2 Reyes 10
Nueva Biblia de las Américas
Reinado de Jehú
10 Acab tenía setenta hijos en Samaria. Y Jehú escribió cartas y las envió a Samaria, a los príncipes de Jezreel, a los ancianos y a los preceptores de los hijos de Acab(A), diciendo: 2 «Ahora, cuando esta carta llegue a ustedes(B), como los hijos de su señor están con ustedes, así como también los carros y los caballos y una ciudad fortificada y las armas, 3 escojan al mejor y más capaz[a] de entre los hijos de su señor, y pónganlo en el trono de su padre, y luchen por la casa de su señor». 4 Pero ellos temieron en gran manera y dijeron: «Si los dos reyes no pudieron sostenerse(C) delante de él; ¿cómo, pues, podremos sostenernos nosotros?». 5 Y el que estaba a cargo de la casa, y el que estaba sobre la ciudad, los ancianos, y los preceptores de los hijos, enviaron palabra a Jehú, diciendo: «Somos sus siervos, haremos todo lo que nos digas, a nadie proclamaremos rey. Haga usted lo que le parezca(D) bien». 6 Entonces por segunda vez les escribió una carta, diciendo: «Si están de mi parte y escuchan mi voz, tomen las cabezas de los hombres, de los hijos de su señor, y vengan a verme a Jezreel mañana a estas horas». Y los hijos del rey, setenta personas, estaban con los principales de la ciudad, que los criaban.
7 Cuando les llegó la carta, tomaron a los hijos del rey y los degollaron, setenta personas(E), pusieron sus cabezas en canastas y se las enviaron a Jehú en Jezreel. 8 Cuando el mensajero vino y le avisó: «Han traído las cabezas de los hijos del rey», él dijo: «Pónganlas en dos montones a la entrada de la puerta hasta la mañana». 9 Por la mañana, Jehú salió, y estando en pie, dijo a todo el pueblo: «Ustedes son inocentes[b](F); porque yo conspiré contra mi señor y lo maté(G), pero, ¿quién mató a todos estos? 10 Sepan entonces que no caerá a tierra ninguna de las palabras del Señor, las cuales el Señor habló acerca de la casa de Acab(H). El Señor ha hecho lo que habló por medio de Su siervo Elías(I)». 11 Jehú mató a todos los que quedaban de la casa de Acab en Jezreel, y a todos sus grandes, a sus amigos íntimos y a sus sacerdotes, hasta que no le dejó ningún sobreviviente(J).
12 Después Jehú se levantó y partió, y fue a Samaria. En el camino mientras estaba en Bet Eked de los pastores, 13 se encontró con los parientes[c] de Ocozías, rey de Judá(K), y les preguntó: «¿Quiénes son ustedes?». Y ellos respondieron: «Somos parientes[d] de Ocozías; y hemos descendido para saludar a[e] los hijos del rey y a los hijos de la reina madre». 14 Entonces Jehú dijo: «Tómenlos vivos». Y los tomaron vivos, y los mataron en el foso de Bet Eked, cuarenta y dos hombres. No dejó ninguno de ellos.
15 Cuando partió de allí, Jehú se encontró con Jonadab, hijo de Recab(L), que venía a su encuentro, lo saludó[f] y le dijo: «¿Es recto tu corazón como mi corazón es con el tuyo?». Y Jonadab respondió: «Lo es». Y Jehú dijo: «Si lo es, dame la mano(M)». Y le dio su mano y lo hizo subir al carro. 16 Y él dijo: «Ven conmigo y verás mi celo por el Señor(N)». Y lo hizo ir con él en su carro. 17 Cuando llegó a Samaria, mató a todos los que quedaban de Acab(O) en Samaria, hasta acabar con ellos, conforme a la palabra que el Señor había hablado a Elías(P).
18 Entonces Jehú reunió a todo el pueblo, y les dijo: «Acab sirvió a Baal(Q) un poco, Jehú lo servirá mucho. 19 Llamen ahora a todos los profetas de Baal, a todos sus adoradores y a todos sus sacerdotes. Que no falte ninguno, porque tengo un gran sacrificio para Baal(R); todo el que falte no vivirá». Pero Jehú lo hizo con astucia para poder destruir a los adoradores de Baal.
20 Y Jehú dijo: «Santifiquen una asamblea(S) solemne para Baal». Y ellos la convocaron(T). 21 Entonces Jehú envió aviso por todo Israel y vinieron todos los adoradores de Baal, y no quedó ninguno que no viniera. Y cuando entraron en la casa de Baal(U), la casa de Baal se llenó de un extremo al otro. 22 Y dijo al que estaba encargado del vestuario: «Saca vestiduras para todos los adoradores de Baal». Y él les sacó vestiduras. 23 Jehú entró en la casa de Baal con Jonadab, hijo de Recab; y dijo a los adoradores de Baal: «Busquen y vean que no haya aquí con ustedes ninguno de los siervos del Señor, sino solo los adoradores de Baal». 24 Entonces entraron a ofrecer sacrificios y holocaustos. Y Jehú había colocado ochenta hombres afuera, y había dicho: «El que permita escapar a uno de los hombres que yo ponga en manos de ustedes, dará su vida por la de él(V)».
25 Tan pronto como acabó de ofrecer el holocausto, Jehú dijo a la guardia y a los oficiales reales(W): «Entren, mátenlos; que ninguno salga(X)». Y los mataron a filo de espada; y la guardia y los oficiales reales los echaron fuera, y llegaron hasta el aposento interior[g] de la casa de Baal. 26 Sacaron los pilares sagrados de la casa de Baal(Y), y los quemaron. 27 También derribaron el pilar sagrado de Baal y demolieron la casa de Baal, y la convirtieron en una letrina, hasta hoy(Z). 28 Así Jehú extirpó a Baal de Israel.
29 Sin embargo, en cuanto a los pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel(AA), Jehú no se apartó de estos, o sea, de los becerros de oro que estaban en Betel[h] y en Dan(AB). 30 Y el Señor dijo a Jehú: «Porque has hecho bien al hacer lo recto ante Mis ojos, y has hecho a la casa de Acab conforme a todo lo que estaba en Mi corazón, tus hijos hasta la cuarta generación se sentarán en el trono de Israel(AC)». 31 Pero Jehú no se cuidó de andar en la ley del Señor, Dios de Israel, con todo su corazón(AD), ni se apartó de los pecados con que Jeroboam hizo pecar a Israel(AE).
32 En aquellos días el Señor comenzó a cortar partes de Israel(AF); y Hazael los derrotó[i] por todo el territorio de Israel(AG): 33 desde el Jordán hacia el oriente, toda la tierra de Galaad, de Gad, de Rubén y de Manasés; desde Aroer, que está junto al valle del Arnón, y hasta Galaad(AH) y Basán. 34 Los demás hechos de Jehú, y todo lo que hizo y todo su poder, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel? 35 Y durmió Jehú con sus padres, y lo sepultaron en Samaria. Y su hijo Joacaz reinó en su lugar. 36 El tiempo[j] que Jehú reinó sobre Israel en Samaria fue de veintiocho años.
2 Reyes 10
Dios Habla Hoy
Jehú aniquila a la familia de Ahab
10 Ahab tenía setenta hijos en Samaria, así que Jehú escribió cartas a las autoridades de la ciudad, a los ancianos y a los tutores de los hijos de Ahab, en las que les decía: 2 «Puesto que ustedes tienen consigo a los hijos de su señor, así como sus caballos y sus carros de combate, su plaza fuerte y sus armas, cuando esta carta llegue a ustedes, 3 escojan al mejor y más apto de los hijos de su señor, pónganlo en el trono de su padre y luchen por la casa de su señor.»
4 Esto les causó mucho miedo, y dijeron: «Si dos reyes no pudieron resistir frente a él, ¿cómo vamos a resistir nosotros?»
5 Entonces el mayordomo de palacio, el gobernador de la ciudad, los ancianos y los tutores mandaron a decir a Jehú: «Nosotros estamos a tus órdenes, y haremos todo lo que nos mandes, pero no vamos a nombrar rey a nadie. Haz lo que te parezca mejor.»
6 Por segunda vez les escribió Jehú, diciéndoles: «Si ustedes están de mi parte y quieren obedecer mis órdenes, tomen las cabezas de los hijos de su señor, y mañana a estas horas vengan a verme a Jezreel.»
Los setenta hijos varones del rey estaban con los grandes personajes de la ciudad que los habían criado, 7 así que al recibir éstos la carta, tomaron a los setenta varones y los mataron; luego echaron sus cabezas en unas canastas y las enviaron a Jezreel. 8 Cuando el mensajero llegó, le dijo a Jehú:
—Han traído las cabezas de los hijos del rey.
Jehú ordenó:
—Pónganlas en dos montones a la entrada de la ciudad, y déjenlas allí hasta mañana.
9 Al día siguiente salió Jehú, y puesto de pie dijo a todo el pueblo:
—Ustedes son inocentes. Yo fui quien conspiró contra mi señor y lo mató; pero, ¿quién ha matado a todos estos? 10 Sepan bien que nada de lo que el Señor habló contra la familia de Ahab dejará de cumplirse. El Señor mismo ha hecho lo que anunció por medio de Elías, su siervo.
11 Y Jehú dio muerte en Jezreel al resto de la familia de Ahab, a todos sus hombres importantes y amigos íntimos, y a sus sacerdotes. No dejó a nadie con vida.
12 Después se dirigió a Samaria, y en el camino llegó a Bet-equed de los Pastores, 13 donde encontró a los hermanos de Ocozías, rey de Judá. Jehú les preguntó:
—¿Quiénes son ustedes?
Ellos le respondieron:
—Somos hermanos de Ocozías, y hemos venido a saludar a los hijos del rey y a los hijos de la reina.
14 Entonces Jehú ordenó a sus seguidores:
—Atrápenlos vivos.
Los seguidores de Jehú los atraparon vivos, y los degollaron junto al pozo de Bet-equed de los Pastores. Eran cuarenta y dos hombres, y no dejaron a ninguno de ellos con vida.
15 Cuando Jehú se fue de allí, se encontró con Jonadab, hijo de Recab, que había ido a verlo. Jehú lo saludó y le dijo:
—¿Son buenas tus intenciones hacia mí, como lo son las mías hacia ti?
—Así es —respondió Jonadab.
—En ese caso, dame la mano —dijo Jehú.
Jonadab le dio la mano, y Jehú lo hizo subir con él a su carro, 16 diciéndole:
—Acompáñame y verás mi celo por el Señor.
Así pues, lo llevó en su carro. 17 Y al entrar en Samaria, Jehú mató a todos los descendientes de Ahab que aún quedaban con vida. Los exterminó por completo, según el Señor se lo había anunciado a Elías.
Jehú elimina el culto de Baal
18 Después reunió Jehú a todo el pueblo, y les dijo:
—Ahab rindió un poco de culto a Baal, pero yo le voy a rendir mucho culto. 19 Por lo tanto, llamen a todos los profetas, adoradores y sacerdotes de Baal, sin que falte ninguno, porque he preparado un gran sacrificio en honor de Baal. El que falte será condenado.
Pero Jehú había planeado este engaño para aniquilar a los adoradores de Baal; 20 por eso ordenó que se anunciara una fiesta solemne a Baal, y así se hizo. 21 Después envió mensajeros por todo Israel, y todos los que adoraban a Baal llegaron al templo. Ninguno de ellos faltó, así que el templo de Baal estaba lleno de lado a lado. 22 Jehú dijo entonces al encargado del guardarropa que sacara trajes de ceremonia para todos los adoradores de Baal, y el encargado lo hizo así. 23 A continuación, Jehú y Jonadab entraron en el templo de Baal, y Jehú dijo a los adoradores de Baal:
—Procuren que no haya entre ustedes ninguno de los adoradores del Señor, sino sólo adoradores de Baal.
24 Los adoradores de Baal entraron en el templo para ofrecer sacrificios y holocaustos. Mientras tanto, Jehú puso ochenta hombres afuera, y les advirtió:
—Quien deje escapar a alguno de los hombres que he puesto en sus manos, lo pagará con su vida.
25 Y al terminar Jehú de ofrecer el holocausto, ordenó a los guardias y oficiales:
—¡Entren y mátenlos! ¡Que no escape ninguno!
Los hombres de Jehú los mataron a filo de espada, y luego los arrojaron de allí. Después entraron en el santuario del templo de Baal, 26 y sacaron los troncos sagrados y los quemaron. 27 Derribaron también el altar y el templo de Baal, y lo convirtieron todo en un muladar, que existe hasta el presente.
28 Así Jehú eliminó de Israel a Baal. 29 Sin embargo, no se apartó de los pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a los israelitas, pues siguió rindiendo culto a los becerros de oro que había en Dan y en Betel.
30 El Señor dijo a Jehú: «Ya que ante mí has actuado bien y a mis ojos tus acciones han sido rectas, pues has hecho con la familia de Ahab todo lo que yo me había propuesto, tus descendientes se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación.»
31 A pesar de esto, Jehú no se preocupó por cumplir fielmente la ley del Señor, el Dios de Israel, pues no se apartó de los pecados con que Jeroboam hizo pecar a los israelitas.
32 Por aquel tiempo, el Señor comenzó a recortar el territorio de Israel. Hazael atacó a los israelitas por todas sus fronteras: 33 desde el este del Jordán, por toda la región de Galaad, Gad, Rubén y Manasés, y desde Aroer, que está junto al arroyo Arnón, incluyendo Galaad y Basán.
34 El resto de la historia de Jehú y de todo lo que hizo, y de sus hazañas, está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. 35 Cuando murió, lo enterraron en Samaria, y reinó en su lugar su hijo Joacaz. 36 Jehú reinó sobre Israel durante veinticinco años, en la ciudad de Samaria.
2 Reyes 10
Nueva Versión Internacional
Jehú extermina a la familia de Acab
10 Acab tenía setenta hijos, los cuales vivían en Samaria. Por tanto, Jehú escribió cartas y las envió a Samaria, a los oficiales de Jezrel,[a] a los líderes y a los guardianes de los hijos de Acab. En las cartas decía: 2 «Ustedes cuentan con los hijos de Acab,[b] con los carros de combate y sus caballos, con una ciudad fortificada y con un arsenal. Así que tan pronto como reciban esta carta, 3 escojan al más capaz y noble de los hijos de Acab y pónganlo en el trono de su padre. Pero prepárense para luchar por la familia de su rey».
4 Ellos se aterrorizaron y dijeron: «Si dos reyes no pudieron hacerle frente, ¿cómo podremos hacerlo nosotros?».
5 Por lo tanto, el administrador del palacio, el gobernador de la ciudad, los jefes y los protectores enviaron este mensaje a Jehú: «Nosotros somos sus servidores, y haremos lo que usted nos diga. No haremos rey a nadie. Haga usted lo que mejor le parezca».
6 Entonces Jehú les escribió otra carta, en la que decía: «Si ustedes están de mi parte y de veras están dispuestos a obedecerme, vengan a Jezrel mañana a esta hora y tráiganme las cabezas de los hijos de Acab».
Los setenta príncipes vivían con las familias más notables de la ciudad, pues estas los criaban. 7 Cuando llegó la carta, prendieron a todos los príncipes y los decapitaron. Luego echaron las cabezas en unos cestos y se las enviaron a Jehú, que estaba en Jezrel. 8 Un mensajero llegó y dijo a Jehú que habían traído las cabezas de los príncipes.
Entonces Jehú ordenó que las pusieran en dos montones a la entrada de la ciudad, y que las dejaran allí hasta el día siguiente.
9 Por la mañana, Jehú salió y, presentándose ante todo el pueblo, confesó: «¡Ustedes son inocentes! ¡Yo fui el que conspiró contra mi señor! ¡Yo lo maté! Pero ¿quién ha matado a todos estos? 10 Sepan, pues, que nada de lo que el Señor ha dicho contra la familia de Acab dejará de cumplirse. En efecto, el Señor ha hecho lo que había prometido por medio de su siervo Elías». 11 Dicho esto, Jehú mató a todos los que quedaban de la familia de Acab en Jezrel y a todos sus dignatarios, sus amigos íntimos y sus sacerdotes. No dejó a ninguno de ellos con vida.
12 Después emprendió la marcha contra Samaria y, al llegar a Bet Équed de los Pastores, 13 se encontró con unos parientes de Ocozías, rey de Judá.
—¿Quiénes son ustedes? —preguntó.
—Somos parientes de Ocozías; hemos venido a visitar a la familia real.
14 —¡Captúrenlos vivos! —ordenó Jehú.
Así lo hicieron, y después los degollaron junto al pozo de Bet Équed. Eran cuarenta y dos hombres; Jehú no dejó vivo a ninguno de ellos.
15 Al dejar ese lugar, Jehú se encontró con Jonadab, hijo de Recab, que había ido a verlo. Jehú lo saludó y le preguntó:
—¿Me eres leal como yo lo soy contigo?
—Lo soy —respondió Jonadab.
Jehú respondió:
—Si es así, dame la mano.
Jonadab le dio la mano y Jehú, haciéndolo subir con él a su carro, 16 le dijo:
—Ven conmigo, para que veas el celo que tengo por el Señor.
Y lo llevó en su carro.
17 Tan pronto como Jehú llegó a Samaria, exterminó a la familia de Acab, matando a todos los que quedaban allí, según la palabra que el Señor había dado a conocer a Elías.
Jehú elimina a los adoradores de Baal
18 Entonces Jehú reunió a todo el pueblo y dijo: «Acab adoró a Baal con pocas ganas; Jehú lo hará con devoción. 19 Llamen, pues, a todos los profetas de Baal, junto con todos sus ministros y sacerdotes. Que no falte ninguno de ellos, pues voy a ofrecerle a Baal un sacrificio grandioso. Todo el que falte, morirá». En realidad, Jehú no era sincero, pues tenía el propósito de eliminar a los adoradores de Baal.
20 Luego dio esta orden: «Convoquen una asamblea en honor de Baal». Y así se hizo. 21 Como Jehú envió mensajeros por todo Israel, vinieron todos los que servían a Baal, sin faltar ninguno. Eran tantos los que llegaron que el templo de Baal se llenó de un extremo a otro. 22 Jehú ordenó al encargado del guardarropa que sacara las vestiduras para los adoradores de Baal, y así lo hizo.
23 Cuando Jehú y Jonadab, hijo de Recab, entraron en el templo de Baal, Jehú dijo a los congregados: «Asegúrense de que aquí entre ustedes no haya siervos del Señor, sino solo de Baal». 24 Entonces pasaron para ofrecer sacrificios y holocaustos.
Ahora bien, Jehú había apostado una guardia de ochenta soldados a la entrada con esta advertencia: «Ustedes me responden por estos hombres. El que deje escapar a uno solo de ellos, lo pagará con su vida».
25 Así que, tan pronto como terminó de ofrecer el holocausto, Jehú ordenó a los guardias y oficiales: «¡Entren y mátenlos! ¡Que no escape nadie!». Y los mataron a filo de espada y los echaron fuera. Luego los guardias y los oficiales entraron en el santuario[c] del templo de Baal, 26 sacaron la piedra sagrada que estaba allí, y la quemaron. 27 Además de tumbar la piedra sagrada, derribaron el templo de Baal y lo convirtieron en un muladar. Así ha quedado hasta el día de hoy.
28 De esta forma Jehú erradicó de Israel el culto a Baal. 29 Sin embargo, no se apartó del pecado que Jeroboán, hijo de Nabat, hizo cometer a los israelitas, es decir, el de rendir culto a los becerros de oro en Betel y en Dan.
30 El Señor dijo a Jehú: «Has actuado bien. Has hecho lo que me agrada, pues has llevado a cabo lo que yo me había propuesto hacer con la familia de Acab. Por lo tanto, durante cuatro generaciones tus descendientes ocuparán el trono de Israel». 31 Sin embargo, Jehú no cumplió con todo el corazón la Ley del Señor, Dios de Israel, pues no se apartó de los pecados con que Jeroboán hizo pecar a los israelitas.
32 Por aquel tiempo, el Señor comenzó a reducir el territorio israelita. Jazael atacó el país por todas las fronteras: 33 desde el Jordán hacia el este, toda la región de Galaad, ocupada por las tribus de Gad, Rubén y Manasés; y desde la ciudad de Aroer, junto al arroyo Arnón, hasta las regiones de Galaad y Basán.
34 Los demás acontecimientos del reinado de Jehú, y todo lo que hizo y todo su poderío, están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.
35 Jehú murió y fue sepultado con sus antepasados en Samaria. Y su hijo Joacaz lo sucedió en el trono. 36 Jehú reinó en Samaria sobre Israel durante veintiocho años.
2 Kings 10
New International Version
Ahab’s Family Killed
10 Now there were in Samaria(A) seventy sons(B) of the house of Ahab. So Jehu wrote letters and sent them to Samaria: to the officials of Jezreel,[a](C) to the elders and to the guardians(D) of Ahab’s children. He said, 2 “You have your master’s sons with you and you have chariots and horses, a fortified city and weapons. Now as soon as this letter reaches you, 3 choose the best and most worthy of your master’s sons and set him on his father’s throne. Then fight for your master’s house.”
4 But they were terrified and said, “If two kings could not resist him, how can we?”
5 So the palace administrator, the city governor, the elders and the guardians sent this message to Jehu: “We are your servants(E) and we will do anything you say. We will not appoint anyone as king; you do whatever you think best.”
6 Then Jehu wrote them a second letter, saying, “If you are on my side and will obey me, take the heads of your master’s sons and come to me in Jezreel by this time tomorrow.”
Now the royal princes, seventy of them, were with the leading men of the city, who were rearing them. 7 When the letter arrived, these men took the princes and slaughtered all seventy(F) of them. They put their heads(G) in baskets and sent them to Jehu in Jezreel. 8 When the messenger arrived, he told Jehu, “They have brought the heads of the princes.”
Then Jehu ordered, “Put them in two piles at the entrance of the city gate until morning.”
9 The next morning Jehu went out. He stood before all the people and said, “You are innocent. It was I who conspired against my master and killed him, but who killed all these? 10 Know, then, that not a word the Lord has spoken against the house of Ahab will fail. The Lord has done what he announced(H) through his servant Elijah.”(I) 11 So Jehu(J) killed everyone in Jezreel who remained of the house of Ahab, as well as all his chief men, his close friends and his priests, leaving him no survivor.(K)
12 Jehu then set out and went toward Samaria. At Beth Eked of the Shepherds, 13 he met some relatives of Ahaziah king of Judah and asked, “Who are you?”
They said, “We are relatives of Ahaziah,(L) and we have come down to greet the families of the king and of the queen mother.(M)”
14 “Take them alive!” he ordered. So they took them alive and slaughtered them by the well of Beth Eked—forty-two of them. He left no survivor.(N)
15 After he left there, he came upon Jehonadab(O) son of Rekab,(P) who was on his way to meet him. Jehu greeted him and said, “Are you in accord with me, as I am with you?”
“I am,” Jehonadab answered.
“If so,” said Jehu, “give me your hand.”(Q) So he did, and Jehu helped him up into the chariot. 16 Jehu said, “Come with me and see my zeal(R) for the Lord.” Then he had him ride along in his chariot.
17 When Jehu came to Samaria, he killed all who were left there of Ahab’s family;(S) he destroyed them, according to the word of the Lord spoken to Elijah.
Servants of Baal Killed
18 Then Jehu brought all the people together and said to them, “Ahab served(T) Baal a little; Jehu will serve him much. 19 Now summon(U) all the prophets of Baal, all his servants and all his priests. See that no one is missing, because I am going to hold a great sacrifice for Baal. Anyone who fails to come will no longer live.” But Jehu was acting deceptively in order to destroy the servants of Baal.
20 Jehu said, “Call an assembly(V) in honor of Baal.” So they proclaimed it. 21 Then he sent word throughout Israel, and all the servants of Baal came; not one stayed away. They crowded into the temple of Baal until it was full from one end to the other. 22 And Jehu said to the keeper of the wardrobe, “Bring robes for all the servants of Baal.” So he brought out robes for them.
23 Then Jehu and Jehonadab son of Rekab went into the temple of Baal. Jehu said to the servants of Baal, “Look around and see that no one who serves the Lord is here with you—only servants of Baal.” 24 So they went in to make sacrifices and burnt offerings. Now Jehu had posted eighty men outside with this warning: “If one of you lets any of the men I am placing in your hands escape, it will be your life for his life.”(W)
25 As soon as Jehu had finished making the burnt offering, he ordered the guards and officers: “Go in and kill(X) them; let no one escape.”(Y) So they cut them down with the sword. The guards and officers threw the bodies out and then entered the inner shrine of the temple of Baal. 26 They brought the sacred stone(Z) out of the temple of Baal and burned it. 27 They demolished the sacred stone of Baal and tore down the temple(AA) of Baal, and people have used it for a latrine to this day.
28 So Jehu(AB) destroyed Baal worship in Israel. 29 However, he did not turn away from the sins(AC) of Jeroboam son of Nebat, which he had caused Israel to commit—the worship of the golden calves(AD) at Bethel(AE) and Dan.
30 The Lord said to Jehu, “Because you have done well in accomplishing what is right in my eyes and have done to the house of Ahab all I had in mind to do, your descendants will sit on the throne of Israel to the fourth generation.”(AF) 31 Yet Jehu was not careful(AG) to keep the law of the Lord, the God of Israel, with all his heart. He did not turn away from the sins(AH) of Jeroboam, which he had caused Israel to commit.
32 In those days the Lord began to reduce(AI) the size of Israel. Hazael(AJ) overpowered the Israelites throughout their territory 33 east of the Jordan in all the land of Gilead (the region of Gad, Reuben and Manasseh), from Aroer(AK) by the Arnon(AL) Gorge through Gilead to Bashan.
34 As for the other events of Jehu’s reign, all he did, and all his achievements, are they not written in the book of the annals(AM) of the kings of Israel?
35 Jehu rested with his ancestors and was buried in Samaria. And Jehoahaz his son succeeded him as king. 36 The time that Jehu reigned over Israel in Samaria was twenty-eight years.
Footnotes
- 2 Kings 10:1 Hebrew; some Septuagint manuscripts and Vulgate of the city
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