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PORQUE sabemos, que si la casa terrestre de nuestra habitación se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos.

Y por esto también gemimos, deseando ser sobrevestidos de aquella nuestra habitación celestial;

Puesto que en verdad habremos sido hallados vestidos, y no desnudos.

Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo, gemimos agravados; porque no quisiéramos ser desnudados; sino sobrevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.

Mas el que nos hizo para esto mismo, es Dios; el cual nos ha dado la prenda del Espíritu.

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