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Tobías le respondió:

—Padre, ¿qué salario sería justo? Aun si le diera la mitad de todas las cosas que traje, yo no saldría perdiendo. Él me trajo sano y salvo, sanó a mi esposa, me ayudó a traer la plata, y también te sanó a ti. ¡No hay dinero en el mundo con qué pagarle todos esos favores!

—Hijo mío —contestó Tobit—, por lo menos dale la mitad de todo lo que trajiste.

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