Génesis 2:15-3:21
Nueva Versión Internacional
15 Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara. 16 Dios el Señor le ordenó al hombre: «Puedes comer de todos los árboles del jardín, 17 pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, sin duda morirás».
18 Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada».
19 Entonces Dios el Señor formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo. Se los llevó al hombre para ver qué nombre les pondría. El hombre puso nombre a todos los seres vivos y con ese nombre se les conoce. 20 Así el hombre fue poniéndoles nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo.
Sin embargo, no se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre. 21 Entonces Dios el Señor hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y, mientras este dormía, le sacó una costilla y cerró la herida. 22 De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre, 23 el cual exclamó:
«Esta sí es hueso de mis huesos
y carne de mi carne.
Se llamará “mujer”[a]
porque del hombre fue sacada».
24 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y los dos llegarán a ser uno solo.[b]
25 En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero no se avergonzaban.
La caída del ser humano
3 La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el Señor había hecho, así que preguntó a la mujer:
—¿Conque Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?
2 —Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—. 3 Pero en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol ni lo toquen; de lo contrario, morirán”.
4 Pero la serpiente dijo a la mujer:
—¡No es cierto, no van a morir! 5 Dios sabe muy bien que cuando coman de ese árbol se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal.
6 La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que era atractivo a la vista y era deseable para adquirir sabiduría; así que tomó de su fruto y comió. Luego dio a su esposo, que estaba con ella, y él también comió. 7 En ese momento los ojos de ambos fueron abiertos y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.
8 Cuando el día comenzó a refrescar, el hombre y la mujer oyeron que Dios el Señor andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles para que Dios no los viera. 9 Pero Dios el Señor llamó al hombre y dijo:
—¿Dónde estás?
10 El hombre contestó:
—Escuché que andabas por el jardín y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.
11 —¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? —preguntó Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer?
12 Él respondió:
—La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto y yo lo comí.
13 Entonces Dios el Señor preguntó a la mujer:
—¿Qué es lo que has hecho?
—La serpiente me engañó, y comí —contestó ella.
14 Dios el Señor dijo entonces a la serpiente:
«Por causa de lo que has hecho,
¡maldita serás entre todos los animales,
tanto domésticos como salvajes!
Te arrastrarás sobre tu vientre
y comerás polvo todos los días de tu vida.
15 Pondré enemistad entre tú y la mujer,
y entre tu simiente y la de ella;
su simiente te aplastará la cabeza,
pero tú le herirás el talón».
16 A la mujer dijo:
«Multiplicaré tu sufrimiento en el parto
y darás a luz a tus hijos con dolor.
Desearás a tu marido,
y él te dominará».
17 Al hombre dijo:
«Por cuanto hiciste caso a tu esposa
y comiste del árbol del que te prohibí comer,
¡maldito será el suelo por tu culpa!
Con sufrimiento comerás de él
todos los días de tu vida.
18 La tierra te producirá cardos y espinas,
y comerás hierbas silvestres.
19 Te ganarás el pan con el sudor de tu frente,
hasta que vuelvas a la misma tierra
de la cual fuiste sacado.
Porque polvo eres
y al polvo volverás».
20 El hombre llamó Eva[c] a su mujer porque ella sería la madre de todo ser viviente.
21 Dios el Señor hizo ropa de pieles para el hombre y su mujer, y los vistió.
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