Mateo 21-22
Reina Valera Revisada
La entrada mesiánica en Jerusalén
21 Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos,
2 diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis un asna atada, y un pollino con ella; desatadlos, y traédmelos.
3 Y si alguien os dice algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.
4 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por medio del profeta, cuando dijo:
5 Decid a la hija de Sión:
He aquí que tu Rey viene a ti,
Apacible, y sentado sobre un asna,
Sobre un pollino, hijo de animal de yugo.
6 Y los discípulos fueron, e hicieron tal como Jesús les mandó;
7 y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.
8 Y la multitud, que era muy numerosa, extendió sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las extendían en el camino.
9 Y la gente, la que iba delante y la que iba detrás, gritaba, diciendo: ¡Hosanná al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanná en las alturas!
10 Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?
11 Y la gente decía: Éste es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea.
Purificación del templo
12 Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;
13 y les dijo: Escrito está: Mi casa será llamada casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
14 Ciegos y cojos se acercaron a él en el templo, y los sanó.
15 Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos que gritaban en el templo, diciendo: ¡Hosanná al Hijo de David!, se indignaron,
16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis:
De la boca de los pequeños y de los niños de pecho,
Te preparaste perfecta alabanza?
17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, y se hospedó allí.
Maldición a la higuera estéril
18 Al día siguiente, de madrugada, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre.
19 Y al ver una higuera cerca del camino, se fue hacia ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y al instante se secó la higuera.
20 Al ver esto los discípulos, decían asombrados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?
21 Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tenéis fe, y no dudáis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si decís a este monte: Quítate de ahí y échate en el mar, será hecho.
22 Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis.
La autoridad de Jesucristo
23 Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas?, ¿y quién te dio esta autoridad?
24 Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.
25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
26 Y si decimos, de los hombres, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta.
27 Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.
Parábola de los dos hijos
28 ¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve a trabajar hoy en mi viña.
29 Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.
30 Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.
32 Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.
Los labradores malvados
33 Escuchad otra parábola: Había un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se ausentó del país.
34 Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos.
35 Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon.
36 Envió de nuevo otros siervos, en mayor número que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.
37 Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
38 Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Éste es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad.
39 Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.
40 Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?
41 Le dijeron: A esos malvados les dará un fin miserable, y arrendará la viña a otros labradores que le paguen el fruto a su tiempo.
42 Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:
La piedra que los constructores rechazaron,
Se ha convertido en piedra angular.
El Señor es quien ha hecho esto,
Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?
43 Por tanto os digo que el reino de Dios os será quitado, y será dado a una nación que produzca los frutos de él.
44 Y el que caiga sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella caiga, le desmenuzará.
45 Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que se refería a ellos.
46 Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta.
Parábola del banquete de bodas
22 Tomando Jesús la palabra, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:
2 El reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo;
3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.
4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los invitados: Mirad, ya he preparado mi banquete; mis toros y mis animales engordados han sido matados, y todo está a punto; venid a las bodas.
5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, otro a sus negocios;
6 y otros, echando mano a los siervos, los maltrataron y los mataron.
7 Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.
8 Después dijo a sus siervos: El banquete está a punto; mas los que fueron invitados no eran dignos.
9 Id, pues, a las encrucijadas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.
10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, tanto malos como buenos; y el salón de bodas se llenó de convidados.
11 Y al entrar el rey para ver a los convidados, vio allí a un hombre que no estaba vestido con traje de boda.
12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido con traje de boda? Mas él enmudeció.
13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
La cuestión del tributo
15 Entonces se fueron los fariseos a deliberar cómo tenderle una trampa y sorprenderle en alguna palabra.
16 Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres veraz, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te da cuidado de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres.
17 Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?
18 Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?
19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
20 Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción?
21 Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
22 Oyendo esto, se quedaron asombrados, y dejándole, se fueron.
La pregunta sobre la resurrección
23 Aquel día se le acercaron los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron,
24 diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano.
25 Ahora bien, había entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano.
26 De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo.
27 Y después de todos, murió también la mujer.
28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?
29 Entonces, respondiendo Jesús, les dijo: Estáis en un error, por no saber las Escrituras ni el poder de Dios.
30 Porque en la resurrección no se casan ni son dadas en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo.
31 Pero en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo:
32 Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos.
33 Oyendo esto la gente, se admiraba de su doctrina.
El principal mandamiento
34 Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se reunieron de común acuerdo.
35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarlo, diciendo:
36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente.
38 Éste es el primero y gran mandamiento.
39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40 De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
¿De quién es hijo el Cristo?
41 Y estando reunidos los fariseos, les preguntó Jesús,
42 diciendo: ¿Qué opináis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David.
43 Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo:
44 Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?
45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es hijo suyo?
46 Y nadie le podía responder palabra; y nadie se atrevió desde aquel día a preguntarle más.
Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.
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