1 Corintios 11:23-26
Reina Valera Contemporánea
Institución de la Cena del Señor(A)
23 Yo recibí del Señor lo mismo que les he enseñado a ustedes: Que la noche que fue entregado, el Señor Jesús tomó pan, 24 y que luego de dar gracias, lo partió y dijo: «Tomen y coman. Esto es mi cuerpo, que por ustedes es partido; hagan esto en mi memoria.» 25 Asimismo, después de cenar tomó la copa y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto(B) en mi sangre;(C) hagan esto, cada vez que la beban, en mi memoria.» 26 Por lo tanto, siempre que coman este pan, y beban esta copa, proclaman la muerte del Señor, hasta que él venga.
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Lucas 22:19-20
Reina Valera Contemporánea
19 Luego tomó el pan, lo partió, dio gracias y les dio, al tiempo que decía: «Esto es mi cuerpo, que por ustedes es entregado; hagan esto en memoria de mí.» 20 De igual manera, después de haber cenado tomó la copa y les dijo: «Esta copa es el nuevo pacto(A) en mi sangre,(B) que por ustedes va a ser derramada.
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1 Corintios 10:16
Reina Valera Contemporánea
16 La copa de bendición por la cual damos gracias, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?(A)
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Juan 6:51-56
Reina Valera Contemporánea
51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual daré por la vida del mundo.»
52 Los judíos discutían entre sí, y decían: «¿Y cómo puede éste darnos a comer su carne?» 53 Jesús les dijo: «De cierto, de cierto les digo: Si no comen la carne del Hijo del Hombre, y beben su sangre, no tienen vida en ustedes. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día final. 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.
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Juan 3:16-19
Reina Valera Contemporánea
De tal manera amó Dios al mundo
16 »Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
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