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13 Entonces, me sacudí la ropa y dije:

―¡Así sacuda Dios a todo aquel que no cumpla esta promesa! ¡Que así lo sacuda Dios y lo deje sin casa y sin ninguna propiedad!

Y todo el pueblo gritó:

―¡Amén!

Alabaron a Dios, y cumplieron lo prometido.

14 Debo mencionar que durante los doce años que fui gobernador de Judá, desde el año veinte hasta el año treinta y dos del reinado de Artajerjes, ni mis ayudantes ni yo aceptamos el salario que me correspondía como gobernador. 15 En cambio, los gobernadores que habían estado antes de mí habían exigido alimento, vino y cuatrocientos ochenta gramos de plata, y habían puesto la población a merced de sus ayudantes, quienes los maltrataban. Pero yo obedecí a Dios y no actué de esa manera. 16 Seguí trabajando en el muro y me negué a comprar tierras.

Además, les pedí a mis funcionarios que dedicaran tiempo a la edificación de la muralla. 17 Todo esto, a pesar de que sentaba regularmente a mi mesa a ciento cincuenta funcionarios judíos, sin contar a los visitantes de los países vecinos. 18 Diariamente se preparaba un buey, seis ovejas grandes y un gran número de aves domésticas. Además, cada diez días nos abastecíamos de vinos en abundancia. No obstante, me negué a establecer impuestos sobre la gente, porque ellos ya estaban pagando demasiados impuestos. 19 ¡Dios mío, recuerda todo lo que he hecho por este pueblo y dame tu bendición!

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