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5-6 ―¿Qué te pasa? —le preguntó el rey.

―Soy viuda —contestó ella—, y mis dos hijos tuvieron una pelea en el campo. Puesto que no hubo nadie que los separara, uno de ellos mató al otro. Ahora el resto de la familia pide que yo entregue a mi otro hijo para ejecutarlo por haber asesinado a su hermano. Pero si lo hago no tendré ningún hijo, y el nombre de mi marido será desarraigado de la tierra.

―Déjalo por mi cuenta —dijo el rey—, yo veré que nadie lo toque.

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