1 Samuel 14
Nueva Biblia de las Américas
Victoria de Jonatán en Micmas
14 Y aconteció que un día Jonatán, hijo de Saúl, dijo al joven que llevaba su armadura: «Ven y pasemos a la guarnición de los filisteos que está al otro lado». Pero no se lo hizo saber a su padre. 2 Saúl estaba situado en las afueras de Guibeá(A), debajo del granado que está en Migrón(B), y la gente que estaba con él eran unos 600 hombres(C); 3 y Ahías, hijo de Ahitob(D), hermano de Icabod(E), hijo de Finees, hijo de Elí, el sacerdote del Señor en Silo(F), llevaba un efod(G). El pueblo no sabía que Jonatán se había ido. 4 Y entre los desfiladeros por donde Jonatán intentaba cruzar a la guarnición de los filisteos(H), había un peñasco puntiagudo por un lado, y un peñasco puntiagudo por el otro lado; el nombre de uno era Boses y el nombre del otro Sene. 5 Uno de los peñascos se levantaba al norte, frente a Micmas, y el otro al sur, frente a Geba.
6 Jonatán dijo al joven que llevaba su armadura: «Ven y pasemos a la guarnición de estos incircuncisos(I); quizá el Señor obrará por nosotros, pues el Señor no está limitado a salvar con muchos o con pocos(J)». 7 Y su escudero le respondió: «Haga todo lo que tenga en su corazón; vea[a], aquí estoy con usted a su disposición[b]». 8 Entonces dijo Jonatán: «Mira, vamos a pasar hacia esos hombres y nos mostraremos a ellos(K). 9 Si nos dicen[c]: “Esperen hasta que lleguemos a ustedes”, entonces nos quedaremos en nuestro lugar y no subiremos a ellos. 10 Pero si dicen: “Suban a nosotros”, entonces subiremos, porque el Señor los ha entregado en nuestras manos; esta será la señal para nosotros(L)».
11 Cuando ambos se mostraron a la guarnición de los filisteos, estos[d] dijeron: «Miren, los hebreos salen de las cavernas donde se habían escondido(M)». 12 Los hombres de la guarnición saludaron[e] a Jonatán y a su escudero y dijeron: «Suban a nosotros y les diremos algo(N)». Y Jonatán dijo a su escudero: «Sube tras mí, pues el Señor los ha entregado en manos de Israel(O)». 13 Entonces Jonatán trepó con manos y pies, y tras él su escudero; y los filisteos caían delante de Jonatán, y tras él su escudero los remataba.
14 La primera matanza que hicieron Jonatán y su escudero fue de unos veinte hombres en el espacio de media yugada (aprox. 15 metros cuadrados) de tierra. 15 Hubo estremecimiento en el campamento, en el campo y entre todo el pueblo. Aun la guarnición y los de la avanzada se estremecieron(P), y la tierra tembló(Q); fue un gran temblor[f](R).
16 Los centinelas de Saúl que estaban en Guibeá de Benjamín vieron que la multitud se dispersaba[g] e iban en todas direcciones. 17 Y Saúl dijo al pueblo que estaba con él: «Pasen lista[h] ahora y vean quién ha salido de entre nosotros». Cuando ellos pasaron lista[i], notaron que Jonatán y su escudero no estaban. 18 Entonces Saúl dijo a Ahías: «Trae el arca de Dios(S)». Porque en ese tiempo el arca de Dios estaba con[j] los israelitas.
19 Y sucedió que mientras Saúl hablaba con el sacerdote, el alboroto en el campamento de los filisteos continuaba y aumentaba(T). Entonces Saúl dijo al sacerdote: «Retira tu mano». 20 Y Saúl y todo el pueblo que estaba con él se agruparon y fueron a la batalla, y vieron que la espada de cada filisteo se volvía contra su compañero(U), y había gran confusión.
21 Entonces los hebreos que de antes estaban con los filisteos y que habían subido con ellos de los alrededores al campamento, aun ellos también se unieron con los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán(V). 22 Cuando todos los hombres de Israel que se habían escondido en la región montañosa de Efraín(W) oyeron que los filisteos habían huido, ellos también los persiguieron muy de cerca en la batalla. 23 Así libró el Señor a Israel en aquel día(X). La batalla se extendió más allá de[k] Bet Avén(Y).
24 Pero los hombres de Israel estaban en gran aprieto aquel día, porque Saúl había puesto al pueblo bajo juramento(Z), diciendo: «Maldito sea el hombre que tome alimento antes del[l] anochecer, antes que me haya vengado de mis enemigos». Y nadie del pueblo probó alimento. 25 Y todo el pueblo de la tierra entró en el bosque, y había miel en el suelo. 26 Y al entrar el pueblo en el bosque, vieron que la miel destilaba(AA), pero nadie se llevó la mano a la boca, porque el pueblo temía el juramento. 27 Pero Jonatán no había oído cuando su padre puso al pueblo bajo juramento; por lo cual extendió la punta de la vara que llevaba en su mano, la metió en un panal de miel y se llevó la mano a la boca(AB), y brillaron sus ojos(AC).
28 Entonces uno del pueblo le dijo[m]: «Tu padre puso bajo estricto juramento al pueblo y dijo: “Maldito sea el hombre que tome alimento hoy”». Y el pueblo estaba desfallecido. 29 Entonces Jonatán dijo: «Mi padre ha traído dificultades a esta[n] tierra(AD). Vean ahora cómo brillan mis ojos porque probé un poco de esta miel. 30 Cómo sería, si el pueblo hubiera comido hoy libremente del despojo que encontraron de sus enemigos. Pues hasta ahora la matanza entre los filisteos no ha sido grande».
31 Aquel día, después de herir a los filisteos desde Micmas(AE) hasta Ajalón(AF), el pueblo estaba muy cansado. 32 Entonces el pueblo se lanzó sobre el[o] despojo(AG), y tomó ovejas, bueyes y becerros y los mataron en el suelo; y el pueblo los comió con la sangre(AH). 33 Y avisaron a Saúl: «Ven, porque el pueblo está pecando contra el Señor, comiendo carne con la sangre(AI)». Y él dijo: «Han obrado pérfidamente. Tráiganme[p] una piedra grande inmediatamente».
34 Y Saúl añadió: «Dispérsense entre el pueblo, y díganles: “Tráigame cada uno de ustedes su buey o su oveja; mátenlos aquí y coman, pero no pequen contra el Señor comiendo carne con sangre”». Y aquella noche todo el pueblo trajo cada cual su buey consigo[q], y los mataron allí. 35 Y edificó Saúl un altar al Señor(AJ); este fue el primer altar que él edificó al Señor.
36 Entonces Saúl dijo: «Descendamos contra[r] los filisteos de noche, tomemos despojo de entre ellos hasta el amanecer, y no dejemos ni uno de ellos». Y ellos dijeron: «Haz lo que te parezca bien[s]». Entonces el sacerdote dijo: «Acerquémonos a Dios aquí(AK)». 37 Y consultó Saúl a Dios(AL): «¿Descenderé contra[t] los filisteos? ¿Los entregarás en manos de Israel?». Pero Él no le contestó en aquel día(AM).
38 Y Saúl dijo: «Acérquense aquí todos ustedes, jefes[u] del pueblo, y averigüen y vean cómo este pecado ha acontecido hoy(AN). 39 Porque vive el Señor que libra a Israel, que aunque la culpa esté en mi hijo Jonatán, ciertamente morirá(AO)». Pero nadie, en todo el pueblo, le respondió.
40 Entonces dijo a todo Israel: «Ustedes estarán a un lado, y yo y mi hijo Jonatán estaremos al otro lado». Y el pueblo dijo a Saúl: «Haz lo que bien te parezca[v]». 41 Saúl entonces dijo al Señor, Dios de Israel: «Da suerte perfecta». Y fueron señalados[w](AP) Jonatán y Saúl, pero el pueblo quedó libre[x]. 42 Y Saúl dijo: «Echen suertes entre mí y Jonatán mi hijo». Y Jonatán fue señalado[y].
43 Dijo, pues, Saúl a Jonatán: «Cuéntame lo que has hecho(AQ)». Y Jonatán le respondió: «En verdad probé un poco de miel con la punta de la vara que tenía en la mano(AR). Aquí estoy, debo morir». 44 Y dijo Saúl: «Que Dios me haga esto[z](AS), y aun más, pues ciertamente morirás, Jonatán(AT)». 45 Pero el pueblo dijo a Saúl: «¿Debe morir Jonatán, el que ha obtenido[aa] esta gran liberación en Israel? No sea así. Vive el Señor que ni un cabello de su cabeza caerá a tierra(AU), porque él ha obrado con Dios en este día». Así el pueblo rescató[ab] a Jonatán, y no murió(AV). 46 Luego Saúl subió, dejando de perseguir a[ac] los filisteos, y los filisteos se fueron a su tierra[ad].
47 Cuando Saúl asumió el reinado sobre Israel, luchó contra todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los amonitas(AW), contra Edom, contra los reyes de Soba(AX) y contra los filisteos(AY); adondequiera que se volvía, resultaba vencedor[ae]. 48 Obró con valentía derrotando[af] a los amalecitas(AZ), y libró a Israel de manos de los que lo saqueaban.
49 Los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi[ag] y Malquisúa(BA). Y estos eran los nombres de sus dos hijas: el nombre de la mayor, Merab(BB), y el nombre de la menor, Mical(BC). 50 El nombre de la mujer de Saúl era Ahinoam, hija de Ahimaas. Y el nombre del jefe de su ejército era Abner, hijo de Ner(BD), tío de Saúl. 51 Cis, padre de Saúl, y Ner, padre de Abner, eran hijos[ah] de Abiel(BE).
52 La guerra contra los filisteos fue encarnizada todos los días de Saúl. Cuando Saúl veía algún hombre fuerte o valiente, lo unía a su servicio[ai](BF).
Footnotes
- 14:7 Lit. vuélvete.
- 14:7 Lit. según tu corazón.
- 14:9 Lit. dicen así.
- 14:11 Lit. los filisteos.
- 14:12 Lit. respondieron.
- 14:15 Lit. un temblor de Dios.
- 14:16 Lit. se disolvía.
- 14:17 Lit. Alisten.
- 14:17 Lit. alistaron.
- 14:18 Lit. y.
- 14:23 Lit. pasó sobre.
- 14:24 Lit. hasta el.
- 14:28 Lit. respondió.
- 14:29 Lit. la.
- 14:32 Lit. hizo con respecto al.
- 14:33 Lit. Ruédenme.
- 14:34 Lit. en su mano.
- 14:36 Lit. tras.
- 14:36 Lit. todo lo bueno ante tus ojos.
- 14:37 Lit. tras.
- 14:38 Lit. esquinas.
- 14:40 Lit. lo bueno ante tus ojos.
- 14:41 Lit. tomados.
- 14:41 Lit. escapó.
- 14:42 Lit. tomado.
- 14:44 Lit. así.
- 14:45 Lit. obrado.
- 14:45 Lit. redimió.
- 14:46 Lit. de ir tras.
- 14:46 Lit. lugar.
- 14:47 Lit. imponía condenas.
- 14:48 Lit. hiriendo.
- 14:49 En 1Crón. 8:33, Abinadab.
- 14:51 En heb. hijo.
- 14:52 Lit. lo reunía a sí mismo.
1 Samuel 14
Nueva Versión Internacional
14 1 Cierto día, Jonatán, hijo de Saúl, sin decirle nada a su padre, ordenó a su escudero: «Ven acá. Vamos a cruzar al otro lado, donde está el destacamento de los filisteos».
2 Saúl estaba en las afueras de Guibeá, bajo un granado en Migrón, y tenía con él unos seiscientos hombres. 3 El efod lo llevaba Ahías, hijo de Ajitob, que era hermano de Icabod, el hijo de Finés y nieto de Elí, sacerdote del Señor en Siló.
Nadie sabía que Jonatán había salido, 4 y para llegar a la guarnición filistea Jonatán tenía que cruzar un paso entre dos peñascos, llamados Bosés y Sene. 5 El primero estaba al norte, frente a Micmás; el otro, al sur, frente a Gueba. 6 Así que Jonatán dijo a su escudero:
—Vamos a cruzar hacia la guarnición de esos paganos.[a] Espero que el Señor nos ayude, pues para él no es difícil salvarnos, ya sea con muchos o con pocos.
7 —¡Adelante! —respondió el escudero—. Haga usted todo lo que tenga pensado hacer, que cuenta con todo mi apoyo.
8 —Bien —dijo Jonatán—, vamos a cruzar hasta donde están ellos, para que nos vean. 9 Si nos dicen: “¡Esperen a que los alcancemos!”, ahí nos quedaremos, en vez de avanzar. 10 Pero si nos dicen: “¡Vengan acá!”, avanzaremos, pues será señal de que el Señor nos va a dar la victoria.
11 Así pues, los dos se dejaron ver por la guarnición filistea.
—¡Miren —exclamaron los filisteos—, los hebreos empiezan a salir de las cuevas donde estaban escondidos!
12 Entonces los soldados de la guarnición gritaron a Jonatán y a su escudero:
—¡Vengan acá! Tenemos algo que decirles.
—Ven conmigo —dijo Jonatán a su escudero—, porque el Señor ha dado la victoria a Israel.
13 Jonatán trepó con pies y manos seguido por su escudero. A los filisteos que eran derribados por Jonatán, el escudero los remataba. 14 En ese primer encuentro, que tuvo lugar en un espacio reducido,[b] Jonatán y su escudero mataron a unos veinte hombres.
Israel derrota a los filisteos
15 Cundió entonces el pánico en el campamento filisteo y entre el ejército que estaba en el campo abierto. Todos ellos se acobardaron, incluso los soldados de la guarnición y las tropas de asalto. Hasta la tierra tembló y hubo un pánico extraordinario.[c]
16 Los centinelas de Saúl podían ver desde Guibeá de Benjamín que el campamento huía en desbandada. 17 Saúl dijo entonces a sus soldados: «Pasen revista a ver quién de los nuestros falta». Así lo hicieron, y resultó que faltaban Jonatán y su escudero.
18 Entonces Saúl pidió a Ahías que trajera el arca de Dios. (En aquel tiempo el arca estaba con los israelitas). 19 Pero mientras hablaban, el desconcierto en el campo filisteo se hizo peor, así que Saúl dijo al sacerdote: «¡No lo hagas!».
20 Enseguida Saúl reunió a su ejército y todos juntos se lanzaron a la batalla. Era tal la confusión entre los filisteos, que se mataban unos a otros. 21 Además, los hebreos que hacía tiempo se habían unido a los filisteos y que estaban con ellos en el campamento, se pasaron a las filas de los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán. 22 Y los israelitas que se habían escondido en los montes de Efraín, al oír que los filisteos huían, se unieron a la batalla para perseguirlos. 23 Así libró el Señor a Israel aquel día y la batalla se extendió más allá de Bet Avén.
El juramento de Saúl
24 Los israelitas desfallecían de hambre, pues Saúl había puesto al ejército bajo este juramento: «¡Maldito el que coma algo antes del anochecer, antes de que pueda vengarme de mis enemigos!». Así que aquel día ninguno de los soldados había probado bocado.
25 Al llegar todos a un bosque, notaron que había miel en el suelo. 26 Cuando el ejército entró en el bosque, vieron que la miel corría como agua, pero por miedo al juramento nadie se atrevió a probarla. 27 Sin embargo, Jonatán, que no había oído a su padre poner al ejército bajo juramento, alargó la vara que llevaba en la mano, hundió la punta en un panal de miel y se la llevó a la boca. Enseguida se le iluminó el rostro. 28 Pero uno de los soldados le advirtió:
—Tu padre puso al ejército bajo un juramento solemne, diciendo: “¡Maldito el que coma algo hoy!”. Y por eso los soldados desfallecen.
29 —Mi padre ha causado un gran daño al país —respondió Jonatán—. Miren cómo me volvió el color al rostro cuando probé un poco de esta miel. 30 ¡Imagínense si todo el ejército hubiera comido del botín que se arrebató al enemigo! ¡Cuánto mayor habría sido el estrago causado a los filisteos!
31 Aquel día los israelitas mataron filisteos desde Micmás hasta Ayalón. Y como los soldados estaban exhaustos, 32 echaron mano del botín. Agarraron ovejas, vacas y terneros, los degollaron sobre el suelo y se comieron la carne con todo y sangre. 33 Entonces le contaron a Saúl:
—Los soldados están pecando contra el Señor, pues están comiendo carne junto con la sangre.
—¡Son unos traidores! —respondió Saúl—. Hagan rodar una piedra grande y tráiganmela ahora mismo.
34 También les dijo:
—Vayan y díganle a la gente que cada uno me traiga su toro o su oveja para degollarlos y comerlos aquí; y que no coman ya carne junto con la sangre, para que no pequen contra el Señor.
Esa misma noche cada uno llevó su toro y lo degollaron allí. 35 Luego Saúl construyó un altar al Señor. Este fue el primer altar que levantó. 36 Y dijo:
—Vayamos esta noche tras los filisteos. Antes de que amanezca, quitémosles todo lo que tienen y no dejemos a nadie con vida.
—Haz lo que te parezca mejor —respondieron.
—Primero debemos consultar a Dios —intervino el sacerdote.
37 Saúl entonces preguntó a Dios: «¿Debo perseguir a los filisteos? ¿Los entregarás en manos de Israel?». Pero Dios no respondió aquel día. 38 Así que Saúl dijo:
—Todos ustedes, jefes del ejército, acérquense y averigüen cuál es el pecado que se ha cometido hoy. 39 ¡Tan cierto como el Señor y Salvador de Israel vive, les aseguro que aun si el culpable es mi hijo Jonatán, morirá sin remedio!
Nadie se atrevió a decirle nada. 40 Dijo entonces a todos los israelitas:
—Pónganse ustedes de un lado, y mi hijo Jonatán y yo nos pondremos del otro.
—Haga lo que le parezca —respondieron ellos.
41 Luego rogó Saúl al Señor, Dios de Israel, que le diera una respuesta clara. La suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, de modo que los demás quedaron libres. 42 Entonces dijo Saúl:
—Echen suertes entre mi hijo Jonatán y yo.
Y la suerte cayó sobre Jonatán, 43 así que Saúl dijo:
—Cuéntame lo que has hecho.
—Es verdad que probé un poco de miel con la punta de mi vara —respondió Jonatán—. ¿Y por eso tengo que morir?
44 —Jonatán, si tú no mueres, ¡que Dios me castigue sin piedad! —exclamó Saúl.
45 Los soldados replicaron:
—¡Cómo va a morir Jonatán, siendo que ha dado esta gran victoria a Israel! ¡Jamás! Tan cierto como que el Señor vive, ni un pelo de su cabeza caerá al suelo, pues con la ayuda de Dios hizo esta proeza.
Así libraron a Jonatán de la muerte.
46 Saúl a su vez dejó de perseguir a los filisteos, los cuales regresaron a su tierra.
47 Después de consolidar su reinado sobre Israel, Saúl luchó contra todos los enemigos que lo rodeaban, incluso contra los moabitas, los amonitas, los edomitas, los reyes de Sobá y los filisteos; y a todos los vencía 48 haciendo gala de valor. También derrotó a los amalecitas y libró a Israel de quienes lo saqueaban.
La familia de Saúl
49 Saúl tuvo tres hijos: Jonatán, Isví y Malquisúa. También tuvo dos hijas: la mayor se llamaba Merab y la menor, Mical. 50 Su esposa era Ajinoán hija de Ajimaz. El comandante de su ejército era Abner, hijo de Ner, tío de Saúl. 51 Ner y Quis, el padre de Saúl, eran hermanos y ambos eran hijos de Abiel.
52 Durante todo el reinado de Saúl se luchó sin cuartel contra los filisteos. Por eso, siempre que Saúl veía a alguien fuerte y valiente, lo alistaba en su ejército.
1 Samuel 14
Traducción en lenguaje actual
Jonatán ataca a los filisteos
14 1-7 Saúl acampó en Migrón, bajo un árbol, en las afueras de Guibeá. Con él estaban seiscientos soldados y el sacerdote Ahías, que era hijo de Ahitub y sobrino de Icabod. Su abuelo era Finees, hijo del sacerdote Elí, que había servido a Dios en Siló.
Jonatán le dijo al joven que le ayudaba a cargar su armadura:
—Ven, acompáñame al otro lado. Vamos a acercarnos al ejército de los filisteos. Aunque somos pocos, con la ayuda de Dios los vamos a derrotar.
Su ayudante le respondió:
—Haga usted lo que mejor le parezca. Por mi parte, yo lo apoyaré en todo.
Jonatán se fue sin que nadie lo supiera, ni siquiera su padre. 8 Cuando se acercaron a donde estaban los filisteos, Jonatán le dijo a su ayudante:
—Ven, vamos a acercarnos a ellos, para que nos vean. 9 Si nos dicen: “Alto ahí; no se muevan hasta que lleguemos a donde están”, así lo haremos. 10 Pero si nos dicen que vayamos a donde ellos están, ésa será la señal de que Dios nos ayudará a derrotarlos.
11 Entonces se acercaron. Y cuando los filisteos los vieron, se dijeron unos a otros: «Miren, los israelitas ya están saliendo de sus escondites».
12 Enseguida le gritaron a Jonatán y a su ayudante: «¡Vengan acá, que les vamos a decir algo!»
Jonatán le dijo a su ayudante: «Vayamos, pues Dios nos ayudará a vencerlos». 13 Así que subió ayudándose con pies y manos, y tras él subió su ayudante. A cada soldado filisteo que encontraba, lo hería, y su ayudante lo mataba. 14 En ese ataque, y en un lugar tan estrecho, Jonatán y su ayudante mataron a unos veinte hombres. 15 Además, Dios hizo que temblara la tierra, y el ejército filisteo se asustó mucho.
16 Saúl había puesto en Guibeá de Benjamín unos vigilantes, y cuando éstos vieron que el ejército filisteo estaba huyendo en completo desorden 17 fueron a decírselo a Saúl. Entonces él ordenó pasar lista, para ver quién faltaba.
Una vez que se pasó lista, le informaron a Saúl que faltaban Jonatán y su ayudante. 18 Como en esos días los israelitas tenían con ellos el cofre del pacto de Dios, Saúl le dijo al sacerdote Ahías: «Trae el cofre y consulta a Dios qué debemos hacer». 19 Sin embargo, al darse cuenta de que aumentaba la confusión en el campamento de los filisteos, le dijo a Ahías: «Ya no hace falta que lo traigas».
20-23 Los soldados filisteos estaban tan confundidos que se mataban unos a otros. Entonces Saúl reunió a todos sus hombres, y juntos se lanzaron a la batalla. Durante mucho tiempo algunos israelitas habían sido obligados a formar parte del ejército filisteo, pero en ese momento se unieron al ejército de Saúl y Jonatán. Y cuando los israelitas que se habían escondido en los cerros de Efraín supieron que los filisteos estaban huyendo, fueron también a perseguirlos. Así fue como la batalla llegó hasta Bet-avén.
El juramento de Saúl
24 Todos los israelitas estaban muy cansados, pero ninguno de ellos había comido porque Saúl había hecho este juramento: «Todo el que coma algo antes del anochecer, y antes de que me haya vengado de mis enemigos, será condenado a muerte».
25-27 La gente tenía mucho miedo del juramento de Saúl, así que cuando llegaron a un bosque donde había mucha miel, ninguno de ellos se atrevió a probarla. Como Jonatán no estaba enterado del juramento que había hecho su padre, tomó miel con el palo que llevaba en su mano, y en cuanto la probó, cobró nuevas fuerzas.
28 Pero uno de los soldados le dijo:
—Su padre ha hecho un juramento. Cualquiera que coma algo hoy, quedará bajo maldición y será condenado a muerte. Por eso, aunque estamos muy cansados, no hemos comido nada.
29 Jonatán respondió:
—¡Con ese juramento mi padre le ha hecho mucho daño al pueblo! Si yo, con un poco de miel, he recobrado las fuerzas, 30 imagínense cómo habría sido si el ejército hubiera comido hoy de la comida de nuestros enemigos: ¡su victoria habría sido mayor!
31 La batalla se extendió desde Micmás hasta Aialón, y no paró hasta que los israelitas derrotaron a los filisteos. Pero los israelitas terminaron muy cansados, 32 así que esa misma noche tomaron las ovejas, vacas y terneros que les habían quitado a los filisteos, y los mataron, comiéndose la carne con todo y sangre. 33 Pero alguien le dijo a Saúl:
—La gente está comiendo carne con sangre, y Dios nos ha prohibido hacer eso.
Enojado, Saúl dijo:
—¡Ustedes nunca obedecen a Dios! Tráiganme pronto una piedra grande, y díganle a la gente que traiga aquí su toro o su oveja. 34 Que los maten aquí, y se los coman sin sangre. Así no ofenderán a Dios.
Esa misma noche cada uno llevó su propio toro y lo sacrificó allí. 35 En ese lugar Saúl construyó por primera vez un altar para adorar a Dios. 36 Luego les dijo a sus soldados:
—No pasará esta noche sin que acabemos con los filisteos y nos quedemos con todas sus pertenencias.
Y ellos le contestaron:
—Haremos todo lo que usted nos mande.
Pero el sacerdote le dijo:
—Primero debemos consultar a Dios.
37 Entonces Saúl le preguntó a Dios: «¿Puedo perseguir a los filisteos? ¿Nos ayudarás otra vez a vencerlos?» Pero Dios no le contestó, 38 así que Saúl les dijo a los jefes de su ejército:
—Acérquense y díganme por culpa de quién Dios no me responde. 39 Les juro por Dios que morirá, aunque se trate de mi hijo Jonatán.
Pero ninguno le respondió. 40 Entonces Saúl le dijo a todo el pueblo:
—Pónganse ustedes de aquel lado, y mi hijo Jonatán y yo nos pondremos de este otro.
Y el pueblo le respondió:
—Haremos todo lo que usted nos mande.
41 Saúl echó suertes y le pidió al Dios de Israel: «Dime quién tiene la culpa, si Jonatán, el pueblo, o yo».
La suerte recayó sobre Jonatán y Saúl, de modo que el pueblo quedó libre de culpa. 42 Entonces Saúl dijo: «Ahora echemos suertes entre Jonatán y yo».
Como la suerte recayó sobre Jonatán, 43 Saúl le dijo:
—Dime lo que hiciste.
Y Jonatán le respondió:
—Lo único que hice fue probar un poco de miel. ¿Por eso me van a matar?
44 Saúl le contestó:
—¡Jonatán, que Dios me castigue duramente si no mueres!
45 Pero la gente se opuso a Saúl:
—De ninguna manera vamos a permitir que Jonatán muera. Gracias a él, y con la ayuda de Dios, Israel ha alcanzado una victoria total.
Así fue como la gente le salvó la vida a Jonatán.
46-52 Por su parte, Saúl ya no persiguió a los filisteos, así que éstos se fueron de regreso a su tierra. A pesar de todo esto, los israelitas estuvieron en guerra con los filisteos mientras Saúl fue rey de Israel. Por eso Saúl siempre tenía en su ejército a los jóvenes más fuertes y valientes.
Después de esto, el rey Saúl siguió luchando contra Moab, Amón, Edom, los reyes de Sobá, los filisteos y los amalecitas. Venció a todos sus enemigos, y alcanzó grandes triunfos. Así fue como libró a Israel de los pueblos que les robaban todo lo que tenían.
Saúl tuvo tres hijos, que fueron Jonatán, Isví y Malquisúa. También tuvo dos hijas; la mayor se llamaba Merab, y la menor, Mical. Su esposa se llamaba Ahinóam, y era hija de Ahimaas. El general de su ejército se llamaba Abner, y era hijo de Ner, tío de Saúl. El padre de Saúl y el padre de Abner eran hermanos.
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