Amós 1-4
La Palabra (España)
Título y prólogo
1 Palabras que Amós, uno de los pastores de Tecoa, recibió sobre Israel en visión profética en tiempos de Ozías, rey de Judá, y de Jeroboán, hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto. 2 Decía:
Ruge el Señor desde Sión,
desde Jerusalén levanta su voz;
las praderas de los pastores se agostan,
está reseca la cumbre del Carmelo.
I.— LIBRO DE LOS ORÁCULOS (1,3—6,14)
Oráculos contra las naciones (1,3—2,16)
Contra Damasco
3 Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Damasco
que no los dejaré sin castigo.
Por haber triturado a Galaad
empleando trillos de hierro,
4 mandaré fuego a la casa de Jazael
y devorará los palacios de Benadad;
5 haré saltar el cerrojo de Damasco,
aniquilaré al que habita en Bicat Avén
y al que empuña el cetro en Bet Edén.
El pueblo de Siria irá cautivo a Quir
—dice el Señor—.
Contra Gaza y los filisteos
6 Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Gaza,
que no los dejaré sin castigo.
Por haber deportado
a poblaciones enteras
entregándoselas a Edom,
7 mandaré contra las murallas de Gaza
un fuego que devorará sus palacios;
8 aniquilaré al que habita en Asdod
y al que empuña el cetro en Ascalón.
Lanzaré mi mano contra Ecrón
y no quedará ni un filisteo,
—dice el Señor Dios—.
Contra Tiro y los fenicios
9 Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Tiro
que no los dejaré sin castigo.
Por haber deportado
a poblaciones enteras
para entregárselas a Edom
sin acordarse del pacto fraterno,
10 mandaré contra las murallas de Tiro
un fuego que devorará sus palacios,
—dice el Señor—.
Contra Edom
11 Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Edom
que no los dejaré sin castigo.
Por perseguir a su hermano
a punta de espada
y no haber tenido compasión,
manteniendo un odio
implacable y perpetuo,
12 mandaré contra Temán un fuego
que devorará los palacios de Bosrá.
Contra Amón
13 Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Amón
que no los dejaré sin castigo.
Por haber abierto en canal
a las embarazadas de Galaad
para ensanchar su territorio,
14 mandaré contra las murallas de Rabá
un fuego que devore sus palacios
entre el griterío de un día de guerra
y el huracán de un día de tormenta.
15 Y su rey será deportado
junto con todos sus príncipes,
—dice el Señor—.
Contra Moab
2 Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Moab
que no los dejaré sin castigo.
Por haber quemado y calcinado
los huesos del rey de Edom,
2 mandaré contra Moab un fuego
que devorará los palacios de Queriyot.
Y perecerá Moab entre estruendos,
gritos de guerra y toques de trompeta.
3 Extirparé de en medio al que gobierna
y aniquilaré a todos sus magistrados,
—dice el Señor—.
Contra Judá
4 Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Judá
que no los dejaré sin castigo.
Por haber rechazado la ley del Señor
y no haber cumplido sus mandamientos,
por haberse dejado extraviar por ídolos
a quienes ya sus antepasados adoraron,
5 enviaré contra Judá un fuego
que devorará los palacios de Jerusalén.
Contra Israel
6 Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Israel
que no los dejaré sin castigo.
Venden al inocente por dinero,
al pobre por un par de sandalias;
7 aplastan contra el polvo al desvalido
y no imparten justicia al indefenso;
padre e hijo acuden a la misma joven,
profanando así mi santo nombre.
8 Se tienden junto a cualquier altar
sobre ropas tomadas en prenda,
y beben en el templo de su dios
vino comprado con multas injustas.
9 Yo exterminé ante ellos al amorreo,
alto como los cedros y fuerte como las encinas;
extirpé sus raíces y malogré sus frutos.
10 A vosotros, en cambio, os saqué de Egipto
y os conduje cuarenta años por el desierto
hasta conquistar el país de los amorreos.
11 Suscité profetas entre vuestros hijos
y nazareos entre vuestros jóvenes.
¿No es así, israelitas? —oráculo del Señor—.
12 Pero obligasteis a beber vino a los nazareos
y no dejasteis profetizar a los profetas.
13 Pues bien, yo haré que el suelo se os hunda
como se hunde bajo un carro cargado de mies.
14 Ni el más ligero podrá huir,
ni al más fuerte le valdrán sus fuerzas,
ni el más valiente salvará su vida;
15 el arquero no conseguirá resistir,
el ágil de piernas no escapará;
el que monta a caballo no se salvará;
16 y hasta el valiente más intrépido
tendrá que huir desnudo aquel día,
—oráculo del Señor—.
Oráculos contra Israel (3—6)
Elección y castigo
3 Escuchad, israelitas, esta palabra que el Señor pronuncia contra vosotros, contra toda la familia que hice salir de Egipto:
2 Solamente a vosotros elegí
entre todas las familias de la tierra;
por eso os pediré cuentas
de todas vuestras iniquidades.
Misión del profeta
3 ¿Caminarán dos juntos
si no se han puesto de acuerdo?
4 ¿Rugirá un león en la selva
a no ser que encuentre presa?
¿Gruñirá el cachorro en su guarida
a no ser que haya cazado algo?
5 ¿Caerá un pájaro a tierra
si no se le tiende una trampa?
¿Saltará la red desde el suelo
a no ser que haya atrapado una pieza?
6 ¿Sonará la trompeta en la ciudad
sin que la población se alarme?
¿Sucederá una desgracia en la ciudad
si no es el Señor quien la envía?
7 Ciertamente nada hace el Señor Dios,
sin revelárselo a sus siervos, los profetas.
8 Si ruge el león, ¿quién no temblará?
Si el Señor Dios lo manda,
¿quién no hablará en su nombre?
Contra Samaría
9 Proclamadlo en los palacios de Asur,
pregonadlo en los de Egipto, y decid:
“Reuníos en los montes de Samaría,
mirad cómo rebosa de desórdenes,
cómo abunda la violencia dentro de ella”.
10 No saben obrar con rectitud,
—oráculo del Señor—;
sus palacios están repletos
del fruto de su violencia y su rapiña.
11 Por eso, así dice el Señor Dios:
El enemigo pondrá cerco al país,
te despojará de tu fuerza
y serán saqueados tus palacios.
12 Esto es lo que dice el Señor:
Como rescata el pastor de la boca del león
dos patas o la punta de una oreja,
eso es lo que se rescatará
de los israelitas que moran en Samaría
y se recuestan en divanes
y en lechos confortables.
13 Escuchad, pues, y testimoniad contra Jacob,
—oráculo del Señor, Dios del universo—.
14 Porque el día en que pida cuentas
a Israel de todos sus delitos
destruiré también los altares de Betel,
serán arrancados los salientes del altar
y caerán por tierra.
15 Derribaré la mansión de invierno
y también la de verano;
desaparecerán los palacios de marfil
y se desplomarán muchas mansiones,
—oráculo del Señor—.
Contra las mujeres de Samaría
4 Escuchad esto, vacas de Basán
que [moráis] en la montaña de Samaría,
vosotras que oprimís a los pobres,
maltratáis a los necesitados
y decís a vuestros maridos:
“Traednos algo de beber”.
2 El Señor Dios lo jura por su santidad:
Vendrán sobre vosotras días
en que os sacarán con garfios
y a vuestros hijos con arpones de pesca;
3 una tras otra saldréis por las brechas
y seréis arrojadas al Harmón,
—oráculo del Señor—.
Contra el culto formalista
4 Encaminaos a Betel y pecad,
a Guilgal y multiplicad vuestros pecados;
traed cada mañana vuestros sacrificios
y cada tres días vuestros diezmos.
5 Quemad panes sin levadura en acción de gracias
y anunciad a bombo y platillo
vuestras ofrendas voluntarias,
porque eso es, israelitas, lo que os gusta,
—oráculo del Señor Dios—.
Obstinación y castigo
6 Yo os he hecho pasar hambre
en todas vuestra ciudades,
he condenado a la carestía
a todas vuestras poblaciones;
pero seguís sin convertiros a mí,
—oráculo del Señor—.
7 Soy yo quien os negué la lluvia
faltando tres meses para la siega,
yo el que hice caer la lluvia
en una ciudad sí y en otra no;
y mientras la lluvia empapaba un campo,
otro, al carecer de agua, se secaba.
8 Ibais de ciudad en ciudad buscando agua
sin que lograseis apagar la sed;
pero seguís sin convertiros a mí,
—oráculo del Señor—.
9 Os golpeé con tizón y con añublo,
agosté vuestros huertos y viñedos;
devoró la langosta higueras y olivares;
pero seguís sin convertiros a mí,
—oráculo del Señor—.
10 Desencadené sobre vosotros una peste
como la que desencadené sobre Egipto;
pasé a filo de espada a vuestros jóvenes;
me llevé como botín vuestros caballos
y el hedor de los cadáveres
inundó vuestros campamentos;
pero seguís sin convertiros a mí,
—oráculo del Señor—.
11 Os destruí como a Sodoma y Gomorra,
y quedasteis como tizón arrancado del fuego;
pero seguís sin convertiros a mí,
—oráculo del Señor—.
12 Pues bien, mira cómo te voy a tratar,
Israel; y porque voy a tratarte así,
disponte a encontrarte con tu Dios.
13 Porque él es quien formó los montes
y dio existencia a los vientos;
él es quien revela al ser humano sus proyectos,
quien cambia las tinieblas en aurora
y camina sobre las cumbres de la tierra.
Su nombre es el Señor, Dios del universo.
La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España