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Read the Gospels in 40 Days

Read through the four Gospels--Matthew, Mark, Luke, and John--in 40 days.
Duration: 40 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Mateo 19-20

Una pregunta acerca del divorcio

19 Aconteció que, cuando Jesús acabó estas palabras, partió de Galilea y fue a las fronteras de Judea, al otro lado del Jordán. Grandes multitudes lo siguieron, y las sanó allí. Entonces los fariseos se acercaron a él para probarle, diciendo:

—¿Le es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier razón?

Él respondió y dijo:

—¿No han leído que el que los creó en el principio, los hizo hombre y mujer?[a]. Y dijo: “Por esta causa el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer; y serán los dos una sola carne”[b]. Así que ya no son más dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.

Le dijeron:

—¿Por qué, pues, mandó Moisés darle carta de divorcio y despedirla[c]?

Les dijo:

—Ante su dureza de corazón, Moisés les permitió divorciarse de sus mujeres; pero desde el principio no fue así. Y les digo que cualquiera que se divorcia de su mujer, a no ser por causa de inmoralidad sexual, y se casa con otra comete adulterio.

10 Le dijeron sus discípulos:

—Si así es el caso del hombre con su mujer, no conviene casarse.

11 Entonces él les dijo:

—No todos son capaces de aceptar esta palabra, sino aquellos a quienes les está concedido. 12 Porque hay eunucos que nacieron así desde el vientre de la madre, hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que puede aceptar esto, que lo acepte.

Jesús bendice a los niños

13 Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiera las manos sobre ellos y orara. Pero los discípulos los reprendieron. 14 Entonces Jesús les dijo:

—Dejen a los niños y no les impidan venir a mí, porque de los tales es el reino de los cielos.

15 Y habiendo puesto las manos sobre ellos, partió de allí.

Jesús y el joven rico

16 He aquí vino uno a él y le dijo:

— Maestro, ¿qué cosa buena haré para tener la vida eterna?

17 Él le dijo:

—¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Hay uno solo que es bueno[d]. Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.

18 Le dijo:

—¿Cuáles?

Jesús respondió:

—No cometerás homicidio, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio, 19 honra a tu padre y a tu madre[e], y amarás a tu prójimo como a ti mismo[f].

20 El joven le dijo:

—Todo esto he guardado. ¿Qué más me falta?

21 Le dijo Jesús:

—Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes y dalo a los pobres; y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.

22 Pero cuando el joven oyó la palabra se fue triste porque tenía muchas posesiones.

El peligro de las riquezas

23 Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:

—De cierto les digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. 24 Otra vez les digo que le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.

25 Cuando los discípulos lo oyeron, se asombraron en gran manera diciendo:

—Entonces, ¿quién podrá ser salvo?

26 Jesús los miró y les dijo:

—Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.

27 Entonces respondió Pedro y le dijo:

—He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué hay, pues, para nosotros?

28 Jesús les dijo:

—De cierto les digo que en el tiempo de la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, ustedes que me han seguido se sentarán también sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. 29 Y todo aquel que deje casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer[g], o hijos, o campos por causa de mi nombre, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. 30 Pero muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros.

Parábola de los obreros de la viña

20 »Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, dueño de un campo, que salió al amanecer a contratar obreros para su viña. Habiendo convenido con los obreros en un salario por día, los envió a su viña. Salió también como a las nueve de la mañana y vio que otros estaban en la plaza desocupados, y les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña y les daré lo que sea justo”. Y ellos fueron. Salió otra vez como al medio día y a las tres de la tarde, e hizo lo mismo. También alrededor de las cinco de la tarde salió y halló que otros estaban allí, y les dijo: “¿Por qué están aquí todo el día desocupados?”. Le dijeron: “Porque nadie nos ha contratado”. Les dijo: “Vayan también ustedes a la viña”.

»Al llegar la noche, dijo el señor de la viña a su mayordomo: “Llama a los obreros y págales el jornal. Comienza desde los últimos hasta los primeros”. Entonces vinieron los que habían ido cerca de las cinco de la tarde y recibieron cada uno un salario. 10 Y cuando vinieron los primeros pensaron que recibirían más; pero ellos también recibieron el mismo salario cada uno. 11 Al recibirlo, murmuraban contra el dueño del campo, 12 diciendo: “Estos últimos trabajaron una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros que hemos soportado el peso y el calor del día”. 13 Pero él respondió y dijo a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No conviniste conmigo en un salario para el día? 14 Toma lo que es tuyo y vete. Pero quiero darle a este último como a ti. 15 ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes envidia porque soy bueno?”. 16 Así, los últimos serán primeros, y los primeros últimos[h].

Jesús anuncia su muerte y victoria

17 Mientras Jesús subía a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte y les dijo en el camino:

18 —He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte. 19 Lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará.

Pedido de la madre de Jacobo y Juan

20 Entonces se acercó a él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. 21 Él le dijo:

—¿Qué deseas?

Ella le dijo:

—Ordena que en tu reino estos dos hijos míos se sienten el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.

22 Entonces respondiendo Jesús dijo:

—No saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que yo he de beber?

Ellos le dijeron:

—Podemos.

23 Les dijo:

—A la verdad, beberán de mi copa; pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es mío concederlo, sino que es para quienes lo ha preparado mi Padre.

24 Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos. 25 Entonces Jesús los llamó y les dijo:

—Saben que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y los que son grandes ejercen autoridad sobre ellos. 26 Entre ustedes no será así. Más bien, cualquiera que anhele ser grande entre ustedes será su servidor; 27 y el que anhele ser el primero entre ustedes, será su siervo. 28 De la misma manera, el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

Jesús sana a dos ciegos en Jericó

29 Saliendo ellos de Jericó, lo siguió una gran multitud. 30 Y he aquí dos ciegos estaban sentados junto al camino y, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron diciendo:

—¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!

31 La gente los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaron aún más fuerte diciendo:

—¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!

32 Jesús se detuvo, los llamó y les dijo:

—¿Qué quieren que les haga?

33 Le dijeron:

—Señor, que sean abiertos nuestros ojos.

34 Entonces Jesús, conmovido dentro de sí, les tocó los ojos; y de inmediato recobraron la vista y lo siguieron.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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