Jueces 13-15
Nueva Versión Internacional
Nacimiento de Sansón
13 Una vez más los israelitas hicieron lo malo ante los ojos del Señor. Por eso él los entregó en manos de los filisteos durante cuarenta años.
2 Cierto hombre de Zora, llamado Manoa, de la tribu de Dan, tenía una esposa que no le había dado hijos porque era estéril. 3 El ángel del Señor se apareció a ella y le dijo: «Eres estéril y no tienes hijos, pero vas a concebir y tendrás un hijo. 4 Cuídate de no beber vino ni ninguna otra bebida fermentada, y tampoco comas nada impuro, 5 pues concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja sobre su cabeza porque el niño va a ser nazareo,[a] consagrado a Dios desde antes de nacer. Él comenzará a librar a Israel del poder de los filisteos».
6 La mujer fue adonde estaba su esposo y dijo: «Un hombre de Dios vino adonde yo estaba. Por su aspecto imponente, parecía un ángel de Dios. Ni yo le pregunté de dónde venía ni él me dijo cómo se llamaba. 7 Pero me dijo: “Concebirás y darás a luz un hijo. Ahora bien, cuídate de beber vino u otra bebida fermentada, y no comas nada impuro, porque el niño será nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte”».
8 Entonces Manoa oró al Señor: «Oh Señor, te ruego que permitas el regreso del hombre de Dios que nos enviaste, para que nos enseñe cómo criar al niño que va a nacer».
9 Dios escuchó a Manoa y el ángel de Dios volvió a aparecerse a la mujer mientras esta se hallaba en el campo; pero Manoa, su esposo, no estaba con ella. 10 La mujer corrió de inmediato a avisarle a su esposo: «¡Está aquí! ¡El hombre que se me apareció el otro día!».
11 Manoa se levantó y siguió a su esposa. Cuando llegó adonde estaba el hombre, dijo:
—¿Eres tú el que habló con mi esposa?
—Sí, soy yo —respondió él.
12 Así que Manoa preguntó:
—Cuando se cumplan tus palabras, ¿cómo debemos criar al niño? ¿Cómo deberá portarse?
13 El ángel del Señor contestó:
—Tu esposa debe cumplir con todo lo que he dicho. 14 Ella no debe probar nada que proceda de la vid, ni beber ningún vino ni ninguna otra bebida fermentada; tampoco debe comer nada impuro. En definitiva, debe cumplir con todo lo que he ordenado.
15 Manoa dijo al ángel del Señor:
—Nos gustaría que te quedaras hasta que te preparemos un cabrito.
16 Pero el ángel del Señor respondió:
—Aunque me detengan, no probaré nada de tu comida. Pero si preparas un holocausto, ofréceselo al Señor.
Manoa no se había dado cuenta de que aquel era el ángel del Señor. 17 Así que le preguntó:
—¿Cómo te llamas?, para que podamos honrarte cuando se cumpla tu palabra.
18 —¿Por qué me preguntas mi nombre? —respondió el ángel del Señor—. Es un misterio maravilloso.
19 Entonces Manoa tomó un cabrito, junto con la ofrenda de cereales, y lo sacrificó sobre una roca al Señor. Y mientras Manoa y su esposa observaban, el Señor hizo algo maravilloso: 20 Mientras la llama subía desde el altar hacia el cielo, el ángel del Señor ascendía en la llama. Al ver eso, Manoa y su esposa se postraron en tierra sobre sus rostros. 21 Y el ángel del Señor no se volvió a aparecer a Manoa y a su esposa. Entonces Manoa se dio cuenta de que aquel era el ángel del Señor.
22 —¡Estamos condenados a morir! —dijo a su esposa—. ¡Hemos visto a Dios!
23 Pero su esposa respondió:
—Si el Señor hubiera querido matarnos, no nos habría aceptado el holocausto ni la ofrenda de cereales de nuestras manos; tampoco nos habría mostrado todas esas cosas ni anunciado todo esto.
24 La mujer dio a luz un niño y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. 25 Y el Espíritu del Señor comenzó a manifestarse en él mientras estaba en Majané Dan, entre Zora y Estaol.
Matrimonio de Sansón
14 Sansón descendió a Timná y vio allí a una joven filistea. 2 Cuando él volvió, dijo a sus padres:
—He visto en Timná a una joven filistea; pídanla para que sea mi esposa.
3 Pero su padre y su madre le dijeron:
—¿Acaso no hay ninguna mujer aceptable entre tus parientes o en todo nuestro[b] pueblo, que tienes que ir a buscar una esposa entre esos filisteos incircuncisos?
Sansón respondió a su padre:
—¡Pídeme a esa, que es la que a mí me gusta!
4 Su padre y su madre no sabían que esto era de parte del Señor, que buscaba la ocasión de confrontar a los filisteos; porque en aquel tiempo los filisteos dominaban a Israel.
5 Así que Sansón descendió a Timná junto con su padre y su madre. De repente, al llegar a los viñedos de Timná, un rugiente cachorro de león le salió al encuentro. 6 Pero el Espíritu del Señor vino con poder sobre Sansón, quien a mano limpia despedazó al león como quien despedaza a un cabrito. Pero no contó ni a su padre ni a su madre lo que había hecho. 7 Luego fue y habló con la mujer que le gustaba.
8 Pasado algún tiempo, cuando regresó para casarse con ella, se apartó del camino para mirar el león muerto y vio que había en su cadáver un enjambre de abejas y un panal de miel. 9 Tomó con las manos un poco de miel y comió, mientras proseguía su camino. Cuando se reunió con su padre y su madre, les ofreció miel y también ellos comieron, pero no les dijo que la había sacado del cadáver del león.
10 Después de eso su padre fue a ver a la mujer. Allí Sansón ofreció un banquete, como era la costumbre entre los jóvenes. 11 Cuando los filisteos lo vieron, le dieron treinta compañeros para que estuvieran con él.
12 —Permítanme proponerles una adivinanza —les dijo Sansón—. Si me dan la solución dentro de los siete días que dura el banquete, yo les daré treinta vestidos de lino y treinta mudas de ropa. 13 Pero si no me la dan, serán ustedes quienes me darán los treinta vestidos de lino y treinta mudas de ropa de fiesta.
—Dinos tu adivinanza —respondieron—, que te estamos escuchando.
14 Entonces les dijo:
«Del que come salió comida;
y del fuerte salió dulzura».
Pasaron tres días y no lograron resolver la adivinanza.
15 Al cuarto[c] día dijeron a la esposa de Sansón: «Seduce a tu esposo para que nos revele la adivinanza; de lo contrario, te quemaremos a ti y a la familia de tu padre. ¿Acaso nos invitaron aquí para robarnos?».
16 Entonces la esposa de Sansón se tiró sobre él llorando y dijo:
—¡Me odias! ¡En realidad no me amas! Le propusiste a mi pueblo una adivinanza, pero no me has dicho la solución.
—Ni siquiera se la he dado a mi padre ni a mi madre —respondió él—; ¿por qué habría de dártela a ti?
17 Pero ella lloró los siete días que duró el banquete hasta que al fin, el séptimo día, Sansón le dio la solución, porque ella seguía insistiéndole. A su vez ella fue y reveló la solución a los de su pueblo.
18 Antes de la puesta del sol del séptimo día los hombres de la ciudad dijeron:
«¿Qué es más dulce que la miel?
¿Qué es más fuerte que un león?».
Sansón respondió:
«Si no hubieran arado con mi ternera,
no habrían resuelto mi adivinanza».
19 Entonces el Espíritu del Señor vino sobre Sansón con poder y este descendió a Ascalón y derrotó a treinta de sus hombres, les quitó sus pertenencias y les dio sus ropas a los que habían resuelto la adivinanza. Luego, enfurecido, regresó a la casa de su padre. 20 Entonces la esposa de Sansón fue entregada a uno de los que lo habían acompañado en su boda.
Sansón se venga de los filisteos
15 Pasado algún tiempo, durante la cosecha de trigo, Sansón tomó un cabrito y fue a visitar a su esposa.
—Voy a la habitación de mi esposa —dijo él.
Pero el padre de ella no le permitió entrar, 2 sino que dijo:
—Yo estaba tan seguro de que la odiabas que se la di a tu amigo. ¿Pero acaso no es más atractiva su hermana menor? Tómala para ti, en lugar de la mayor.
3 Sansón respondió:
—¡Esta vez sí que no respondo por el daño que cause a los filisteos!
4 Así que fue y cazó trescientas zorras, las ató cola con cola en parejas y a cada pareja le amarró una antorcha. 5 Luego prendió fuego a las antorchas y soltó a las zorras por los sembrados de los filisteos. Así incendió el trigo que ya estaba en gavillas y el que todavía estaba en pie, junto con los viñedos y olivares.
6 Cuando los filisteos preguntaron: «¿Quién hizo esto?», les dijeron: «Sansón, el yerno del timnateo, porque este le quitó a su esposa y se la dio a su amigo».
Por eso los filisteos fueron y la quemaron a ella y a su padre. 7 Pero Sansón dijo: «Puesto que actuaron de esa manera, ¡no pararé hasta que me haya vengado de ustedes!». 8 Y los atacó tan furiosamente que causó entre ellos una tremenda masacre. Luego se fue a vivir a una cueva que está en la peña de Etam.
9 Los filisteos subieron y acamparon en Judá, incursionando cerca de Lejí. 10 Los hombres de Judá preguntaron:
—¿Por qué han venido a luchar contra nosotros?
—Hemos venido a tomar prisionero a Sansón —respondieron—, para hacerle lo mismo que nos hizo a nosotros.
11 Entonces tres mil hombres de Judá descendieron a la cueva en la peña de Etam y dijeron a Sansón:
—¿No te das cuenta de que los filisteos nos gobiernan? ¿Por qué nos haces esto?
—Simplemente les he hecho lo que ellos me hicieron a mí —contestó él.
12 Ellos dijeron:
—Hemos venido a atarte, para entregarte en manos de los filisteos.
—Júrenme que no me matarán ustedes mismos —dijo Sansón.
13 —De acuerdo —respondieron ellos—. Solo te ataremos y te entregaremos en sus manos. No te mataremos.
Entonces lo ataron con dos sogas nuevas y lo sacaron de la peña. 14 Cuando se acercaba a Lejí, los filisteos salieron a su encuentro con gritos de victoria. En ese momento, el Espíritu del Señor vino sobre él con poder y las sogas que ataban sus brazos se volvieron como fibra de lino quemada; además las ataduras de sus manos se deshicieron. 15 Al encontrar una quijada de burro que todavía estaba fresca, la agarró y con ella mató a mil hombres.
16 Entonces dijo Sansón:
«Con la quijada de un asno
los he amontonado.[d]
Con una quijada de asno
he matado a mil hombres».
17 Cuando terminó de hablar, arrojó la quijada y llamó a aquel lugar Ramat Lejí.[e]
18 Como tenía mucha sed clamó al Señor: «Tú le has dado a tu siervo esta gran victoria. ¿Acaso voy ahora a morir de sed y a caer en manos de los incircuncisos?». 19 Entonces Dios abrió la hondonada que hay en Lejí y de allí brotó agua. Cuando Sansón la bebió, recobró sus fuerzas y se reanimó. Por eso al manantial que todavía hoy está en Lejí se le llamó Enacoré.[f]
20 Y Sansón lideró a Israel durante veinte años en tiempos de los filisteos.
Footnotes
- 13:5 nazareo. Véase Nm 6:1-8.
- 14:3 nuestro. Lit. mi.
- 14:15 cuarto (mss. de LXX y Siríaca); séptimo (TM).
- 15:16 los he amontonado. Alt. los he convertido en asnos; en hebreo, las palabras que significan asno y montón son idénticas.
- 15:17 En hebreo, Ramat Lejí significa colina de la quijada.
- 15:19 En hebreo, Enacoré significa manantial del que clama.
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