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Pero yo esperaré en el Señor;
pondré mi esperanza en Dios mi salvador,
porque él me escuchará.

La victoria definitiva de Israel

Nación enemiga mía, no te alegres de mi desgracia,
pues, aunque caí, voy a levantarme;
aunque me rodee la oscuridad,
el Señor es mi luz.
He pecado contra el Señor,
y por eso soportaré su enojo;
mientras tanto, él juzgará mi causa
y me hará justicia.
El Señor me llevará a la luz,
me hará ver su victoria.
10 También la verá mi enemiga,
y eso la cubrirá de vergüenza.
Ella me decía: «¿Dónde está el Señor tu Dios?»,
pero ahora tendré el gusto de verla
pisoteada como el barro de las calles.

La restauración de Jerusalén

11 Jerusalén, ya viene el día
en que tus muros serán reconstruidos
y tus límites ensanchados.
12 Ya viene el día
en que acudirán a ti de todas partes:
desde Asiria hasta Egipto,
desde el río Nilo hasta el Éufrates,
de mar a mar y de monte a monte.
13 La tierra será convertida en desierto
por culpa de sus habitantes,
como resultado de su maldad.

Oración por la prosperidad del pueblo

14 ¡Cuida, Señor, de tu pueblo,
de las ovejas de tu propiedad,
que están solas en el bosque,
rodeadas de fértiles tierras!
Llévalas, como en tiempos pasados,
a los pastos de Basán y Galaad.
15 Hazles ver maravillas,
como en los días en que los sacaste de Egipto.

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