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Entonces Aquis llamó a David y le dijo:

—Tan cierto como que el SEÑOR vive, que tú me eres leal, me gustaría que sirvieras en mi ejército. No he tenido nada por qué desconfiar de ti desde el primer día que llegaste, y también los jefes filisteos piensan bien de ti.[a] Vuelve a tu casa y no hagas nada que desagrade a los jefes filisteos.

David preguntó:

—Pero ¿qué mal he hecho? ¿Tiene algo, Su Majestad, por qué desconfiar desde que llegué? ¿Por qué no se me permite pelear contra los enemigos de Su Majestad?

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Footnotes

  1. 29:6 y también […] de ti Según LXX. TM: los jefes filisteos no piensan bien de ti.