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El Señor dice: «Efraín y Judá, ¿qué haré con ustedes? Pues su amor hacia mí es tan inconstante, se desvanece tan pronto, como lo hacen las nubes de la mañana y como desaparece como el rocío. Yo envié a mis profetas para advertirles del destino funesto que les espera; yo los he herido con la dureza de las palabras que les he enviado, incluso amenazándolos de muerte. Sepan que de repente, sin advertencia alguna, mi juicio realmente los matará como si fuera un rayo fulminante. Lo que más quiero de ustedes no son sus sacrificios rituales, sino que amen a Dios y a su prójimo; lo que más quiero de ustedes no son sus ofrendas, sino que me reconozcan y respeten como su Dios. Pero como Adán, han desobedecido mi convenio, han despreciado mi amor.

»Galaad es una ciudad de gente malvada, las huellas de la violencia están por todas partes. Sus sacerdotes son como bandas de ladrones, que se esconden para sorprender y caer sobre sus víctimas; en el camino que lleva a Siquén cometen toda clase de maldades.

10 »Sí, yo he visto una cosa horrible en Israel: Efraín me ha sido infiel y se ha ido tras la idolatría; Israel se ha corrompido por completo.

11 »También para ti, Judá, tengo preparado tu castigo, cuando haya hecho que mi pueblo regrese a su tierra.

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