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21 Y COMO se acercaron á Jerusalem, y vinieron á Bethfagé, al monte de las Olivas, entonces Jesús envió dos discípulos,

Diciéndoles: Id á la aldea que está delante de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella: desatad la, y traédme los.

Y si alguno os dijere algo, decid: El Señor los ha menester. Y luego los dejará.

Y todo esto fué hecho, para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta, que dijo:

Decid á la hija de Sión: He aquí, tu Rey viene á ti, Manso, y sentado sobre una asna, Y sobre un pollino, hijo de animal de yugo.

Y los discípulos fueron, é hicieron como Jesús les mandó;

Y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y se sentó sobre ellos.

Y la compañía, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino: y otros cortaban ramos de los árboles, y los tendían por el camino.

Y las gentes que iban delante, y las que iban detrás, aclamaban diciendo: ­Hosanna al Hijo de David! ­Bendito el que viene en el nombre del Señor! ­Hosanna en las alturas!

10 Y entrando él en Jerusalem, toda la ciudad se alborotó, diciendo. ¿Quién es éste?

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28 Y dicho esto, iba delante subiendo á Jerusalem.

29 Y aconteció, que llegando cerca de Bethfagé, y de Bethania, al monte que se llama de las Olivas, envió dos de sus discípulos,

30 Diciendo: Id á la aldea de enfrente; en la cual como entrareis, hallaréis un pollino atado, en el que ningún hombre se ha sentado jamás; desatadlo, y traedlo.

31 Y si alguien os preguntare, ¿por qué lo desatáis? le responderéis así: Porque el Señor lo ha menester.

32 Y fueron los que habían sido enviados, y hallaron como les dijo.

33 Y desatando ellos el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino?

34 Y ellos dijeron: Porque el Señor lo ha menester.

35 Y trajéronlo á Jesús; y habiéndo echado sus vestidos sobre el pollino, pusieron á Jesús encima.

36 Y yendo él tendían sus capas por el camino.

37 Y como llegasen ya cerca de la bajada del monte de las Olivas, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzaron á alabar á Dios á gran voz por todas las maravillas que habían visto,

38 Diciendo: ­Bendito el rey que viene en el nombre del Señor: paz en el cielo, y gloria en lo altísimo!

39 Entonces algunos de los Fariseos de la compañía, le dijeron: Maestro, reprende á tus discípulos.

40 Y él respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaren, las piedras clamarán.

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