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El templo fue purificado en la misma fecha en que había sido profanado por los paganos, es decir, el día veinticinco del mes de Quisleu. Y celebraron con alegría ocho días de fiesta, a la manera de la fiesta de las Enramadas, recordando que poco tiempo antes la habían celebrado en las montañas y en las cuevas, donde vivían como animales salvajes. Por esto, llevando limones adornados con hojas, ramas frescas de árboles y hojas de palmera, cantaban himnos a Dios, que había llevado a buen término la purificación del santuario.

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