⁸ Pero al fin vino ante mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar^(A), como el nombre de mi dios, en quien está el espíritu de los dioses santos^[a](B), y yo le^[b] conté mi sueño:

⁹ “Oh Beltsasar, jefe de los magos^[a], ya que sé que en ti está el espíritu de los dioses santos^(A) y que ningún misterio^(B) te confunde, declárame las visiones del sueño que he visto, y su interpretación^(C).

¹⁸ Este es el sueño que yo, el rey Nabucodonosor, he tenido^[a]. Y tú, Beltsasar, dime su interpretación, ya que ninguno de los sabios de mi reino ha podido darme a conocer su interpretación^(A). Pero tú puedes, porque el espíritu de los dioses santos está en ti^(B)”.

¹¹ Hay un hombre en su reino en quien está el espíritu de los dioses santos^[a]. Y en los días de su padre se halló en él luz, inteligencia y sabiduría como la sabiduría de los dioses^(A). Y su padre, el rey Nabucodonosor, su padre el rey^[b], lo nombró jefe de los magos^[c](B), encantadores, caldeos^[d] y adivinos^(C),

¹⁴ He oído de ti que el espíritu de los dioses^[a] está en ti, y que luz, inteligencia y extraordinaria sabiduría se hallan en ti.