseable se le compara.
12 »Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia
y poseo conocimiento y discreción.
13 Quien teme al Señor aborrece lo malo;
yo aborrezco el orgullo y la arrogancia,
la mala conducta y el lenguaje perverso.
14 Míos son el consejo y el buen juicio;
míos son el entendimiento y el poder.
15 Por mí reinan los reyes
y promulgan leyes justas los gobernantes.
16 Por mí gobiernan los príncipes y los nobles,
todos los jueces de la tierra.
17 A los que me aman, les correspondo;
a los que me buscan, me doy a conocer.
18 Conmigo están las riquezas y la honra,
los bienes duraderos y la justicia.
19 Mi fruto es mejor que el oro fino;
mi cosecha sobrepasa a la plata refinada.
20 Voy por el camino de la rectitud,
por los senderos de la justicia,
21 enriqueciendo a los que me aman
y acrecentando sus tesoros.
22 »El Señor me dio la vida[f] como primicia de sus obras,[g]
mucho antes de sus obras de antaño.
23 Fui establecida desde la eternidad,
desde antes de que existiera el mundo.
24 No existían los grandes mares cuando yo nací;
no había entonces manantiales de abundantes aguas.
25 Nací antes de que se cimentaran las montañas,
antes de que fueran formadas las colinas,
26 antes de que él creara la tierra y sus paisajes
y el polvo primordial con que hizo el mundo.
27 Cuando Dios cimentó la bóveda celeste
y trazó el horizonte sobre el abismo,
allí estaba yo presente.
28 Cuando estableció las nubes en los cielos
y reforzó las fuentes del abismo;
29 cuando señaló los límites del mar,
para que las aguas no desobedecieran su orden;
cuando estableció los cimientos de la tierra,
30 allí estaba yo a su lado, afirmando su obra.
Día tras día me llenaba yo de alegría,
siempre disfrutaba de estar en su presencia;
31 me regocijaba en el mundo que él creó;
¡en el género humano me deleitaba!
32 »Y ahora, hijos míos, escúchenme:
dichosos los que siguen[h] mis caminos.
33 Atiendan a mi instrucción y sean sabios;
no la descuiden.
34 Dichosos los que me escuchan
y a mis puertas están atentos cada día,
esperando a la entrada de mi casa.
35 En verdad, quien me encuentra halla la vida
y recibe el favor del Señor.
36 Quien me rechaza se perjudica a sí mismo;
quien me aborrece, ama la muerte».
Invitación de la sabiduría y de la necedad
9 La sabiduría construyó su casa
y labró sus siete pilares.
2 Preparó la carne, mezcló su vino
y también tendió la mesa.
3 Envió a sus doncellas y ahora clama
desde lo más alto de la ciudad.
4 «¡Vengan conmigo los inexpertos!
—dice a los faltos de juicio—.
5 Vengan, disfruten de mi pan
y beban del vino que he mezclado.
6 Dejen su insensatez y vivirán;
anden por el camino del discernimiento.
7 »El que corrige al insolente se gana que lo insulten;
el que reprende al malvado se gana su desprecio.
8 No reprendas al insolente, no sea que acabe por odiarte;
reprende al sabio y te amará.
9 Instruye al sabio, y se hará más sabio;
enseña al justo, y aumentará su saber.
10 »El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor;
conocer al Santo es tener entendimiento.
11 Por mí aumentarán tus días;
años de vida te serán añadidos.
12 Si eres sabio, tu premio será tu sabiduría;
si eres insolente, solo tú lo sufrirás».
13 La mujer necia es escandalosa,
frívola y desvergonzada.
14 Se sienta a las puertas de su casa,
en lo más alto de la ciudad
15 y llama a los que van por el camino,
a los que no se apartan de su senda.
16 «¡Vengan conmigo los inexpertos!
—dice a los faltos de juicio—
17 ¡Las aguas robadas saben a gloria!
¡El pan sabe a miel si se come a escondidas!».
18 Pero estos ignoran que allí están los muertos,
que sus invitados están en lo profundo de los dominios de la muerte.[i]
Proverbios de Salomón
10 Proverbios de Salomón:
El hijo sabio es la alegría de su padre;
el hijo necio es el pesar de su madre.
2 Las riquezas mal habidas no sirven de nada,
pero la justicia libra de la muerte.
3 El Señor no deja sin comer al justo,
pero frustra la ambición de los malvados.
4 Las manos ociosas conducen a la pobreza;
las manos diligentes atraen riquezas.
5 El hijo prevenido se abastece en el verano,
pero el sinvergüenza duerme en tiempo de cosecha.
6 El justo se ve coronado de bendiciones,
pero la boca del malvado encubre violencia.
7 La memoria de los justos es una bendición,
pero la fama de los malvados se pudrirá.
8 El sabio de corazón acata los mandamientos,
pero el de palabras tontas va camino al desastre.
9 Quien se conduce con integridad anda seguro;
quien anda en caminos perversos será descubierto.
10 Quien guiña el ojo con malicia provoca pesar;
el necio y murmurador va camino al desastre.
11 Fuente de vida es la boca del justo,
pero la boca del malvado encubre violencia.
12 El odio es motivo de disensiones,
pero el amor cubre todas las faltas.
13 En los labios del prudente hay sabiduría;
en la espalda del falto de juicio, solo garrotazos.
14 El que es sabio atesora el conocimiento,
pero la boca del necio es un peligro inminente.
15 La riqueza del rico es su baluarte;
la pobreza del pobre es su ruina.
16 El salario del justo es la vida;
la ganancia del malvado es el pecado.
17 El que atiende a la corrección va camino a la vida;
el que la rechaza se pierde.
18 El de labios mentirosos disimula su odio,
y el que propaga calumnias es un necio.
19 El que mucho habla, mucho yerra;
el que es sabio refrena su lengua.
20 Plata refinada es la lengua del justo;
el corazón del malvado es de poco valor.
21 Los labios del justo orientan a muchos;
los necios mueren por falta de juicio.
22 La bendición del Señor trae riquezas
que no vienen acompañadas de tristezas.
23 El necio se divierte con su mala conducta,
pero el sabio se recrea con la sabiduría.
24 Lo que el malvado teme, eso le ocurre;
lo que el justo desea, eso recibe.
25 Pasa la tormenta y desaparece el malvado,
pero el justo permanece firme para siempre.
26 Como vinagre a los dientes y humo a los ojos
es el perezoso para quienes lo emplean.
27 El temor del Señor prolonga la vida,
pero los años del malvado se acortan.
28 El futuro de los justos es dichoso;
la esperanza de los malvados se desvanece.
29 El camino del Señor es refugio de los íntegros
y ruina de los malhechores.
30 Los justos no tropezarán jamás;
los malvados no habitarán la tierra.
31 La boca del justo expresa sabiduría,
pero la lengua perversa será cercenada.
32 Los labios del justo saben lo que conviene,
pero de la boca del malvado brota perversidad.
11 El Señor aborrece las balanzas adulteradas,
pero aprueba las pesas exactas.
2 Con el orgullo viene la deshonra;
con la humildad, la sabiduría.
3 A los justos los guía su integridad;
a los infieles los destruye su perversidad.
4 En el día de la ira de nada sirve ser rico,
pero la justicia libra de la muerte.
5 La justicia endereza el camino de los íntegros,
pero la maldad hace caer a los malvados.
6 La justicia de los íntegros los libra,
pero la codicia atrapa a los traidores.
7 Muere el malvado y con él, su esperanza;
muere también su ilusión de poder.
8 El justo se salva de la calamidad,
pero la desgracia le sobreviene al malvado.
9 Con la boca el impío destruye a su prójimo,
pero los justos se libran por el conocimiento.
10 Cuando los justos prosperan, la ciudad se alegra;
cuando los malvados perecen, hay gran regocijo.
11 La bendición de los justos enaltece a la ciudad,
pero la boca de los malvados la destruye.
12 El falto de juicio desprecia a su prójimo,
pero el entendido refrena su lengua.
13 La gente chismosa revela los secretos;
la gente confiable es discreta.
14 Sin dirección, la nación fracasa;
la victoria se alcanza con muchos consejeros.
15 El fiador de un extraño saldrá perjudicado;
negarse a dar fianza[j] es vivir seguro.
16 La mujer bondadosa se gana el respeto;
los hombres violentos solo ganan riquezas.
17 El que hace bien a otros se beneficia a sí mismo;
el que es cruel, a sí mismo se perjudica.
18 El malvado obtiene ganancias ilusorias;
el que siembra justicia asegura su recompensa.
19 El que es justo obtiene la vida;
el que persigue el mal se encamina a la muerte.
20 El Señor aborrece a los de corazón perverso,
pero se complace en los que viven con integridad.
21 Una cosa es segura:[k] Los malvados no quedarán impunes,
pero los justos saldrán bien librados.
22 Como argolla de oro en hocico de cerdo
es la mujer bella pero indiscreta.
23 Los deseos de los justos terminan bien;
la esperanza de los malvados termina en ira.
24 Unos dan a manos llenas y reciben más de lo que dan;
otros retienen indebidamente sus bienes y acaban en la miseria.
25 El que es generoso prospera;
el que reanima a otros será reanimado.
26 La gente maldice al que acapara el trigo,
pero colma de bendiciones al que gustoso lo vende.
27 El que madruga para el bien halla buena voluntad;
el que anda tras el mal por el mal será alcanzado.
28 El que confía en sus riquezas se marchita,
pero el justo se renueva como el follaje.
29 El que perturba su casa no hereda más que el viento
y el necio termina sirviendo al sabio.
30 El fruto del justo es árbol de vida;
y el sabio salva vidas.
31 Si los justos reciben su pago aquí en la tierra,
¡cuánto más los impíos y los pecadores!
12 El que ama la disciplina ama el conocimiento,
pero el que la aborrece es un necio.
2 El hombre bueno recibe el favor del Señor,
pero el intrigante recibe su condena.
3 Nadie puede afirmarse por medio de la maldad;
solo queda firme la raíz de los justos.
4 La mujer ejemplar[l] es corona de su esposo;
la desvergonzada corroe los huesos.
5 En los planes del justo hay justicia,
pero en los consejos del malvado hay engaño.
6 Las palabras del malvado son insidias de muerte,
pero la boca de los justos los pone a salvo.
7 Los malvados se derrumban y dejan de existir,
pero las familias de los justos permanecen.
8 Al hombre se le alaba según su sabiduría,
pero al de malos pensamientos[m] se le desprecia.
9 Vale más un despreciado con criado
que un vanaglorioso sin pan.
10 El justo atiende a las necesidades de su bestia,
pero el malvado es cruel.
11 El que trabaja su tierra tendrá abundante comida,
pero el que sueña despierto[n] es falto de juicio.
12 El codicioso anhela el botín de los perversos;
pero la raíz de los justos da fruto.
13 En el pecado de sus labios se enreda el malvado,
pero el justo sale del aprieto.
14 Cada uno se sacia del buen fruto de sus labios
y de la obra de sus manos recibe su recompensa.
15 Al necio le parece bien lo que emprende,
pero el sabio escucha el consejo.
16 El necio muestra enseguida su enojo,
pero el prudente pasa por alto el insulto.
17 El testigo veraz declara lo que es justo,
pero el testigo falso engaña.
18 El charlatán hiere con la lengua como con una espada,
pero la lengua del sabio brinda sanidad.
19 Los labios sinceros permanecen para siempre,
pero la lengua mentirosa dura solo un instante.
20 En los que planean el mal habita el engaño,
pero hay gozo para los que promueven la paz.
21 Al justo no le sobrevendrá ningún daño,
pero al malvado lo cubrirá la desgracia.
22 El Señor aborrece a los de labios mentirosos,
pero se complace en los que actúan con lealtad.
23 El hombre prudente no muestra lo que sabe,
pero del corazón de los necios brota necedad.
24 El de manos diligentes gobernará;
pero el perezoso será subyugado.
25 La angustia abate el corazón del hombre,
pero una palabra amable lo alegra.
26 El justo es guía de su prójimo,[o]
pero el camino del malvado lo hace errar.
27 El perezoso no pone a asar lo que ha cazado,[p]
pero el diligente ya posee una gran riqueza.
28 En el camino de la justicia se halla la vida;
por ese camino se evita la muerte.
13 El hijo sabio atiende a la corrección de su padre,
pero el insolente no hace caso a la reprensión.
2 Quien habla el bien, del bien se nutre,
pero el infiel padece hambre de violencia.
3 El que refrena su lengua protege su vida,
pero el ligero de labios provoca su ruina.
4 El perezoso codicia y no satisface sus anhelos;
el diligente prospera en todo lo que anhela.
5 El justo aborrece la mentira;
el malvado acarrea vergüenza y deshonra.
6 La justicia protege al que anda en integridad,
pero la maldad arruina al pecador.
7 Hay quien pretende ser rico y no tiene nada;
hay quien parece ser pobre y todo lo tiene.
8 Con su riqueza el rico pone a salvo su vida,
pero al pobre no hay quien lo reprenda.
9 La luz de los justos brilla radiante,
pero los malvados son como lámpara apagada.
10 El orgullo solo genera contiendas,
pero la sabiduría está con quienes oyen consejos.
11 El dinero mal habido pronto se acaba;
quien ahorra, poco a poco se enriquece.
12 La esperanza que se demora aflige al corazón;
el deseo cumplido es un árbol de vida.
13 Quien se burla de la instrucción tendrá su merecido;
quien respeta el mandamiento tendrá su recompensa.
14 La enseñanza de los sabios es fuente de vida
y libera de los lazos de la muerte.
15 El buen juicio redunda en aprecio,
pero el camino del infiel lo lleva a su destrucción.[q]
16 El prudente actúa con cordura,
pero el necio se jacta de su necedad.
17 El mensajero malvado se mete en problemas;
el enviado confiable trae sanidad.
18 El que desprecia la disciplina sufre pobreza y deshonra;
el que atiende la corrección recibe grandes honores.
19 El deseo cumplido endulza el alma,
pero el necio detesta alejarse del mal.
20 El que con sabios anda, sabio se vuelve;
el que con necios se junta, saldrá mal parado.
21 Al pecador lo persigue el mal
y al justo lo recompensa el bien.
22 El hombre de bien deja herencia a sus nietos;
las riquezas del pecador se quedan para los justos.
23 En el campo del pobre hay abundante comida,
pero esta se pierde donde hay injusticia.
24 No corregir al hijo es no quererlo;
amarlo es disciplinarlo a tiempo.
25 El justo come hasta quedar saciado,
pero el malvado se queda con hambre.
14 La mujer sabia edifica su casa;
la necia, con sus manos la destruye.
2 El que va por buen camino teme al Señor;
el que va por malos caminos lo desprecia.
3 De la boca del necio brota arrogancia;
los labios del sabio son su propia protección.
4 Donde no hay bueyes el granero está vacío;
con la fuerza del buey aumenta la cosecha.
5 El testigo veraz jamás miente;
el testigo falso propaga mentiras.
6 El insolente busca sabiduría y no la halla;
para el entendido, el conocimiento es cosa fácil.
7 Mantente a distancia del necio,
pues en sus labios no hallarás conocimiento.
8 La sabiduría del prudente es discernir sus caminos,
pero al necio lo engaña su propia necedad.
9 Los necios hacen mofa de sus propias faltas,
pero entre los íntegros hay buena voluntad.
10 Cada corazón conoce sus propias amarguras,
y ningún extraño comparte su alegría.
11 La casa del malvado será destruida,
pero la morada del justo prosperará.
12 Hay un camino que al hombre le parece recto,
pero acaba por ser camino de muerte.
13 Hasta de reírse duele el corazón
y hay alegrías que acaban en tristezas.
14 El inconstante recibirá todo el pago de su inconstancia;
el hombre bueno, el premio de sus acciones.
15 El inexperto cree todo lo que le dicen;
el prudente se fija por dónde va.
16 El sabio teme al Señor y se aparta del mal,
pero el necio es arrogante y se pasa de confiado.
17 El iracundo actúa neciamente
y el malvado es odiado.
18 Herencia de los inexpertos es la necedad;
corona de los prudentes, el conocimiento.
19 Los malvados se postrarán ante los buenos;
los impíos, ante las puertas de los justos.
20 Al pobre hasta sus amigos lo aborrecen,
pero son muchos los que aman al rico.
21 Es un pecado despreciar al prójimo;
¡dichoso el que se compadece de los pobres!
22 Pierden el camino los que planean el mal,
pero hallan amor y verdad los que hacen el bien.
23 Todo esfuerzo tiene su recompensa,
pero quedarse en las palabras solamente, lleva a la pobreza.
24 La corona del sabio es su riqueza;
la de los necios, su necedad.
25 El testigo veraz salva vidas,
pero el testigo falso miente.
26 El temor del Señor es un baluarte seguro
que sirve de refugio a los hijos.
27 El temor del Señor es fuente de vida
y libera de los lazos de la muerte.
28 Gloria del rey es gobernar a una gran población;
un príncipe sin súbditos está arruinado.
29 El que es paciente muestra gran inteligencia;
el que es agresivo muestra mucha insensatez.
30 El corazón tranquilo da vida al cuerpo,
pero la envidia carcome los huesos.
31 El que oprime al pobre ofende a su Creador,
pero honra a Dios quien se apiada del necesitado.
32 El malvado cae por su propia maldad;
el justo, aun en su muerte, halla refugio en Dios.[r]
33 En el corazón de los entendidos mora la sabiduría,
pero los necios ni siquiera la conocen.[s]
34 La justicia enaltece a una nación,
pero el pecado deshonra a todos los pueblos.
35 El rey favorece al siervo inteligente,
pero descarga su ira sobre el sinvergüenza.
15 La respuesta amable calma la ira,
pero la agresiva provoca el enojo.
2 La lengua de los sabios adorna el conocimiento;[t]
la boca de los necios escupe necedades.
3 Los ojos del Señor están en todo lugar,
vigilando a los buenos y a los malos.
4 La lengua que brinda alivio[u] es árbol de vida;
la lengua perversa deprime el espíritu.
5 El necio desprecia la corrección de su padre;
el que la acepta demuestra prudencia.
6 En la casa del justo hay gran abundancia;
en las ganancias del malvado, grandes problemas.
7 Los labios de los sabios esparcen conocimiento;
el corazón de los necios ni piensa en ello.
8 El Señor aborrece los sacrificios de los malvados,
pero se complace en la oración de los justos.
9 El Señor aborrece el camino de los malvados,
pero ama a quienes siguen la justicia.
10 Para el descarriado, disciplina severa;
para el que aborrece la corrección, la muerte.
12 Al insolente no le gusta que lo corrijan
ni busca la compañía de los sabios.
13 El corazón alegre se refleja en el rostro,
el corazón dolido deprime el espíritu.
14 El corazón entendido va tras el conocimiento;
la boca de los necios se nutre de tonterías.
15 Para el afligido todos los días son malos;
para el que es feliz, todos son de fiesta.
16 Más vale tener poco, con temor del Señor,
que muchas riquezas con grandes angustias.
17 Más vale comer verduras sazonadas con amor
que toro engordado con odio.
18 El que es iracundo provoca contiendas;
el que es paciente las apacigua.
19 El camino del perezoso está plagado de espinas,
pero la senda del justo es como una calzada.
20 El hijo sabio alegra a su padre;
el hijo necio menosprecia a su madre.
21 Al necio le divierte su falta de juicio;
el entendido endereza sus propios pasos.
22 Cuando falta el consejo, fracasan los planes;
cuando abunda el consejo, prosperan.
23 Es muy grato dar la respuesta adecuada
y, cuando es oportuna, aún es más grato.
24 El sabio sube por el sendero de vida,
para librarse de caer en los dominios de la muerte.[x]
25 El Señor derriba la casa de los soberbios,
pero mantiene intactos los linderos de las viudas.
26 El Señor aborrece los planes de los malvados,
pero se complace en las palabras puras.
27 El ambicioso acarrea mal sobre su familia;
el que aborrece el soborno vivirá.
28 El corazón del justo medita sus respuestas,
pero la boca del malvado rebosa de maldad.
29 El Señor se mantiene lejos de los impíos,
pero escucha las oraciones de los justos.
30 Una mirada radiante alegra el corazón
y las buenas noticias renuevan los huesos.
31 El que atiende a la reprensión que da vida,
habitará entre los sabios.
32 El que rechaza la corrección se desprecia a sí mismo;
el que la atiende gana entendimiento.
33 El temor del Señor imparte sabiduría;
la humildad precede a la honra.
16 El ser humano hace planes,
pero la palabra final la tiene el Señor.
2 Todos los caminos del ser humano son limpios a sus ojos,
pero las intenciones las juzga el Señor.
3 Pon en manos del Señor todas tus obras
y tus proyectos se cumplirán.
4 Toda obra del Señor tiene un propósito;
¡hasta el malvado fue hecho para el día del desastre!
5 El Señor aborrece a los arrogantes.
Una cosa es segura: no quedarán impunes.
6 Con amor y verdad se perdona el pecado
y con respeto al Señor se evita el mal.
7 Cuando el Señor aprueba la conducta de un hombre,
hasta con sus enemigos lo reconcilia.
8 Más vale tener poco con justicia
que ganar mucho con injusticia.
9 El corazón del hombre traza su rumbo,
pero sus pasos los dirige el Señor.
10 La sentencia[y] está en labios del rey;
el veredicto que emite no traiciona la justicia.
11 Las pesas y las balanzas justas son del Señor;
todas las medidas son hechura suya.
12 El rey detesta las malas acciones,
porque el trono se afirma en la justicia.
13 El rey se complace en los labios honestos;
aprecia a quien habla con la verdad.
14 La ira del rey es presagio de muerte,
pero el sabio sabe apaciguarla.
15 El rostro radiante del rey es signo de vida;
su favor es como nubes llenas de lluvia en primavera.
16 Más vale adquirir sabiduría que oro;
más vale adquirir inteligencia que plata.
17 El camino del hombre recto evita el mal;
el que quiere salvar su vida se fija por donde va.
18 Tras el orgullo viene la destrucción;
tras la altanería, el fracaso.
19 Vale más tener un espíritu humilde con los oprimidos
que compartir el botín con los orgullosos.
20 El que atiende a la palabra prospera.
¡Dichoso el que confía en el Señor!
21 Al sabio de corazón se le llama inteligente;
las palabras gratas promueven el saber.
22 Fuente de vida es la prudencia para quien la posee;
el castigo de los necios es su propia necedad.
23 El de corazón sabio controla su boca;
con sus labios promueve el saber.
24 Panal de miel son las palabras amables:
endulzan la vida y dan salud al cuerpo.[z]
25 Hay un camino que al hombre le parece recto,
pero acaba por ser camino de muerte.
26 Al que trabaja, el hambre lo obliga a trabajar,
pues su propio apetito lo estimula.
27 El perverso hace[aa] planes malvados;
en sus labios hay un fuego devorador.
28 El perverso provoca contiendas
y el chismoso divide a los buenos amigos.
29 El violento engaña a su prójimo
y lo lleva por mal camino.
30 El que guiña el ojo trama algo perverso;
el que aprieta los labios ya lo ha cometido.
31 Las canas son una honrosa corona
que se obtiene en el camino de la justicia.
32 Más vale ser paciente que valiente;
más vale el dominio propio que conquistar ciudades.
33 Las suertes se echan en el regazo,
pero el veredicto proviene del Señor.
17 Más vale comer pan duro donde hay concordia
que hacer banquete[ab] donde hay discordia.
2 El siervo sabio gobernará al hijo sinvergüenza,
y compartirá la herencia con los otros hermanos.
3 En el crisol se prueba la plata
y en el horno se prueba el oro,
pero los corazones los prueba el Señor.
4 El malvado hace caso a los labios impíos
y el mentiroso presta oído a la lengua maliciosa.
5 El que se burla del pobre ofende a su Creador;
el que se alegra de la calamidad no quedará sin castigo.
6 La corona del anciano son sus nietos;
el orgullo de los hijos son sus padres.
7 No va bien con los necios el lenguaje refinado
ni con los gobernantes, la mentira.
8 El soborno es como una piedra valiosa para quien lo ofrece;
piensa que dondequiera que vaya tendrá éxito.
9 El que perdona la ofensa cultiva el amor;
el que insiste en la ofensa divide a los amigos.
10 Penetra más un regaño en el hombre prudente
que cien latigazos en el obstinado.
11 El revoltoso siempre anda buscando pleitos,
pero se las verá con un mensajero cruel.
12 Más vale toparse con una osa a la que le quitaron los cachorros
que con un necio empecinado en su necedad.
13 El mal nunca se apartará
de la familia de aquel que devuelve mal por bien.
14 Iniciar una pelea es romper una represa;
vale más retirarse que comenzarla.
15 Absolver al culpable y condenar al inocente
son dos cosas que el Señor aborrece.
16 ¿De qué le sirve al necio poseer dinero?
¿Podrá adquirir sabiduría si no tiene entendimiento?[ac]
17 En todo tiempo ama el amigo;
para ayudar en la adversidad nació el hermano.
18 El hombre falto de juicio se compromete por otros
y sale fiador de su prójimo.
19 Al que le gusta pecar, le gusta pelear;
el que abre mucho la boca busca que se la rompan.[ad]
20 El de corazón perverso jamás prospera;
el de lengua engañosa caerá en desgracia.
21 Engendrar a un hijo necio es causa de pesar;
ser padre de un necio no es ninguna alegría.
22 El corazón alegre es un buen remedio,
pero el ánimo decaído seca los huesos.
23 El malvado acepta soborno en secreto,
con lo que tuerce el curso de la justicia.
24 La meta del prudente es la sabiduría;
el necio divaga contemplando vanos horizontes.[ae]
25 El hijo necio irrita a su padre
y causa amargura a su madre.
26 No está bien castigar al inocente
ni azotar por su rectitud a gente honorable.
27 El que es entendido refrena sus palabras;
el que es prudente controla sus impulsos.
28 Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio;
se le considera prudente, si cierra la boca.
18 El egoísta busca su propio bien;
contra todo sano juicio inicia un pleito.
2 Al necio no le complace la inteligencia;
tan solo hace alarde de su propia opinión.
3 Con la maldad viene el desprecio
y con la vergüenza llega la deshonra.
4 Las palabras del hombre son aguas profundas,
arroyo de aguas vivas, fuente de sabiduría.
5 No está bien favorecer al[af] malvado
y dejar de lado los derechos del justo.
6 Los labios del necio son causa de contienda;
su boca incita a la riña.
7 La boca del necio es su perdición;
sus labios son para él una trampa mortal.
8 Los chismes son deliciosos manjares;
penetran hasta lo más íntimo del ser.
9 El que es negligente en su trabajo
confraterniza con el que es destructivo.
10 Torre fuerte es el nombre del Señor;
a ella corren los justos y se ponen a salvo.
11 La riqueza del rico es su baluarte
y este cree que sus muros son inalcanzables.
12 Tras el orgullo viene la destrucción;
y tras la humildad, el honor.
13 Es necio y vergonzoso
responder antes de escuchar.
14 En la enfermedad, el ánimo levanta al enfermo;
¿pero quién podrá levantar el ánimo al abatido?
15 El corazón prudente adquiere conocimiento;
los oídos de los sabios procuran hallarlo.
16 Con regalos se abren todas las puertas
y se llega a la presencia de gente importante.
17 El primero en presentar su caso parece inocente,
hasta que llega la otra parte y lo refuta.
18 El echar suertes pone fin a los litigios
y decide entre los poderosos.
19 Más resiste el hermano ofendido que una ciudad amurallada;
los litigios son como cerrojos de una fortaleza.
20 Cada uno se llena con lo que dice
y se sacia con lo que habla.
21 En la lengua hay poder de vida y muerte;
quienes la aman comerán de su fruto.
22 Quien halla esposa encuentra el bien
y recibe el favor del Señor.
23 El pobre habla en tono suplicante;
el rico responde con aspereza.
24 Hay amigos[ag] que llevan a la ruina
y hay amigos más fieles que un hermano.
19 Más vale ser pobre e intachable
que necio de labios perversos.
2 El afán sin conocimiento no es bueno;
mucho yerra quien mucho corre.
3 La necedad del hombre le hace perder el rumbo
y su corazón se irrita contra el Señor.
4 Con las riquezas aumentan los amigos,
pero al pobre hasta su amigo lo abandona.
5 El testigo falso no quedará sin castigo;
el que propaga mentiras no saldrá bien librado.
6 Muchos buscan congraciarse con los poderosos;
todos son amigos de quienes reparten regalos.
7 Si al pobre lo aborrecen sus parientes,
con más razón lo evitan sus amigos.
Aunque los busca suplicante,
por ninguna parte los encuentra.[ah]
8 El que adquiere cordura,[ai] se ama a sí mismo
y el que retiene el discernimiento prospera.
9 El testigo falso no quedará sin castigo;
el que propaga mentiras perecerá.
10 No va bien con el necio vivir entre lujos
y menos con el esclavo gobernar a los príncipes.
11 El buen juicio hace al hombre paciente;
su gloria es pasar por alto la ofensa.
12 Rugido de león es la ira del rey;
su favor es como rocío sobre el pasto.
13 El hijo necio es la ruina del padre;
la mujer pendenciera es gotera constante.
14 La casa y el dinero se heredan de los padres,
pero la esposa inteligente es un don del Señor.
15 La pereza conduce al sueño profundo;
el holgazán pasará hambre.
16 El que cumple el mandamiento cumple consigo mismo;
el que descuida su conducta morirá.
17 Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor;
Dios pagará esas buenas acciones.
18 Corrige a tu hijo mientras aún hay esperanza;
no te hagas cómplice de su muerte.[aj]
19 El iracundo tendrá que afrontar el castigo;
el que intente disuadirlo aumentará su enojo.[ak]
20 Escucha el consejo, acepta la corrección
y llegarás a ser sabio.
21 Muchos son los planes en el corazón de las personas,
pero al final prevalecen los designios del Señor.
22 De la humanidad se espera amor fiel;
más vale ser pobre que mentiroso.
23 El temor del Señor conduce a la vida;
da un sueño tranquilo y evita los problemas.
24 El perezoso mete la mano en el plato,
pero no llevará el bocado a la boca.
25 Golpea al insolente y se hará prudente el inexperto;
reprende al entendido y ganará en conocimiento.
26 El que roba a su padre y echa a la calle a su madre
es un hijo infame y sinvergüenza.
27 Hijo mío, si dejas de atender a las enseñanzas,
te apartarás de las palabras sabias.
28 El testigo corrupto se burla de la justicia
y la boca del malvado engulle maldad.
29 El castigo se dispuso para los insolentes
y los azotes para la espalda de los necios.
20 El vino lleva a la insolencia
y la cerveza al escándalo;
¡nadie bajo sus efectos se comporta sabiamente!
2 Rugido de león es la furia del rey;
quien provoca su enojo se juega la vida.
3 Honroso es al hombre evitar la contienda,
pero no hay necio que no inicie un pleito.
4 El perezoso no labra la tierra en la estación adecuada;
en tiempo de cosecha buscará y no hallará.
5 El propósito humano es como aguas profundas;
el que es inteligente lo descubrirá.
6 Son muchos los que proclaman su lealtad,
¿pero quién puede hallar a alguien digno de confianza?
7 Justo es quien lleva una vida sin tacha;
¡dichosos sus hijos después de él!
8 Cuando el rey se sienta en el tribunal,
con su sola mirada barre toda maldad.
9 ¿Quién puede afirmar: «Tengo puro el corazón;
estoy limpio de pecado»?
10 Pesas falsas y medidas engañosas:
¡vaya pareja que el Señor detesta!
11 Por sus hechos el niño deja entrever
si su conducta será pura y recta.
12 Los oídos para oír y los ojos para ver:
¡El Señor los ha creado a los dos!
13 No te des al sueño o te quedarás pobre;
mantente despierto y tendrás pan de sobra.
14 «¡No sirve, no sirve!», dice el comprador,
pero luego va y se jacta de su compra.
15 Oro hay y abundan las piedras preciosas,
pero aún más valiosas son las palabras sabias.
16 Toma la prenda del que salga fiador por un extraño;
retenla en garantía si la da en favor de desconocidos.
17 Tal vez sea agradable ganarse el pan con engaños,
pero uno acaba con la boca llena de arena.
18 Afirma tus planes con buenos consejos;
entabla el combate con buena estrategia.
19 El chismoso traiciona la confianza;
no te juntes con la gente que habla de más.
20 Al que maldiga a su padre y a su madre,
su lámpara se le apagará en la más densa oscuridad.
21 La herencia reclamada antes de tiempo
no termina siendo de bendición.
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