Proverbios 4-6
Nueva Versión Internacional
La sabiduría es lo máximo
4 Escuchen, hijos, la corrección de un padre;
dispónganse a adquirir entendimiento.
2 Yo les brindo buenas enseñanzas,
así que no abandonen mi instrucción.
3 Yo también fui hijo de mi padre;
era el niño consentido de mi madre.
4 Mi padre me instruyó de esta manera:
«Aférrate de corazón a mis palabras;
obedece mis mandamientos, y vivirás.
5 Adquiere sabiduría, adquiere entendimiento;
no olvides mis palabras ni te apartes de ellas.
6 No abandones nunca a la sabiduría
y ella te protegerá;
ámala y ella te cuidará.
7 La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría!
Por sobre todas las posesiones, adquiere discernimiento.
8 Estima a la sabiduría y ella te exaltará;
abrázala y ella te honrará;
9 te pondrá en la cabeza una hermosa diadema;
te obsequiará una bella corona».
10 Escucha, hijo mío, acoge mis palabras
y los años de tu vida aumentarán.
11 Yo te guío por el camino de la sabiduría,
te dirijo por sendas de rectitud.
12 Cuando camines, no encontrarás obstáculos;
cuando corras, no tropezarás.
13 Aférrate a la instrucción, no la dejes escapar;
cuídala bien, que ella es tu vida.
14 No sigas la senda de los perversos
ni vayas por el camino de los malvados.
15 ¡Evita ese camino! ¡No pases por él!
¡Aléjate de allí y sigue de largo!
16 Los malvados no duermen si no hacen lo malo;
pierden el sueño si no hacen que alguien tropiece.
17 Comen el pan de la maldad;
toman el vino de la violencia.
18 La senda de los justos se asemeja
a los primeros albores de la aurora:
su esplendor va en aumento
hasta que el día alcanza su plenitud.
19 Pero el camino de los malvados es como la más densa oscuridad;
¡ni siquiera saben con qué tropiezan!
20 Hijo mío, atiende a mis consejos;
escucha atentamente lo que digo.
21 No pierdas de vista mis palabras;
guárdalas muy dentro de tu corazón.
22 Ellas dan vida a quienes las hallan;
son la salud de todo el cuerpo.
23 Por sobre todas las cosas cuida tu corazón,
porque de él mana la vida.
24 Aleja de tu boca la perversidad;
aparta de tus labios las palabras corruptas.
25 Pon la mirada en lo que tienes delante;
fija la vista en lo que está frente a ti.
26 Endereza las sendas por donde andas;
allana todos tus caminos.
27 No te desvíes ni a diestra ni a siniestra;
apártate de la maldad.
Advertencia contra el adulterio
5 Hijo mío, pon atención a mi sabiduría
y presta oído a mi inteligencia,
2 para que al hablar mantengas la discreción
y retengas el conocimiento.
3 De los labios de la adúltera fluye miel;
su lengua es más suave que el aceite.
4 Pero al fin resulta más amarga que la hiel
y más cortante que una espada de dos filos.
5 Sus pies descienden hasta la muerte;
sus pasos van derecho al sepulcro.[a]
6 No toma ella en cuenta el camino de la vida;
sus sendas son torcidas y ella no lo reconoce.[b]
7 Pues bien, hijo[c] mío, escúchame
y no te apartes de mis palabras.
8 Aléjate de la adúltera;
no te acerques a la puerta de su casa,
9 para que no entregues a otros tu vigor
ni tus años a gente cruel;
10 para que no sacies con tu fuerza a gente extraña,
ni vayan a dar en casa ajena tus esfuerzos.
11 Porque al final acabarás por gemir,
cuando tu carne y tu cuerpo se hayan consumido.
12 Y dirás: «¡Cómo pude aborrecer la corrección!
¡Cómo pudo mi corazón despreciar la disciplina!
13 No atendí a la voz de mis maestros
ni presté oído a mis instructores.
14 Ahora estoy al borde de la ruina
en medio de toda la comunidad».
15 Bebe el agua de tu propio pozo,
el agua que fluye de tu propio manantial.
16 ¿Habrán de derramarse tus fuentes por las calles
y tus corrientes de aguas por las plazas públicas?
17 Son tuyas, solamente tuyas,
y no para que las compartas con extraños.
18 ¡Bendita sea tu fuente!
¡Sé feliz con la esposa de tu juventud!
19 Es una gacela amorosa,
es una cierva encantadora.
¡Que sus pechos te satisfagan siempre!
¡Que su amor te cautive todo el tiempo!
20 ¿Por qué, hijo mío, dejarte cautivar por una adúltera?
¿Por qué abrazarte al pecho de la mujer ajena?
21 Nuestros caminos están a la vista del Señor;
él examina todas nuestras sendas.
22 Al malvado lo atrapan sus malas obras;
las cuerdas de su pecado lo aprisionan.
23 Morirá por su falta de corrección;
perecerá por su gran insensatez.
Advertencia contra la insensatez
6 Hijo mío, si has salido fiador de tu vecino,
si has hecho tratos para responder por un extraño,
2 si te has comprometido verbalmente,
enredándote con tus propias palabras,
3 entonces has caído en manos de tu prójimo.
Si quieres librarte, hijo mío, este es el camino:
Ve corriendo y humíllate ante él;
procura deshacer tu compromiso.
4 No permitas que se duerman tus ojos;
no dejes que tus párpados se cierren.
5 Líbrate, como se libra del cazador[d] la gacela,
como se libra de la trampa[e] el ave.
6 ¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga!
¡Fíjate en lo que hace y adquiere sabiduría!
7 No tiene quien la mande
ni quien la vigile ni gobierne;
8 con todo, en el verano almacena provisiones
y durante la cosecha recoge alimentos.
9 Perezoso, ¿cuánto tiempo más seguirás acostado?
¿Cuándo despertarás de tu sueño?
10 Un corto sueño, una breve siesta,
un pequeño descanso, cruzado de brazos…
11 ¡y te asaltará la pobreza como un bandido,
y la escasez como un hombre armado![f]
12 El perverso y el malvado,
el vagabundo de boca corrupta,
13 hace guiños con los ojos
y señas con los pies y con los dedos.
14 Él trama el mal en su corazón[g]
y siempre anda provocando pleitos.
15 Por eso le sobrevendrá la ruina;
¡de repente será destruido y no podrá evitarlo!
16 Hay seis cosas que el Señor aborrece
y siete que le son detestables:
17 los ojos que se enaltecen,
la lengua que miente,
las manos que derraman sangre inocente,
18 el corazón que trama planes perversos,
los pies que corren a hacer lo malo,
19 el testigo falso que propaga mentiras
y el que siembra discordia entre hermanos.
Advertencia contra el adulterio
20 Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre
y no abandones la enseñanza de tu madre.
21 Grábatelos en tu corazón;
cuélgatelos al cuello.
22 Cuando camines, te servirán de guía;
cuando duermas, vigilarán tu sueño;
cuando despiertes, hablarán contigo.
23 El mandamiento es una lámpara,
la enseñanza es una luz
y la disciplina es
el camino a la vida.
24 Te protegerán de la mujer malvada,
de la mujer ajena y de su lengua seductora.
25 No abrigues en tu corazón deseos por su belleza
ni te dejes cautivar por sus ojos.
26 Pues la ramera va tras un pedazo de pan,
pero la mujer ajena busca tu valiosa vida.
27 ¿Puede alguien echarse brasas en el pecho
sin quemarse la ropa?
28 ¿Puede alguien caminar sobre las brasas
sin quemarse los pies?
29 Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena
puede tocarla y quedar impune.
30 No se desprecia al ladrón
que roba para mitigar su hambre;
31 pero si lo atrapan, deberá devolver
siete tantos lo robado,
aun cuando eso le cueste todas sus posesiones.
32 Pero el que comete adulterio es falto de juicio;
el que así actúa se destruye a sí mismo.
33 No sacará más que golpes y vergüenzas,
y no podrá borrar su humillación.
34 Porque los celos desatan la furia del esposo
y este no perdonará en el día de la venganza.
35 No aceptará nada en desagravio
ni se contentará con muchos regalos.
Footnotes
- 5:5 sepulcro. Lit. Seol.
- 5:6 y ella no lo reconoce. Alt. y tú no lo sabes.
- 5:7 hijo. El hebreo dice hijos.
- 6:5 del cazador (LXX y otras versiones antiguas); de la mano (TM).
- 6:5 de la trampa (LXX y otras versiones antiguas); de la mano del trampero (TM).
- 6:11 como un hombre armado. Alt. como un limosnero.
- 6:14 corazón. En la Biblia se usa para designar el asiento de las emociones, pensamientos y voluntad, es decir, el proceso de toma de decisiones del ser humano.
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