⁸ Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abunden^(A) para toda buena obra.

Las armas del apostolado

10 Yo mismo, Pablo^(A), les ruego^(B) por la mansedumbre y la benignidad^(C) de Cristo, yo, que soy humilde cuando estoy delante de ustedes, pero osado para con ustedes cuando estoy ausente^(D),

⁴ Porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios^(A) para la destrucción de fortalezas^(B);

¹⁰ Porque ellos dicen: «Sus cartas son severas y duras, pero la presencia física es poco impresionante^[a](A), y la manera de hablar^[b] despreciable^(B)».