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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Proverbios 20:22 - Eclesiastés 2:26

22 No digas: “Me vengaré del mal”;
confía en el Señor y él te salvará.
23 El Señor aborrece el doble peso,
las balanzas trucadas son ilícitas.
24 El Señor dirige los pasos humanos;
¿cómo conocerá una persona su camino?
25 Es peligroso decir a la ligera: “Esto prometo”
y después reconsiderar lo prometido.
26 Rey sabio avienta a los malvados
y hace que el trillo los triture.
27 El Señor ha dado al ser humano un espíritu
como luz que sondea lo más profundo de su ser.
28 Amor y verdad protegen al rey;
su trono se sostiene en la bondad.
29 La fuerza es el orgullo de los jóvenes;
las canas, el honor de los ancianos.
30 Heridas y llagas purifican del mal,
los golpes sanan lo más profundo del ser.

21 La mente del rey es una acequia
que el Señor dirige a donde quiere.
Una persona puede considerar intachable su conducta,
pero el Señor juzga las intenciones.
Practicar la justicia y el derecho
es para el Señor preferible al sacrificio.
Ojos altivos, mente arrogante
y malvados que triunfan, todo ello es detestable.
Proyectos diligentes, ganancia cierta;
los apresurados, pobreza segura.
Amasar fortuna con lengua engañosa
es ilusión fugaz y riesgo de muerte.
La violencia arrastra a los malvados
pues se niegan a observar el derecho.
Retorcido es el camino del canalla,
claro es el honrado en su actuación.
Mejor es vivir en rincón de buhardilla
que en amplia mansión con mujer pendenciera.
10 El malvado respira maldad,
no siente compasión de su prójimo.
11 El castigo del cínico hace sabio al incauto;
con la instrucción del sabio, adquiere saber.
12 El justo observa la casa del malvado
y mira cómo se precipita en la desgracia.
13 Quien cierra su oído a los gritos del pobre
no obtendrá respuesta cuando clame.
14 Regalo en secreto amansa la cólera,
obsequio discreto aplaca el furor.
15 Cuando se cumple el derecho, el justo se alegra
y los malhechores se echan a temblar.
16 Quien se desvía del camino de la sensatez
irá a parar al reino de las sombras.
17 El que ama el placer se empobrece,
quien ama vino y perfumes no se hará rico.
18 El malvado pagará por el justo,
el desleal por los honrados.
19 Mejor es vivir en el desierto
que con mujer pendenciera y quisquillosa.
20 Valiosos tesoros y perfumes en la casa del sabio,
pero el necio los dilapida.
21 El que busca justicia y bondad
encontrará vida y fama.
22 El sabio asaltará una ciudad fortificada,
derribará el alcázar que la protege.
23 Quien mide sus palabras
guarda su vida de aprietos.
24 El insolente es arrogante y fanfarrón,
actúa con orgullo desmedido.
25 De deseos se consume el perezoso,
pues sus manos no quieren trabajar.
26 Todo el día está el malvado codiciando,
el justo da y no escatima.
27 Sacrificio de malvados es abominable,
y más si se ofrece con doblez.
28 Testigo falso perecerá,
quien sabe escuchar siempre podrá hablar.
29 El malvado se porta con descaro,
el honrado actúa con seguridad.
30 No hay sabiduría, ni inteligencia,
ni consejo que pueda enfrentarse al Señor.
31 Preparamos el caballo para la batalla,
pero el Señor da la victoria.

22 Más vale fama que grandes riquezas;
mejor que oro y plata, la buena estima.
En una cosa coinciden el rico y el pobre:
a ambos los hizo el Señor.
El prudente ve el peligro y se esconde,
los incautos se arriesgan y lo pagan.
Humildad y respeto al Señor
traen riqueza, vida y honor.
Espinos y trampas en la senda del perverso,
quien cuida su vida se aleja de ellos.
Enseña al muchacho al comienzo de su camino
y ni de viejo se apartará de él.
El rico domina a los pobres,
el deudor es esclavo de su acreedor.
Quien siembra injusticia cosecha desgracias,
la vara de su arrogancia se quebrará.
El generoso será bendecido
por compartir su pan con el pobre.
10 Aleja al insolente y se irá la discordia,
cesarán disputas e insultos.
11 Corazón sincero y labios afables
se granjearán la amistad del rey.
12 El Señor vela por el sabio
y confunde las palabras del pérfido.
13 El perezoso dice: “Afuera hay un león,
me matará en medio de la calle”.
14 Fosa profunda es la boca de la extraña,
el que ofende al Señor caerá en ella.
15 Necedad y juventud caminan unidas,
un castigo a tiempo logrará separarlas.
16 Quien explota a un pobre lo enriquece,
el que da a un rico lo empobrece.

III.— DICHOS DE LOS SABIOS (22,17—24,22)

Invitación

17 Escucha atentamente los dichos de los sabios
y abre tu mente a mi experiencia:
18 te gustará guardarlos en tu interior
y tenerlos siempre a flor de labios.
19 Hoy también te instruyo a ti
para que confíes en el Señor.
20 Te he escrito treinta sentencias
que contienen sabios consejos;
21 así conocerás con certeza la verdad
y se la podrás comunicar a quien te envía.

Justicia y prudencia

22 No estafes al pobre por ser pobre,
ni atropelles al humilde en el tribunal,
23 pues el Señor defenderá su causa
y hará morir a quienes lo explotan.
24 No te asocies con el iracundo
ni acompañes al violento,
25 no sea que aprendas sus mañas
y pongas tu vida en peligro.
26 No te apresures a cerrar tratos
ni a salir fiador de deudas,
27 pues si no puedes pagar,
te quitarán hasta la cama.
28 No desplaces viejas lindes
que fijaron tus ancestros.
29 Si hay alguien experto en su oficio,
servirá a reyes y no a desconocidos.

Moderación y buenos modales

23 Si te sientas a comer con un notable,
mira bien a quién tienes delante
Si eres voraz en demasía,
pon un cuchillo en tu garganta
y no codicies manjares exquisitos,
pues son comida engañosa.
No te afanes buscando riqueza,
desecha ese pensamiento.
Te vuelves para mirarla y ya no hay nada,
pues le salen alas de águila
y desaparece en las alturas.
No compartas la comida del tacaño,
ni apetezcas sus exquisitos manjares
que son como pelo en la garganta.
“¡Come y bebe!”, te dice,
pero no te es sincero.
Vomitarás lo que has comido
y habrás malgastado tus amables palabras.
No hables a oídos del necio,
pues desoirá tus sensatas razones.
10 No desplaces viejas lindes,
ni invadas el campo del huérfano,
11 porque su defensor es poderoso
y defenderá su causa contra ti.
12 Aplica tu mente a la instrucción
y tu oído a la voz de la experiencia.
13 No ahorres corrección al niño:
no morirá por azotarlo con la vara.
14 Azótalo, pues, con la vara
y salvarás su vida del abismo.

Instrucciones paternas

15 Hijo mío, si llegas a ser sabio,
también yo me alegraré de corazón;
16 todo mi ser celebrará
que tus labios hablen rectamente.
17 No envidies a los pecadores
y respeta siempre al Señor,
18 porque así tendrás futuro
y tu esperanza no se quebrará.
19 Escucha, hijo mío, hazte sabio
y sigue el camino recto.
20 No te juntes con los que beben vino
ni con los que se atiborran de carne,
21 pues borrachos y glotones se arruinan
y la modorra los viste de harapos.
22 Escucha a tu padre que él te engendró,
y no desprecies a tu madre, aunque envejezca.
23 Compra verdad y no la vendas;
y lo mismo sabiduría, instrucción e inteligencia.
24 Rebosa de gozo el padre del justo,
quien tiene un hijo sabio se alegra.
25 Que tu padre se alegre por ti
y goce la que te dio a luz.
26 Hijo mío, confía en mí
y mira con buenos ojos mis indicaciones.
27 Zanja profunda es la ramera
y pozo angosto la mujer ajena.
28 Está al acecho como un ladrón
y fomenta la discordia entre los hombres.

El borracho

29 ¿Quién se lamenta? ¿Quién se queja?
¿Quién riñe? ¿Quién llora?
¿Quién golpea sin motivo?
¿Quién tiene ojos turbios?
30 Los que se pasan con el vino
y no cesan de catar bebidas.
31 No mires el vino cuando rojea:
¡Cómo brilla en la copa!
¡Qué suavemente entra!
32 Pero al final muerde como serpiente,
clava los dientes como víbora.
33 Tus ojos alucinarán,
tu mente te hará decir tonterías;
34 te sentirás como alguien flotando en alta mar,
como quien se bambolea en la punta de un mástil;
35 y te dirás: “Me han pegado y no me duele;
me han golpeado y no lo siento;
en cuanto despierte pediré más vino”.

Exhortaciones

24 No envidies a los malvados,
ni desees estar con ellos,
pues su mente trama violencias
y sus labios hablan de desgracias.
Con sabiduría se edifica una casa,
con inteligencia se consolida
y con arte se llenan sus piezas
de muebles confortables y valiosos.
Más vale sabio que fuerte
y persona docta que robusta;
pues la estrategia gana las guerras
y los buenos consejos dan victorias.
La sabiduría es inaccesible al necio,
incapaz de abrir su boca en público.
Al que trama maldades
lo llaman malintencionado.
La intriga del insensato es pecado,
y la gente detesta al insolente.
10 Si en día aciago flaqueas,
eres flaco de fuerzas.
11 Salva a los condenados a muerte,
libra a los conducidos al suplicio.
12 Pues, aunque digas que no lo sabías,
el que juzga los corazones lo conoce,
el que vigila tu vida lo sabe;
y él paga a cada cual según sus obras.
13 Come miel, hijo mío, porque es buena,
el panal endulzará tu paladar.
14 Pues así es la sabiduría para tu vida:
si la encuentras, tendrás futuro
y tu esperanza no se quebrará.
15 No aceches la casa del justo,
ni asaltes su morada;
16 pues siete veces cae el justo y se levanta,
pero los malvados se hunden en la desgracia.
17 Cuando caiga tu enemigo, no te alegres;
si tropieza, no saltes de gozo;
18 no sea que el Señor, al verlo, se moleste
y deje de estar enojado con él.
19 No te irrites por los malhechores,
ni envidies a los malvados.
20 Porque el malo no tendrá futuro,
la lámpara de los malvados se apagará.
21 Respeta, hijo mío, al Señor y al rey,
no provoques a ninguno de los dos;
22 porque de repente llega su castigo
y nadie conoce el furor de los dos.

IV.— OTROS DICHOS DE LOS SABIOS (24,23-34)

23 También lo que sigue es de los sabios:
Discriminar personas en el juicio no está bien.
24 A quien declara inocente al culpable,
lo maldicen los pueblos, lo desprecia la gente;
25 a quienes condenan al culpable,
les va bien y son felicitados.
26 Como beso en los labios
es la respuesta acertada.
27 Arregla tus asuntos urbanos,
soluciona los del campo,
y luego construirás tu casa.
28 No declares sin razón contra tu prójimo
ni utilices palabras engañosas.
29 No digas: “Le pagaré con la misma moneda,
me vengaré de lo que me ha hecho”.
30 Pasé por el campo del perezoso
y visité la viña del necio:
31 todo estaba lleno de espinos,
los cardos cubrían la tierra
y la cerca de piedras estaba derruida.
32 Al contemplarlo reflexioné,
al verlo aprendí la lección:
33 un rato de sueño, otro de siesta,
cruzas los brazos y a descansar;
34 y te asalta como un bandido la pobreza
y la penuria como un hombre armado.

V.— SEGUNDA COLECCIÓN SALOMÓNICA (25—29)

25 Nuevos proverbios de Salomón, recopilados por los hombres de Ezequías, rey de Judá.

Es gloria de Dios ocultar cosas,
es gloria de reyes investigarlas.
La altura de los cielos, la profundidad de la tierra
y la mente de los reyes son indescifrables.
Separa la escoria de la plata
y el platero sacará una copa;
separa al malvado del rey
y la justicia presidirá su reinado.
No presumas delante del rey,
ni te coloques entre los grandes;
es mejor que te inviten a subir,
que ser humillado ante los nobles.
Lo que han visto tus ojos
no tengas prisa en denunciarlo,
pues ¿qué harás al final
cuando tu prójimo te desmienta?
Arregla tu pleito con tu prójimo
y no descubras secreto ajeno,
10 no sea que algún oyente te avergüence
y tu deshonra no tenga remedio.
11 Manzana de oro engastada en plata,
una palabra dicha a tiempo.
12 Anillo y collar de oro puro,
reprensión sabia en oído atento.
13 Frescura de nieve en día de siega,
el mensajero fiel para quien lo envía,
pues reanima a su señor.
14 Nubes y viento que no dejan lluvia,
quien presume de regalos que no ha hecho.
15 Con paciencia se convence al gobernante,
palabra amable quiebra la resistencia.
16 Si encuentras miel, come lo necesario;
no sea que te hartes y la vomites.
17 Visita con mesura la casa del vecino,
no sea que se harte y te aborrezca.
18 Maza, espada y flecha aguda,
quien da falso testimonio contra el prójimo.
19 Diente picado y pie vacilante
es confiar en traidor en el apuro.
20 Cantar coplas a un corazón malherido
es como echar vinagre en la llaga
o tiritar de frío sin tener con qué abrigarse.
21 Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer;
si tiene sed, dale de beber;
22 así harás que la cara le arda de vergüenza
y el Señor te recompensará.
23 El viento del norte provoca lluvia;
la lengua embustera, rostros airados.
24 Mejor es vivir en rincón de buhardilla
que en amplia mansión con mujer pendenciera.
25 Agua fresca en garganta sedienta,
una buena noticia de tierras lejanas.
26 Fuente turbia y manantial contaminado
es el justo que tiembla ante el malvado.
27 No es bueno comer mucha miel,
ni empacharse de honores.
28 Ciudad desarmada y sin muralla,
la persona que no tiene autocontrol.

26 Ni nieve al verano ni lluvia a la siega
ni honores al necio sientan bien.
Como gorrión o golondrina sin rumbo,
la maldición sin motivo no prospera.
Látigo para el caballo, ramal para el asno
y vara para la espalda de los necios.
No respondas al necio con su insensatez
no sea que también tú te vuelvas como él.
Responde al necio por su insensatez
no vaya a presumir de sabio.
Se amputa los pies y se busca problemas
quien envía mensajes por medio de necios.
Como fallan las piernas al cojo,
así el proverbio en boca de necios.
Como atar una piedra a la honda,
así es rendir honores a un necio.
Cardo en manos de borracho,
el proverbio en boca de necios.
10 Arquero que hiere a cualquier transeúnte,
quien contrata a necio o vagabundo.
11 Como el perro que lame su vómito,
el necio que repite sus sandeces.
12 Más se puede esperar de un necio
que de alguien que presume de sabio.
13 Dice el perezoso: “¡Hay un león en el camino!
¡Una fiera en medio de la calle!”.
14 La puerta gira en sus bisagras,
el perezoso da vueltas en su cama.
15 El perezoso mete la mano en el plato,
pero le cansa llevarla a su boca.
16 El perezoso se cree más sabio
que siete que saben responder.
17 Tira de las orejas a un perro
quien va de paso y se mete en riña ajena.
18 Como un loco que dispara
flechas y saetas mortales,
19 así es el que engaña a su prójimo
y luego dice que todo era broma.
20 Cuando falta la leña, se apaga el fuego;
donde no hay chismosos, se acaban las riñas.
21 Con carbón se hacen brasas y con leña fuego,
las peleas las atiza el camorrista.
22 Las palabras del calumniador son golosinas,
penetran hasta lo más profundo.
23 Baño de plata en vasija de barro
son los labios melosos con mala intención.
24 Disimula al hablar el que odia,
pero en su interior alberga engaño;
25 aunque te hable con dulzura, no te fíes;
su mente esconde siete maldiciones;
26 aunque oculte su odio con astucia,
su maldad quedará probada en público.
27 En la fosa que cavas caerás,
la piedra que ruedas te aplastará.
28 Lengua mentirosa tortura a sus víctimas,
boca aduladora lleva a la ruina.

27 No presumas del mañana,
pues no sabes lo que el hoy dará de sí.
Que sea otro quien te alabe y no tú;
un extraño y no tú mismo.
Es pesada la piedra y es pesada la arena;
más que ambas, la ira del tonto.
Cruel es la furia e impetuosa la cólera;
mas ¿quién puede resistir a la envidia?
Más vale reprensión manifiesta
que amistad encubridora.
Leales son los golpes de amigo,
falaces los besos de enemigo.
Estómago harto pisotea la miel,
estómago hambriento endulza lo amargo.
Como pájaro que vuela del nido
es la persona que vuela de su hogar.
Perfume e incienso alegran el corazón,
consejo de amigo endulza la vida.
10 No abandones al amigo, ni al tuyo ni al de tu padre;
no vayas con tus problemas a casa de tu hermano.
Más vale vecino cerca que hermano lejos.
11 Hazte sabio, hijo mío, y me harás feliz;
podré así replicar a mi ofensor.
12 El prudente ve el peligro y se esconde;
los incautos se arriesgan y lo pagan.
13 Quítale el vestido por ser fiador de extraños,
tómale prenda pues avaló a un desconocido.
14 Quien de madrugada saluda a gritos al vecino
es igual que si lo estuviera insultando.
15 Da lo mismo mujer pendenciera
que gotera incesante en día de lluvia;
16 contenerla es contener al viento
y recoger aceite con la mano.
17 El hierro se aguza con hierro;
la persona, en contacto con su prójimo.
18 Quien cuida una higuera come su fruto,
quien vela por su amo recibe honores.
19 Como el agua es espejo del rostro,
la conciencia lo es del ser humano.
20 Abismo y Perdición son insaciables,
e insaciables son los ojos del ser humano.
21 La plata se refina en el crisol, el oro en el horno;
a una persona la pone a prueba quien la alaba.
22 Aunque machaques al necio en un mortero,
no le quitarás su necedad.
23 Conoce bien el estado de tu ganado
y presta atención a tus rebaños,
24 pues no es eterna la riqueza,
ni dura para siempre la fortuna.
25 Cuando brote la hierba, crezca el pasto
y se siegue el heno de los prados,
26 los corderos te proporcionarán vestido
los cabritos dinero para un campo;
27 las cabras te darán leche suficiente
para alimentarte a ti y a tu familia,
y para mantener a tus criadas.

28 El malvado huye sin que lo persigan,
el justo se siente seguro como un león.
En país revuelto todos quieren mandar,
el inteligente y experto mantienen el orden.
El pobre que explota a otro pobre
es como aguacero que deja sin pan.
Los que violan la ley aplauden al malvado,
quienes la observan se enfrentan con él.
Los malvados no entienden el derecho,
los que buscan al Señor lo entienden todo.
Más vale ser pobre y honrado
que millonario pervertido.
Quien observa la ley es hijo inteligente,
quien anda de juerga deshonra a su padre.
Bienes acumulados con usura e interés
serán para quien se apiada de los pobres.
Quien cierra su oído para no oír la ley
verá su oración aborrecida.
10 Quien extravía a los rectos por mal camino,
acabará cayendo en su propia fosa.
11 El rico presume de sabio,
el pobre inteligente lo desenmascara.
12 Cuando triunfan los justos, hay gran celebración;
cuando prevalecen los malvados, todos se esconden.
13 El que oculta sus delitos no prosperará;
quien los reconoce y se enmienda, obtendrá compasión.
14 Dichoso quien vive siempre vigilante,
el contumaz caerá en desgracia.
15 León rugiente y oso hambriento,
el malvado que explota a un pueblo desvalido.
16 Gobernante insensato aumenta la opresión,
el que odia la rapiña alargará su vida.
17 El abrumado por un asesinato
huye hasta la tumba sin que se lo impidan.
18 Quien procede sin tacha se salvará,
el pervertido caerá en la fosa.
19 Quien cultiva su tierra se hartará de pan,
quien persigue quimeras se hartará de miseria.
20 La persona fiel será colmada de bendiciones,
quien se enriquece rápido no quedará impune.
21 No está bien discriminar personas;
por un trozo de pan se comete un delito.
22 El avaro se apresura a enriquecerse
y no sabe que le aguarda la miseria.
23 Quien reprende será al final más apreciado
que el de lengua aduladora.
24 El que roba a sus padres, diciendo: “No es delito”,
es cómplice de delincuentes.
25 El ambicioso provoca peleas,
quien confía en el Señor prosperará.
26 Quien confía en sí mismo es un necio,
quien actúa con sabiduría se salvará.
27 Quien da al pobre no pasará necesidad,
a quien lo ignora le lloverán maldiciones.
28 Cuando triunfan los malvados, todos se esconden;
cuando perecen, aumentan los justos.

29 El reprendido que no cambia
será aniquilado pronto y sin remedio.
Cuando gobiernan los justos, el pueblo disfruta;
cuando manda el malvado, el pueblo sufre.
El que ama la sabiduría alegra a su padre,
quien frecuenta prostitutas derrocha su fortuna.
Un rey justo sostiene a un país,
el partidario de sobornos lo arruina.
Persona que halaga a su prójimo
tiende una trampa ante sus pies.
El delito es la trampa del malhechor,
el justo da gritos de alegría.
El justo respeta los derechos del pobre,
el malvado ni siquiera los conoce.
Los provocadores agitan la ciudad,
los sensatos calman los ánimos.
Si un sabio pleitea con un necio,
se enfade o se ría, nada logrará.
10 Los sanguinarios odian al honrado,
los rectos se preocupan por él.
11 El necio da rienda suelta a sus pasiones,
el sabio acaba dominándolas.
12 Al gobernante que hace caso de calumnias,
todos sus servidores le parecen malvados.
13 En una cosa coinciden pobre y explotador:
ambos reciben del Señor la vista.
14 Rey que juzga con justicia a los pobres
afirma su trono para siempre.
15 Vara y corrección dan sabiduría,
muchacho consentido avergüenza a su madre.
16 A muchos malvados, muchos delitos;
mas los justos verán su caída.
17 Corrige a tu hijo y vivirás tranquilo,
te colmará de satisfacciones.
18 Cuando no hay profecía,
el pueblo se desmanda;
dichoso el que cumple la ley.
19 Con palabras no se corrige al siervo,
pues entiende pero no hace caso.
20 Más se puede esperar de un necio
que de un charlatán apresurado.
21 Esclavo mimado desde niño
acabará siendo desagradecido.
22 El furioso provoca peleas
y el violento acumula delitos.
23 El orgulloso termina humillado,
el humilde conseguirá honores.
24 El cómplice del ladrón se hace daño a sí mismo:
oye la maldición, pero no lo delata.
25 El temor humano es una trampa,
quien confía en el Señor está a salvo.
26 Muchos buscan el favor del gobernante,
pero sólo el Señor imparte justicia.
27 Los justos detestan al criminal,
el malvado al que se porta rectamente.

VI.— SABIDURÍA DE AGUR (30)

El escéptico y el creyente

30 Palabras de Agur, hijo de Jaqué, de Masá. Oráculo de este hombre.

Me he fatigado, oh Dios, y estoy agotado.
Nadie hay más estúpido que yo,
no tengo inteligencia humana.
No he aprendido sabiduría,
no conozco la ciencia santa.
¿Quién subió hasta el cielo y luego bajó?
¿Quién encerró el viento en su puño?
¿Quién recogió el mar en su vestido?
¿Quién estableció los confines de la tierra?
¿Sabes cuál es su nombre y el de su hijo?
Toda palabra de Dios es digna de crédito,
es un escudo para cuantos confían en él.
No añadas nada a sus palabras,
no sea que te corrija y demuestre tu mentira.
Dos cosas te he pedido,
concédemelas antes de morir:
aleja de mí la falsedad y la mentira;
y no me des pobreza ni riqueza,
sino sólo el alimento necesario;
no sea que, si estoy saciado, reniegue de ti
y diga: “¿Quién es el Señor?”;
y si estoy necesitado, me dedique a robar
y a ofender así el nombre de mi Dios.

Tipología de malvados

10 No acuses a un criado ante su amo,
pues te maldecirá y lo pagarás.
11 Hay gente que maldice a su padre
y no bendice a su madre;
12 hay gente que se cree pura
y no ha lavado sus manchas;
13 hay gente de ojos altivos,
gente cuya mirada es altanera.
14 Y hay gente con espadas por dientes
y cuchillos en lugar de muelas
para devorar a los humildes del país
y a los pobres de la tierra.

Dichos numéricos

15 La sanguijuela tiene dos hijas
y las dos se llaman “dame”.
Hay tres cosas insaciables
y una cuarta que nunca se harta:
16 abismo, vientre estéril,
tierra sedienta de agua
y fuego que nunca se harta.
17 Quien mira a su padre en son de burla
y desprecia a su anciana madre,
los cuervos le sacarán [los ojos]
y será devorado por los buitres.
18 Hay tres cosas que me desbordan
y una cuarta que no comprendo:
19 el rastro del águila por el cielo,
el rastro de la serpiente sobre la roca,
el rastro del barco en alta mar
y el rastro del hombre en la mujer.
20 Este es el proceder de la adúltera:
come, se limpia la boca y dice:
“¡No he hecho nada malo!”.
21 Tres cosas hay que hacen temblar la tierra
y una cuarta que no puede soportar:
22 esclavo que llega a rey,
necio sobrado de alimento,
23 arpía que caza marido
y criada que hereda de su ama.
24 Hay cuatro pequeños seres en la tierra
que son más sabios que los sabios:
25 las hormigas, pueblo débil
que en verano asegura su alimento;
26 los tejones, pueblo sin fuerza
que hace madrigueras en la roca;
27 las langostas, que no tienen rey
y avanzan todas bien organizadas;
28 la lagartija, que la atrapas con las manos
y habita en palacios reales.
29 Hay tres seres de paso garboso
y un cuarto de airoso caminar:
30 el león, el animal más fuerte
que ante nada retrocede,
31 el gallo orgulloso, el macho cabrío,
y el rey al frente de su pueblo.
32 Si hiciste el tonto presumiendo
y has reflexionado, cierra la boca;
33 apretar la leche produce manteca,
apretar la nariz produce sangre,
apretar la ira produce riñas.

VII.— SABIDURÍA DE LEMUEL (31)

31 Palabras de Lemuel, rey de Masá, que le enseñó su madre.

Instrucción real

¿Qué decirte, hijo mío,
hijo de mis entrañas,
hijo de mis promesas?
Que no entregues tu energía a las mujeres,
ni tu vigor a las que pierden a reyes.
No es digno de reyes, Lemuel,
no es digno de reyes beber vino,
ni de gobernantes consumir licores;
pues, si beben, olvidan la ley
y traicionan a los más humildes.
Den alcohol al desesperado
y vino al que está amargado:
que beba y olvide su miseria,
que no se acuerde más de sus penas.
Habla por el que no puede hablar,
sal en defensa de los desvalidos;
habla para juzgar con justicia
y para defender a humildes y pobres.

Conclusión: la mujer ideal

10 ¿Quién encontrará a una mujer ideal?
Vale mucho más que las piedras preciosas.
11 Su marido confía plenamente en ella
y no le faltan ganancias.
12 Le da beneficios sin mengua
todos los días de su vida.
13 Adquiere lana y lino
y los trabaja con finas manos.
14 Es como un barco mercante
que de lejos trae provisiones.
15 Se levanta cuando aún es de noche
para dar de comer a su familia
y organizar a sus criadas.
16 Examina y compra tierras,
con sus ganancias planta viñas.
17 Se arremanga con decisión
y trabaja con energía.
18 Comprueba si sus negocios van bien
y de noche no apaga su lámpara.
19 Sus manos se aplican al telar
y sus dedos manejan la aguja.
20 Tiende sus manos al necesitado
y ofrece su ayuda al indigente.
21 No teme por su familia cuando nieva,
pues todos los suyos van bien abrigados.
22 Fabrica sus propias mantas
y se viste con las telas más finas.
23 Su marido es conocido en la ciudad
y se sienta con los ancianos del lugar.
24 Teje y vende prendas de lino
y provee de cinturones al comerciante.
25 Va vestida de fuerza y dignidad
y mira con optimismo el porvenir.
26 Abre su boca con sabiduría
y su lengua instruye con cariño.
27 Vigila la marcha de su casa
y no come el pan de balde.
28 Sus hijos se apresuran a felicitarla
y su marido entona su alabanza:
29 “Muchas mujeres han hecho proezas,
¡pero tú las superas a todas!”.
30 Engañoso es el encanto y fugaz la belleza;
la mujer que respeta al Señor es digna de alabanza.
31 Recompénsenle el fruto de su trabajo
y que sus obras publiquen su alabanza.

Palabras de Cohélet, hijo de David, rey de Jerusalén.

I.— LAS QUIMERAS DEL SABIO (1,2—2,26)

¡Pura ilusión! —dice Cohélet— ¡Pura ilusión! ¡Todo es ilusión! ¿Qué ganancia saca el ser humano de toda la fatiga con que se afana bajo el sol?

Prólogo

Las generaciones se suceden,
y la tierra permanece siempre quieta.
El sol sale, el sol se pone
y corre hacia el lugar
de donde volverá a salir.
Sopla al sur y sopla al norte;
y, gira que te gira, el viento
vuelve a reanudar sus giros.
Todos los ríos van al mar,
pero el mar nunca se llena;
del lugar donde los ríos van,
vuelven de nuevo a fluir.
Todas las palabras se agotan,
sin que nadie alcance a decirlas,
ni los ojos se sacian de ver,
ni el oído se harta de oír.
Lo que fue, sucederá;
lo que se hizo, se hará:
nada es nuevo bajo el sol.
10 Y aunque alguien te presente
cualquier cosa como nueva,
¡seguro que ya existió
en los siglos precedentes!
11 No queda memoria del pasado,
mas tampoco el porvenir
dejará memoria alguna
en quienes vengan después.

La experiencia salomónica

12 Yo, Cohélet, he sido rey de Israel en Jerusalén, 13 y me he entregado a buscar y a investigar con sabiduría todo cuanto se hace bajo el cielo. ¡Pesada carga esta que Dios ha impuesto al ser humano para atarearlo! 14 He observado todo cuanto se hace bajo el sol: todo es pura ilusión y vano afán.

15 No se puede enderezar lo torcido,
ni contar lo que no existe.

16 Me decía interiormente: he ampliado y aumentado la sabiduría en relación con todos mis predecesores en Jerusalén y he adquirido sabiduría y ciencia extraordinarias. 17 Me he aplicado a distinguir sabiduría y ciencia de lo que es locura y estupidez, y he comprendido que también eso era vano afán, 18 pues

a mayor sabiduría, mayor tormento;
y a más ciencia, más dolor.

Entonces me dije a mí mismo: prueba la alegría y procura el bienestar. Pero también esto es pura ilusión. Dije a la risa: ¡desquiciada! Y a la alegría: ¿para qué sirves? Probé a regalar mi cuerpo con vino y a entregarme a la necedad, sin renunciar a la sabiduría, para descubrir en qué consistía el bienestar de los seres humanos y qué es lo que hacían bajo el cielo en los días contados de su vida. Realicé grandes obras: me construí palacios, planté viñas, me hice huertos y jardines y en ellos planté toda clase de frutales; perforé pozos para regar con ellos un bosque lleno de árboles. Compré esclavos y esclavas, además de los nacidos en casa; reuní también muchos más rebaños de vacas y ovejas que todos mis predecesores en Jerusalén. Acumulé plata y oro y una fortuna proveniente de reyes y provincias; me procuré cantores y cantoras, placeres humanos y un harén de concubinas. Prosperé y superé a todos mis predecesores en Jerusalén, mientras la sabiduría me asistía. 10 No negué a mis ojos nada de cuanto deseaban, ni me privé de alegría alguna, pues disfrutaba de todos mis afanes, y esa era la recompensa de todas mis fatigas. 11 Entonces reflexioné sobre todas mis obras y sobre la fatiga que me habían costado, y concluí que todo era ilusión y vano afán, pues no se saca ninguna ganancia bajo el sol.

12 Volví a reflexionar sobre la sabiduría, la insensatez y la necedad, pues ¿qué puede hacer el sucesor del rey? Repetir lo ya hecho. 13 Y observé que la sabiduría era más provechosa que la necedad, como la luz es más provechosa que la oscuridad.

14 El sabio tiene los ojos abiertos
y el necio camina a oscuras.

Pero yo también sé que un mismo destino aguarda a ambos. 15 Y entonces me dije: si el destino del necio será mi destino, ¿de qué me sirve haber sido más sabio? Y pensé que también esto era ilusión, 16 pues no quedará memoria duradera ni del sabio ni del necio; en los años venideros ya todo estará olvidado. ¿Acaso no muere el sabio igual que el necio?

17 Llegué a odiar la vida, pues me disgustaba cuanto se hacía bajo el sol. Porque todo es pura ilusión y vano afán. 18 Llegué a odiar también todos mis fatigosos trabajos que he realizado bajo el sol, y cuyo fruto habré de dejar a mi sucesor. 19 ¿Y quién sabe si será sabio o necio? Pero él se apropiará de todo el trabajo que yo hice con fatiga y sabiduría. ¡También esto es ilusión! 20 Así que terminé decepcionado de todo mi trabajo y fatiga bajo el sol. 21 Porque a menudo quien trabaja con sabiduría, ciencia y eficacia tiene que dejar su recompensa a quien no la ha trabajado. ¡También esto es ilusión y gran desgracia!

22 ¿Qué le queda, entonces, al ser humano de todas las fatigas y afanes que lo atarean bajo el sol? 23 Todos sus días son dolorosos, su tarea penosa, y ni de noche descansa. ¡También esto es ilusión!

La mínima felicidad

24 No hay para el ser humano más felicidad que comer, beber y disfrutar de su trabajo, pues he descubierto que también esto es don de Dios, 25 y nadie come ni disfruta sin su consentimiento. 26 A quien le agrada, Dios le concede sabiduría, ciencia y alegría; pero al pecador le impone la tarea de recoger y acumular para dejárselo al que agrada a Dios. ¡También esto es ilusión y vano afán!

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España