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He aquí, voy a edificar una casa al nombre del Señor mi Dios, para consagrársela, para quemar incienso aromático delante de Él, para colocar continuamente el pan de la proposición y para ofrecer holocaustos por la mañana y por la tarde, en los días de reposo, en las lunas nuevas y en las fiestas señaladas del Señor nuestro Dios; esto será ordenanza perpetua en Israel.
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Y añadió Hiram: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha hecho los cielos y la tierra, que ha dado al rey David un hijo sabio, dotado de prudencia y entendimiento, que edificará una casa para el Señor y un palacio real para sí.
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y dijo: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que habló por su boca a mi padre David y por su mano lo ha cumplido, cuando dijo:
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Y mi padre David tuvo en su corazón edificar una casa al nombre del Señor, Dios de Israel.
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Ahora el Señor ha cumplido la palabra que había dicho; pues yo me he levantado en lugar de mi padre David y me he sentado en el trono de Israel, como el Señor prometió, y he edificado la casa al nombre del Señor, Dios de Israel.
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dijo: Oh Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú ni en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y muestras misericordia a tus siervos que andan delante de ti con todo su corazón;
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Ahora pues, oh Señor, Dios de Israel, cumple con tu siervo David mi padre lo que le prometiste, diciendo: «No te faltará quién se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden sus caminos para andar en mi ley como tú has andado delante de mí».
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Ahora pues, oh Señor, Dios de Israel, que se cumpla la palabra que hablaste a tu siervo David.
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Bendito sea el Señor tu Dios que se agradó en ti, poniéndote sobre su trono como rey para el Señor tu Dios; porque tu Dios amó a Israel afirmándolo para siempre, por lo cual te ha puesto por rey sobre ellos para hacer derecho y justicia.
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Aquellos de entre todas las tribus de Israel que habían resuelto en su corazón buscar al Señor, Dios de Israel, los siguieron a Jerusalén para sacrificar al Señor, Dios de sus padres.
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¿No sabéis que el Señor, Dios de Israel, dio a David el reino sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos con pacto de sal?
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Y he aquí, Dios está con nosotros a la cabeza, y sus sacerdotes con las trompetas de aviso para tocar la alarma contra vosotros. ¡Oh hijos de Israel!, no luchéis contra el Señor, Dios de vuestros padres, porque nada lograréis.
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Entonces los hombres de Judá lanzaron el grito de guerra; y sucedió que mientras los hombres de Judá lanzaban el grito de guerra, Dios hirió a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá.
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Y huyeron los hijos de Israel delante de Judá, y Dios los entregó en sus manos.
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Así los hijos de Israel fueron humillados en aquel tiempo, y los hijos de Judá prevalecieron porque se apoyaron en el Señor, Dios de sus padres.
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Pero en su angustia se volvieron al Señor, Dios de Israel, y le buscaron, y Él se dejó encontrar por ellos.
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Y reunió a todo Judá y Benjamín y a los de Efraín, Manasés y Simeón que residían con ellos, porque muchos de Israel se pasaron a él cuando vieron que el Señor su Dios estaba con él.
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y que todo el que no buscara al Señor, Dios de Israel, moriría, ya fuera pequeño o grande, hombre o mujer.
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sino que buscó al Dios de su padre, anduvo en sus mandamientos y no hizo como Israel.
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Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, cuatrocientos hombres, y les dijo: ¿Iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o debo desistir? Y ellos dijeron: Sube, porque Dios la entregará en mano del rey.
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Y sucedió que cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Este es el rey de Israel; y se desviaron para pelear contra él. Pero Josafat clamó, y el Señor vino en su ayuda, y Dios los apartó de él,
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¿No fuiste tú, oh Dios nuestro, el que echaste a los habitantes de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste para siempre a la descendencia de tu amigo Abraham?
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Y se levantaron los levitas, de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar al Señor, Dios de Israel, en voz muy alta.
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Y vino el terror de Dios sobre todos los reinos de aquellas tierras cuando oyeron que el Señor había peleado contra los enemigos de Israel.
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Reunió, pues, a los sacerdotes y a los levitas, y les dijo: Salid a las ciudades de Judá, y recoged dinero de todo Israel para reparar anualmente la casa de vuestro Dios; y daos prisa en esto, pero los levitas no se apresuraron.