Proverbios 26-27
Nueva Versión Internacional
26 Ni la nieve es para el verano,
ni la lluvia para la cosecha,
ni los honores para el necio.
2 Como el gorrión sin rumbo o la golondrina sin nido,
la maldición sin motivo jamás llega a su destino.
3 El látigo es para los caballos,
el freno, para los asnos
y la vara, para la espalda del necio.
4 No respondas al necio con igual necedad
o tú mismo pasarás por uno.
5 Respóndele al necio como se merece,
para que no se tenga por sabio.
6 Enviar un mensaje por medio de un necio
es como cortarse los pies o sufrir[a] violencia.
7 Inútil es el proverbio en la boca del necio
como inútiles son las piernas de un tullido.
8 Rendirle honores al necio es tan absurdo
como atar una piedra a la honda.
9 El proverbio en la boca del necio
es como espina en la mano del borracho.
10 Como arquero que hiere al azar
es quien contrata a un necio o a cualquiera que pasa.
11 Como el perro vuelve a su vómito,
así el necio insiste en su necedad.
12 ¿Te has fijado en quien se cree muy sabio?
Más se puede esperar de un necio que de gente así.
13 Dice el perezoso: «Hay un león en el camino.
¡Por las calles un león anda suelto!».
14 Sobre sus goznes gira la puerta;
sobre la cama, el perezoso.
15 El perezoso mete la mano en el plato,
pero le pesa llevarse el bocado a la boca.
16 El perezoso se cree más sabio
que siete sabios que saben responder.
17 Meterse en pleitos ajenos
es como agarrar por las orejas a un perro callejero.
18 Como loco que dispara
mortíferas flechas encendidas,
19 es quien engaña a su amigo y explica:
«¡Tan solo estaba bromeando!».
20 Sin leña se apaga el fuego;
sin chismes se acaba el pleito.
21 Con el carbón se hacen brasas, con la leña se prende fuego
y con un pendenciero se inician los pleitos.
22 Los chismes son deliciosos manjares;
penetran hasta lo más íntimo del ser.
23 Como baño de plata[b] sobre vasija de barro
son los labios zalameros de un corazón malvado.
24 El que odia se esconde tras sus palabras,
pero en lo íntimo alberga engaño.
25 No le creas, aunque te hable con dulzura,
porque su corazón está lleno de siete abominaciones.
26 Tal vez disimule con engaños su odio,
pero en la asamblea se descubrirá su maldad.
27 Cava una fosa y en ella caerás;
echa a rodar piedras y te aplastarán.
28 La lengua mentirosa odia a sus víctimas;
la boca lisonjera lleva a la ruina.
27 No te jactes del día de mañana,
porque no sabes lo que el día traerá.
2 No te jactes de ti mismo;
que sean otros los que te alaben.
3 Pesada es la piedra y pesada es la arena,
pero más pesada aún es la ira del necio.
4 Cruel es la furia y arrolladora la ira,
pero ¿quién puede enfrentarse a los celos?
5 Más vale ser reprendido con franqueza
que ser amado en secreto.
6 Más confiable es el amigo que hiere
que los abundantes besos del enemigo.
7 Al que no tiene hambre, hasta la miel lo empalaga;
al hambriento, hasta lo amargo le es dulce.
8 Como ave que se aleja del nido
es el hombre que se aleja del hogar.
9 El perfume y el incienso alegran el corazón;
la dulzura de un amigo
proviene de su consejo sincero.
10 No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre;
ni vayas a la casa de tu hermano el día que tengas una desgracia.
Más vale vecino cercano que hermano distante.
11 Hijo mío, sé sabio y alegra mi corazón;
así podré responder al que me desprecie.
12 El prudente ve el peligro y busca refugio;
el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias.
13 Toma la prenda del que salga fiador por un extraño;
retenla en garantía si la da en favor de desconocidos.
14 La mejor bendición se juzga como maldición
si se da a gritos y de madrugada.
15 La mujer pendenciera es gotera constante
en un día lluvioso.
16 Quien la domine podrá dominar el viento
y retener[c] aceite en la mano derecha.
17 El hierro se afila con el hierro
y el hombre en el trato con el hombre.
18 El que cuida de la higuera comerá de sus higos
y el que vela por su amo recibirá honores.
19 El agua refleja el rostro;
el corazón refleja la persona.
21 En el crisol se prueba la plata
y en el horno se prueba el oro;
ante las alabanzas, el pueblo.
22 Aunque al necio lo muelas, lo remuelas
y lo machaques como al grano,
no le quitarás la necedad.
23 Asegúrate de saber cómo está tu ganado;
cuida mucho de tus rebaños;
24 pues las riquezas no son eternas
ni la corona está siempre segura.
25 Cuando se limpien los campos y brote el verdor
y en los montes se recoja la hierba,
26 las ovejas te darán para el vestido
y las cabras para comprar un campo;
27 tendrás leche de cabra en abundancia
para que se alimenten tú, tu familia,
y tus criadas.
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