Marcos 5:21-43
Reina-Valera 1995
La hija de Jairo, y la mujer con flujo de sangre(A)
21 Al pasar otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió a su alrededor una gran multitud; y él estaba junto al mar. 22 Y vino un alto dignatario de la sinagoga, llamado Jairo. Al verlo, se postró a sus pies, 23 y le rogaba mucho, diciendo:
—Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y viva.
24 Fue, pues, con él, y lo seguía una gran multitud, y lo apretaban. 25 Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, 26 y había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía y de nada le había servido, antes le iba peor, 27 cuando oyó hablar de Jesús se acercó por detrás entre la multitud y tocó su manto, 28 porque decía: «Si toco tan sólo su manto, seré salva.» 29 Inmediatamente la fuente de su sangre se secó, y sintió en el cuerpo que estaba sana de su azote. 30 Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, preguntó:
—¿Quién ha tocado mis vestidos?
31 Sus discípulos le dijeron:
—Ves que la multitud te aprieta, y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”
32 Pero él miraba alrededor para ver quién lo había hecho. 33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él y le dijo toda la verdad.
34 Él le dijo:
—Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda sana de tu enfermedad.
35 Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del alto dignatario de la sinagoga, diciendo:
—Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas más al Maestro?
36 Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al alto dignatario de la sinagoga:
—No temas, cree solamente.
37 Y no permitió que lo siguiera nadie sino Pedro, Jacobo y Juan, hermano de Jacobo. 38 Vino a casa del alto dignatario de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. 39 Entró y les dijo:
—¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino dormida.
40 Y se burlaban de él. Pero él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña. 41 Tomó la mano de la niña y le dijo:
—¡Talita cumi! (que significa: “Niña, a ti te digo, levántate”).
42 Inmediatamente la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y la gente se llenó de asombro. 43 Pero él les insistió en que nadie lo supiera, y dijo que dieran de comer a la niña.
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