se veían perseguidos por horribles fantasmas, o se sentían paralizados y sin fuerzas, a causa del terror que, de repente y sin que lo esperaran, los había invadido.
Cuando los egipcios dormían, soñaban que eran perseguidos por horribles fantasmas, o el terror los dejaba sin fuerzas y les impedía moverse. Esa oscuridad que los envolvía no tenía ningún poder, pues venía del reino impotente de la muerte.