Isaías 31-34
Reina-Valera 1995
Los egipcios, hombres y no dioses
31 ¡Ay de los que descienden a Egipto en busca de ayuda,
confían en los caballos
y ponen su esperanza en los carros,
porque son muchos,
y en los jinetes, porque son valientes;
pero no miran al Santo de Israel
ni buscan a Jehová!
2 Pero él también es sabio,
traerá el mal y no retirará sus palabras.
Se levantará, pues, contra la casa de los malignos
y contra el auxilio de los que hacen iniquidad.
3 Los egipcios son hombres y no Dios;
sus caballos, carne y no espíritu;
de manera que al extender Jehová su mano,
caerá el ayudador
y caerá el ayudado.
Todos ellos desfallecerán a una.
4 Jehová me habló de esta manera:
«Como al león
o al cachorro de león que ruge sobre la presa
no lo espantan las voces
de una cuadrilla de pastores que se reúne contra él,
ni se acobarda por el tropel de ellos,
así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear
sobre el monte Sión y sobre su collado.
5 Como las aves que vuelan,
así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén,
amparando, librando, preservando y salvando.»
6 ¡Volved a aquel
contra quien se rebelaron gravemente
los hijos de Israel!
7 Porque en aquel día
arrojará el hombre sus ídolos de plata y sus ídolos de oro,
que para vosotros han hecho vuestras manos pecadoras.
8 Entonces caerá Asiria por espada no de varón;
la consumirá espada no de hombre.
Y aun si escapa de la presencia de la espada,
sus jóvenes serán tributarios.
9 De miedo huirá su fortaleza
y sus príncipes, con pavor,
dejarán sus banderas,
dice Jehová,
cuyo fuego está en Sión
y su horno en Jerusalén.
El Rey justo
32 He aquí que para justicia reinará un rey
y príncipes presidirán en juicio.
2 Y será aquel varón como escondedero contra el viento
y como refugio contra la tormenta;
como arroyos de aguas en tierra de sequedad,
como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.
3 No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven,
y los oídos de los oyentes escucharán con atención.
4 El corazón de los necios entenderá para comprender
y la lengua de los tartamudos hablará con fluidez y claridad.
5 El ruin nunca más será llamado generoso
ni el tramposo será llamado respetable.
6 Porque el ruin habla ruindades
y su corazón maquina iniquidad,
para cometer impiedad
y para decir blasfemias contra Jehová,
dejando vacío al que tiene hambre
y privando de beber al sediento.
7 Las armas del tramposo son malas;
trama intrigas inicuas
para enredar a los sencillos con palabras mentirosas
y para hablar contra el pobre en el juicio.
8 Pero el noble piensa con nobleza,
y por su nobleza será enaltecido.
Advertencia a las mujeres de Jerusalén
9 ¡Mujeres indolentes, levantaos!
¡Oíd mi voz, hijas confiadas,
escuchad mi razón!
10 De aquí a algo más de un año
tendréis espanto, mujeres confiadas;
porque la vendimia faltará
y no llegará la cosecha.
11 ¡Temblad, indolentes;
turbaos, confiadas!
¡Despojaos, desnudaos,
ceñid las caderas con vestiduras ásperas!
12 Golpeándose el pecho
lamentarán por los campos deleitosos,
por las viñas fértiles.
13 Sobre la tierra de mi pueblo
subirán espinos y cardos,
y aun sobre todas las casas en que hay alegría
en la ciudad alegre.
14 Porque los palacios quedarán desiertos,
el bullicio de la ciudad cesará;
las torres y fortalezas
se volverán cuevas para siempre,
donde descansen asnos monteses
y los ganados hagan majada,
15 hasta que sobre nosotros sea derramado
el espíritu de lo alto.
Entonces el desierto se convertirá en campo fértil
y el campo fértil será como un bosque.
16 Habitará el juicio en el desierto
y en el campo fértil morará la justicia.
17 El efecto de la justicia será la paz
y la labor de la justicia,
reposo y seguridad para siempre.
18 Y mi pueblo habitará en morada de paz,
en habitaciones seguras
y en lugares de reposo.
19 Cuando caerá granizo en los montes
y la ciudad será del todo abatida.
20 ¡Dichosos vosotros, los que sembráis junto a todas las aguas
y dejáis sueltos al buey y al asno!
La salvación viene de Jehová
33 ¡Ay de ti, que saqueas y nunca fuiste saqueado;
que haces traición, aunque nadie contra ti la ha hecho!
Cuando acabes de saquear, serás tú saqueado;
y cuando acabes de cometer deslealtad, se cometerá contra ti.
2 Jehová, ten misericordia de nosotros,
que en ti hemos esperado.
Tú, brazo de ellos en la mañana,
sé también nuestra salvación en el tiempo de la tribulación.
3 Los pueblos huyeron a la voz del estruendo;
las naciones fueron esparcidas al levantarte tú.
4 Sus despojos serán recogidos como cuando se recogen orugas;
se lanzarán sobre ellos como de una a otra parte se lanzan las langostas.
5 Será exaltado Jehová,
el cual mora en las alturas.
Él llena a Sión de derecho y de justicia.
6 Él es la seguridad de sus días.
Sabiduría y conocimiento son sus riquezas salvadoras,
y el temor de Jehová es su tesoro.
7 He aquí que sus embajadores darán voces afuera;
los mensajeros de paz llorarán amargamente.
8 Las calzadas están deshechas,
cesaron los caminantes;
ha anulado el pacto, aborreció las ciudades,
tuvo en nada a los hombres.
9 Se enlutó, enfermó la tierra;
el Líbano se avergonzó y fue cortado;
Sarón se ha vuelto como un desierto,
y Basán y el Carmelo fueron sacudidos.
10 Ahora me levantaré, dice Jehová;
ahora seré exaltado,
ahora seré engrandecido.
11 Concebisteis hojarascas,
rastrojo daréis a luz;
el soplo de vuestro fuego os consumirá.
12 Y los pueblos serán como cal quemada;
como espinos cortados serán quemados con fuego.
13 Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho;
y vosotros, los que estáis cerca, conoced mi poder.
14 Los pecadores se asombraron en Sión
y el espanto sobrecogió a los hipócritas:
«¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor?
¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?»
15 El que camina en justicia y habla lo recto,
el que aborrece la ganancia de violencias,
el que sacude sus manos para no recibir soborno,
el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias,
el que cierra sus ojos para no ver cosa mala,
16 éste habitará en las alturas,
fortaleza de rocas será su lugar de refugio,
se le dará su pan
y sus aguas tendrá seguras.
17 Tus ojos verán al Rey en su hermosura,
verán la tierra que está lejos.
18 Tu corazón imaginará el espanto
y dirá: «¿Qué fue del escriba?,
¿qué del pesador del tributo?,
¿qué del que inspeccionaba las torres?»
19 No verás más a aquel pueblo insolente,
pueblo de lengua difícil de entender,
de lengua oscura, incomprensible.
20 Mira a Sión, ciudad de nuestras fiestas solemnes.
Tus ojos verán a Jerusalén,
morada de quietud, tienda que no será desarmada,
ni serán arrancadas sus estacas
ni ninguna de sus cuerdas será rota.
21 Porque ciertamente allí será Jehová poderoso para con nosotros.
Y será un lugar de ríos y canales muy anchos,
por el cual no navegará galera de remos
ni pasará nave poderosa.
22 Porque Jehová es nuestro juez,
Jehová es nuestro legislador,
Jehová es nuestro Rey.
¡Él mismo nos salvará!
23 Tus cuerdas se aflojaron;
no afirmaron su mástil
ni entesaron la vela.
Se repartirá entonces botín de muchos despojos.
¡Hasta los cojos arrebatarán el botín!
24 No dirá el morador: «Estoy enfermo.»
Al pueblo que more en ella,
le será perdonada la iniquidad.
La ira de Jehová contra las naciones
34 Acercaos, naciones, juntaos para oír;
y vosotros, pueblos, escuchad.
Oiga la tierra y cuanto hay en ella,
el mundo y todo lo que él produce.
2 Porque Jehová está airado contra todas las naciones,
indignado contra todo el ejército de ellas;
las destruirá
y las entregará al matadero.
3 Los muertos de ellas serán arrojados,
de sus cadáveres subirá el hedor
y los montes se disolverán con la sangre de ellos.
4 Todo el ejército de los cielos se disolverá,
y se enrollarán los cielos como un libro;
y caerá todo su ejército
como se cae la hoja de la parra,
como se cae la de la higuera.
5 Porque en los cielos se embriagará mi espada;
descenderá sobre Edom para juicio,
y sobre el pueblo de mi maldición.
6 Llena está de sangre
y de grasa la espada de Jehová:
sangre de corderos y de machos cabríos,
grasa de riñones de carneros,
porque Jehová tiene sacrificios en Bosra
y una gran matanza en tierra de Edom.
7 Con ellos caerán búfalos,
toros y becerros.
Su tierra se embriagará de sangre
y su polvo se llenará de grasa.
8 Porque es día de venganza de Jehová,
año de retribuciones en el pleito de Sión.
9 Sus arroyos se convertirán en brea,
su polvo en azufre
y su tierra en brea ardiente.
10 No se apagará de noche ni de día,
sino que por siempre subirá su humo;
de generación en generación quedará desolada
y nunca jamás pasará nadie por ella.
11 Se adueñarán de ella el pelícano y el erizo;
la lechuza y el cuervo morarán en ella,
y se extenderá sobre ella cordel de destrucción
y niveles de asolamiento.
12 Llamarán a sus príncipes «príncipes sin reino»;
y todos sus grandes serán como nada.
13 En sus alcázares crecerán espinos,
y ortigas y cardos en sus fortalezas;
y serán morada de chacales
y patio para los pollos de los avestruces.
14 Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas,
y la cabra salvaje llamará a su compañero;
la lechuza también tendrá allí refugio
y hallará para sí reposo.
15 Allí anidará el búho, pondrá sus huevos,
sacará sus pollos y los juntará debajo de sus alas;
también se juntarán allí los buitres,
con su pareja.
16 Consultad el libro de Jehová y leed
si faltó alguno de ellos;
ninguno faltó con su pareja.
Porque su boca mandó
y su mismo espíritu los reunió.
17 Y él les echó suertes
y su mano les repartió a cordel.
Para siempre la tendrán por heredad;
de generación en generación morarán allí.
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