Salmos 63-65
Reina-Valera 1995
Dios, satisfacción del alma
Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá.
63 ¡Dios, Dios mío eres tú!
¡De madrugada te buscaré!
Mi alma tiene sed de ti,
mi carne te anhela
en tierra seca y árida
donde no hay aguas,
2 para ver tu poder y tu gloria,
así como te he mirado en el santuario.
3 Porque mejor es tu misericordia que la vida,
mis labios te alabarán.
4 Así te bendeciré en mi vida;
en tu nombre alzaré mis manos.
5 Como de médula y de grosura será saciada mi alma,
y con labios de júbilo te alabará mi boca,
6 cuando me acuerde de ti en mi lecho,
cuando medite en ti en las vigilias de la noche,
7 porque has sido mi socorro
y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
8 Está mi alma apegada a ti;
tu diestra me ha sostenido.
9 Pero los que para destrucción buscaron mi alma
caerán en los sitios bajos de la tierra.
10 Los destruirán a filo de espada;
serán presa de los chacales.
11 Pero el rey se alegrará en Dios;
será alabado cualquiera que jura por él,
porque la boca de los que hablan mentira será cerrada.
Plegaria pidiendo protección contra enemigos ocultos
Al músico principal. Salmo de David
64 Escucha, Dios, la voz de mi queja;
guarda mi vida del miedo al enemigo.
2 Escóndeme del plan secreto de los malignos,
de la conspiración de los malvados
3 que afilan como espada su lengua;
lanzan como una saeta suya la palabra amarga,
4 para disparar a escondidas contra el íntegro;
de repente le disparan, y no temen.
5 Obstinados en su perverso designio,
tratan de esconder los lazos,
y dicen: «¿Quién los ha de ver?»
6 Planean maldades,
hacen una investigación exacta;
el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como su corazón, es profundo.
7 Pero Dios los herirá con saeta;
de repente llegarán sus plagas.
8 Sus propias lenguas los harán caer.
Se espantarán todos los que los vean.
9 Temerán entonces todos los hombres,
y anunciarán la obra de Dios,
y entenderán sus hechos.
10 Se alegrará el justo en Jehová
y confiará en él;
¡se gloriarán todos los rectos de corazón!
La generosidad de Dios en la naturaleza
Al músico principal. Salmo. Cántico de David
65 Tuya, Dios, es la alabanza en Sión,
y a ti se pagarán los votos.
2 Tú oyes la oración;
a ti vendrá toda carne.
3 Las iniquidades prevalecen contra mí,
pero tú perdonas nuestras rebeliones.
4 Bienaventurado el que tú escojas y atraigas a ti
para que habite en tus atrios.
Seremos saciados del bien de tu Casa,
de tu santo Templo.
5 Con tremendas cosas nos responderás tú en justicia,
Dios de nuestra salvación,
esperanza de todos los términos de la tierra
y de los más remotos confines del mar.
6 Tú, el que afirma los montes con su poder,
ceñido de valentía;
7 el que sosiega el estruendo de los mares,
el estruendo de sus olas,
y el alboroto de las naciones.
8 Por tanto, los habitantes de los confines de la tierra temen ante tus maravillas.
Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde.
9 Visitas la tierra y la riegas;
en gran manera la enriqueces.
Con el río de Dios, lleno de aguas,
preparas el grano de ellos cuando así la dispones.
10 Haces que se empapen sus surcos,
haces correr el agua por sus canales,
la ablandas con lluvias,
bendices sus renuevos.
11 Tú coronas el año con tus bienes
y tus nubes destilan abundancia,
12 destilan sobre los pastizales del desierto
y los collados se ciñen de alegría.
13 Se visten de manadas los llanos
y los valles se cubren de grano;
¡dan voces de júbilo y aun cantan!
Copyright © 1995 by United Bible Societies