Josué 5
Reina-Valera 1995
La circuncisión y la Pascua en Gilgal
5 Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, al occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron cómo Jehová había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que pasaron, desfalleció su corazón y se quedaron sin aliento ante los hijos de Israel.
2 En aquel tiempo, Jehová dijo a Josué: «Hazte cuchillos afilados y vuelve a circuncidar por segunda vez a los hijos de Israel.»
3 Josué se hizo cuchillos afilados y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de Aralot. 4 Ésta es la causa por la cual Josué los circuncidó: Toda la población masculina salida de Egipto, todos los hombres aptos para la guerra, habían muerto por el camino, en el desierto, después que salieron de Egipto. 5 Todos los del pueblo que habían salido estaban circuncidados, pero todo el pueblo que había nacido en el desierto, en el camino, después que salieron de Egipto, no estaba circuncidado. 6 Los hijos de Israel anduvieron por el desierto durante cuarenta años, hasta que todos los hombres aptos para la guerra que habían salido de Egipto perecieron. Como no obedecieron a la voz de Jehová, Jehová juró que no les dejaría ver la tierra que él había jurado a sus padres que nos daría, tierra que fluye leche y miel. 7 A sus hijos, los que él había puesto en lugar de ellos, Josué los circuncidó, pues eran incircuncisos, ya que no habían sido circuncidados por el camino. 8 Cuando acabaron de circuncidar a toda la gente, se quedaron en su lugar en el campamento hasta que sanaron. 9 Entonces Jehová dijo a Josué: «Hoy he quitado de encima de vosotros el oprobio de Egipto.» Por eso se llamó Gilgal aquel lugar, hasta hoy.
10 Los hijos de Israel acamparon en Gilgal y celebraron la Pascua a los catorce días del mes, por la tarde, en los llanos de Jericó. 11 Al otro día de la Pascua comieron de los frutos de la tierra, panes sin levadura y, ese mismo día, espigas nuevas tostadas. 12 El maná cesó al día siguiente, desde que comenzaron a comer de los frutos de la tierra, y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.
Josué y el enviado de Jehová
13 Aconteció que estando Josué cerca de Jericó, alzó los ojos y vio a un hombre que estaba delante de él, con una espada desenvainada en su mano. Josué se le acercó y le dijo:
—¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?
14 —No —respondió él—, sino que he venido como Príncipe del ejército de Jehová.
Entonces Josué, postrándose en tierra sobre su rostro, lo adoró y le dijo:
—¿Qué dice mi Señor a su siervo?
15 El Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué:
—Quítate el calzado de los pies, porque el lugar en que estás es santo.
Y Josué así lo hizo.
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