Eclesiástico 43:1-22
Dios Habla Hoy
43 ¡Qué bella y pura es la bóveda del cielo!
¡Qué espectáculo tan grandioso el firmamento!
2 Brilla el sol, y el calor se va extendiendo;
¡qué maravillosa obra del Señor!
3 A mediodía hace arder el mundo;
¿quién puede resistir su calor?
4 Como el horno ardiente derrite los metales,
así el sol con sus rayos abrasa las montañas.
Una llamarada luminosa consume la tierra,
y su luz ciega los ojos.
5 ¡Qué grande es el Señor, que lo creó!
Por orden suya, el sol avanza en su carrera.
6 También hace salir la luna en los diversos tiempos,
y ella, como señal eterna, dirige los periodos.
7 Por ella sabemos las fiestas y otras fechas señaladas;
al recorrer su órbita, su brillo es menor.
8 Sin embargo, se renueva cada mes;
¡qué admirable manera de cambiar!
Señal para los ejércitos del cielo,
que ilumina con su brillo la bóveda celeste.
9 Las estrellas son belleza y adorno del cielo;
su luz ilumina las alturas infinitas.
10 Por orden de Dios se mantienen en su puesto
y no se cansan de hacer guardia.
11 Mira el arco iris y bendice a su Creador;
¡qué maravillosa belleza!
12 Con su esplendor abarca el horizonte,
cuando Dios lo extiende con su mano.
13 Dios con su poder traza el camino a los relámpagos
y manda los rayos como castigo.
14 Con el mismo fin abre los depósitos del cielo
y hace que las nubes vuelen como buitres.
15 Con su poder condensa las nubes
y desmenuza las piedras de granizo.
16 El estrépito de su trueno hace que tiemble la tierra,
y con su poder, que se estremezcan los montes.
17 Con una orden suya incita al viento sur,
al tempestuoso viento norte, al huracán y a la tormenta.
18 Esparce la nieve como pájaros en vuelo;
cae la nieve como bandada de langostas.
El resplandor de su blancura ciega los ojos,
y al verla caer se conmueve el corazón.
19 Esparce la escarcha como si fuera sal,
y la hace florecer como zafiros.
20 Hace que sople el helado viento norte,
y congela el agua de los manantiales.
Una costra se extiende por todos los estanques;
los cubre una coraza.
21 Quema y reseca, como el fuego,
el verdor de las montañas y la hierba de los prados.
22 Pero todo lo sana el rocío que cae de las nubes
y que se extiende para fecundar la tierra seca.
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.