El sumo sacerdote, temeroso de que el rey sospechara que los judíos habían atentado contra la vida de Heliodoro, ofreció un sacrificio por su curación.
Onías tenía miedo de que el rey fuera a pensar que los judíos eran los culpables de lo que le había pasado a Heliodoro. Por eso presentó una ofrenda a Dios, para pedirle por la salud de Heliodoro.