Miqueas 1-7
Reina-Valera 1995
Lamento sobre Samaria y Jerusalén
1 Palabra de Jehová que fue dirigida a Miqueas de Moreset en los días de Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá; lo que vio sobre Samaria y Jerusalén.
2 «Oíd, pueblos todos;
está atenta, tierra, y cuanto hay en ti.
Jehová, el Señor,
el Señor desde su santo templo,
sea testigo contra vosotros.
3 Porque Jehová sale de su lugar,
desciende y camina sobre las alturas de la tierra.
4 Los montes se derretirán debajo de él
y los valles se hendirán
como la cera delante del fuego,
como las aguas que corren por una pendiente.
5 Todo esto por la rebelión de Jacob,
por los pecados de la casa de Israel.
¿Cuál es la rebelión de Jacob?
¿No es acaso Samaria?
¿Cuál es el lugar alto de Judá?
¿No es acaso Jerusalén?
6 »Haré, pues, de Samaria montones de ruinas,
tierra para plantar viñas.
Derramaré sus piedras por el valle
y descubriré sus cimientos.
7 Todas sus estatuas serán despedazadas,
todos sus dones serán quemados en el fuego,
y asolaré todos sus ídolos,
porque con salarios de prostitutas los juntó,
y salario de prostitución volverán a ser.
8 »Por esto me lamentaré y gemiré;
andaré descalzo y desnudo,
aullando como los chacales,
lamentándome como los avestruces.
9 Porque su herida es dolorosa,
y llegó hasta Judá;
llegó hasta la puerta de mi pueblo,
hasta Jerusalén.
10 No lo digáis en Gat,
ni lloréis mucho;
revolcaos en el polvo de Bet-le-afra.
11 ¡Retírate, morador de Safir,
desnudo y con vergüenza!
¡No sale el morador de Zaanán!
¡Hay llanto en Betesel!
A vosotros se os quitará la ayuda.
12 Porque los moradores de Marot
anhelaron ansiosamente el bien,
pues Jehová ha hecho que el mal descienda
hasta las puertas de Jerusalén.
13 Uncid al carro bestias veloces,
moradores de Laquis.
Allí comenzó el pecado de la hija de Sión,
porque en vosotros se hallaron
las rebeliones de Israel.
14 Por tanto, darás dones a Moreset-gat; las casas de Aczib servirán de trampa
a los reyes de Israel.
15 »Aún os enviaré un nuevo conquistador,
moradores de Maresa,
y la flor de Israel
huirá hasta Adulam.
16 Arráncate los cabellos, córtalos,
por los hijos que tanto amas;
hazte calvo como el buitre,
porque van al cautiverio lejos de ti.»
¡Ay de los que oprimen a los pobres!
2 «¡Ay de los que en sus camas piensan iniquidad
y maquinan el mal,
y cuando llega la mañana lo ejecutan,
porque tienen en sus manos el poder!
2 Codician campos y los roban;
casas, y las toman;
oprimen al hombre y a su familia,
al hombre y a su heredad.
3 Por tanto, así ha dicho Jehová:
Yo planeo contra esta gente un mal
del cual no libraréis el cuello,
ni andaréis erguidos,
porque el tiempo será malo.
4 En aquel tiempo se os dedicará un refrán,
y se os entonará una lamentación diciendo:
“Del todo fuimos destruidos;
él ha cambiado la heredad de mi pueblo.
¡Cómo nos quitó nuestros campos!
¡Los dio y los repartió a otros!”
5 Por tanto, no habrá quien reparta heredades a suerte
en la congregación de Jehová.
6 »No profeticéis, dicen a los que profetizan;
no les profeticen,
porque no les alcanzará la vergüenza.
7 Tú que te dices casa de Jacob,
¿acaso se ha agotado el espíritu de Jehová?
¿Son éstas sus obras?
¿No hacen mis palabras bien
al que camina rectamente?
8 El que ayer era mi pueblo,
se ha levantado como enemigo;
a los que pasaban confiados
les quitasteis el manto de encima del vestido,
como adversarios de guerra.
9 A las mujeres de mi pueblo
echasteis fuera de las casas que eran su delicia;
a sus niños quitasteis mi perpetua alabanza.
10 Levantaos y andad,
porque éste no es lugar de reposo,
pues está contaminado,
corrompido grandemente.
11 Si alguno anda inventando falsedades
y, mintiendo, dice:
“Por vino y sidra profetizaré para ti”,
ése sí será el profeta de este pueblo.
12 »De cierto te juntaré todo, Jacob,
recogeré ciertamente el resto de Israel;
lo reuniré como ovejas de Bosra,
como un rebaño en medio de su aprisco,
y harán el estruendo de una multitud.
13 Subirá el que abre caminos delante de ellos;
abrirán camino, pasarán la puerta
y saldrán por ella.
¡Su rey pasará delante de ellos,
y Jehová a su cabeza!»
Acusación contra los dirigentes de Israel
3 Después dije:
«Oíd ahora, príncipes de Jacob,
y jefes de la casa de Israel:
¿No concierne a vosotros saber lo que es justo?
2 Pero vosotros aborrecéis lo bueno y amáis lo malo,
le quitáis a la gente la piel
y la carne de encima de sus huesos;
3 asimismo coméis la carne de mi pueblo,
arrancáis la piel de sobre ellos,
les quebráis los huesos
y los despedazáis como para el caldero,
como si fuera carne en la olla.
4 Un día clamaréis a Jehová,
pero él no os responderá,
antes esconderá de vosotros su rostro en ese tiempo,
por cuanto hicisteis obras malvadas.
5 »Así ha dicho Jehová acerca de los profetas
que hacen errar a mi pueblo,
y claman: “¡Paz!”, cuando tienen algo que comer,
y al que no les da de comer,
le declaran la guerra:
6 »Por eso, de la profecía se os hará noche,
y oscuridad del adivinar.
Sobre los profetas se pondrá el sol,
el día se oscurecerá sobre ellos.
7 Serán avergonzados los profetas
y se confundirán los adivinos.
Todos ellos cerrarán sus labios,
porque no hay respuesta de Dios.
8 Mas yo estoy lleno del poder del espíritu de Jehová,
de juicio y de fuerza,
para denunciar a Jacob su rebelión
y a Israel su pecado.
9 »Oíd ahora esto, jefes de la casa de Jacob
y capitanes de la casa de Israel,
que abomináis el juicio
y pervertís todo derecho,
10 que edificáis a Sión con sangre
y a Jerusalén con injusticia.
11 Sus jefes juzgan por cohecho,
sus sacerdotes enseñan por precio,
sus profetas adivinan por dinero,
y se apoyan en Jehová, diciendo:
“¿No está Jehová entre nosotros?
No vendrá sobre nosotros ningún mal.”
12 Por eso, a causa de vosotros,
Sión será un campo arado,
Jerusalén se convertirá en montones de ruinas
y el monte de la Casa se cubrirá de bosque.»
Reinado universal de Jehová(A)
4 «Acontecerá en los postreros tiempos
que el monte de la casa de Jehová
será colocado a la cabeza de los montes,
más alto que los collados,
y acudirán a él los pueblos.
2 Vendrán muchas naciones, y dirán:
“Venid, subamos al monte de Jehová,
a la casa del Dios de Jacob;
él nos enseñará en sus caminos
y andaremos por sus veredas”,
porque de Sión saldrá la Ley,
y de Jerusalén la palabra de Jehová.
3 Él juzgará entre muchos pueblos
y corregirá a naciones poderosas y lejanas.
Ellos convertirán sus espadas en azadones
y sus lanzas en hoces.
Ninguna nación alzará la espada contra otra nación
ni se preparará más para la guerra.
4 Se sentará cada uno
debajo de su vid y debajo de su higuera,
y no habrá quien les infunda temor.
¡La boca de Jehová de los ejércitos ha hablado!
5 Aunque todos los pueblos anden
cada uno en el nombre de su dios,
con todo, nosotros andaremos
en el nombre de Jehová, nuestro Dios,
eternamente y para siempre.
Israel será redimido del cautiverio
6 »En aquel día, dice Jehová,
recogeré a las ovejas cojas,
reuniré a las descarriadas
y a la que afligí.
7 De las cojas haré un remanente,
de las descarriadas, una nación robusta.
Entonces reinará Jehová sobre ellos
en el monte Sión,
desde ahora y para siempre.
8 Y tú, torre del rebaño,
fortaleza de la hija de Sión,
tú recobrarás el señorío de antaño,
el reino de la hija de Jerusalén.
9 »Ahora, ¿por qué gritas tanto?
¿Acaso no tienes rey?
¿Pereció tu consejero
y te atenaza el dolor como a una mujer de parto?
10 Quéjate y gime, hija de Sión,
como mujer que está de parto,
porque ahora saldrás de la ciudad
y morarás en el campo.
Llegarás hasta Babilonia
y allí serás librada;
allí te redimirá Jehová
de manos de tus enemigos.
11 »Ahora se han juntado muchas naciones en contra tuya,
y dicen: “¡Que sea profanada
y se recreen nuestros ojos a la vista de Sión!”
12 Mas ellos no conocieron los pensamientos de Jehová,
ni entendieron su consejo,
por lo cual los juntó como gavillas en la era.
13 ¡Levántate y trilla, hija de Sión!
Porque haré tu cuerno como de hierro,
y tus uñas, de bronce:
desmenuzarás a muchos pueblos
y consagrarás a Jehová su botín,
y sus riquezas, al Señor de toda la tierra.»
El reinado del libertador
5 «Rodéate ahora de muros,
hija de guerreros,
pues nos han sitiado
y herirán con vara en la mejilla
al juez de Israel.
2 Pero tú, Belén Efrata,
tan pequeña entre las familias de Judá,
de ti ha de salir el que será Señor en Israel;
sus orígenes se remontan al inicio de los tiempos,
a los días de la eternidad.
3 Pero los dejará
hasta el tiempo que dé a luz
la que ha de dar a luz,
y el resto de sus hermanos
volverá junto a los hijos de Israel.
4 Y él se levantará y los apacentará
con el poder de Jehová,
con la grandeza del nombre de Jehová, su Dios;
y morarán seguros,
porque ahora será engrandecido
hasta los confines de la tierra.
5 Él será nuestra paz.
Cuando el asirio venga a nuestra tierra
y entre en nuestros palacios,
entonces enviaremos contra él siete pastores
y ocho hombres principales,
6 que devastarán a espada la tierra de Asiria,
a filo de espada, la tierra de Nimrod.
Él nos librará del asirio
cuando venga contra nuestra tierra
y pise nuestras fronteras.
7 El remanente de Jacob
será en medio de muchos pueblos
como el rocío de Jehová,
como lluvias que caen sobre la hierba,
las cuales no esperan al hombre,
ni aguardan para nada a los hijos de los hombres.
8 Asimismo el remanente de Jacob
será entre las naciones,
en medio de muchos pueblos,
como el león entre las bestias de la selva,
como el cachorro del león
entre las manadas de ovejas,
el cual pasa, pisotea y arrebata,
y no hay presa que de él escape.
9 Tu mano se alzará sobre tus enemigos,
y todos tus adversarios serán destruidos.
10 »Acontecerá en aquel día, dice Jehová,
que haré matar los caballos que posees
y haré destruir tus carros.
11 Haré también destruir las ciudades de tu tierra
y arruinaré todas tus fortalezas.
12 Asimismo extirparé de tus manos las hechicerías,
y no se hallarán en ti adivinos.
13 Destruiré de en medio de ti
tus esculturas y tus imágenes,
y nunca más te inclinarás
ante la obra de tus manos.
14 Arrancaré de en medio de ti
tus imágenes de Asera
y destruiré tus ciudades.
15 Con ira y con furor me vengaré
de las naciones que no obedecieron.»
Jehová pleitea con Israel
6 «Oíd ahora lo que dice Jehová:
¡Levántate, pelea contra los montes
y oigan los collados tu voz!
2 Oíd, montes
y fuertes cimientos de la tierra,
el pleito de Jehová,
porque Jehová tiene un pleito con su pueblo
y altercará con Israel.
3 »Pueblo mío, ¿qué te he hecho
o en qué te he molestado?
Di algo en mi contra.
4 Te hice subir de la tierra de Egipto,
te redimí de la casa de servidumbre
y envié delante de ti a Moisés,
a Aarón y a María.
5 Pueblo mío, acuérdate ahora qué aconsejó Balac,
rey de Moab,
y qué le respondió Balaam
hijo de Beor,
desde Sitim hasta Gilgal,
para que conozcas las justicias de Jehová.
6 »¿Con qué me presentaré ante Jehová
y adoraré al Dios Altísimo?
¿Me presentaré ante él con holocaustos,
con becerros de un año?
7 ¿Se agradará Jehová de millares de carneros
o de diez mil arroyos de aceite?
¿Daré mi primogénito por mi rebelión,
el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?
8 Hombre, él te ha declarado lo que es bueno,
lo que pide Jehová de ti:
solamente hacer justicia,
amar misericordia
y humillarte ante tu Dios.
9 »La voz de Jehová clama a la ciudad.
¡Es de sabios temer a tu nombre!
“Prestad atención al castigo
y a quien lo establece.
10 ¿Hay aún en casa del impío tesoros de impiedad
y medida escasa que sea detestable?
11 ¿Daré por inocente al que tiene balanza falsa
y bolsa de pesas engañosas?
12 Sus ricos se colmaron de rapiña,
sus moradores hablaron mentira
y tienen en su boca una lengua engañosa.
13 Por eso yo también te debilité,
devastándote por tus pecados.
14 Comerás, mas no te saciarás,
tu abatimiento estará en medio de ti;
recogerás, mas no salvarás nada,
y lo que logres salvar
lo entregaré yo a la espada.
15 Sembrarás, mas no segarás;
pisarás aceitunas,
mas no te ungirás con el aceite;
también uvas, mas no beberás el vino.
16 Has guardado los mandamientos de Omri
y toda obra de la casa de Acab,
y en los consejos de ellos has andado;
por eso yo te entregaré a la desolación,
y a tus moradores a la burla.
Llevaréis, por tanto,
el oprobio de mi pueblo.”»
Corrupción moral de Israel
7 «¡Ay de mí! porque estoy
como cuando han recogido los frutos del verano,
como cuando han rebuscado después de la vendimia
y no queda racimo para comer,
ni uno de esos frutos que tanto desea mi alma.
2 Faltó el misericordioso de la tierra;
no queda entre los hombres ningún justo.
Todos acechan en busca de sangre;
cada cual tiende una red a su hermano.
3 Para completar la maldad con sus manos,
el príncipe demanda
y el juez juzga por recompensa;
el poderoso habla según el capricho de su alma,
y ellos lo confirman.
4 El mejor de ellos es como el espino,
el más recto, como zarzal.
El día de tu castigo viene,
el que anunciaron tus atalayas;
ahora será su confusión.
5 No creáis en amigo
ni confiéis en príncipe;
de la que duerme a tu lado cuídate,
no abras tu boca.
6 Porque el hijo deshonra al padre,
la hija se levanta contra la madre,
la nuera contra su suegra,
y los enemigos del hombre son los de su casa.
7 Mas yo volveré mis ojos a Jehová,
esperaré al Dios de mi salvación;
el Dios mío me oirá.
Jehová trae luz y libertad
8 »Tú, enemiga mía, no te alegres de mí,
porque aunque caí, me levantaré;
aunque more en tinieblas,
Jehová será mi luz.
9 La ira de Jehová soportaré,
porque pequé contra él,
hasta que juzgue mi causa
y me haga justicia.
Él me sacará a la luz
y yo veré su justicia.
10 Lo verá mi enemiga
y se cubrirá de vergüenza,
la que me decía:
“¿Dónde está Jehová, tu Dios?”
Mis ojos se recrearán al verla,
cuando sea pisoteada
como el lodo en las calles.
11 »Viene el día en que se edificarán tus muros;
aquel día se extenderán los límites.
12 En ese día vendrán hasta ti
desde Asiria y las ciudades fortificadas,
y desde las ciudades fortificadas hasta el Río,
de mar a mar y de monte a monte.
13 La tierra será asolada
a causa de sus moradores,
por el fruto de sus obras.
Compasión de Jehová por Israel
14 »Apacienta a tu pueblo con tu cayado,
al rebaño de tu heredad
que mora solo en la montaña,
en campo fértil;
que sean apacentados en Basán y Galaad,
como en el tiempo pasado.
15 Como en los días en que saliste de Egipto,
yo les mostraré maravillas.
16 Las naciones lo verán y se avergonzarán
de todo su poderío;
se pondrán la mano sobre la boca
y ensordecerán sus oídos.
17 Lamerán el polvo como la culebra,
como las serpientes de la tierra;
temblarán en sus encierros,
se volverán amedrentados
ante Jehová, nuestro Dios,
y temerán ante ti.
18 »¿Qué Dios hay como tú,
que perdona la maldad
y olvida el pecado
del remanente de su heredad?
No retuvo para siempre su enojo,
porque se deleita en la misericordia.
19 Él volverá a tener misericordia de nosotros;
sepultará nuestras iniquidades
y echará a lo profundo del mar
todos nuestros pecados.
20 Mantendrás tu fidelidad a Jacob,
y a Abraham tu misericordia,
tal como lo juraste a nuestros padres
desde tiempos antiguos.»
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