Esdras 5:2-6:12

La Biblia de las Américas

² Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Josadac^(A), se levantaron entonces y comenzaron a reedificar la casa de Dios en^[a] Jerusalén; y los profetas de Dios estaban con ellos apoyándolos^(B). ³ En aquel tiempo Tatnai, gobernador de la provincia al otro lado del río^[b], y Setar-boznai y sus compañeros^(C) vinieron a ellos y les hablaron así: ¿Quién os dio orden de reedificar este templo^[c] y de terminar este edificio^(D)? ⁴ También^[d] les dijeron así: ¿Cuáles son^[e] los nombres de los hombres^(E) que están reedificando este edificio? ⁵ Pero el ojo de su Dios velaba^[f](F) sobre los ancianos de los judíos, y no les detuvieron la obra hasta que un informe llegara a Darío, y volviera una respuesta escrita tocante al asunto.

⁶ Esta es la copia de la carta que Tatnai, gobernador de la provincia al otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros^(G) los oficiales^(H) que estaban al otro lado del río, enviaron al rey Darío. ⁷ Le enviaron un informe que estaba escrito así: Al rey Darío, toda paz. ⁸ Sepa el rey que hemos ido a la provincia de Judá, a la casa del gran Dios, que está siendo edificada con piedras enormes y vigas empotradas^[g] en las paredes; y esta obra se adelanta con gran esmero y prospera en sus manos. ⁹ Entonces preguntamos a aquellos ancianos, y les dijimos así: «¿Quién os dio orden de reedificar este templo y de terminar este edificio?». ¹⁰ También les preguntamos sus nombres para informarte, y para dar por escrito los nombres de los hombres que eran sus jefes. ¹¹ Y así nos respondieron^[h], diciendo: «Somos los siervos del Dios del cielo y de la tierra, y estamos reedificando el templo que fue construido hace muchos años, el cual un gran rey de Israel edificó y terminó^(I). ¹² Pero como nuestros padres provocaron a ira al Dios del cielo^(J), Él los entregó en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el caldeo, quien destruyó este templo, y deportó al pueblo a Babilonia^(K). ¹³ Sin embargo, en el año primero de Ciro, rey de Babilonia, el rey Ciro proclamó un decreto de que se reedificara esta casa de Dios^(L). ¹⁴ También los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, que Nabucodonosor había sacado del templo que estaba en Jerusalén y llevado al templo de Babilonia, los sacó el rey Ciro del templo de Babilonia^(M), y fueron entregados a^[i] Sesbasar^(N), a quien había puesto por gobernador. ¹⁵ Y le dijo: “Toma estos utensilios, ve y colócalos en el templo que está en Jerusalén, y que sea la casa de Dios reedificada en su lugar”. ¹⁶ Entonces aquel Sesbasar vino y puso los cimientos de la casa de Dios que está en Jerusalén^(O); y desde entonces hasta ahora se sigue construyendo, pero aún no está terminada^(P)». ¹⁷ Y ahora, si al rey le parece bien, que se busque en la casa del tesoro del rey^(Q) que está allí en Babilonia, a ver si es que fue proclamado un decreto de parte del rey Ciro para reedificar esta casa de Dios en Jerusalén; y que se nos envíe la decisión del rey en cuanto a este asunto.

Decreto de Darío

6 Entonces el rey Darío proclamó un decreto, y buscaron en los archivos^[j] donde se guardaban^[k] los tesoros allí en Babilonia^(R). ² Y en Acmeta^[l], en la fortaleza que está en la provincia de Media^(S), hallaron un rollo en el que estaba escrito lo siguiente: Memorándum: ³ En el año primero del rey Ciro, el rey Ciro proclamó un decreto: «En cuanto a la casa de Dios en Jerusalén, que sea reedificado el templo^[m](T), el lugar donde se ofrecen los sacrificios, y que se conserven^[n] sus cimientos, con su altura de sesenta codos^[o] y su anchura de sesenta codos^[p]; ⁴ con tres hileras de piedras enormes y una hilera de madera^[q](U); y que los gastos se paguen del tesoro real^[r]. ⁵ Y que también se devuelvan los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, los cuales Nabucodonosor sacó del templo en Jerusalén y trajo a Babilonia, y que se lleven^[s] a sus lugares en el templo en Jerusalén y sean colocados^[t] en la casa de Dios^(V)».

⁶ Ahora pues, Tatnai, gobernador de la provincia al otro lado del río^[u], Setar-boznai, y vuestros^[v] compañeros^(W), los oficiales del otro lado del río^[w], alejaos de allí^[x]. ⁷ No impidáis esta obra de la casa de Dios, y que el gobernador de los judíos y los ancianos de los judíos reedifiquen esta casa de Dios en su lugar. ⁸ Además, este es mi decreto en cuanto a lo que habéis de hacer por estos ancianos de Judá en la reedificación de esta casa de Dios: del tesoro real de los tributos del otro lado del río se han de pagar todos los gastos a este pueblo^(X), y esto sin demora. ⁹ Y todo lo que se necesite: novillos, carneros y corderos para holocausto al Dios del cielo, y trigo, sal, vino y aceite de unción, según lo pidan los sacerdotes que están en Jerusalén, se les dará día por día sin falta, ¹⁰ para que puedan ofrecer sacrificios agradables^[y] al Dios del cielo y orar por la vida del rey y de sus hijos^(Y). ¹¹ Y he proclamado un decreto de que cualquiera que quebrante este edicto^(Z), de su casa se arranque un madero, y levantándolo, sea colgado^[z] en él, y que su casa sea reducida a escombros^[aa](AA) a causa de esto. ¹² Y que el Dios que ha hecho morar allí su nombre^(AB) derribe a todo rey o pueblo que trate de^[ab] cambiarlo para destruir esta casa de Dios en Jerusalén. Yo, Darío, he proclamado este decreto; que sea ejecutado con toda exactitud.