Add parallel Print Page Options

La mujer samaritana

Por tanto, cuando el Señor(A) supo que los fariseos habían oído que Él hacía y bautizaba(B) más discípulos que Juan (aunque Jesús mismo no bautizaba(C), sino Sus discípulos(D)), salió de Judea(E) y se fue otra vez para Galilea(F). Y Él tenía que pasar por Samaria(G).

Llegó*, pues, a una ciudad de Samaria(H) llamada Sicar, cerca de la parcela de tierra que Jacob dio a su hijo José(I); y allí estaba el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó[a] junto al pozo. Era cerca del mediodía. Una mujer de Samaria vino* a sacar agua, y Jesús le dijo*: «Dame de beber».

Pues Sus discípulos(J) habían ido a la ciudad(K) a comprar alimentos. Entonces la mujer samaritana(L) le dijo*: «¿Cómo es que Tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?». (Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos(M)).

10 Jesús le respondió: «Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva(N)».

11 Ella le dijo*: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva(O)? 12 ¿Acaso eres Tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo(P) del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados?».

13 Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, 14 pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás(Q), sino que el agua que Yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna(R)».

15 «Señor», le dijo* la mujer, «dame esa agua, para que no tenga sed(S) ni venga hasta aquí a sacarla». 16 Jesús le dijo*: «Ve, llama a tu marido y ven acá». 17 «No tengo marido», respondió la mujer. Jesús le dijo*: «Bien has dicho: “No tengo marido”, 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad».

19 La mujer le dijo*: «Señor, me parece que Tú eres profeta(T). 20 Nuestros padres adoraron(U) en este monte(V), y ustedes dicen que en Jerusalén(W) está el lugar donde se debe adorar».

21 Jesús le dijo*: «Mujer, cree lo que te digo: la hora viene(X)cuando ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre(Y). 22 Ustedes adoran lo que no conocen(Z); nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene[b]de los judíos(AA). 23 Pero la hora viene, y ahora es(AB), cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu(AC)y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que lo adoren. 24 Dios es espíritu[c], y los que lo adoran deben adorar en espíritu(AD)y en verdad».

25 La mujer le dijo*: «Sé que el Mesías(AE) viene (el que es llamado Cristo(AF)); cuando Él venga nos declarará todo». 26 Jesús le dijo*: «Yo soy(AG), el que habla contigo».

27 En esto llegaron Sus discípulos(AH) y se admiraron de que hablara con una mujer, pero ninguno le preguntó: «¿Qué tratas de averiguar?» o: «¿Por qué hablas con ella?». 28 Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo* a los hombres: 29 «Vengan, vean a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho(AI). ¿No será este el Cristo[d](AJ)?». 30 Y salieron de la ciudad y fueron adonde Él estaba.

31 Mientras tanto, los discípulos le rogaban: «Rabí[e](AK), come». 32 Pero Él les dijo: «Yo tengo para comer una comida que ustedes no saben». 33 Entonces los discípulos(AL) se decían entre sí: «¿Le habrá traído alguien de comer?».

34 Jesús les dijo*: «Mi comida es hacer la voluntad del que me envió(AM)y llevar a cabo Su obra(AN). 35 ¿No dicen ustedes: “Todavía faltan cuatro meses, y después viene la siega”? Pero Yo les digo: alcen sus ojos y vean los campos que ya están blancos para la siega(AO). 36 Ya el segador recibe salario(AP)y recoge fruto(AQ)para vida eterna(AR), para que el que siembra se regocije junto con el que siega. 37 Porque en este caso el dicho es verdadero: “Uno es el que siembra y otro el que siega(AS)”. 38 Yo los envié a ustedes a segar lo que no han trabajado; otros han trabajado y ustedes han entrado en su labor».

39 Y de aquella ciudad(AT), muchos de los samaritanos creyeron en Él por la palabra de la mujer que daba testimonio, diciendo: «Él me dijo todo lo que yo he hecho(AU)». 40 De modo que cuando los samaritanos vinieron, rogaban a Jesús que se quedara con ellos; y Él se quedó allí dos días. 41 Muchos más creyeron por Su palabra, 42 y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú has dicho, porque nosotros mismos le hemos oído, y sabemos que Este es en verdad el Salvador del mundo(AV)».

43 Después de los dos días(AW), Jesús salió de allí para Galilea. 44 Porque Jesús mismo dio testimonio de que a un profeta no se le honra en su propia tierra(AX). 45 Así que cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron, pues habían visto todo lo que Él hizo en Jerusalén durante la fiesta(AY); porque ellos también habían ido a la fiesta.

Curación del hijo de un oficial del rey

46 Entonces vino otra vez Jesús a Caná de Galilea(AZ), donde había convertido el agua en vino(BA). Y había allí cierto oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm(BB). 47 Cuando él oyó que Jesús había venido de Judea a Galilea(BC), fue a Su encuentro y le suplicaba que bajara y sanara a su hijo, porque estaba al borde de la muerte. 48 Jesús entonces le dijo: «Si ustedes no ven señales y prodigios(BD), no creerán». 49 El oficial del rey le dijo*: «Señor, baja antes de que mi hijo muera». 50 «Puedes irte, tu hijo vive», le dijo* Jesús. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue(BE). 51 Y mientras bajaba a su casa, sus siervos le salieron al encuentro y le dijeron que su hijo[f] vivía. 52 Entonces les preguntó a qué hora había empezado a mejorar. Y le respondieron: «Ayer a la una de la tarde[g] se le quitó[h] la fiebre».

53 El padre entonces se dio cuenta que fue a la hora en que Jesús le dijo: «Tu hijo vive». Y creyó él con toda su casa(BF). 54 Esta[i] fue la segunda señal[j](BG) que Jesús hizo cuando fue de Judea a Galilea(BH).

Footnotes

  1. 4:6 Lit. se sentó así.
  2. 4:22 Lit. es.
  3. 4:24 O Dios es un Espíritu.
  4. 4:29 I.e. el Mesías.
  5. 4:31 O Maestro.
  6. 4:51 O muchacho.
  7. 4:52 I.e. la hora séptima.
  8. 4:52 Lit. le dejó.
  9. 4:54 Lit. Y esta de nuevo.
  10. 4:54 O el segundo milagro.

Jesús y la mujer de Samaria

Los fariseos se enteraron de que Jesús hacía más discípulos y bautizaba más que Juan (aunque en realidad no era Jesús el que bautizaba, sino sus discípulos). Cuando Jesús lo supo, salió de Judea para volver a Galilea.

En su viaje, tenía que pasar por la región de Samaria. De modo que llegó a un pueblo de Samaria que se llamaba Sicar, cerca del terreno que Jacob había dado en herencia a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. 7-8 Los discípulos habían ido al pueblo a comprar algo de comer. En eso, una mujer de Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Jesús le dijo:

—Dame un poco de agua.

Pero como los judíos no tienen trato con los samaritanos, la mujer le respondió:

—¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides agua a mí, que soy samaritana?

10 Jesús le contestó:

—Si supieras lo que Dios da y quién es el que te está pidiendo agua, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva.

11 La mujer le dijo:

—Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo: ¿de dónde vas a darme agua viva? 12 Nuestro antepasado Jacob nos dejó este pozo, del que él mismo bebía y del que bebían también sus hijos y sus animales. ¿Acaso eres tú más que él?

13 Jesús le contestó:

—Todos los que beben de esta agua, volverán a tener sed; 14 pero el que beba del agua que yo le daré, nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le daré se convertirá en él en manantial de agua que brotará dándole vida eterna.

15 La mujer le dijo:

—Señor, dame de esa agua, para que no vuelva yo a tener sed ni tenga que venir aquí a sacar agua.

16 Jesús le dijo:

—Ve a llamar a tu marido y vuelve acá.

17 La mujer le contestó:

—No tengo marido.

Jesús le dijo:

—Bien dices que no tienes marido; 18 porque has tenido cinco maridos, y el que ahora tienes no es tu marido. Es cierto lo que has dicho.

19 Al oír esto, la mujer le dijo:

—Señor, ya veo que eres un profeta. 20 Nuestros antepasados, los samaritanos, adoraron a Dios aquí, en este monte; pero ustedes los judíos dicen que Jerusalén es el lugar donde debemos adorarlo.

21 Jesús le contestó:

—Créeme, mujer, que llega la hora en que ustedes adorarán al Padre sin tener que venir a este monte ni ir a Jerusalén. 22 Ustedes no saben a quién adoran; pero nosotros sabemos a quién adoramos, pues la salvación viene de los judíos. 23 Pero llega la hora, y es ahora mismo, cuando los que de veras adoran al Padre lo harán de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios. Pues el Padre quiere que así lo hagan los que lo adoran. 24 Dios es Espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios.

25 La mujer le dijo:

—Yo sé que va a venir el Mesías (es decir, el Cristo); y cuando él venga, nos lo explicará todo.

26 Jesús le dijo:

—Ése soy yo, el mismo que habla contigo.

27 En esto llegaron sus discípulos, y se quedaron extrañados de que Jesús estuviera hablando con una mujer. Pero ninguno se atrevió a preguntarle qué quería, o de qué estaba conversando con ella. 28 La mujer dejó su cántaro y se fue al pueblo, donde dijo a la gente:

29 —Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Mesías?

30 Entonces salieron del pueblo y fueron a donde estaba Jesús. 31 Mientras tanto, los discípulos le rogaban:

—Maestro, come algo.

32 Pero él les dijo:

—Yo tengo una comida, que ustedes no conocen.

33 Los discípulos comenzaron a preguntarse unos a otros:

—¿Será que le habrán traído algo de comer?

34 Pero Jesús les dijo:

—Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y terminar su trabajo. 35 Ustedes dicen: “Todavía faltan cuatro meses para la cosecha”; pero yo les digo que se fijen en los sembrados, pues ya están maduros para la cosecha. 36 El que trabaja en la cosecha recibe su paga, y la cosecha que recoge es para vida eterna, para que tanto el que siembra como el que cosecha se alegren juntamente. 37 Pues bien dice el dicho, que “Unos siembran y otros cosechan.” 38 Y yo los envié a ustedes a cosechar lo que no les costó ningún trabajo; otros fueron los que trabajaron, y ustedes son los que se han beneficiado del trabajo de ellos.

39 Muchos de los habitantes de aquel pueblo de Samaria creyeron en Jesús por lo que les había asegurado la mujer: «Me ha dicho todo lo que he hecho.» 40 Así que, cuando los samaritanos llegaron, rogaron a Jesús que se quedara con ellos. Él se quedó allí dos días, 41 y muchos más creyeron al oír lo que él mismo decía. 42 Y dijeron a la mujer: «Ahora creemos, no solamente por lo que tú nos dijiste, sino también porque nosotros mismos le hemos oído y sabemos que de veras es el Salvador del mundo.»

Jesús sana al hijo de un oficial del rey(A)

43 Pasados esos dos días, Jesús salió de Samaria y siguió su viaje a Galilea. 44 Porque, como él mismo dijo, a un profeta no lo honran en su propia tierra. 45 Cuando llegó a Galilea, los de aquella región lo recibieron bien, porque también habían ido a la fiesta de la Pascua a Jerusalén y habían visto todo lo que él hizo entonces.

46 Jesús regresó a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había un alto oficial del rey, que tenía un hijo enfermo en Cafarnaúm. 47 Cuando el oficial supo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que fuera a su casa y sanara a su hijo, que estaba a punto de morir. 48 Jesús le contestó:

—Ustedes no creen, si no ven señales y milagros.

49 Pero el oficial le dijo:

—Señor, ven pronto, antes que mi hijo se muera.

50 Jesús le dijo entonces:

—Vuelve a casa; tu hijo vive.

El hombre creyó lo que Jesús le dijo, y se fue. 51 Mientras regresaba a su casa, sus criados salieron a su encuentro y le dijeron:

—¡Su hijo vive!

52 Él les preguntó a qué hora había comenzado a sentirse mejor su hijo, y le contestaron:

—Ayer a la una de la tarde se le quitó la fiebre.

53 El padre cayó entonces en la cuenta de que era la misma hora en que Jesús le dijo: «Tu hijo vive»; y él y toda su familia creyeron en Jesús.

54 Ésta fue la segunda señal milagrosa que hizo Jesús, cuando volvió de Judea a Galilea.

Jesús y la mujer samaritana

Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. Y le era necesario pasar por Samaria. Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.(A) Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.

Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.(B) 10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.

16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. 17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. 19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. 25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. 26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.

27 En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? 28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: 29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo? 30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.

31 Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. 32 Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. 33 Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? 34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. 35 ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. 36 Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. 37 Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. 38 Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.

39 Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. 40 Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. 41 Y creyeron muchos más por la palabra de él, 42 y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el Cristo.

Jesús sana al hijo de un noble

43 Dos días después, salió de allí y fue a Galilea. 44 Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra.(C) 45 Cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta;(D) porque también ellos habían ido a la fiesta.

46 Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.(E) Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. 47 Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. 48 Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. 49 El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. 50 Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. 51 Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. 52 Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. 53 El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. 54 Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea.

Jesus leaves Judea

Jesus learned that the Pharisees had heard that he was making more disciples and baptizing more than John (although Jesus’ disciples were baptizing, not Jesus himself). Therefore, he left Judea and went back to Galilee.

Jesus in Samaria

Jesus had to go through Samaria. He came to a Samaritan city called Sychar, which was near the land Jacob had given to his son Joseph. Jacob’s well was there. Jesus was tired from his journey, so he sat down at the well. It was about noon.

A Samaritan woman came to the well to draw water. Jesus said to her, “Give me some water to drink.” His disciples had gone into the city to buy him some food.

The Samaritan woman asked, “Why do you, a Jewish man, ask for something to drink from me, a Samaritan woman?” (Jews and Samaritans didn’t associate with each other.)

10 Jesus responded, “If you recognized God’s gift and who is saying to you, ‘Give me some water to drink,’ you would be asking him and he would give you living water.”

11 The woman said to him, “Sir, you don’t have a bucket and the well is deep. Where would you get this living water? 12 You aren’t greater than our father Jacob, are you? He gave this well to us, and he drank from it himself, as did his sons and his livestock.”

13 Jesus answered, “Everyone who drinks this water will be thirsty again, 14 but whoever drinks from the water that I will give will never be thirsty again. The water that I give will become in those who drink it a spring of water that bubbles up into eternal life.”

15 The woman said to him, “Sir, give me this water, so that I will never be thirsty and will never need to come here to draw water!”

16 Jesus said to her, “Go, get your husband, and come back here.”

17 The woman replied, “I don’t have a husband.”

“You are right to say, ‘I don’t have a husband,’” Jesus answered. 18 “You’ve had five husbands, and the man you are with now isn’t your husband. You’ve spoken the truth.”

19 The woman said, “Sir, I see that you are a prophet. 20 Our ancestors worshipped on this mountain, but you and your people say that it is necessary to worship in Jerusalem.”

21 Jesus said to her, “Believe me, woman, the time is coming when you and your people will worship the Father neither on this mountain nor in Jerusalem. 22 You and your people worship what you don’t know; we worship what we know because salvation is from the Jews. 23 But the time is coming—and is here!—when true worshippers will worship in spirit and truth. The Father looks for those who worship him this way. 24 God is spirit, and it is necessary to worship God in spirit and truth.”

25 The woman said, “I know that the Messiah is coming, the one who is called the Christ. When he comes, he will teach everything to us.”

26 Jesus said to her, “I Am—the one who speaks with you.”[a]

27 Just then, Jesus’ disciples arrived and were shocked that he was talking with a woman. But no one asked, “What do you want?” or “Why are you talking with her?” 28 The woman put down her water jar and went into the city. She said to the people, 29 “Come and see a man who has told me everything I’ve done! Could this man be the Christ?” 30 They left the city and were on their way to see Jesus.

31 In the meantime the disciples spoke to Jesus, saying, “Rabbi, eat.”

32 Jesus said to them, “I have food to eat that you don’t know about.”

33 The disciples asked each other, “Has someone brought him food?”

34 Jesus said to them, “I am fed by doing the will of the one who sent me and by completing his work. 35 Don’t you have a saying, ‘Four more months and then it’s time for harvest’? Look, I tell you: open your eyes and notice that the fields are already ripe for the harvest. 36 Those who harvest are receiving their pay and gathering fruit for eternal life so that those who sow and those who harvest can celebrate together. 37 This is a true saying, that one sows and another harvests. 38 I have sent you to harvest what you didn’t work hard for; others worked hard, and you will share in their hard work.”

39 Many Samaritans in that city believed in Jesus because of the woman’s word when she testified, “He told me everything I’ve ever done.” 40 So when the Samaritans came to Jesus, they asked him to stay with them, and he stayed there two days. 41 Many more believed because of his word, 42 and they said to the woman, “We no longer believe because of what you said, for we have heard for ourselves and know that this one is truly the savior of the world.”

Jesus arrives in Galilee

43 After two days Jesus left for Galilee. (44 Jesus himself had testified that prophets have no honor in their own country.) 45 When he came to Galilee, the Galileans welcomed him because they had seen all the things he had done in Jerusalem during the festival, for they also had been at the festival.

Jesus’ second miraculous sign in Galilee

46 He returned to Cana in Galilee where he had turned the water into wine. In Capernaum there was a certain royal official whose son was sick. 47 When he heard that Jesus was coming from Judea to Galilee, he went out to meet him and asked Jesus if he would come and heal his son, for his son was about to die. 48 Jesus said to him, “Unless you see miraculous signs and wonders, you won’t believe.”

49 The royal official said to him, “Lord, come before my son dies.”

50 Jesus replied, “Go home. Your son lives.” The man believed the word that Jesus spoke to him and set out for his home.

51 While he was on his way, his servants were already coming to meet him. They said, “Your son lives!” 52 So he asked them at what time his son had started to get better. And they said, “The fever left him yesterday at about one o’clock in the afternoon.” 53 Then the father realized that this was the hour when Jesus had said to him, “Your son lives.” And he and his entire household believed in Jesus. 54 This was the second miraculous sign Jesus did while going from Judea to Galilee.

Footnotes

  1. John 4:26 Or It is I, the one who speaks with you.