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El culto a los ídolos

10 ¡Pero qué desgraciados son
los que llaman dioses a cosas hechas por los hombres,
a objetos de oro y plata, artísticamente trabajados,
a figuras de animales,
a una piedra sin valor, tallada hace mucho por un escultor,
pues ponen su esperanza en cosas muertas!
11 Pongamos por ejemplo un carpintero:
corta un árbol fácil de manejar,
con habilidad le quita toda la corteza,
lo labra con cuidado
y hace un objeto útil para las necesidades ordinarias;
12 la madera que le sobra
la usa para preparar toda la comida que quiere.

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