Salmos 133-139
Reina-Valera 1995
La bienaventuranza del amor fraternal
Cántico gradual; de David
133 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
que habiten los hermanos juntos en armonía!
2 Es como el buen óleo sobre la cabeza,
el cual desciende sobre la barba,
la barba de Aarón,
y baja hasta el borde de sus vestiduras;
3 como el rocío del Hermón,
que desciende sobre los montes de Sión,
porque allí envía Jehová bendición
y vida eterna.
Exhortación a los guardas del Templo
Cántico gradual
134 Mirad, bendecid a Jehová,
vosotros todos los siervos de Jehová,
los que en la casa de Jehová estáis por las noches.
2 Alzad vuestras manos al santuario
y bendecid a Jehová.
3 ¡Desde Sión te bendiga Jehová,
el cual ha hecho los cielos y la tierra!
La grandeza del Señor y la vanidad de los ídolos
¡Aleluya!
135 ¡Alabad el nombre de Jehová!
Alabadlo, siervos de Jehová,
2 los que estáis en la casa de Jehová,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
3 Alabad a Jah, porque él es bueno;
cantad salmos a su nombre, porque él es benigno,
4 porque Jah ha escogido a Jacob para sí,
a Israel por posesión suya.
5 Yo sé, ciertamente, que Jehová es grande,
y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.
6 Todo lo que Jehová quiere, lo hace,
en los cielos y en la tierra,
en los mares y en todos los abismos.
7 Hace subir las nubes de los extremos de la tierra;
hace los relámpagos para la lluvia;
saca de sus depósitos los vientos.
8 Él es quien hizo morir a los primogénitos de Egipto,
desde el hombre hasta la bestia.
9 Envió señales y prodigios en medio de ti, Egipto,
contra el faraón y contra todos sus siervos.
10 Destruyó a muchas naciones
y mató a reyes poderosos:
11 A Sehón, rey amorreo,
a Og, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
12 Y dio la tierra de ellos en heredad,
en heredad a Israel su pueblo.
13 ¡Jehová, eterno es tu nombre;
tu memoria, Jehová, de generación en generación!
14 Jehová juzgará a su pueblo
y se compadecerá de sus siervos.
15 Los ídolos de las naciones son plata y oro,
obra de manos de hombres.
16 Tienen boca y no hablan;
tienen ojos y no ven;
17 tienen orejas y no oyen;
tampoco hay aliento en sus bocas.
18 Semejantes a ellos son los que los hacen
y todos los que en ellos confían.
19 Casa de Israel, ¡bendecid a Jehová!
Casa de Aarón, ¡bendecid a Jehová!
20 Casa de Leví, ¡bendecid a Jehová!
Los que teméis a Jehová, ¡bendecid a Jehová!
21 Desde Sión sea bendecido Jehová,
que mora en Jerusalén.
¡Aleluya!
Alabanza por la misericordia eterna de Jehová
136 Alabad a Jehová, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia.
2 Alabad al Dios de los dioses,
porque para siempre es su misericordia.
3 Alabad al Señor de los señores,
porque para siempre es su misericordia:
4 al único que hace grandes maravillas,
porque para siempre es su misericordia;
5 al que hizo los cielos con entendimiento,
porque para siempre es su misericordia;
6 al que extendió la tierra sobre las aguas,
porque para siempre es su misericordia;
7 al que hizo las grandes lumbreras,
porque para siempre es su misericordia:
8 el sol para que señoree en el día,
porque para siempre es su misericordia;
9 la luna y las estrellas para que señoreen en la noche,
porque para siempre es su misericordia.
10 Al que hirió a Egipto en sus primogénitos,
porque para siempre es su misericordia.
11 Al que sacó a Israel de en medio de ellos,
porque para siempre es su misericordia,
12 con mano fuerte y brazo extendido,
porque para siempre es su misericordia.
13 Al que dividió el Mar Rojo en partes,
porque para siempre es su misericordia;
14 e hizo pasar a Israel por en medio de él,
porque para siempre es su misericordia;
15 y arrojó al faraón y a su ejército en el Mar Rojo,
porque para siempre es su misericordia.
16 Al que pastoreó a su pueblo por el desierto,
porque para siempre es su misericordia.
17 Al que hirió a grandes reyes,
porque para siempre es su misericordia;
18 y mató a reyes poderosos,
porque para siempre es su misericordia;
19 a Sehón, rey amorreo,
porque para siempre es su misericordia:
20 y a Og, rey de Basán,
porque para siempre es su misericordia.
21 Y dio la tierra de ellos en heredad,
porque para siempre es su misericordia.
22 En heredad a Israel su siervo,
porque para siempre es su misericordia.
23 Al que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros,
porque para siempre es su misericordia;
24 y nos rescató de nuestros enemigos,
porque para siempre es su misericordia.
25 Al que da alimento a todo ser viviente,
porque para siempre es su misericordia.
26 ¡Alabad al Dios de los cielos,
porque para siempre es su misericordia!
Lamento de los cautivos en Babilonia
137 Junto a los ríos de Babilonia,
allí nos sentábamos y llorábamos
acordándonos de Sión.
2 Sobre los sauces, en medio de ella,
colgamos nuestras arpas.
3 Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían cánticos,
los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
«Cantadnos algunos de los cánticos de Sión.»
4 ¿Cómo cantaremos un cántico de Jehová
en tierra de extraños?
5 Si me olvido de ti, Jerusalén,
pierda mi diestra su destreza.
6 Mi lengua se pegue a mi paladar,
si de ti no me acuerdo;
si no enaltezco a Jerusalén
como preferente asunto de mi alegría.
7 Jehová, recuerda a los hijos de Edom
cuando el día de Jerusalén decían:
«¡Arrasadla, arrasadla
hasta los cimientos!»
8 Hija de Babilonia, la desolada,
bienaventurado el que te dé el pago
de lo que tú nos hiciste.
9 ¡Dichoso el que tome tus niños
y los estrelle contra la peña!
Acción de gracias por el favor de Jehová
Salmo de David
138 Te alabaré con todo mi corazón;
delante de los dioses te cantaré salmos.
2 Me postraré hacia tu santo Templo
y alabaré tu nombre
por tu misericordia y tu fidelidad,
porque has engrandecido tu nombre
y tu palabra sobre todas las cosas.
3 El día que clamé, me respondiste;
fortaleciste el vigor de mi alma.
4 Te alabarán, Jehová, todos los reyes de la tierra,
porque han oído los dichos de tu boca.
5 Cantarán de los caminos de Jehová,
porque la gloria de Jehová es grande,
6 porque Jehová es excelso, y atiende al humilde,
pero al altivo mira de lejos.
7 Cuando ando en medio de la angustia,
tú me vivificas;
contra la ira de mis enemigos extiendes tu mano
y me salva tu diestra.
8 Jehová cumplirá su propósito en mí.
Tu misericordia, Jehová, es para siempre;
¡no desampares la obra de tus manos!
Omnipresencia y omnisciencia de Dios
Al músico principal. Salmo de David
139 Jehová, tú me has examinado y conocido.
2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme.
Has entendido desde lejos mis pensamientos.
3 Has escudriñado mi andar y mi reposo,
y todos mis caminos te son conocidos,
4 pues aún no está la palabra en mi lengua
y ya tú, Jehová, la sabes toda.
5 Detrás y delante me rodeaste,
y sobre mí pusiste tu mano.
6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
¡alto es, no lo puedo comprender!
7 ¿A dónde me iré de tu espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?
8 Si subiera a los cielos, allí estás tú;
y si en el seol hiciera mi estrado, allí tú estás.
9 Si tomara las alas del alba
y habitara en el extremo del mar,
10 aun allí me guiará tu mano
y me asirá tu diestra.
11 Si dijera: «Ciertamente las tinieblas me encubrirán»,
aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
12 Aun las tinieblas no encubren de ti,
y la noche resplandece como el día;
¡lo mismo te son las tinieblas que la luz!
13 Tú formaste mis entrañas;
me hiciste en el vientre de mi madre.
14 Te alabaré, porque formidables y maravillosas son tus obras;
estoy maravillado
y mi alma lo sabe muy bien.
15 No fue encubierto de ti mi cuerpo,
aunque en oculto fui formado
y entretejido en lo más profundo de la tierra.
16 Mi embrión vieron tus ojos,
y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
que fueron luego formadas,
sin faltar ni una de ellas.
17 ¡Cuán preciosos, Dios, me son tus pensamientos!
¡Cuán grande es la suma de ellos!
18 Si los enumero, se multiplican más que la arena.
Yo despierto y aún estoy contigo.
19 De cierto, Dios, harás morir al impío.
¡Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios!
20 Blasfemias dicen ellos contra ti;
tus enemigos toman en vano tu nombre.
21 ¿No odio, Jehová, a los que te aborrecen,
y me enardezco contra tus enemigos?
22 Los aborrezco por completo,
los tengo por enemigos.
23 Examíname, Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis pensamientos.
24 Ve si hay en mí camino de perversidad
y guíame en el camino eterno.
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