2 Crónicas 36:17-20
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17 Entonces él envió contra ellos al rey de los babilonios,[a] quien dentro del mismo Templo mató con su espada a los jóvenes; no tuvo compasión de jóvenes ni de doncellas, ni de adultos ni de ancianos. A todos se los entregó Dios en sus manos. 18 Todos los utensilios del Templo de Dios, grandes y pequeños, más los tesoros del Templo del Señor y los del rey y de sus oficiales, fueron llevados a Babilonia. 19 Incendiaron el Templo de Dios, derribaron los muros de Jerusalén, prendieron fuego a sus palacios y destruyeron todos los objetos de valor que allí había.
20 A los que se salvaron de la muerte, el rey se los llevó a Babilonia y fueron esclavos suyos y de sus hijos hasta el establecimiento del reino persa.
Read full chapterFootnotes
- 36:17 Lit. caldeos.
Jeremías 52:4-27
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4 En el año noveno del reinado de Sedequías, a los diez días del mes décimo, Nabucodonosor, rey de Babilonia, marchó con todo su ejército y atacó a Jerusalén. Acampó frente a la ciudad y construyó torres de asalto a su alrededor. 5 La ciudad estuvo sitiada hasta el año undécimo del reinado de Sedequías.
6 A los nueve días del mes cuarto, cuando el hambre se agravó en la ciudad y no había más alimento para el pueblo, 7 se abrió una brecha en el muro de la ciudad, de modo que, aunque los babilonios[a] la tenían cercada, todo el ejército se escapó. Salieron de noche por la puerta que estaba entre los dos muros, junto al jardín real. Huyeron camino al Arabá,[b] 8 pero el ejército babilonio persiguió al rey Sedequías hasta alcanzarlo en la llanura de Jericó. Sus soldados se dispersaron, abandonándolo, 9 y los babilonios lo capturaron.
Luego lo llevaron ante el rey de Babilonia, que estaba en Riblá, en el territorio de Jamat. Allí Nabucodonosor dictó su sentencia contra Sedequías. 10 Después, ante sus propios ojos, el rey hizo degollar a sus hijos y a todos los oficiales de Judá. 11 Luego mandó que a Sedequías le sacaran los ojos y le pusieran cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia, donde permaneció preso hasta el día en que murió.
12 A los diez días del mes quinto del año diecinueve del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su servidor Nabuzaradán, que era el comandante de la guardia, fue a Jerusalén 13 y prendió fuego al Templo del Señor, al palacio real y a todas las casas de Jerusalén, incluso a todos los edificios importantes. 14 Entonces todo el ejército de los babilonios bajo su mando derribó todas las murallas que rodeaban la ciudad. 15 Además, Nabuzaradán, comandante de la guardia, deportó a la gente que quedaba en la ciudad; es decir, a algunos de los más pobres, al resto de los artesanos y a los que se habían aliado con el rey de Babilonia. 16 Sin embargo, dejó a algunos de los más pobres para que se encargaran de los viñedos y de los campos.
17 Los babilonios quebraron las columnas de bronce, las bases y la fuente[c] de bronce que estaban en el Templo del Señor, y se llevaron todo el bronce a Babilonia. 18 También se llevaron las ollas, las tenazas, los cortapabilos, los tazones, la vajilla y todos los utensilios de bronce que se usaban para el culto. 19 Además, el comandante de la guardia tomó las vasijas, los incensarios, los tazones, las ollas, los candelabros, los platos y fuentes para las ofrendas líquidas, todo lo cual era de oro y de plata.
20 El bronce de las dos columnas, de la fuente, de los doce toros de bronce que estaban debajo de la fuente[d] y de las bases, que el rey Salomón había hecho para el Templo del Señor, era tanto que no se podía pesar. 21 Cada columna medía dieciocho codos de alto por doce codos de circunferencia[e] y era hueca por dentro. 22 El capitel de bronce que estaba encima de cada columna medía cinco codos[f] de altura y estaba decorado alrededor con una red y con granadas de bronce. Las dos columnas tenían el mismo adorno. 23 De cada columna pendían noventa y seis granadas, y las granadas que estaban alrededor de la red eran cien en total.
24 El comandante de la guardia tomó presos a Seraías, sacerdote principal, a Sofonías, sacerdote de segundo rango, y a los tres porteros. 25 De los que quedaban en la ciudad, apresó al oficial encargado de las tropas, a siete de los servidores personales del rey, al cronista principal del ejército —encargado de reclutar soldados de entre el pueblo— y a sesenta ciudadanos que todavía estaban dentro de la ciudad. 26 Después de apresarlos, Nabuzaradán, comandante de la guardia, se los llevó al rey de Babilonia, que estaba en Riblá. 27 Allí, en el territorio de Jamat, el rey los hizo ejecutar.
Así Judá fue desterrado y llevado cautivo.
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